sábado, 26 de diciembre de 2009

¿Por que Hugo Chávez es presidente?

Parece una pregunta trillada, pero no lo es ni de lejos, porque en realidad, poca gente aborda con seriedad, como planteamiento inicial de un análisis, esta cuestión, y muchísimo menos, se detienen a aceptar las causas y las consecuencias de su estadía en la primera magistratura del país.

Ya hemos mencionado en mas de una ocasión, algunos de los motivos para que un hombre/mujer, se levante como líder y presidente. Hablábamos de la pequeñez de un pueblo que se ve suplida, de esta manera, por el necesario “gran tamaño” del hombre/mujer que lidera, como si de una relación inversamente proporcional se tratase.

Comentábamos también la condición degradada en la que vivimos, donde el yo como nación se desfigura en cuanta imagen reflejada vemos en cualquier espejo distorsionado…

Y lo más obvio, pero menos aceptado: la absoluta, triste y patética situación en la que no existe un hombre/mujer capaz de levantarse aún, como alternativa elegible, con posibilidad de éxito, al actual ciudadano presidente, en este país.

¡Vamos!, ¡no sean duros conmigo!; seguramente algunos nombres les han saltado ya a la cabeza, -al mismo tiempo que quizás me llaman exagerado por decirles semejante "barbaridad"-, que con certeza para muchos, si son elegibles para la primera magistratura.

Bueno, déjenme decirles respetuosamente que quizás se equivocan.

Si dejan a un lado el apasionamiento, y analizan con cuidado los múltiples discursos que cada uno de esos candidatos han mantenido en el tiempo, verán que todos guardan en común, primero que nada, el terror a aceptar que este gobierno pueda haber hecho alguna cosa buena, limitándose ellos siempre a señalar cuantos "pecados y decisiones inadecuadas” identifican "hábilmente" hechas por el gobierno; segundo, ninguno ha sido capaz de establecer un discurso independiente al accionar diario del presidente, planteando de esa manera, ideas y visiones integrales de nación claras y unificadoras, dejando todos ellos siempre una sensación de imagen incompleta, e impersistente en el tiempo; tercero: TODOS tienen pies de barro, y no son capaces de afirmar -sin mentir-, que alguna vez, como buenos políticos, no han sido cómplices, participes o testigos de alguna "injusticia" (por decir lo menos), quedándose callados…

Por eso no dudo en afirmar, por lo que decía en las pasadas entradas del blog, que la oposición venezolana, mas oposicionista a ultranza que otra cosa en la actualidad, con su división, falta de claridad y de cohesión nacional, perderá cuanta elección se haga en los próximos tres años.

¿Me agrada que ocurra eso?: por supuesto que no. Considero que la diversidad de ideas es necesaria y vital en una democracia con rumbo firme(…). Sin embargo, el reconocer lo que puede pasar no significa ser traidor a un movimiento, de la misma forma que objetar al presidente cuando se lo merezca, no significa ser traidor a la patria.

Considero adecuado recordar, para quienes se sienten desanimados, que en Democracia, las buenas ideas nunca pierden; solo se postergan, cuando los hombres no indicados son los que gana. En algún momento aparecerá uno o mas líderes, capaces de haber aprendido de los errores que justamente has desdibujado cualquier alternativa seria de progreso nacional, mas allá incluso, de lo planteado por el Presidente en ejercicio constitucional.

Es por eso que en medio de algunas estridencias, y no pocas veces equivocado en sus decisiones fuera de contexto y de una estrategia, podemos aceptar que en el actual periodo de gobierno, muchas han sido políticas adecuadas en su esencia, únicamente distorsionadas por quienes con negligencia o incapacidad las implementan, debido sobretodo a la carencia en estos de una visión clara de país y de una venezolanidad idealizada pero necesaria.

Solo les doy un ejemplo de cosas que comienzan bien y terminan mal: ¿Había que cedular a los venezolanos aun sin documento de identidad?: Por supuesto que si; lo que no había que hacer, era regalar la cedula o el pasaporte a cuanto extranjero (a sabiendas esos mismos extranjeros de que cometían una ilegalidad...), que buscaron y aún buscan la manera de conseguir la mencionada cedula de identidad venezolana. No puede ser posible que con dinero, o con documentos de dudosa autenticidad, sea suficiente para dar la nacionalidad a un no nacido en estas tierras.

La única consecuencia de ello es prostituirnos a nosotros mismos.

Este problema, como muchos, para completar el cuadro, se perpetúan en el tiempo, sin que los correctivos se apliquen.

Un hombre verdadero, reconoce sus errores con humildad y arrepentimiento. Eso parece no existir en la política venezolana, por lo menos.

Volviendo al punto, cada uno de los candidateables a la primera magistratura del país, tiene ya alrededor de si, una amalgama de intereses forjados al calor de reuniones con la variopinta fauna empresarial, socios estratégicos y los hombres y mujeres de partido, que se convertirán algunos, en los nuevos burgueses del gobierno de turno, mientras otros, en peones no reconocidos en la lucha por un mejor país…

No se resistan; sólo acéptenlo. Pasó con los gobiernos anteriores, pasó con el de Hugo Chávez y pasará con el que venga, si no hacemos nada.

Tendríamos que releer todo lo escrito en el blog para volver a lo siguiente: El problema medular está en nosotros como individuos y como sociedad viviendo como una nación.

No hemos sido capaces de extender los valores y los mecanismos de la ley, hasta igualar y superar la escala de la sociedad misma. De esa manera, las lagunas que van quedando han propiciado especie de mutaciones, que algunas de ellas, como en la naturaleza, terminan siendo exitosas, y se transmiten a las generaciones siguientes. El problema es que muchas mutaciones terminan siendo muy malas, y aceleran la aparición del cáncer que se come a la sociedad misma.

Detengámonos un momento para recordar una verdad sobre un líder: Un hombre/mujer líder, debe ser sincero(a), y reconocer que debe haber un principio, unas metas y un final. Un líder es capaz de hacer eso; un político, no.

¿Van viendo el problema?; ¿captamos el por qué el respetable ciudadano Lic. Hugo Chávez es el actual presidente de la República?: Fue el que identificamos como el hombre fuerte que nos ofreció una visión. La mayoría de la gente que votó en ese momento, vio que los demás candidatos, eran "...más de lo mismo" de lo que hasta entonces ya aborrecíamos.

Esa decisión electoral comenzó con la injusticia reinante e intolerable ya a principio de los años 90, y nuestra mayoritariamente aceptada visión de que “un hombre con pantalones” era lo que hacia falta. Llegó el levantamiento del 92, y lo demás es historia...

Ahora, en nuestros corazones, en lo mas profundo de ellos, aún sin que nos demos cuenta, quizás sabemos que lo que en verdad hace falta, son hombre y mujeres con pantalones, pero millones de ellos; a decir verdad, por lo menos 25 millones de ellos. Es otras palabras, ¡a la mayoría en Venezuela!

¡Allí esta la solución, y la tranca!

Sencillamente, el tiempo de eso no ha llegado para Venezuela, aunque seguramente, Dios mediante, en sana paz, se acerca. Lo que nos toca es ir creciendo, evitando a toda costa seguir bailando una danza inútil, dando pasos hacia atrás, y otros hacia adelante, y ello significa conseguir y dejar que destaquen, hombres y mujeres comunes, capaces de sobresalir y guiar en momentos poco comunes.

Ningún edificio se construye de la azotea hacia abajo; ninguno se construye tampoco con todos sus pisos al mismo tiempo. Se debe forzosamente construir de piso en piso a la vez, comenzando muy abajo, en el mismo fondo. El secreto para no dejar la obra a medio camino es planificar los recursos necesarios, tener todos los planos de construcción al detalle, y mantener la constancia hasta lograrlo.

Es por todo esto que el ciudadano Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela, fue electo y reelecto, sobreviviendo a un golpe incluso, y es por los años de gobierno constitucional que aún le resten, que también tiene mucho por hacer, siendo nuestro deber buscar los aciertos para optimizarlos, y los errores para corregirlos. Así de sencillo, sin más sobresaltos que los generados por las injusticias que no toleraremos, y las salidas del camino hacia cualquier cosa que no este en nuestra alma escrita de la nación.

domingo, 20 de diciembre de 2009

No sólo de reflexiones vive el hombre; hay que abrazar a la familia en estas fechas y decirles con amor, ¡Feliz Navidad!

Hay tantas cosas aún de las que hablar sobre Venezuela, sobre Latinoamérica y sobre el mundo, que en ocasiones, me resulta difícil seleccionar que tema importante, debe ser publicado antes de otro igualmente importante.

No puedo menos que desear sentarme en la cumbre de una montaña, mientras observamos, como los acontecimientos se suceden a la distancia, desde donde el tronar de los fracasos, y los cantos de los éxitos, no se escuchan, y la verdadera dimensión de esos eventos, puede ser percibida y utilizada.

Allí podríamos ver cual sendero es el de la sensatez, y hasta como testigos mudos contemplaríamos a veces a las masas, arrojarse por los despeñaderos que aguardan entre las montañas. Lejos estaríamos, sin embargo, de la frialdad de aquellas montañas: nuestros corazones arderían con el deseo de ayudar y prevenir aquellas malas decisiones a la hora de tomar caminos, pero no dejaríamos de recordar al mismo tiempo, que Dios ha marcado caminos, en lo que el mismo creó, y optaríamos por aguardar en silencio, a que las masas consigan llegar hasta donde estamos, para que juntos sigamos ascendiendo.

Y llegarán, porque las cúspides de la sensatez, de la sabiduría y el entendimiento, no están vedadas a nadie; en nuestra condición humana, alguien no es mas ni menos que otro, y solo el hombre mismo demarca con egoísmo, territorios como si de perros siguiendo el sin sentido de sus ya viejos instintos, orinando las paredes de la vida, se tratase…

Mientras, la casi infinita dinámica de los acontecimientos continua, y nosotros tomamos aire para continuar, aunque para estos días, mi concentración se desvía hacia mi familia, y recuerdo a quien celebramos en estas fechas, por su nacimiento, y por las profundas lecciones de amor que nos dejó.

El próximo año no será únicamente una revolución más de la Tierra alrededor del Sol; será también un ciclo de 365 días para que planifiquemos nuevas metas y retos; los años son ciclos, porque forman parte de los periodos necesarios para planificar. Los antiguos los necesitaban para planificar las cosechas; nosotros para planificar nuestra supervivencia y éxito.

A los que no creen en un Dios absoluto, que nos espera con amor, les deseo que logren conseguir algo que los haga seguir viviendo; a quienes creen en Dios, les deseo alcancen vivir y dar de su amor supremo. A todos, les doy la bendición de Dios, y mi sincero convencimiento de que alcanzarán las metas que en lo profundo de sus almas, lejos del materialismo de este mundo, aguardan por su dicha, por su felicidad.

martes, 8 de diciembre de 2009

Recuerden: Refinar lo elemental es el comienzo de todo.

Creo que tres cosas debemos hacer por sobre todo; primero, y ya lo habíamos mencionado: aceptar que tenemos fallas medulares que comenzar a resolver lo más pronto posible. Segundo: Empezar a construir cosas, y no solo pequeñas y simples, sino grandes y complicadas tecnológicamente. Nos hace falta sentir el orgullo de lo hecho por nosotros mismos, como cuando de niños o jóvenes, lográbamos hacer algo, y lo mostrábamos y usábamos con emoción. Nuestra economía se beneficiara enormemente de ello. La otra: que podemos hacer de la democracia, -la verdadera-, el mejor sistema de gobierno, haciendo lo que sentimos, es correcto, para seguir el camino más justo, libre y humano. Nos toca demostrarle a naciones como EEUU, lo que la democracia necesita avanzar para ser el método de gobierno definitivo y natural.

Pareciera increíble proponer eso, pero es totalmente viable; los EEUU no son ni de lejos, el paradigma de lo que la democracia debe ser. Incluso lo planteado por hombres como Abraham Lincoln, aún en su propia tierra, hoy día no son atendidas –y entendidas-, totalmente.

La Democracia, con los ribetes que deseen darle (socialista, progresista, cristiana, etc.), es quizás el único método de gobierno que depende estrictamente de la voluntad de un colectivo por someterse a reglas de crecimiento común, nacidas del consenso. De ninguna manera funciona, si se pretende imponer un modelo dado.

Allí esta su impresionante potencial, y he allí también, su dificultad suprema para llevarlo a efecto con éxito. Desde los griegos, ya perdidos en los laberintos del anonimato, y en los diferentes significados semánticos del termino que puedan existir, no ha sido en verdad, más que intentos tras intentos cada vez mas prometedores y longevos, para llegar hasta nuestros días, donde sorprendentemente, -en mi esperanzada opinión-, Latinoamérica se yergue en silencio, como el dominio geográfico donde la democracia puede llegar a superar definitivamente lo alcanzado hasta el sol de hoy por la humanidad.

No, no son los EEUU los llamados a crear ese siguiente estadio democrático; sus limitaciones son grandes, debido a los dogmas que su origen europeo les imponen. Como decíamos en una entrada reciente del blog, la continúa inmigración que reciben, eventualmente los hará capaces de asimilar las lecciones democráticas que de otras latitudes, y otras culturas, les llegará. Antes, la democratización total de la ONU, será un paso previo importante, mas bien determinante, para propagar el verdadero sentido de lo que el espíritu humano, allende a sus mas profundas creencias, es.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El campo venezolano, o donde hasta las migajas parecen tesoros.

O quizás si sean tesoros. Tratar el tema del campo venezolano, ya de entrada me parece casi un “pecado”, por pretender cubrir de alguna manera, aunque sea “a vuelo de pájaro”, en un solo artículo del blog, este asunto socio económico de la nación.

El tema es complejo, de vieja data, y con una consecuencia sobre la psique del colectivo venezolano, que no puede menos que considerarse casi como una simple alusión lo que pueda escribir aquí.

Sobre la concepción de lo que la nación es, la imagen del venezolano del campo, no es en definitiva, la misma imagen que tiene el venezolano de la ciudad; la influencia extranjera, vía de los inmigraciones descontroladas, o vía de la ingerencia de los gobiernos, y empresas internacionales, han repercutido de manera distinta también sobre estos colectivos, haciendo mas difícil la integración de un único sentimiento nacional y venezolano.

Podríamos con seguridad hablar hasta de diferencias existentes entre los que habitan en los sectores urbanizados y el centro de las ciudades, de los que viven en los barrios desorganizados y desentendidos gubernamentalmente, pero estas diferencias aún resultan mínimas al compararse con la de este grupo todo, y la del campo venezolano.

Ese campo venezolano que representaba la mayoría del país antes del boom petrolero, y que se convirtió en un campo abandonado en su dimensión humana, de una manera tal, que aun ni 11 años de intentos, éxitos y fracasos del actual gobierno venezolano, han sido suficientes para enmendar ni en un 50 por ciento, lo “no hecho”, allí por los gobiernos anteriores.

Allí la inmensa mayoría de los que quedan trabajando directamente en la tierra, no son dueños de la misma. Antes nos dicen, eran de los grandes explotadores; ahora, se afirma, es de la nación. Los que menos, contaron en el pasado cuarto republicano, con asesoramiento y proyectos gubernamentales que lamentablemente, no se mantuvieron en el tiempo, propiciando la aparición de la corrupción rural, al darle forma a la desviación de los recursos estadales inicialmente asignados a la explotación agropecuaria.

Hoy en día, el campo venezolano, es donde mas se hace patente aquella expresión centralista que denomina a cualquier población que no sea Caracas, como del “interior del país”, como si de tierras lejanas y de difícil acceso se tratara, cuando la realidad es que Caracas es en efecto, el “exterior” de Venezuela, por ser la “careta” que oculta la verdadera debilidad: nuestra mentalidad sobre todo aquello que no sea ciudad y su tendencia al consumo insano, limitado solamente por la capacidad que como colectivo, tenemos para endeudarnos en lo personal.

El problema del campo venezolano es el problema de la vida en las ciudades donde el mundo se reduce a esa urbe: No importa cuanto dinero produzca el petróleo y la exigua capacidad productiva agropecuaria venezolana: todo ello se debe invertir en mantener con vida artificial, a las megas ciudades de miseria que no cesamos en agrandar, encumbrándose en esa estructura que todos soportamos sobre nuestros adoloridos hombros, a la gran Caracas que mencionábamos. Por esa razón la mayoría de las instituciones educativas agropecuarias importantes del país, están en las ciudades y no en el campo; por eso los grandes dueños de tierras en esta nación, sean inmigrantes, políticos o simples venezolanos que supieron cabalgar sobre la miseria de otros aprovechando el orden social establecido, solo van los fines de semana a sus haciendas y fincas para pasear; por eso es que los agricultores sin poder económico, tienen que esperar que el intermediario transportista les compre a precio de “gallina flaca”, los productos que con su sudor y quizás el de su familia, se cultivaron, para luego revenderlo a precios sórdidos, en las grandes ciudades.

De la misma manera, la dispersión y baja densidad poblacional rural resultante de la continua migración hacia las ciudades luego del ya mencionado boom petrolero (caso semejante al de otros países también monoproductores y petroleros), hace poco importante políticamente los votos de esos venezolanos, por lo que pocas son también las obras dignificantes materializadas en esos sitios.

Por esa razón, es que cualquier migaja dada allí, parece un tesoro; por eso es que el presidente venezolano en ejercicio, seria defendido con la sangre propia de los “campesinos” si fuera necesario: porque simplemente le ha dado a esa población, aunque de manera imperfecta y rodeado de negligencia, parte de lo que el campo venezolano a exigido durante décadas: atención, humanidad, dirección de desarrollo e inspiración de colectivo.

¿Qué es muy poco?; bueno, pregúntense que les dieron los anteriores gobiernos, y que hicieron esos mismos gobiernos por estimular una sociedad coherente, unificada, e intensamente venezolana.

Eso si es muy poco en realidad, si me permiten decirles. Los trabajadores del campo, han sido, y siguen siendo en gran medida, los hombres y mujeres más marginados de las políticas laborales, sociales y de salud del país, solo superados por las miserias que el hacinamiento y la degradación causan en las barriadas venezolanas.

¿Saben?, esta realidad que les describo, se adapta perfectamente a la del campo latinoamericano todo. Simplemente estamos hablando de Venezuela, porque como les he comentado, “el orden, comienza por casa”.

Vamos, no duden de esto: el típico trabajador del campo venezolano, es un hombre que se levanta a la faena ya a las 4 de la mañana, sino antes, para pasar el día laborando bajo el sol, y descansando, dentro de las mismas tierras donde trabaja. Al final de la semana, cobra su pírrico jornal, que muchas veces no llega al salario mínimo en su justa dimensión.

¿Su casa?; seguramente esta cerca, y cuidado si no esta localizada en la misma tierra que trabaja para otro, es decir, que no es de el. Allá sus hijos seguramente deben caminar bastante para llegar a la escuela…

¿Y si se enferma el o su familia?; bueno, antes tenia que ver como llegaba a una gran ciudad, porque casi seguramente que el ambulatorio de su población mas cercana no tenia médicos o medicamentos. Ahora la situación ha mejorado enormemente, con los centros del “barrio adentro”, pero claro, son atendidos por médicos extranjeros, pues que de paso, difícilmente un medico venezolano, después de estar 6 años en una universidad en la ciudad, soñando con ganar millones de bolívares mensuales con consultas en clínicas y hospitales al estilo gringo, con aire acondicionado, no esta para nada, ganado a vivir compartiendo la “fortuna” del que vive en el campo…

Allí comienza el meollo del asunto: la mala calidad de vida. ¿Cómo llevar la calidad que ni en las ciudades venezolanas existe, hasta el campo y sus dispersos centros poblados? Transportes seguros y eficientes, servicios completos, educación, industrias asociadas, distracción y seguridad publica, son algunos de los elementos a existir en el sitio, para que desde un medico, hasta un agrónomo, sin olvidar al político y funcionario publico que dan “un ojo” por vivir en “la capital” de la republica, deseen vivir permanentemente en el campo.

No es sencillo, y hasta raya en lo utópico; países como EEUU no lo han logrado plenamente, y ni hablar de los demás. Sin embargo, no por ello, no podemos conseguirlo.

Esta verdadera descentralización, debe estar acompañada de un traslado efectivo del bienestar social, hacia todo el país. No puede ser artificial, creando ciudades revolucionarias, que solo se alimentan del dinero gubernamental. Tiene que surgir de la mejora espontánea que la gente le haga, con la inspiración estatal ya citada.

El campo venezolano requiere mas atención; es parte natural del espíritu nacional atender a cada uno de sus ciudadanos, sin importar donde se encuentre. La agricultura, la agroindustria asociada y muchos otros aspectos técnicos y científicos claves del desarrollo nacional, deben ser instalados estratégicamente en esas tierras que dieron con su riqueza primero, y luego con su extensión enorme, campo de batalla para la gesta independentista. Sus hombre y mujeres, y los niños que conforman las siguientes generaciones, requieren de estos cambios, ya.

Cuando la memoria es débil, o los pueblos no han conocido el horror de las guerras, se suele arriesgar la vida apostando al “líder” más cautivador…

¿Eso significa que el colectivo en su mayoría se equivoca al elegir generalmente, o que sencillamente, en ocasiones no hay mejores opciones?

Si lo último es cierto, ¿Entonces debemos decir que dada la coyuntura socio política económica venezolana, se ha elegido correctamente a los que nos dirigen?

Aunque otros puedan decir lo contrario, podemos afirmar, y creo que sin dudarlo, que los 11 años del actual gobierno han sido estrictamente necesarios, dada la debacle que décadas de incapacidad para corregir lo cada vez más grave, ha producido. Simplemente, los gobiernos copeyanos y adecos (a falta de los otros partidos políticos que aunque queriendo, no llegaron al poder, salvo en la ocasión del “chiripero” aglutinado por el ya anciano ex presidente Rafael Caldera…), en su “disciplinada” alternatividad en el poder, no lograron, -porque no supieron-, cual era la esencia nacional a exaltar, y a hacer prosperar.

Millones han sido cautivados por el ahora democráticamente electo presidente, y no por porque sean masas iletradas e ignorantes, sino porque son venezolanos que no consiguieron nada mejor. ¿Qué le pretenden pedir a quienes no han tenido más esperanza que sacarse una lotería para salir de la miseria?; ¿Cómo no estar agradecido con quien ha llevado alimentos baratos y salud primaria a los barrios donde ninguna autoridad quería entrar?; El actual presidente mostró en un acto insurrecto, en 1992, lo que muchos sentían, debía hacerse. Seguro habían caminos mas decorosos, justos y prósperos, pero ese barranco era lo que al final del camino, gobiernos tras gobiernos mediocres en Venezuela, forjaron en el corazón del colectivo; ese colectivo llamado por algunos con amor, y por otros con soterrado desprecio discriminador, pueblo.

Hemos hablado mucho ya de las oportunidades perdidas, y de los recursos dilapidados; el presidente Hugo Chávez ha tenido el poder, los recursos económicos y la voluntad colectiva a seguirle que alguna vez gobernante venezolano alguno haya tenido en los últimos 150 años, lo cual no ha sido -en modo alguno-, garantía del éxito, del progreso y del bienestar que hemos soñado. Era previsible: Somos venezolanos en camino de autoconcientización.

Hasta el sol del hoy, y usando el verbo táctico-militar del primer mandatario, nos hemos contentado con algunas y muy puntuales batallas ganadas (barrio adentro, mínimo analfabetismo, etc.), pese a que a la guerra ya no se le ve fin (reelecciones indefinidas con recursos públicos a discreción del que gobierna), las batallas perdidas han sido mayoritarias (justicia, economía, seguridad social, etc.), y los bajas por muertes, ya nadie las cuenta…

Aún en medio de ese escenario, la primera pregunta que formulé al principio de este artículo, sigue siendo determinante. No había opción política aceptable, a fines de los años ´90, si queríamos por fin, enfrentar nuestros males y nuestras fallas que como tabúes sociales, y hasta personales, nadie quiere comentar, y menos afrontar.

Copeyanos y adecos solo hubieran seguido con lo mismo. La causa R (el partido –club-político del líder obrero Andrés Velásquez), allá cuando ese mismo candidato obrerista perdió dudosamente frente al reelegido Rafael Caldera, fue quizás el único asomo de cambio respirado en esta nación en los ochenta y noventa, hasta la llegada insurrecta de los militares en 1992.

El pasado, -incluso este momento presente que acaba de convertirse en pasado al leerlo-, solo sirve para aprender de los errores y aciertos, como única vía para construir con solidez el presente por llegar, y el futuro mas lejano…

Aun las próximas elecciones a producirse en Venezuela, no son ni de lejos, oportunidades claves a ser usadas con sabiduría; los oposicionistas volverán a ir divididos, con dos o tres candidatos por cargo disponible, mientras que el oficialismo, rígidamente controlado por el líder, llevara una sola opción, la que casi seguramente, ganará; “Divide y vencerás”.

Los procesos de cambio, llevan años en el caso de un individuo, pero puede llevar mucho mas tiempo que ese, cuando de colectivos dinámicos e indómitos como los pueblos, se trata. No existen colectivos sometidos por mucho tiempo; eventualmente la fuerza interna del ser humano, lejos de cualquier pragmatismo, se libera a si mismo para seguir explorando en la búsqueda eterna de lo que se es.

Vean con cuidado lo que ofrece cada bando en los que se encuentra dividido el país, y observen como concretan al final para esas elecciones: por muy buenas palabras y discursos que se digan, y por muchos “analistas” y “lideres” politiquitos que declaren en los medios de comunicación, la crudeza del interés particular, de los intereses económicos de los grupos de poder y de la sordidez de la política corrupta venezolana, harán que finalmente, el espíritu de nación sea pisoteado, y los venezolanos, en su mayoría, seguirán esperando por lo ofrecido, anhelando seguramente, -y aunque no nos guste decirlo-, no tener que mover un dedo para conseguirlo.

Creo que aquel refrán que dice el que siembra vientos, cosecha tempestades, es correcto; la Venezuela de hoy, y sus habitantes, son prueba viviente de ello. Como las tempestades verdaderas, lo que queda después, en lo arrasado, es construir con más fortaleza.

El buen tiempo llegará, cuando las masas no busquen líderes a quienes seguir, sino a representantes servidores del espíritu nacional.