martes, 30 de noviembre de 2010

No lo olviden: este gobierno es un paso, el próximo será otro paso. Ambos en medio del lodazal.

No me juzguen con dureza por favor; es que al sentarme al contemplar el más que probable escenario que se dibuja con el siguiente gobierno que venga, no alineado con el actual si se da el caso, o continuación sin forma determinable aún de éste, no representará en todo caso el cambio con la velocidad necesaria que queremos. Es cuestión quizás de un episodio de impaciencia. Discúlpenme.

El “quítate tú para ponerme yo”, posiblemente seguirá siendo la gran verdad con que seremos cacheteados sin misericordia merecida. Siento repulsión ante eso.

Me calienta la sangre ver a tantos políticos, empresarios, periodistas y demás fauna inescrupulosa, esperar con ansiedad poco discreta, el momento ilusorio o no, de sustituir a los que ya están en las cúpulas del poder venezolano, quienes a su vez planifican sus permanencias, para comenzar o seguir con sus suculentos negocios gubernamentales o asociados a este. La impotencia se quiere hacer sombra de quien ve en el horizonte, a los carroñeros venezolanos deseosos de comerse a si mismos.

La mayoría de los que están en el exterior (venezolanos) no son malos, pero, ¿Cuántos de esos solo están esperando para volver y hacer sus cochinadas de siempre? ¿Cuántos no se sientan en lujosos restaurantes, casas y gobiernos extranjeros para planificar su gran retorno o su permanencia?: ¿cuantos del presente gobierno no están planificando ya sus futuros movimientos para mantenerse en el poder político y económico?; ¿Cuántos del presente gobierno que se sienten serán desplazados, no están planificando su retorno?; ¿Cuántos de los que hacen negocios desde afuera no quieren regresar bajo sus condiciones para disfrutar lo mal habido?; ¿Cuántos de ambos bandos no están pensando en cualquier vía para lograr sus intereses?

¿Dónde quedamos los que trabajamos y vivimos buscando honor y valores para compartir en familia?

¿Será el lodazal tan grande como ese periodo entre “respiraciones” de nación, de las que hemos hablado?

¿Seremos capaces de detener como un solo colectivo, tanta degradación?; creíamos que necesitábamos un tipo con pantalones para que enderezara esto y no llegó: ¿Esperaremos a otro?

Para comenzar una nueva etapa necesitaríamos de un equilibrio nunca visto entre los poderes públicos. ¿Será posible en menos de 10 años ver esto con tantos malandros de cuello blanco en posiciones claves del gobierno y del estado?

¿Veremos algún día a Venezuela sin una cadena de mascota en su cuello?

Ya vimos que dejar que sostengan la cadena EUA o Cuba, no representa diferencia al momento de hablar de independencia, pues esta no existe. ¿Qué decidirá hacer el colectivo cuando se identifique como tal?

No se confundan: Parte de estas preguntas las hemos humildemente respondido en esbozos que necesariamente requieren de un colectivo nacional para su definición final. El asunto aquí es que debemos arrojar luz sobre el escenario que viene, y que involucrará a todas las fuerzas que pujan en este país. Una especie de lucha entre la mediocridad, la desvalorización y la falta de identidad, que son “cuesta abajo”, contra lo justo, lo ético y lo moral, que siempre es “cuesta arriba”.

Mediten en lo que tenemos a nuestro alrededor. No se trata de cambiar de presidente, o de asamblea con un desespero casi que inmaduro. Se trata del cambio colectivo que requerimos, y de los profundos temas por abordar que están pendientes, cuyas soluciones ya sabemos, serán incluso, dolorosas pero necesarias, y únicamente soportables cuando de un colectivo mayoritariamente en acuerdo hablamos. La venezolanidad está en juego.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Un conflicto de procederes.

A propósito de Justificar el socialismo con el cristianismo, ¡O al revés!

Sabemos que un individuo que justifica su motivación personal en función de factores externos cambiantes, -de esos que flotan en el agitado mar de las modas y corrientes de pensamiento en boga-, inevitablemente modificará dichos valores propios con el paso del tiempo en casi la misma medida, limitando su capacidad para seguir un propósito primordial.

Ciertamente somos seres receptores de información; misma que nos permite pensar y sentir. Lo que hacemos con la información nos hace ser quienes somos. ¿O No?

Ahora, cuando lo espiritual lo introducimos en escena, el origen de nuestros pensamientos y sentimientos nos lleva a un trasfondo distinto, donde la información es reflejada y modificada por nuestras conciencias, en distintas y casi infinitas proporciones según somos cada uno de nosotros.

El punto político aquí es que fijando la atención de estas reflexiones en un individuo, que en este caso es el presidente, vemos que este no puede justificar sus acciones presidenciales en función de quien es como persona, sino de quien es como presidente, regido por una estructura político administrativa republicana previamente definida, y por tanto, ha de actuar conforme a ella. La persona política que nos vende una imagen y una visión, y que finalmente seleccionamos -vía una elección- para ejercer un cargo, solo ejercerá a su vez la administración presidencial que le es temporalmente concedida, con reglas claras y previamente definidas.

En el momento en que un hombre o mujer elegido como presidente de la república, decide asumir para la función encomendada -y con la indiferencia del colectivo-, la regla y medida de su propia vida, en ese instante literalmente lanza una piedra hacia arriba, amenazando con ello la integridad de la republica cuando esta es débil, y exponiendo su propia existencia a la debilidad que el egoísmo mimetizado y convertido en guía del espíritu, le hace creerse infalible en su interpretación de la existencia personal y republicana. Peligroso en extremo todo ello.

No necesariamente hay mala intención por parte de quien gobierna en esa situación; solo una incapacidad naturalmente humana para ver una realidad.

Venían estas reflexiones navegando “rio abajo” en mi mente, y se las hago conocer ahora a propósito de una reciente reunión que sostuvo el presidente de Venezuela, con un religioso brasileño. Buena oportunidad para meditar sobre las influencias resultantes de querer simpatizarle a todo el mundo.

El asunto no gira, sin embargo, en torno a lo que pudieron decir y hacer público a raíz de esa reunión, pues ya en anteriores entradas hemos resaltado que en principio, los gustos personales de un presidente no deben afectar a la republica, por lo que entonces aquí lo que nos llama la atención es ese extraño mecanismo de la mente humana que a veces se nos escapa en medio de la rutina del diario vivir, y que nos puede alejar del cuidado necesario frente a los fenómenos que pueden socavar las bases constitucionales.

Supongamos que alguien afirma que el socialismo, o la democracia, o cualquier otra “…cracia” o “…ismo”, resultan ser la base del cristianismo, por lo menos de aquel proclamado por Jesús en la antigua Palestina.

Quizás una interpretación contemporánea de esa filosofía cristiana, contrastada con el fenómeno socialista o cualquier otro fenómeno sociopolítico en general, pudiera hacer que tal interpretación tuviera sentido, con lo cual, se haría asimilable para una mayor cantidad de personas, la idea central transmitida por el proponente.

Es algo así como si yo les dijera que el proceso de desarrollar este blog, “guarda estrecha relación con la evolución del pensamiento de Bolívar”, previo al proceso independentista liderado por el en su tiempo, con lo cual, -les afirmaría totalmente convencido de ello, incapaz de ver cualquier otra realidad que esté un paso delante de mí-, que cada palabra mía, se convertiría a mi propio modo de ver, en una puerta a la verdad que deben seguir porque es beneficio de las mayorías.

Coincidirán conmigo en que posiblemente estaría errado. (Sí dirían eso, pero solo si yo no resulto ser un líder carismático, con eventos cuasi épicos a mis espaldas. Si fuera ese el caso, la admiración y el vacio de una identidad extraviada colectiva, los harían a ustedes permeables y hasta entusiastas a mis opiniones. ¿Me explico en el punto?)

Veamos uno de los trasfondos de esta afirmación, y que no es otro que nuestra necesidad de establecer paralelismos personales con procesos, personajes e hitos históricos.

Cuando esto ocurre aunado a la existencia de un escenario particular, con una sola “voz interpretativa” reconocida, (lo que hemos mencionado en el pasado, que justamente ocurre entre nosotros en el país), como por ejemplo, la mía en este blog si yo estuviera siguiendo esa creencia de grandeza que me asociara al pasado que pudiera estar admirando o seleccionando como importante, resultaría ser complejo y potencialmente dañino, al mismo tiempo que evidencia la miopía y limitación del colectivo que no se reconoce como tal, si incluso también esa misma voz lleva el liderazgo, así como el poder político y el poder administrativo en una nación, con lo que da pie en realidad finalmente, a cualquier cosa humanamente hablando. En este escenario, la minimización de la figura republicana, como reflejo de esa identidad nacional desvanecida, es casi ABSOLUTA.

Es un asunto pues, que tiene que ver con el colectivo, con los individuos, con la identidad nacional y con las distintas maneras de proceder frente a ideas y pensamientos venidos a ser convenientes herramientas a favor de nuestras aseveraciones, y que pueden no estar casadas con nuestras convicciones colectivas.

Las corrientes políticas a escoger, no pueden estar justificadas en episodios aislados históricos, sino en las lecciones universales que como humanos en estas tierras hemos ido desentrañando y que nos dan la capacidad de superarnos cuando la reflexión camina junto a la cordura y estas a lomo de la prudencia centrada y equilibrada.

Cuidado debemos tener cuando personajes importantes de cualquier corriente de pensamiento lleguen a nuestro país a hablar con el que manda (no precisamente el colectivo); cuando el espíritu es débil, cualquier moda en ese sentido, puede ser asimilada con entusiasmo.

¿Ven como el asunto sigue girando en torno a la falta de identidad y a la debilidad que exponemos para aplicarla?

sábado, 27 de noviembre de 2010

BBC mundo: 26/11/2010: Desde hoy Unasur habla en inglés

El artículo comienza de esta manera:

“Este viernes, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) celebra en Georgetown, la capital de Guyana, una cumbre diferente.”

“La ex colonia británica asumirá por primera vez la presidencia pro témpore del organismo, puesto que rota en orden alfabético entre sus miembros: todos los países de Sudamérica con excepción de la Guayana Francesa.”

Más adelante se dice:

“Queda por ver, sin embargo, si su pertenencia a Unasur le permitirá a Guyana y Venezuela solucionar una disputa territorial que se remonta a 1824”

Finalmente, entre otras cosas. Se menciona lo siguiente, relacionado a nosotros los venezolanos:

“Efectivamente, desde su independencia Venezuela reclama como propia una extensa zona conocida como Guayana Esequiba. Este territorio aparece en los mapas oficiales venezolanos bajo el nombre de Zona de Reclamación".

Este último párrafo hay que aclararlo de una vez, para que a la BBC y sus lectores que puedan pasar por este blog, no queden mal informados:

El territorio con el que Gran Bretaña formó la colonia y luego “fundó” la nación llamada Guyana, es en su mayor parte, el resultado de la usurpación, -en lenguaje común: robo abierto e impune-, del territorio venezolano claramente delimitado mucho antes de ese momento, y localizado al oeste del río Esequibo (de allí el nombre que nosotros le damos), llegando hasta el delta del río Orinoco, deteniéndose en sus intenciones sólo al llegar sur abajo, a la frontera con Brasil, utilizando como herramienta para ello la exploración ilegal y el mapeo “conveniente”, de dicha zona de nuestro territorio, aprovechando la debilidad que la reciente guerra de independencia dejó entre nosotros. Nuestra casi nula capacidad diplomática, y el abierto colonialismo de los imperios del momento, hicieron el resto.

Es harto conocido que nuestra única representación en el litigio subsiguiente donde “Logramos detener” sus ambiciones, fue la de un abogado estadounidense, y un más que gris funcionario ruso de por medio. El plato estaba servido para que Gran Bretaña hiciera casi lo que le viniera en gana.

La Guyana de hoy está formada con territorio vulgarmente robado por Gran Bretaña. No hay más que decir. Ni siquiera el proceso que llevo a la fundación de Panamá, de manos de los EUA, fue tan sucio, descarado e impunemente logrado.

Pasadas tantas décadas, con el daño ya hecho y cicatrizado, por decirlo de alguna manera, ahora nos sigue quedando como tarea, el ver que tanto de ese país podemos recuperar, que tanto podemos desarrollar en mancomunidad, y que tanto debe dejársele para que siga funcionando como territorio soberano (soberanía regalada por Gran Bretaña; nunca luchada como el resto de las gestas independentistas del continente).

Ahora estaremos ojo atento a lo que el presidente Hugo Chávez diga; (esta vez si): sus palabras pueden garantizar o condenar cualquier intento de recuperar por lo menos parte de lo que fue nuestro.

Desde principio de los años ochentas, con el fin del Protocolo de Puerto España, este asunto limítrofe ha quedado suspendido en el éter de la ONU, a la espera de que alguien ponga la presión que se requiere por fin.

Reconozcamos el derecho de los Guyaneses a vivir en paz, pero invitémosles a reconocer nuestro derecho a recuperar parte de lo que nos fue hurtado por Gran Bretaña.

Una solicitud de perdón de parte de esa nación europea hacia nosotros, también está pendiente. Alguien tiene que recordarle a esas naciones que las atrocidades cometidas, no pueden quedar olvidadas en aras de una hipócrita diplomacia que fue creada a fin de cuentas por ellos mismos.

El presidente tiene que actuar con decisión pero con el humanismo que deseamos nos caracterice. Como con Colombia, UNASUR no puede ser otro escenario más donde hacernos los pendejos y olvidarnos de las ofensas que en materia territorial, ambos países, en maneras distintas, nos han hecho.

Hay razón en el proceder político del presidente Carlos Andrés Pérez cuando en su momento, decidió que las relaciones comerciales fueran quienes marcaran la pauta con Colombia, y no el diferendo limítrofe por el Golfo que insisten en apropiarse y que debemos aclararles de su error permanentemente. Sin embargo, existen límites, y no precisamente fronterizos, sino morales, que no pueden ser violados, y para ambos casos, están justamente en vigencia.

Buenas relaciones con nuestro vecino guyanés son necesarias, pero no sin mostrar nuestra firmeza de carácter en cuanto al asunto pendiente. Un padre no deja de amar a su hijo por una ofensa cometida, ni mucho menos por tener que castigarlo. Así nosotros, debemos llevar la actitud sana de la solidaridad y el interés por el crecimiento de amabas naciones, mas no la sumisión y el perdón permanente para cuanto ofensor venga a abofetearnos.

Equilibrio pues, de parte de nosotros, y de parte del presidente que nos representa y no es dueño de nada mas que no sea su propia vida y destino.

Sus palabras, y las firmas que rubrique en ese encuentro sean entonces de paz y desarrollo para todos en Suramérica; no de entrega y sumisión conveniente a intereses particulares, ajenos a los de nuestra patria.

No quiero morir sin antes ir nuevamente a Roraima y sobre su cúspide, no ver la frontera de tres países, sino únicamente la de dos: Venezuela y Brasil. Guyana quedaría muy lejos, hacia el Este.

Estaremos escuchando, y juzgando.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El presidente es grande.

No, no es una ironía oposicionista, ni una loa chavista.

Llegado este momento en los eventos nacionales, yo no tengo ninguna duda al plantear tal afirmación, como no tengo dudas tampoco sobre las pasiones y conflictos en colisión que levanta esta afirmación, que pese a ello, les digo, se mantendrá inmutable, posiblemente aún incluso pasado su presente periodo presidencial, y ello hasta tanto quizás un personaje más grande que él llene el imaginario colectivo, con su elocuencia, carisma, obras y legado.

Así de simple, crudo y dichoso/doloroso, (en orden alfabético), según seas sus preferencias políticas.

Pudiera ser que, la otra alternativa a esto sea que de tantas bofetadas con la verdad, el colectivo nacional comprenda su realidad y pierda la admiración, -que no el respeto-, por los que han sido grandes.

Me imagino que el titulo de esta reflexión en el blog le resultará a más de uno en extremo “repulsivo”, y les pido clemencia por ello, pues me he divertido con imaginar la cara de quienes lo adversan a rabiar, razón entre otras por la que no puedo evitar la tentación de titularlo así.

Fuera de dudas, sin embargo, está el hecho de que no podemos minimizar tampoco la figura presidencial solo porque no le guste a algunos quien en un momento dado lleve el cargo. Tengo observaciones a la gestión actual, pero tampoco me gustaba en lo absoluto ver a los adecos y copeyanos pasando alegre y alternadamente al poder presidencial y legislativo, con profundo desatino estratégico en ambos, mientras que el país sembraba vientos y castraba a las generaciones nacientes.

Pero volviendo al titulo, la reflexión gira en torno a lo grande que se hace algo, cuando toda la atención se centra en eso, minimizando (empequeñeciendo) o ignorando, a veces peligrosamente, todo lo demás.

Así como no hay nada peor que sentarse a “masticar” aquello que creemos nos hace “infelices” en medio de una depresión, detenerse a contemplar únicamente al presidente y cada uno de sus gestos, palabras, aciertos y errores, es desviar innecesariamente la atención de lo que verdaderamente nos aqueja y hemos descrito en detalle desde el comienzo de este blog: La falta de venezolanidad, con el valor, el honor y sentido de justicia que ello conlleva.

Insisto: El ciudadano presidente es grande, porque los demás se hacen pequeños frente al reto colectivo, y solo de entrada, alguien más grande podrá dejar atrás, como siempre ha sido (en eso que llamamos historia), el periodo de tiempo en el que influyó directamente.

Píenselo: Al ciudadano Marcos Pérez Jiménez muchos no lo olvidaron nunca, y hasta más de una vez lo invocaron, no porque durante su periodo dictatorial todo fuera color de rosa, sino porque los gobiernos que lo sucedieron, no supieron superar integralmente los logros de su gestión, por muy ilegal que fuera esta.

Lo mismo ocurre actualmente, y les aseguro en el mismo sentido, que el Pérez Jiménez de las próximas décadas será Hugo Chávez, si no logramos mediante una presidencia superior, y un cúmulo integral de logros, bañados todos con las aguas de la venezolanidad sana y bien llevada, por lo menos tres periodos gubernamentales casados unos con otros con una estrategia común, por encima de la mediocridad típica que hemos demostrado hasta ahora, con lo cual en ese imaginario colectivo, el individualismo de los grandes y carismáticos (pero aislados en su propio universo) lideres nacionales, daría paso a una conciencia fuerte, orgullosa y coherente.

El asunto importante que actúa como “traba”, no es que existan sectores del colectivo deseosos de “borrar” los hechos asociados a Hugo Chávez, sino que no queremos reconocer que por simple evolución natural de las cosas, debemos seguir “subiendo” esta escalera nacional que nos lleva a todos hacia una sociedad venezolana mas avanzada, en los futuros por venir.

Asunto nada fácil, pero no imposible. No hay nada más inútil que tratar de ocultar realidades históricas; no busquen los que aun insisten, en minimizar lo que ha sido grande, porque como decíamos en el pasado reciente, las respiraciones de una nación, y las transiciones entre estas, ocurren en tiempos distintos a los nuestros.

Paciencia, respeto y humildad. Esa es la vía que menos resistencia crea, y la que más profundamente conseguirá llegar a donde queremos. Enfrentarnos por creencias políticas personales es inútil, cuando con esto pretendemos zanjarlo por la vía de la reducción y el sometimiento del otro. Eso no funciona. Decirle al otro que esta equivocado es lo mas inútil que puede haber. Ridiculizar a los otros por cuestiones de forma y no de fondo, es tremendamente contraproducente. Lo hemos dicho ya en el pasado. Por esa razón es que “en una discusión de tres en Venezuela, cuatro terminan con rabia, y nadie de acuerdo”

Debilidad que nos etiqueta y condena.

Pese a las cosas descritas, ¿Saben que es lo mas grande de todo esto?: Que todo esta por hacerse en Venezuela, y que nada más hasta ahora, hemos estado acumulando los “materiales” correctos para ese arduo, sacrificado pero positivo trabajo que está pendiente.

Nada más nos estamos “ejercitando”, a manera de “calentamiento”.

Recuerden que la constitución de nuestra nación es el espinazo del cual se soportarán todos los esfuerzos por hacerse. Quiten esa columna, o defórmenla con continuas y politiqueras enmiendas, y verán un cuerpo nacional deforme y gelatinoso, sin capacidad para valerse por si mismo.

Indefensión, que viene a ser el no poder valerse por si mismo, es lo que necesitan los líderes de sus pueblos subdesarrollados, para convertirse en figuras míticas, ilusoriamente heroicas, deseosas sin éxito de emular a quienes si fueron hombres por sus acciones y no dudaron en dejar paso.

El presidente es grande, y lo seguirá siendo mientras nosotros nos sentemos a esperar a uno más grande que él, o mientras nos sigamos comportando insistentemente como pequeños.

lunes, 15 de noviembre de 2010

“Yo creo más en el honor que en las pasiones”. Simón Bolívar. (Carta al Gral. M. Montilla, 15 de octubre de 1821)

Estoy seguro que entenderán el por qué vuelvo a la imagen de Bolívar cuando necesito revisar nuestra historia para entender lo que nos pasa. ¡Que palabras más sensatas podríamos leer, escapando al encierro del pasado y llegando certeramente a nuestros corazones!; ¡Que fortaleza la de este ser que pasado dos siglos ya, nos dejó una historia personal y colectiva llena de sabiduría y de glorias, que pareciera a veces más bien estar delante de nosotros, aguardando!

Sabemos lo impresionante que es la cantidad de lecciones acumuladas, productos de los tantos conflictos y mentiras que debió sortear con valor para llegar hasta las nobles metas alcanzadas, y que tuvo a bien dejarnos.

En cientos y cientos de cartas, discursos y proclamas, Simón Bolívar hace alarde de una comprensión amplia no solo de la situación que vivía la América colonial hispana, sino también, -la visión clara para él en su tiempo-, del papel que naciones originarias de las colonias inglesas, francesas y portuguesas, tendrían en esta región.

Su apego al honor lo alejó, -no sin sufrir las penurias que eso suponía-, de esa fatídica política naciente en un continente que ante su propia vista, se levantaba independiente pero sin rumbo.

Sus intentos de unificación, apegados a las leyes, a lo moral y a lo Divino, fueron suficientes para dejar tras de si, el halo imborrable de la gloria de cada paso andado en Venezuela y de esta hacia el Sur. No fueron suficientes las acciones de sus enemigos declarados y ocultos para erradicar ni distorsionar permanentemente su verdadero y sencillo ideal libertario, guardado hasta nuestros días a la espera de su consagración mediante los hechos irreductibles. Todo ello aguarda por nuestra comprensión y resolución nada más.

No dejen que alguien diga, a propósito de estas cosas que escribo, que toda la sabiduría libertaria de Bolívar mencionada hasta ahora en este y otros blogs, son sólo palabras “sacadas de contexto”, y que habría que ser un historiador profesional para comprenderlas en su magnitud total y traducirlas apropiadamente al lego en la materia.

No estaría en lo absoluto de acuerdo con ello.

Es como si alguien nos dijera por ejemplo, que para poder entender los diez mandamientos de Dios, hay que ser clérigo, sacerdote o el ungido de la divinidad. No tendría sentido.

Quien diga entonces que una frase de Simón Bolívar no se aplica -por esto o por aquello-, casi como un mal abogado inescrupuloso que tratara de confundirnos con su jerga de leguleyo, girando sobre aquella idea de la supuesta descontextualización, les digo definitivamente que es mentiroso, o se trata de un político (!)

Lo cierto es que en la actualidad, a propositito de esto último, muchos de los mismos políticos que han guiado los gobiernos venezolanos de las ultimas décadas, (incluida esta), no soportan una evaluación de sus gestiones y conductas a través de la esencia de los escritos del Libertador.

(Nótese que hablamos de “gobiernos”, y no de “gobierno”; esto se debe a la falta de continuidad en las estrategias y las planificaciones)

No se dejen llevar por complicadas justificaciones pseudo morales, o peor, por paradigmas que solo convienen a los lideres y a las clases que controlan el poder político y económico, cuando no incluso el poder moral sobre las multitudes.

Esta reflexión en el blog, necesariamente debe ser corta; comprenderán que no puede ser de otra manera porque la idea bolivariana es clara, y se que todos la entienden y tienen acceso a ella para estudiarla.

No necesitamos una cadena de medios radiales y televisivos, dirigida al “pueblo” para de tanto decir una exageración nosotros, logremos que las ideas terminen creyéndolas o digiriéndolas los demás, como si de una verdad enriquecedora se tratara.

La tragedia de los crédulos y sin identidad…

El trabajo de gobierno que no pasa la prueba de unas palabras convertidas en frases de Bolívar, aun menos pasará el espíritu todo de cualquiera de sus proclamas y pensamientos, y por tanto, el de nosotros como colectivo sincerado y venezolano.

No dejen que el bolivarianismo se convierta en arte necesario a dominar para actuar con zalamería frente al presidente de turno.

No permitan que el bolivarianismo se convierta en herramienta de culto, del erigido como sacerdote mayor, logrando con ello que prevalezca sobre la condura y la venezolanidad que aguarda por nosotros, más bien la mediocridad y la mentira.

Si no hacemos de nosotros el legado bolivariano, cualquiera podrá reclamarlo para si, fundiéndose con la “divinidad criolla”, a los ojos del inocente pueblo que lo cree todo y lo aguanta todo, menos una bofetada con la verdad.

Bolívar no fue un santo religioso, pero fue más hombre que cualquiera que haya gobernado este país hasta hoy.

Por eso su conseja es prudente de ser escuchada y practicada sobre la de cualquier otro.

¡Que su pensamiento sea el filo por donde pase todo lo demás!

Estamos a tiempo, aunque el cambio llevará años.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Una sociedad centrada en los que se cuidan por si mismos.

Veníamos pensando en esos asuntos que definen a una sociedad como desarrollada, y en general, a un país como tal, pero en el ínterin, no tardé mucho en recordar a aquellos sectores de la sociedad actual que por su incapacidad para cuidarse a si mismos, sea por edad, sea por limitación medica o psicológica, o bien por estar detenidos o presos en el sistema carcelario, caen víctimas de la desidia, la inmoralidad, la falta de valores, y en definitiva, de la poco tangible venezolanidad que luce mas bien, abandonada en sucio rincón del olvido, donde nuestra exaltada costumbre al desorden acumula sus consecuencias.

Hace un tiempo reflexionábamos sobre las cárceles venezolanas, que siguen siendo hoy por hoy, las sucursales del infierno en la Tierra, para agrado de las victimas de quienes como delincuentes están en ellas, y conmoción para aquel sector de la sociedad que ante el entendimiento de la situación verdaderamente subdesarrollada e injusta, sienten vergüenza. Una vez más, a la mayoría no le importa lo que suceda allí, y como las propias victimas, ven en el sistema carcelario venezolano y su “parapléjico” poder judicial, el único verdadero castigo para los “pocos” criminales que se logran atrapar.

Hasta yo estaría de acuerdo con quienes piensan así, sino supiera que miles de hombres y mujeres ciertamente culpables de delitos menores, debido a esto también, se ven expuestos a castigos desproporcionados e injustos, en medio de un mundo pérfido que los arrastra a peores comportamientos, convirtiéndose las cárceles, de facto, como ya algunos lo han dicho, en universidades del crimen.

Se puede sentir bien el pensar que el criminal violador de un niño, niña o mujer adulta, seguramente terminará igualmente violado y posteriormente asesinado no bien llegue su primera noche en la cárcel o retén, pero esto, admitámoslo, no es justo, ni mucho menos aceptable, en una sociedad que desee buscar lo correcto, lo justo y lo divino. (Si lo “divino” no fuera importante, buscaríamos imponer la pena de muerte para este tipo de delitos, pero en medio de este sistema judicial, ¿Quien se consideraría justo e imparcial para mandar a la muerte al verdadero criminal?)

El asunto sigue escandalosamente pendiente entre nosotros. No podemos seguir dejando este asunto (el combate, procesamiento y prevención del crimen) en la indolencia, hasta que no quede más opción que declarar un estado de sitio y suprimir de facto, el derecho a la vida, para así controlar y erradicar a quienes ya no tendrían de manera alguna, reforma posible a su conducta deformada. Aún hay tiempo para no llegar a eso.

Para serles franco, apartando esta terrible realidad, veo con casi mayor preocupación, nuestra actitud (incluida la de los gobiernos), al momento de atender las responsabilidades que nos corresponden relacionadas a un tema que presenta dos caras en una misma moneda: la Edad.

Niños y ancianos son aun deficientemente atendidos.

¿Con quien quieren que comience?

-Los ancianos, están abandonados, muchos en la calle; los que menos, en casas que no los atienden, y los que más, en instituciones del estado que ni presupuestos poseen.

-Los niños, igual en la calle, por la irresponsabilidad de hogares disfuncionales, o en la misma calle, por ser hijos de indigentes que no son más que otras victimas del mismo abandono social.

Los primeros, en el ocaso de sus existencias, ven con horror como quedan a merced del destino, en lo que a incluso, ayudarles a hacer sus necesidades se refiere. Los segundos, peor, siendo victimas, aun sin saberlo por su propia inocencia, de nuestro egoísmo. Distorsiones completas de la realidad son las que los levantan hasta la mayoría de edad, sólo para tener derecho a pasar penurias y masticar sus propias miserias.

Una antena de Directv al lado del puente debajo del cual habitan, o una banca mugrienta en un parque abandonado durante su remodelación, no deben ser imágenes que no produzcan alarma entre nosotros.

Para los abuelos y ancianos, la asignación de pensiones por parte del estado a sido casi la única “revolución” positiva, que sin embargo, no deja de estar plagadas de errores y corruptelas. No se puede decir lo mismo de las leyes que en materia de seguridad social, aun aguardan por parlamentarios de verdad que la levanten de entre los muertos de aquel cementerio de honestidades y rectitud que insistimos en llamar asamblea nacional.

Aún persiste la miseria cuando vemos que ancianos y niños por igual, tienen que madrugar y hacer penosas colas para que alguien los atienda en el derruido sistema de salud venezolano.

Para los niños no hay pensiones; no en la proporción que debería, aunque sean denominadas como becas y ayudas. La solución adecuada actualmente (las escuelas que brindan enseñanza, cuidado y alimento durante todo el día, alejando a los niños de la miseria de sus barrios), no llega más que a una minoría en el país, cuando debería ser la norma, que acabe de una vez con la sinvergüenzura de muchos colegios privados, y los sectarismos y falsas programaciones sociales que terminan grabándose en la cabeza de quienes estudian allí.

Yo les digo que el tema es terrible y triste. Ver a un asilo haciendo colectas para lograr los fondos que le permitan seguir funcionando y manteniendo a quienes llegan a vivir allí, es uno de los ejemplos mas patéticos de tercermundismo y fracaso gubernamental. Ver a niños en la calle pidiendo dinero a las 8 de la noche, o al hombro de su madre o padre en pleno mediodía en Caracas, Barquisimeto o Maracaibo, rompen no sólo el alma, sino también la credulidad hacia la existencia de un gobierno eficiente.

Son esos los momentos en que no puedo justificar de ninguna manera que el estado le entregue recursos a otro país, cuando esto ocurre en nuestras ciudades y territorio. ¡Primero lo primero!

Tampoco puedo creer que miles prefieran gastar dinero en vicios que se terminan expeliendo como humo en segundos, u orinando en poco tiempo, cuando sólo una fracción de lo gastado por estos permitiría mantener a más de una de estas instituciones. Seria cierto que exclamaran que para eso esta el gobierno, pero si no le ponemos coto a esta negligencia gubernamental (a todos los niveles del mismo), no tendríamos derecho a tal reclamo.

Si quieren hablamos también de los discapacitados a nivel mental, o de los discapacitados por enfermedad o nacimiento, quienes pese a nuestros esfuerzos gubernamentales, jurídicos o personales, no terminan de llegar a la meta anhelada de la dignidad y el trato justo.

Yo no les digo que seamos modelitos de perfección y entrega, y que mantengamos a nuestros ancianos como los reyes del hogar, pues quizás ni buenos padres o personas fueron, pero por lo menos, debemos velar porque existan sitios pacíficos y decentes donde los tales puedan pasar sus últimos años con la dignidad que tuvieron para vivir, o con el remordimiento de lo que mal hicieron mientras pudieron.

Los niños, con su inocencia absoluta, que no tienen culpa de nada, ni siquiera de haber sido concebidos, y que si los dejamos, se acostumbran a cualquier miseria erguida por nosotros, merecen todo el esfuerzo que pueda hacerse para garantizar que tengan oportunidad de amar y ser amados, de educarse y de lograr una profesión, que con una venezolanidad bien definida, por ser aquella misma venezolanidad que los rescató o les evitó la miseria, tengan la oportunidad cierta de construir la Venezuela que no hemos podido construir.

Una sociedad “plana”, que sólo mira a los que se valen y cuidan por si mismos, es tan artificial como la que sólo valora la belleza de las medidas que la publicidad impone a nuestros sentidos y a aquellos arquetipos que definen falsamente la vida en términos económicos y materiales, de éxitos o fracasos. Dejemos de cabalgar sobre la estupidez que nos hace miserables por elección propia y millonarios a quienes dictan los valores sociales.

La sociedad tiene que auto atenderse, en cada una de las etapas naturales de su vida. Los gobiernos son meras herramientas que hemos diseñado para tal fin igualmente. Entender que cada momento de la existencia vive a una escala de tiempo distinta de la del resto es menester para lograr la armonía que buscamos desde hace tiempo, más por el instinto del alma, que por tratarse de experiencia ya vivida.

Contemos los logros alcanzados, pero no perdamos ni por un segundo la perspectiva de oscurantismo que aun vivimos.

En impostergable atender a todos aquellos que no pueden cuidarse por si mismos: Los niños que todo lo merecen y que quizás sólo están recibiendo los productos de nuestras carencias, la población carcelaria que no puede escapar de las paredes con que contenemos su miseria y nuestra indolencia para recuperar a quienes aun puedan serlo, y los ancianos que en su debilidad, extienden las manos del alma buscando a veces comida, y a veces paz.

Considerémonos incompletos hasta que esto ocurra.