viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Felices fiestas, amigos y compatriotas!

Imposible llegar a estas fechas y no desearles lo mejor en las experiencias que el próximo años vivan. ¡Dios los guíe!

Venezuela, por enésima vez, está viviendo una navidad politizada.

A los que le celebran al ciudadano presidente todo lo que ha hecho en 12 años, mis felicitaciones por este ambiente logrado.

A los que adversan hasta morir al ciudadano presidente, llegue una mano en el hombro para ellos, y mis deseos de que no mueran de la calentura.

A los que aspiran más que los dos bandos anteriores, mis sinceros votos para que logren la calma y comprensión tan necesarias para aguardar en paz por los siguientes pasos constitucionales que en nuestro crecimiento como nación cohesionada en espíritu y personalidad necesitamos dar.

Los tiempos donde los lideres-“muletas” no serán necesarios, llegarán.

Les digo que vivir en Venezuela es un privilegio; aún en nuestras vidas llegará el momento en que podremos rememorar y enorgullecernos por el país que construiremos. Todo lo ocurrido hasta ahora, saben ustedes que eran los necesarios pasos previos. Lo grande por ocurrir, y los grandes por llevarlo a cabo, indistinguibles entre todos los venezolanos decididos trabajar y superarse, tendrán su turno para enaltecer nuestros sueños, el ideal bolivariano y nuestra venezolanidad. Solo dejen que los “sin rumbo” se estrellen, y en su reflexión, se unan con humildad a nuestra meta nacional, o se aparten para siempre.

Para todos amigos, mis mejores deseos. Independientemente de sus creencias, el buen ánimo es “excusa” maravillosa para acercarnos y ser mas humanos y sinceros. ¡Dios es grande!

Un repaso a los requisitos mínimos para la buena Venezuela.

-Hagamos una abstracción y no pensemos en políticos. No pensemos en presidentes ni funcionarios en ejercicio. Imaginemos por un momento que nosotros tenemos el control del destino nacional, y que ello nos hace totalmente conscientes de que el país de nuestros hijos y nietos pasa por nuestras manos y por las decisiones que tomemos ahora.

Supongamos que los políticos nos hicieran caso y sintieran temor por nuestra férrea voluntad soberana-

-Imaginemos también que logramos “encarrilar” a los políticos, y a sus desempeños en los cargos públicos de elección popular, como aquellos empleados o contratados por concurso de credenciales y otras selecciones legales, donde solo vemos llegar gente, -ciudadanos-, con una “mística” de trabajo y servicio al prójimo-

-Visualicen que no existe un líder de esos que terminan arrastrando todo hacia sus alrededores; cuando más, algunos moderadores, dispuesto todos ellos a ceder las funciones a otros-

-Concibamos ahora un escenario donde la mayoría, en calma, acuerda importantes decisiones, mientras que las minorías en contra, aceptan voluntariamente someterse en todo caso a los preceptos constitucionales que nos identifican como venezolanos y que todos por igual cultivamos por estar resguardados de cualquier injusticia-

-Finalmente, imaginemos que lo peor ya ha pasado, y lo que queda por delante en nuestro horizonte, es construir-

Este último punto es importante definirlo aunque sea de manera general, y lo hemos comenzado a hacer cuando hemos hablado de estrategias y planificación, en varias entradas del blog, pues necesitaremos hacer un balance realista de los que nos quedó, de lo que tendremos disponible en lo inmediato, y de lo que necesitamos para cada etapa sucesiva a futuro, en términos de mediano y largo plazo. Debemos generar una estructura de control para cada paso por cierto, que sea claro como el cristal. En ese estamos de acuerdo, supongo.

Ciertamente hay decisiones que al día de hoy, serán tomadas por el presidente y no por el colectivo que somos todos. Mientras, el resto de los poderes públicos mantendrán la misma línea complaciente en general, por lo que no hemos de esperar cambios en eso. Recodemos que ese colectivo del que hablamos, y del cual somos parte, lógicamente, debe estar equilibrado, con sus voceros y estrategas tomados de cada sector social con capacidad efectiva y preparación, así como conocimiento real para desarrollar las metas y acciones a seguir, al tiempo que escuchan a los que no están preparados para ello, y cuyas necesidades y planteamientos deben estar integradas plenamente en ese desarrollo estratégico que aspiramos para todos los que elijan trabajar.

Necesariamente, pasar de un régimen “presidencialista” a uno “colectivista”, llevará tiempo y no menos de una discusión acalorada. Deslastrarnos de conceptos socialistas, comunistas o democráticos estilo cúpulas dominantes, llevará no poco esfuerzo.

Aunque estas palabras las leerán más de un amigo que no es venezolano o que no vive aquí, no por ello debo ocultar nuestra tremenda incapacidad, más bien negligencia suprema, para aprovechar con cordura los vastos recursos económicos a nuestra disposición, en clara afirmación de aquella idea que dice que los recursos económicos solo son aprovechados en la misma proporción que existen recursos humanos efectivos controlándolos.

Podríamos sentir consuelo al saber que muchos otros países petroleros y monoproductores, tienen el mismo problema, pero en verdad, eso no es excusa para que nosotros, que somos muy autocríticos, -incluso muchas veces con extrema dureza-, pero no por ello incapaces hasta hoy y por lo menos hasta el 2012 para las presidenciales, o 2014-2015 para la asamblea, de convertir la crítica en un camino de correcciones continuas, hacia lo prospero. Los últimos 12 años han sido un buen ejercicio, por los múltiples aspectos positivos y negativos involucrados, pero necesitamos enseriarnos e irnos con decisión a la construcción de lo que queremos.

Creo que estamos de acuerdo desde hace tiempo sobre el cómo y el por qué debemos establecer una imagen de lo que deseamos como nación venezolana; eso es fundamental, pues por allí comienza cualquier voluntad para esforzarse y sacrificarse. En la medida en que esté claro eso como visión en el colectivo, más difícil será que algún “particular” pueda “vendernos” imágenes de “atajos” idílicos, pero no verificables en la realidad hasta que es muy tarde.

Insisto: un decálogo básico de arranque es necesario para estructurar físicamente lo que hemos guardado en nuestros corazones; uno como el que redactamos hace un tiempo (21-5-2010) que constituye un ejemplo sencillo de la dirección que todos previa consulta, podemos tomar; permítanme traerlo nuevamente, adaptado al presente escrito:

1.-No podemos hacer nada fuera de la constitución y la venezolanidad manifiesta en ella, por tanto, nuestra máxima meta es el bienestar colectivo mediante los más altos valores individuales del hombre/mujer de Venezuela: Dios, amor, honor bolivariano, verdad libertaria y justicia nacional, con dos ideas básicas desde todo comienzo:

I.- Dios, Justicia y pueblo;

II.- ¡Las leyes son para cumplirlas!

2.- “No puede gastarse dos Bolívares y prestar otro adicional, si no se tiene más que un Bolívar disponible para pagar”. Debido a nuestros abundantes ingresos petroleros, estos serán los únicos proveedores de “crédito” para nuestros planes nacionales de desarrollo, sin que ello signifique bajo ningún termino convencional, gastar más de la mitad de dicho ingreso en ello, guardando el resto para posibles etapas sucesivas o extraordinarias, lo cual incluirá guardar para la próxima generación de venezolanos

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3.- Sólo el gasto social racionalmente necesario y el de desarrollo técnico industrial nacional, puede justificar inversión sin ganancia monetaria neta, a condición de que no viole el segundo postulado. Con ello se ejercerá la verdadera soberanía alimentaria, medica, electrónica y metalmecánica básica, estimulando y propiciando el diseño y la producción nacional autóctona, con el consecuente fortalecimiento de la autoestima como nación, siguiendo la estrategia nacional y de consenso diseñada.

4.-Unicamente al satisfacerse adecuadamente los cuatro pilares básicos venezolanos de la estabilidad socio familiar (salud, educación, seguridad laboral y jurídica), se podrá considerar el invertir u obsequiar recursos en el extranjero con fines humanitarios y de desarrollo, fuera de los acuerdos legalmente ya suscritos por la nación, y tomados en cuenta por la misma constitución.

5.-Cada hombre o mujer relacionada con la administración pública, responsable de una o más delitos y/o penurias colectivas o individuales en nuestro territorio, una vez debidamente juzgado, se le registrará públicamente su acción e identidad, para nunca ser olvidada.

6.-Nadie podrá pasar necesidad en los cuatro pilares básicos, al estar amparada ésta por los derechos humanos suscritos por la nación, para lo cual también el estado asistirá y garantizará la manera en que esa persona asistida pueda compensar al colectivo, mediante su voluntario y valioso aporte laboral.

7.- Ante la injusticia y culpabilidad del colectivo en el manejo de la nación durante las últimas 7 décadas, una gran etapa de amnistía nacional será aplicada, exceptuando a aquellos cuyas acciones implicaran la muerte comprobada y premeditada de otros, o la dilapidación de extraordinarios recursos económicos.

8.-Todo menor de 18 estudiará así trabaje, y todo mayor de 18 trabajará así estudie, salvo los casos excepcionales establecidos por las leyes.

9.-Los trabajos relacionados a las labores de Medicina/salubridad policía/defensa, educación y judiciales, implicados a su vez estratégicamente con los cuatro pilares mencionados, serán los mejores remunerados, fiscalizados y reconocidos, desde el mismo momento en que comience el proceso de estabilización nacional.

Todo individuo tomado prestado para la administración pública, se le garantizará su reinserción exitosa al campo no político nacional, una vez terminada su función, a fin de evitarle “tentaciones de hurto y corrupción” durante su labor publica. Su disponibilidad a la orden de los consejos nacionales de asesoramiento a crear en el futuro, será una de las recompensas para algunos de los más destacados individuos observados en estas y otras disciplinas fundamentales de la sociedad venezolana.

10.-Ningún cambio constitucional tendrá efecto hasta el siguiente periodo de gobierno, donde su influencia sobre los proponentes no sea mayor que para el resto de la población.

Más adelante quizás podría ser recomendable alguna medida que permitiera a todo funcionario público, igual que diputados, alcaldes, gobernadores y presidente, demostrar su correcto y honroso desempeño, para lo cual voluntariamente, aparte de no aceptar otro cargo público durante ese periodo, entregaría su pasaporte y se comprometería a no salir del país hasta tanto, se le verifique su patrimonio y actuar público, lo cual debería cubrir un periodo no mayor de seis meses, en una administración eficiente. Posterior a esto, el reconocimiento público por su intachable labor, es necesario.

Una revisión exhaustiva de todos los acuerdos internacionales (bilaterales o multilaterales) firmados y en vigor por todos los gobiernos es necesaria. Tanto por lo menos como la ratificación de nuestras fronteras y de los reclamos que por motivo de ellas tengamos sobre nuestros vecinos.

Conforme estas cosas se vayan logrando, nuestro peso político a nivel internacional irá creciendo, con lo cual deberemos ir asumiendo responsablemente ese rol.

Educación; aprender a exigirle a los funcionarios públicos un buen desempeño y su atención permanente a lo que requiere el colectivo representado, así como los resultados de cada labor emprendida para cubrir esas necesidades.

Esfuerzo: No tanto para sobrevivir en medio de la negligencia de los gobiernos que no cubren efectivamente las necesidades, sino para hacerle ese seguimiento requerido por los políticos. No será fácil. No tenemos la cultura de ello, aunque la experiencia de los últimos 10 años ha servido de manera significativa.

Humildad: Porque todos somos responsables por el país que tenemos, un salto hacia la paz pasa necesariamente por la expresión de la humildad, y todas sus implicaciones personales, familiares y sociales.

Credulidad: creer que en verdad se puede. Creer que en verdad mirar hacia adelante, y mirar hacia allá, implica dar un paso a la vez, con un pequeño logro seguro en cada ocasión, de allí la necesidad de la persistencia, de la planificación, y de la unidad con la venezolanidad como bandera.

Estrategia: necesaria como el aire. Clara como ésta, y “respirada” por todos, por igual.

Un paso a la vez: Hay que dejar claro que cada paso ejecutado, garantiza una marcha sostenida en el tiempo. Procurar hacer todo a la vez, es como dar un salto y quedarse plantado allí mismo. Por esto último es que las burocracias crecen sin control e incrementan su ineficiencia: un funcionario dando un paso, de mil, logra más que mil funcionarios dando todos los pasos a la vez. Por eso la burocracia venezolana no funciona. No se requiere más gente, sino mas control ético, estratégico y jurídico, sobre cada paso dado.

Ese es el tipo de paso que si llevan a buen destino.

Presidencia: Un mandatario normal, que inspire respeto por su correcto actuar, capaz de hablar con la verdad a todos, incapaz de ocultar lo que pasa, y dispuesto cuando lo requiera, a reconocer que necesita ayuda para cumplir lo necesario para mejorar. Un presidente decidido a renunciar tan pronto detecte que su trabajo no está rindiendo frutos, pero también resuelto a señalar cada error y cada individuo involucrado en las fallas. En definitiva, un tipo capaz de decirle a los funcionarios subalternos y electos, como a la gente, que si no cumplimos la venezolanidad, la constitución y las leyes, estaremos fritos.

No se detiene a justificar su humildad, ni su austeridad a la hora de no gastar los dineros públicos en cosas que no beneficien al colectivo. Su guardarropa no sería mayor que el de un ciudadano promedio, y reprocharía a cualquier funcionario que actúe en contra de la moral republicana en este sentido. Por ello se aleja de otorgar cualquier “favor” especial.

No temerá decirnos cuando está rodeado de intereses políticos y económicos ajenos a lo que ofreció en campaña, que pudieran arrastrarnos a todos al fracaso y que necesita por tanto de nuestra contraloría para evitarlo; tampoco temerá exigir el tiempo que como cabeza de familia, -si fuera el caso-, requeriría, a fin de mantener su rol como padre, su entorno y su salud emocional, como cualquier ciudadano normal. Desde el principio, dejará claro que aborrece a los zalameros y jaladores de testículos, a quienes no dudará en identificar y alejar; no temerá denunciar cuando algunos le estén pidiendo favores por el apoyo electoral ofrecido. Nos dirá sin pelos en la lengua cuando algún factor externo a la nación, pretenda desviarnos de nuestra venezolanidad en aras de la hipocresía diplomática. Trabajará como lo que es: un servidor público. Se esmerará en preparar el terreno para un buen desempeño del próximo que llegue a la presidencia.

No nos pondrá la mano en el hombro como el jefe que se lleva bien con sus empleados; más bien se dejará poner la mano del colectivo en el hombro, en clara sumisión al mandato de la sociedad republicana.

En resumen, será un venezolano (hombre o mujer) llamado al puesto, y no un político que se sacó el premio.

No esperen queridos compatriotas, que la receta para mejorar sea mucho más larga que esta; lo básico es también lo más difícil de lograr; por eso les he hablado insistentemente sobre la revolución que de por si constituiría el que decidiéramos cumplir con la constitución y las leyes, todos por igual.

Por eso las leyes son lo que son; por su “horizontalidad” para ser aplicada sobre todos por igual, en una teoría que debemos llevar pronta y rigurosamente a la práctica.

Por lo mismo es que las ideas básicas, en apariencia “asépticas”, como la del ideal de la venezolanidad, pueden tener éxito sobre otros paradigmas elaborados, más parecidos a convenientes adoctrinamientos antinaturales que otra cosa. Espero estar siendo claro en este punto, amigos míos. Lo que no agrede la susceptibilidad, por saberse aplicado a todos, es más fácil de digerir y practicar.

El pasado solo es tolerable cuando sus lecciones iluminan lo que forjamos en el presente; si de alguna manera los eventos del pasado siguen arrastrándose como excremento fresco de perro pegado al zapato, el presente es maloliente e incomodo; no nos deja pensar, organizarnos, planificar y construir milímetro a milímetro los futuros que deseamos.

Límpienle los zapatos al presente y no culpen al perro; continuemos caminando.

martes, 21 de diciembre de 2010

El Sr. Larry Palmer: Cuando los EEUU ponen una piedra en el zapato (y nosotros gustosos la pisamos).

Permítanme respetuosamente recordarles un hecho irrefutable: Independientemente de su intensión o simple descuido, o de que sean falsas o ciertas dichas opiniones, el Sr. Palmer emitió juicios de valor en los que se ponen en duda la integridad de nuestras fuerzas armadas. Sus palabras tuvieron un carácter beligerante, mas allá de lo que un embajador debe decir, y menos aún sabiendo que es el elegido para tal función en el país hacia donde van dirigidos sus comentarios.

Quizás fue un error; quizás fue un simple opinar humano, pero no por ello, ante una falta de rectificación pública, o una disculpa formal por lo dicho, de parte de EEUU, es poco recomendable que en esta situación, el estado venezolano acepte sin reclamar, a este respetable ciudadano estadounidense como embajador en nuestro país.

Podemos aceptar a otro; no deberíamos tener problema en ello.

Este lo considero por cierto, uno de esos escenarios donde los venezolanos confundimos el papel del estado con el del gobierno, y este último se confunde a propósito con el primero, cayendo fatalmente en una mezcla que corroe al país, en cuanto los bandos políticos se atacan mutuamente, se acusan y se denuncian.

El Resultado: Venezuela pierde.

Mejor es apoyar la precaución, al mismo tiempo que el respeto a la autodeterminación de los pueblos, a su soberanía, y en este caso, al derecho de las partes a rechazar a un funcionario diplomático cualquiera, donde el dialogo no necesariamente publico entre ambas naciones, logre prontamente la aparición de acuerdos de dialogo y de tratos constructivos mutuos.

No es necesario que se caiga en descalificar una parte a la otra. Basta con que se respeten en los términos básicos del mundillo diplomático, pero sobre todo, que cada uno busque comprender la idiosincrasia del otro, y en función de ello, y no de la improvisación verbal de las partes, se llegue a mejores entendimientos.

EEUU debe respetar nuestra decisión soberana, como nosotros las de ellos; deben reconocer que el Sr. Palmer emitió juicios innecesarios sobre la integridad de nuestra FFAA, y debido a esto, sin que nadie por ello dude de la integridad como persona del señor Palmer, ni de su habilidad profesional en estos menesteres, es recomendable presentar a otro candidato como muestra de buena voluntad hacia el vecino que somos.

El Sr. Palmer se equivocó.

Nosotros nos hemos equivocado también en algunas oportunidades. El mismo presidente H. Chávez, entre sus muchas improvisaciones y ataques hasta obscenos en contra de esa nación, acusó en una oportunidad, (estando él de visita en la ONU, en suelo de los EEUU), al mismísimo presidente estadounidense Bush hijo, de alcohólico, sin contar que ha insinuado su condición “demoniaca”.

Mejor es que pasemos la página.

Nadie está libre de pecados como para lanzar la primera piedra.

No actuemos entonces como los tales.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Repasando aquello de las causas y consecuencias.

(A propósito de las declaraciones de varios ex gobernantes latinoamericanos, de los odios existentes, y de aquellos que aman o adversar a Hugo Chávez en Venezuela)

Leía recientemente los comentarios emitidos por José Ma. Aznar, Álvaro Uribe y otras personalidades políticas latinoamericanas, durante un evento celebrado en Chile. A medida que me desplazaba por las ideas y opiniones expresadas sobre Hugo Chávez, resultaba obvio que este personaje era el denominador común a través del cual pareciera quererse minimizar las expresiones distintas al statu quo occidental, y para ello se reduce hasta lo invisible los logros, mientras las fallas se magnifican hasta el firmamento. Con esto en mente, me volvía a preguntar qué tanto en realidad los latinoamericanos, o más en concreto, los suramericanos, mantenemos esa especie de rigidez mental que nos aleja de las evaluaciones descarnadas y sin pasiones, que mas bien trabajan en función de la relación causa efecto, y no de los acontecimientos aparentemente aislados que conforman la historia de nuestros países.

No quiero detenerme mucho en las sandeces expresadas por el reciente premio nobel de literatura peruano, o por aquel desencajado y fuera de la realidad Aznar, expresando hasta la envidia que el presidente Clinton sentía por este ultimo.

En mi opinión, -y sin el permiso de los españoles-, Aznar representa el éter, el vacio producido entre dos etapas históricas de la España contemporánea, donde se comenzó la transición desde ese materialismo rancio, hacia una política menos insensible pero aun arrastrada por los deseos de liderazgo mundial que acoge España en su corazón.

En fin, Suramérica; nuestro gran continente, es el objetivo de esta reflexión sencilla, humilde, e imperfecta. Necesariamente requeriré de ustedes para refinarla.

Comencemos con una simple pregunta:

¿Hugo Chávez que representa?

No, no representa al diablo, como dicen los que llamo yo, oposicionistas, ni a la negligencia que cabalga sobre todos nosotros; tampoco representa un accidente del destino, ni una confabulación contra los valores del hombre venezolano o latinoamericano.

Nada que ver con esos escenarios apocalípticos, dibujados por los derechistas y puristas que asocian la bonanza y la prosperidad, al dinero, a Wall Street, y a la globalización, con los pobres y desamparados como daño colateral indeseado pero siempre tolerado.

Obviamente, tampoco les voy a decir que es santo de mi devoción, o el presidente que resulta, aún espero, ni mucho menos mi líder, ni mi comandante, (ya les he dicho que yo no bajo la cabeza ante ningún hombre, y más aún cuando me ha demostrado un cambio de dirección tan impredecible como el de una veleta en medio de un huracán. Muy lejos de aquel que esperé para ser un mandatario apegado a la constitución, con la venezolanidad en sus arterias, cerebro y corazón)

En definitiva, Chávez es un hombre más, aunque en una situación muy particular, producto de un colectivo sin una brújula orientada por el “magnetismo” de la venezolanidad. Causa-efecto. Recuérdenlo.

Estoy seguro que hemos tocado el tema anteriormente; se que les he dicho que el Chávez que gobierna en Venezuela, como los cientos de “Chávez” que pudieron tomar su lugar, al igual que en Bolivia muchos “Evos”, o en argentina varios “Kirchner”, y así sucesivamente, son producto de los desatinos de la mezcla de amor/odio entre la derecha y la izquierda latinoamericana, que durante décadas, solo supo maldecirse y servir de carne de cañón, en medio de la injusticia más absoluta, a las superpotencias del momento. Desde Cuba, pasando por las democracias venezolanas y colombianas, deteniéndonos en las dictaduras chilenas, argentinas y brasileñas, todos actuaron como tontos útiles para sus propios beneficios, cuyas consecuencias finalmente, mezcladas sin control, ofrecen paradogicamente ahora, una posibilidad real de crecimiento, de definición y de crecimiento, distinto a los paradigmas que solo inyectan ilusiones y producen dineros a sectores particulares que a su vez, manejan el poder a su antojo. Triste parapeto vivido en tierra de libertadores, que nos hace actuar eso si, como títeres movidos por la estupidez autóctona, criolla, y nacional.

Somos gigantes dormidos; Somos tierra de extraordinarias posibilidades, desde México hasta Argentina y Chile. Un emocionante futuro de éxito nos espera, pese a todo.

Les voy a decir ahora una cosa, hablando de Venezuela en concreto, aunque con distintos nombres se aplicaría igualmente a otros países hermanos: Si entendemos a la vieja forma de hacer política como aquello a lo que denominamos oposicionismo, que vive aún en nuestros días, entonces resulta que ésta de Chávez, es el padre.

Veámoslo así; estoy seguro que me explicaré mejor: el oposicionismo es aquel joven que siendo padre hoy en día, no quiere reconocer la paternidad sobre ese hijo, por la responsabilidad e impacto que esto ha supuesto sobre su propia vida cómoda y desenfadada. (Es decir: El es consecuencia directa de la mala e irresponsable política practicada hasta entonces. Lo establecimos como hecho cierto hace un tiempo)

Por el otro lado, como contraposición que llega a ejecutar una especie de balance, tenemos que eso que denominamos oposición sucesora, hacia donde estamos mirando y esperando, ya que no esta identificada, modelada ni representada de modo alguno (es decir, no se ha materializado-concretado), es como otro joven que no siendo el padre de la criatura, quizás busca establece una relación con la madre (Venezuela) de este hijo, debiendo encontrar un equilibrio entre el respeto que supondrá vivir con el, al convertir el sentimiento que lo une a la madre de éste, en una relación formal y de convivencia bajo un mismo techo.

Cosas cotidianas que explican cosas nacionales.

Estemos claros en que una nación consciente de su destino como comunidad organizada, no tiene por qué tener estructuras políticas colisionando entre si, que puedan resultar en un antagonismo desgastante y hasta desestabilizante; de allí deriva una de las imágenes más intensas y difíciles de conseguir en el ideal democrático: la selección entre las alternativas, por elección simple y sensata, luego de la exposición de motivos de rigor.

Las diferencias de criterios son naturales; los odios también lo son entre los humanos, y la intolerancia se siembra con facilidad extrema entre nosotros. El esfuerzo para buscar el bien, es necesario hacerlo. No lo duden. No vendrá solo.

Escuchar a las minorías solo es posible donde la tolerancia existe, y donde el colectivo que resulta de la unión de minorías y mayorías, aceptan guardar en sagrado lugar, los principios básicos, que no pueden ser distorsionados ni enmendados a favor de momentos sociales o políticos, en tiempos de "cabezas calientes".

Queda en el aire la necesidad de cohesionar lo mejor de todo lo que hemos visto y vivido en el país, al tiempo que desechamos todo lo que ha hecho lastre muerto y enfermizo entre nuestra colectividad.

No perdamos el tiempo como esos políticos latinoamericanos, que centran su centimetraje en prensa a través de las descalificaciones a terceros, sin ni siquiera considerar el origen de todo, del que a veces ellos mismos incluso, fueron corresponsables. Fácil es criticar sin dar una solución por delante, y menos aún si esta solución implica desprenderse de beneficios y de estatus. Triste mediocridad en los hombres. Aún en los mas ilustres.

Tengamos cuidado en no perder energías masticando, como les decía hace poco, piedras.

No caigamos en eso fútiles laberintos de la política clásica, que no va con Surámerica y su grandioso destino frente al mundo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hasta 2 millones afectados; 120.000 casas dañadas; el peor invierno recordado. Emergencia declarada. País: Colombia; ley habilitante: Ninguna.

Ante todo, nuestra solidaridad para el sufrimiento que no tiene fronteras.

No digo que unas horas después de publicar esta entrada del blog, el gobierno colombiano no despliegue una similar herramienta política como la que nuestro gobierno ha utilizado, aunque admito que desconozco si su constitución lo permite; sin embargo, los datos que llegan desde Colombia hacen imposible no comparar la situación, los involucrados, los recursos económicos disponibles en cada nación y la manera en que respectivamente, se atiende y soluciona el asunto. Esto último pertenece mas al terreno de las especulaciones, puesto que al estar los acontecimientos en desarrollo, las soluciones a largo plazo entran más bien en el terreno de promesas y ofrecimientos que tanto endulzan y convencen a la gente.

Aclaremos que Colombia tiene mucha más población que nosotros, en un territorio más grande, pero con ingresos nacionales inferiores a los nuestros. Poseen una capacidad de producción industrial mayor que la nuestra; la integración de gobierno es superior a la de nosotros; poseen también mayores índices de pobreza e injusticia social.

-Por eso mucho de sus compatriotas más pobres terminan atravesando sin problemas la frontera entre ambas naciones, a probar fortuna en Venezuela-.

En definitiva, Colombia pareciera hacer más con menos recursos, sin incluir que continuamente cojea por el cáncer guerrillero que en su cuerpo se mantiene aun.

Yo me limito a hacer una pregunta, que de contestarla nuestro gobierno, dejaría muy claro el panorama sobre sus intensiones y la efectividad que podemos esperar de ello.

¿Cómo Colombia logra atender a su gente en problemas sin que su presidente necesite leyes dictatoriales por 18 meses?

Digo “dictatoriales” en el buen sentido, claro: El presidente dicta las leyes. Punto.

La ley habilitante tiene el potencial de permitir que cosas buenas ocurran. No sé si serán buenas para Venezuela, o para el presidente y su destino político, pero eso tendremos que evaluarlo ahora que está habilitado como dictador (en el buen sentido de la palabra, ¡ojo!), desde hoy hasta los meses previos a las elecciones del 2012, que dura su habilitante, con lo cual estará preparando el terreno para su reelección o su derrota. Sobre eso no me atrevo a decir mucho, salvo una cosa a los oposicionistas: El presidente podrá bajar hasta un 20 por ciento de popularidad si ellos quieren, pero si el candidato opositor resulta ser un fulano sin lo necesario para inspirar, salido de unas primarias aburridas y prefabricadas, la reelección del ciudadano presidente puede ser un hecho. En esto tiene razón el presidente: la gente no quiere volver al pasado. Preferirá votar, siguiendo aquel refrán, que dice en Venezuela: “Mejor malo conocido que bueno por conocer

Con un barril de petróleo a cerca de 80 dólares no obstante, hay dinero de sobra para seguir jugando a la bonanza, la prosperidad y el futuro épico.

El presidente está habilitado. ¿Lo estamos nosotros también para discernir lo correcto?

Prohibido usar la imagen presidencial.

Esta noticia sé que es vieja (Gaceta Oficial número 39.556 de fecha 19 de noviembre de 2010). En ella se indica: “que la imagen del Presidente de la República conforma parte fundamental del perfil ilustrativo de la institución presidencial nacional, y como tal debe ser empleada bajo controles que permitan la debida identificación, en cuanto al honorable rol del primer mandatario. Consideré que debía dejar pasar el tiempo para ver cómo y por qué reaccionaban los distintos entes públicos y del oposicionismo.

La respuesta en general, -limitada, gris y rápidamente eclipsada por otros asuntos, como es común en la débil capacidad de memoria y retentiva que desplegamos-, fue de aceptación; unos por hipocresía, por aquellas cuestiones de interés político que recomiendan alabar al jefe, y los otros simplemente porque en su obsesión de no ver al presidente en Miraflores, agradecen silenciosamente el “amable” gesto.

En realidad, ¿Se trata de un gesto ético y de justicia?

Yo creo que no.

Me atrevo a afirmarlo de esta manera, primeramente porque la tendencia burocrática en Venezuela ha sido esa, -la de decretar a destiempo, sin una base formal, que justifique la acción o la omisión de no haberlo hecho antes también, cuando fuese el caso-. En esto, para rematar el asunto, de arrancada solo se prohibió el uso de la imagen presidencial en cualquier publicidad no autorizada por la misma secretaria de la presidencia. Luego, para nada se prohibió el uso de la imagen de cualquier otro funcionario público para promocionar a su vez cualquier acto político relacionado con el ejercicio de sus funciones, por lo que, 1: Se deja ver que la intención no está en el adecentamiento de toda la administración nacional, mediante el apego a la norma legal o al ahorro de recursos. 2: Se deja a un lado la obligación que deberían tener también el resto de los funcionarios a la hora de obviar el uso de su propia imagen en la promoción de obras públicas. Por tal motivo, con la ambigüedad dada a la acción en dicho decreto, 3: No se establece sanciones para quienes hagan de su rostro (y no exclusivamente la del presidente), la imagen más impresa, publicada y abusiva en una ciudad o zona de influencia.

La desfachatez llegó a su máxima expresión en este asunto hace rato, pues he visto en varias ocasiones (como seguramente ustedes han tenido oportunidad de hacerlo), la foto de algún alcalde, en un fotomontaje pegado a los lados de una ambulancia que mas que vehículo de emergencia, parecía tráiler de propaganda electoral, y donde el mencionado alcalde salía vestido (también con montaje fotográfico), con una chaqueta de paramédico, mientras que a su lado, pero con imagen más pequeña, fuera de escala grafica, cual “dúo dinámico”, -como el Robín del Batman estadounidense-, al presidente mismo, “casualmente” con la misma chaqueta de paramédico, haciendo más que obvio el fotomontaje y con ello por supuesto, la falta de cualquier ética y respeto a los ciudadanos. Quizás imágenes como estas, vistas por el mismo presidente, lo habrán hecho reflexionar sobre la publicidad negativa que ellas representan

Creo que este tipo de cosas si merecen una discusión en la asamblea nacional. Sería algo práctico, que estimularía la ética y el buen comportamiento. Por supuesto, debido a esto justamente, será tema arrojado al baúl del olvido. Nada más.

Esta distorsión en la publicidad de los gobiernos llegó en la década de los años 90. La sinvergüencería se hizo pública y festejada por todos desde entonces.

Reflexionen. Esta es una de las cosas que debemos cambiar. Un gobierno publica e informa sobre sus obras para que hagamos contraloría social. No para verle la cara al que la hizo, como si en una perpetua y ofensiva campaña electoral nos encontráramos.

Al ciudadano presidente de la republica le insisto respetuosamente que funcionarios con esta actitud irreverente, por todo el país, resultan ser plomo en el ala presidencial, y estiércol en la boca de los venezolanos. El mal sabor y la enfermedad moral están a la orden.

martes, 14 de diciembre de 2010

¿Por qué el miedo a pedir una habilitante para siempre?

¿Por qué el miedo a aceptar lo que se quiere ser?

No, para nada se trata de ironía tampoco en esta ocasión; menos aún es burla, ni irreverencia frente a la figura presidencial.

La cosa es que está acercándose la hora de definirse (por simple lógica: ¡Cada vez pasa más tiempo y queda menos para cualquier cosa que quieran hacer!); un gobierno no puede seguir zigzagueando y reculando, tartamudeando y explicando las explicaciones previas. No puede levantar la bandera del cambio que anuncia para luego bajarla en medio de tecnicismos que no respeta pero si aprovecha hasta la saciedad para justificar en suma, el curso de los acontecimientos que ha caracterizado a estos 12 años.

Esos acontecimientos de la ultima década están denominados por la relación “voluntad de Chávez/colectivo dejándose llevar”, y todas las consecuencias de ello está pesando y presionando como tanque de plomo caliente sobre todos nosotros, sin que se le quiera dar nombre formal al asunto. Una ley habilitante definitiva, hasta el fin del período presidencial actual, le daría nombre indiscutible, y reconocimiento, (“a regaña dientes”), por parte de todos aquellos que como indecisos, aun no han querido señalar a ningún culpable, y preferirían mas bien, buscar otra excusa para continuar la ilusión de todo lo vivido desde Pérez Jiménez.

Hasta ese punto llegamos.

La política distorsionada por las estrategias psicológicas electorales, mezcladas con las mas básicas estrategias militares de la guerra psicológica aprendidas por los castrenses venezolanos ahora en el poder, han llegado al punto mas lejano posible, desde el cual solo queda la peligrosa maniobra, -no deseada por quien lidera generalmente, debido a que la omisión a drede de esa acción, los mantiene en el centro político administrativo del estado como cabezas visibles tras los intereses vigentes-, de hacer de sus mandatos, uno superior, -por la razón que convenga decir-, a lo mandado por la constitución, con sus inevitables consecuencias.

Les sugiero calma y reflexión profunda, analizando lo que se dice y se deja de decir, con extrema ponderación, recordando en todo momento, lo enorme de los ciclos de crecimiento de una nación; de su respirar y los intervalos entre estas.

Estamos en los tiempos en que las partes no reconocen bondades ni virtudes en su bando contrincante, y solo el extremismo mal disfrazado mantiene el ritmo de esta melodía de negación permanente, conveniente y enfermiza.

Quizás solo queda aguardar con corazón resuelto y mente clara en su sentido de venezolanidad a prueba de cuestionamientos, para el momento o la secuencia de momentos en los cuales podremos controlar la situación mediante nuestra expresión civilizada y justa. Permitan que los que hayan de estrellarse, se estrellen; permitan que los que hayan de fanatizarse, se fanaticen y radicalicen hasta lo total. No señalen al que defienda su actuar con excusas y razones siempre ajenas a el. Exclusivamente declaren la venezolanidad y a la justicia incorruptible como única conexión valida entre todos nosotros, capaz de aquietar en el futuro las aguas de la sociedad, y permitir con ello su provecho en un crecimiento real y justamente dimensionado, que ya no seria para nosotros, sino para nuestros hijos.

Una escritura religiosa muy conocida termina diciendo más o menos: “y hasta lo poco que tengas, lo perderás

No sigamos pues, cuidando y atesorando lo ilusorio que no tiene valor, que viste a aquel cuerpo nacional que hemos formado, donde sus pies no tienen relación con sus manos, ni con lo que hacen estas, mientras lo realmente significativo, permanece tendido y olvidado en el suelo, casi ajeno a nuestra capacidad de comprensión.

Si el ciudadano presidente desea una habilitante para enfrentar o aprovechar aquello que con todos sus recursos no puede dominar, nuevamente sin aceptar lo que quiere, pero que no sabe como asumir, solo seamos espectadores en conocimiento de la situación y de las consecuencias; una asamblea nacional gustosa en satisfacer los deseos del presidente, independientemente de las justificaciones, no debe ser motivo de inquietud entre nosotros como colectivo causante de este escenario político. Dejemos que los actores asuman por completo sus papeles en la obra, y que la interacción premeditada de estos den ejecución a ese libreto anónimo y sin nacionalidad que hemos hecho nuestro. Solo no olvidemos el nombre de los actores.

No existe mas daño o bien posible; la etapa presente en la vida de Venezuela esta consumada como tal, y solo vivir dentro de ella y de su inercia es la opción que existe. 12 años son solo una parte indeterminada del total por ejecutarse en este intervalo.

No se angustien; solo aprendan y decidan que es lo importante. Si la mayoría coincidimos en que Dios, la justicia y la venezolanidad hecha pueblo es lo importante, viviremos las consecuencias de esa decisión llevada a la realidad, y no tengo que describírselas para que sientan que esas son queridos compatriotas, las consecuencias que si deseamos vivir.

¿El presidente pide una habilitante?

Se la darán. No importa lo que tengan que hacer.

¿De quien es la cara que aparece en esta moneda que hemos acuñado por 12 años?

Pues entonces…

“Al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios, lo que es de Dios”.

sábado, 11 de diciembre de 2010

www.Noticias 24: Chávez ‘jura y requete jura’ que la oposición “no volverá”

(Publicado el martes 7 de diciembre, 2010)

El artículo que hace referencia a las declaraciones que en un momento dado supuestamente ofreció el ciudadano presidente de la republica en esa fecha, no llama necesariamente a la reflexión por los temas que se trataron, sino por la manera en que se hicieron.

Una vez más, el asunto no es la forma, sino el fondo.

El punto que entonces llama a la reflexión es la contradicción que quizás pareciera graciosa al principio, pero que se vuelve grave y delicada luego, en caso de ser cierta. Cuando el presidente afirma estas cosas, y manifestándolos en términos directos y sin medias tintas:

¿Este declara su desobediencia al mandato constitucional del pueblo como soberano que decide a quien elige para un cargo?

¿El presidente esta jurando en vano?

Sobre lo primero, escribir cualquier afirmación tajante es peligroso, por lo que asumo que el ciudadano presidente quiso decir otra cosa.

En lo segundo, quizás tampoco debería escribir, por la misma razón anterior; digo: ¡Tal vez el presidente se refería a otro tipo de juramento, que nada tiene que ver con el honor y la rectitud de un hombre!

Sería muy triste en definitiva, que estas cosas resultaran ser ciertas, pues constituiría una prueba irrefutable de un aspecto de la indecencia humana, que sin mediar reflexión seria, jura cosas que primero, no puede predecir ni asumirlas con un juramento con Dios de por medio, y segundo, no le correspondería ni siquiera insinuar cosa semejante, dado que la constitución es clara y tajante en este sentido (sobre la libertad del pueblo para seleccionar a sus autoridades).

Simplemente, un mandatario nacional no puede dar ningún ejemplo contra la moral republicana nacional. Ese es el punto.

Puedo entender, sin embargo, al presidente cuando declarara su frustración (quizás malentendida por algunos medios), por ese hipotético escenario donde un opositor a su corriente política, desbaratara dicha estructura sobre la que se sienta y que incluso, “por cosas de la vida”, lograra desempeñarse en sus funciones presidenciales de manera superior y sostenida en el tiempo, en comparación con sus antecesores.

La catástrofe total para quien quiera mantenerse como líder basado en glorias pasadas, es que llegue alguien y lo haga mejor.

(Por eso a veces los tales no quieren irse).

Cuando el presidente ‘jura y requete jura’ que la oposición “no volverá”, está también declarando en contra de aquello donde el mismo participa como protagonista, y que ha devenido en una mayor conciencia política colectiva, que necesariamente hace cuesta arriba cualquier retorno a viejos esquemas políticos, que en mas de un sentido, aun se mantienen, generando las contradicciones y deficiencias que hemos remarcado hasta ahora.

Permítanme darles un ejemplo de lo que trato de explicar, con algo bien cotidiano. Si en mi trabajo, escuchara a un jefe decir que “no permitiría que otro posible jefe como los anteriores volviera a ganar”, tendría que reaccionar en función de varias preguntas personales:

  1. ¿El desempeño de este jefe que vocifera fue superior al del jefe pasado?

  1. Si el próximo jefe va a llegar por votación popular de nosotros los empleados, y en vista de las experiencias que tengo ya con los dos últimos jefes (incluido este actual), ¿Seria capaz yo de elegir a un fulano jefe como los pasados otra vez?

  1. ¿No seria mejor buscar a un jefe mas eficiente que los ya vistos?

  1. Ahora que entiendo que mis compañeros y yo, como empleados, podemos tener el “sartén tomado por el mango”, -pues para algo tenia que haber servido todo este ensayo y error político con sus terribles consecuencias-, ¿Voy a permitir que el próximo jefe haga lo que se le venga en gana como estos que ya pasaron o están por pasar?

¡Espero estar dejando claro el punto, apreciados amigos! Un presidente debe centrar su trabajo en los seis años de gobierno que les son conferidos, con los objetivos estratégicos comunes a los periodos presidenciales inmediatamente previo y sucesivo, que garantizan de esta manera la ejecución cierta de los planes sostenidos y estratégicos de desarrollo nacional.

Lo demás es escupir para arriba. Aprendamos a estar lejos de aquel que lo hace.

Si los alimentos de PDVAL no se hubieran perdido… …Ni un Bolívar habría que gastar hoy en alimentos para los compatriotas damnificados.

Pero la realidad es otra; por todo el país, cientos de centros de acopio, y decenas de teletones y potazos, comienzan a realizarse a fin de recolectar alimentos, artículos de limpieza y otros materiales necesarios para hacer de la vida de quienes han tenido que salir de sus casas por las fuertes lluvias para las cuales nadie supo prever pese a todas las experiencias acumuladas en Venezuela.

Ante el esfuerzo de ciudadanos cuyo único interés es el de la solidaridad que tanto hemos visto en nuestra patria, mediante la donación y hasta el sacrificio de un paquete de harina para hacérselos llegar a los necesitados por las circunstancias, el recuerdo de miles de toneladas de comida y medicinas perdidas en decenas de depósitos por toda la geografía nacional, no vienen más que a perturbar y hacernos preguntar, ¿Por qué ocurrió?.

No se trata de seguir mascando la misma calamidad una y otra vez; se trata de la indignación que produce el saber que el asunto quedo impune, sin responsables, como si nada hubiera pasado. Un tecnicismo nada más. Nada fuera de las estadísticas, diría algún caradura político o burócrata.

Los venezolanos no pueden ser acusados de mascar la misma piedra una y otra vez, pero eso si, ¡reconocemos que mascamos siempre las piedras del mismo saco!

Es por eso que ahora el ciudadano presidente de la republica desea una nueva ley habilitante: Quizás no debamos verla como una demostración conveniente y política para uno u otro fin, no necesariamente apegado al problema hidrico vigente en si, pues quizás solo sea un aspecto de la “habilidad” presidencial para tomar como suyas las atribuciones de toda una administración de estado y llevarlas finalmente “a medio” efecto, como si de un general encabezando una gran batalla imaginaría se tratara, aunque en realidad, termine siendo para que nos demos cuenta que toda la estructura legal del país, toda la infraestructura administrativa y todos los recursos de los últimos 10 años, no han servido para enfrentar con planificación y preparación, esta situación climatológica, sin que para colmo, una legión de aprovechadores, vividores y estafadores, no salgan con las manos llenas, como operadores de intereses económicos “pseudo burgueses”, “boliburgueses” y extranjeros.

La misma estupidez de siempre al final. Insistimos en ese camino que desgasta.

Yo humildemente les digo que me daría vergüenza andar en un camioncito del ejército, siendo presidente de la republica, mientras voy rodando por toda Venezuela, observando hoy las consecuencias de lo que pude hacer y no supe planificar o menos aún, ejecutar desde mi toma de poder en la década de los 90.

¿Saben?, nuestra situación es un poco como vivir en un gran hueco, a donde un tubo deja caer agua sin control; en vez de estudiar, aprender y planificar como cerrar ese tubo, nosotros nos dedicamos a vender petróleo y comprar esponjas en el extranjero, para absorber el agua que eventualmente, nos llegará al cuello y amenazará con ahogarnos a todos.

Si nos descuidamos, PDVAL quedará tan impune como la misma negligencia que hace que las aguas nos inunden ahora.

Giordani firmó acuerdo agrícola con China. (EL UNIVERSAL, 4 de diciembre de 2010)

Reflexiones varias.

El artículo de prensa, que refleja escuetamente lo realizado por el gobierno a través de la comisión que encabezaba este funcionario en la última visita a China, comienza con lo siguiente:

“El viceprimer ministro chino anunció una ayuda de emergencia por las inundaciones en Venezuela, durante la visita del ministro de Planificación y Finanzas al país asiático”

(Entiéndase algo: “ayuda”, puede ser igual a “préstamo”)

De inmediato prosigue el artículo:

“El ministro de Planificación y Finanzas de Venezuela, Jorge Giordani, finalizó hoy una visita de tres días a China en la que firmó acuerdos agrícolas y de cooperación al desarrollo”

Recuerden, “Casi con seguridad, ninguna nación regala dinero ni esfuerzo alguno, si no sabe que se verá retribuido más adelante, en forma de influencia política, negocios concretados o prestigio”.

Una vez más, nos lanzamos sin medir consecuencias, a la caza de recursos monetarios externos, con el pretexto de mejorar la actividad agrícola y pecuaria del país, entre otras cosas. Con este modo de accionar persistimos en lanzar de facto al comedero de los cerdos, toda la real capacidad productiva autóctona, todo el recurso humano excelentemente preparado que insistimos casi en desprestigiar y marginar en nuestro país, y con la misma actitud le damos la espalda igualmente a los millones y millones de dólares que por concepto petrolero entran a las arcas de la nación anualmente, y que sabemos, con un correcto manejo podrían financiar cualquier desarrollo en el país, proyectado mas allá de quinquenios. Incluso hacerlo en base a una nueva ideología, -teniendo pendiente la aplicación de la venezolanidad-, no se justifica nunca.

La palabra contradicción pareciera tener su máximo significado en Venezuela: La que se da entre nosotros y nuestros gobiernos. Tengan por seguro, queridos compatriotas, que ningún desarrollo duradero o sustentable vendrá desde el exterior, en términos materiales o ideológicos. Recuerden que cada dólar invertido por una nación extranjera en nuestro territorio, pretende llevarse por lo menos 10 o más dólares como retribución y cuidado sino otras cosas también. Lo hemos mencionado anteriormente: Seguimos abonando el terreno para algo futuro, que necesariamente surgirá de los errores presentes. Tengamos cuidado entonces en planificar cada uno de los siguientes pasos nacionales durante esta delicada siembra por comenzar.

Todo pasa por el filo del sacrificio y la perseverancia”.

Simplemente seguimos caminando en la misma dirección, con la misma cadencia de pasos, sin parecer mediar en alguna reflexión seria. La perdida de recursos, petrodólares y vidas, ha sido espantosa, y pareciera que no por ellas en sí mismas, sino por la indolencia con la que lo permitimos aún hoy, con estilos de gobiernos mas bien aficionados.

¿Cuándo lo “necesario para la nación”, en términos de experiencias requeridas para crecer, pasa a lo que denominaríamos “innecesario para la nación” y consecuentemente, a la pérdida de tiempo nacional?

Creo que el umbral que responde a esta cuestión no es claro en este momento para la mayoría, y menos aun su delimitación exacta, la que resulta necesaria para que podamos establecer hitos demarcadores entre lo que se hacía mal, y lo que debemos hacer bien.

Comencé hablando de los negocios que establecemos con la voraz China, pero no puedo tardar mucho en recalcar nuestra debilidad e incoherencia como colectivo, generadora esta a su vez de todos nuestros males.

Me impresiona como funcionarios de gobierno pueden firmar acuerdos que saben, no eran necesarios en esas dimensiones. Es impresionante como nosotros vemos lo “monumental” de lo obvio y con sentido común, mientras que los políticos parecieran que lo único “monumental” que son capaces de “ver” es cuan rimbombante y estrafalarias logran ser sus acciones y decisiones.

¿Qué hace que un humano normal, se pueda convertir en un fantasma de sí mismo en cuanto abre el cofre de la política?

¿Si un funcionario se desempeña bien durante una emergencia nacional o regional, pretenderá vivir en una emergencia permanente para poder destacar?

¿Qué hace en un funcionario con liderazgo, que de un momento brillante en su desempeño político quiera hacer un orgasmo perpetuo y aburrido?

De las naciones que hacen -o pretenden-, hacer convenios, asociaciones estratégicas o acuerdos de toda índole con nosotros, lo que debemos aprender es precisamente esa habilidad y claridad que tienen para saber que buscan para sí mismos, quitarle a eso lo morboso en cuanto a las ganancias que apetecen obtener, y aplicárnoslo en toda nuestra extensión como nación.

Un sensación ambivalente aspira invadirme al pensar en mi amada Venezuela: tristeza al ver lo que hemos tenido que pasar por la suma de nuestros errores, desde hace tantas décadas, y esperanza por las lecciones que poco a poco se han ido acumulando, en igual suma, pero esta vez de conocimientos que una vez llegado el momento de decidir, solidificarán las poderosas bases de la nación levantada sobre la venezolanidad soberana, justa y libre, -jamás libertinaria-, que solo busca la igualdad, pero no entre los hombres, sino entre los venezolanos, y aquellos extranjeros que desean ser venezolanos.

Firmemos todos un gran acuerdo. Con nuestras rubricas, hagamos una nueva acta, pero no tanto de independencia, sino de venezolanidad.

El éxito aguarda impaciente por nosotros.