miércoles, 29 de julio de 2009

Tomando decisiones.

Más de un vez hemos estado en encrucijadas personales y colectivas como pueblo,
-ya lo hemos dicho-; muchas veces nos hemos enfrentado a la necesidad de tomar una decisión, y lo hemos hecho, o simplemente, mas de una vez también, lo hemos postergado, en una actitud de "a ver que sucede"...
A estas alturas, en medio de estas sencillas y humildes reflexiones que hemos hecho, podemos dejar ver que ese "a ver que sucede", nos ha guiado a una especie de juego de azar, en un ensayo y error, con la esperanza, casi que certeza inocente, que será eso suficiente para "enmendar" las cosas. (...por cierto, siempre hablamos en esos términos, como si algo nunca nos "cuadrara" sobre nosotros o nuestro país...)

La inmensa cantidad de opciones "políticas" que se abren hoy en día ante nosotros, parecieran motivo de vértigo: mas de uno afirmará que dentro del movimiento "socialista-izquierdista y más allá de no se donde", existen varias opciones, aunque el ciudadano presidente las niegue; otros afirman que en la "oposición, u oposicionismo en extremo desespero", -según se vea el grado de reacción alérgica a lo que hace el otro bando-, es la mejor opción. habláblamos igualmente de aquellos "ni pa´ca -ni pa ´llá", que ante la falta de una mejor opción, prefieren quedarse quietos y esperar.

(Por cierto, no se molesten por la manera en que describo esas tendencias; ¡eso seria intolerancia!; seánlo eso si, si llegara a meterme con Venezuela y la venezolanidad, o con la constitución...)

Volviendo al punto, algunos pueden afirmar que, incluso, no hay opciones, y sólo un camino, marcado por la actual gestión gubernamental, o por el contrario, por una insubordinación a la ley, que yo en lo particular censuro y reniego.

En definitiva, ante este panorama, no es fácil decidir. ¡Ni siquiera el reconocer que debe ser tomada una decisión es sencillo!.
Aunque no les parezca, la reflexión de este momento no es sobre que elegir; mas bien se trata sobre como y con que elegir, independientemente de lo que se decida, claro. Como venezolanos que somos, esto representa el quid del asunto!.

Una vez más, el truco es partir de lo sencillo; es un poco como apelar a los instintos "políticos" naturales, que nos permitan discernir lo correcto. Nos encontraremos entonces mas de un camino posible a seguir, pero lo básico viene en nuestro auxilio para: 1.- Recordar que la constitución es nuestra alma escrita y punto de partida para todo. 2.- Que hemos establecido como orden de valores inmutables a Dios, a la justicia y al concepto de pueblo, en ese orden. Es similar a lo que hacemos como individuos: si no partimos de un piso fundamental y solido, ante cualquier andanza, temblaremos, y sucumbiremos ante las dudas y los miedos. Por eso es que tenemos valores, que resultan imposibles de cuestionar ante cualquier nuevo escenario. Fallaremos en ocasiones, pero triunfaremos en el conjunto de la experiencia de crecer y vivir, porque nos hemos aferrado a esos valores fundamentales.

Es como comer: Cada uno trata de comer de acuerdo a lo que entiende o decide que es agradable o saludable, diferenciandose a veces de otros grupos ( vegetarianos, o lo que sea), pero al final , ¡todos estamos de acuerdo en que hay que comer!.
Bueno, así puede ser el tratamiento a los asuntos de la nación: TODOS debemos estar de acuerdo en que hay que conciliar una solución, y aferrarse a ella, ejecutandola de acuerdo a una plantificación colectiva basada exclusivamente en la constitución.

No estoy hablando de que todos seamos iguales como si de una colonia de hormigas se tratara ( en realidad hasta entre ella hay diferencias...); tampoco se trata de "aplanar" la conciencia de todos para decir como autómatas que somos venezolanos, -o peor, algún tipo de venezolanos diseñados por alguien o por una minoría-. Vemos que el asunto no es tan sencillo. Se trata, recuerdenlo, de vivir con independencia, como individuos, solo que concientes y comprometidos con nuestras labores colectivas y con las leyes que ello implica.

Hay una esencia en la que no podemos andarnos con medias tintas. debe haber un básico; un "hasta aquí podemos llegar", porque de lo contrario, eventualmente cualquier distorsión podría ser aceptada en harás de una supuesta libertad total ( que no existe a menos que te vayas por el camino del demonio), y con ello tolerar lo que no es tolerable.

Sabemos lo que esta mal y como corregirlo. el asunto es decidir a hacerlo como nación, dialogando y aceptando acuerdos y cediendo en lo postergable, como decíamos hace un tiempo, para entonces, allí si, como colectivo sintonizado con una sola realidad, avanzar sin mas contratiempos.
Soy de la opinión que no existen las criticas "constructivas"; todas son "destructivas". Lo que queda es aceptar que existen "zonas de mejoras", que con ese consenso ya citado, se pueden pulir.
Es crucial aceptar que debemos tener un piso y un cielo, y que todo lo que este entre ellos, sera entramado mediante la constitución y las leyes. Por eso insisto tanto en la piedra angular como colectivo: que somos venezolanos, y que ello conlleva una característica única a la que no debemos renunciar, y a la que la mayoría, se amoldara. Los que no, deberán reevaluar como lo hemos mencionado, su permanencia o pertenencia a este grupo social que llamamos Venezuela.

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