miércoles, 30 de diciembre de 2015

Maduro, la política venezolana y el inevitable colapso

Más que una explicación o una reflexión a lo ocurrido el 6-D como una primera reacción temprana, considero que necesario ha sido dejar pasar el tiempo para ver las cosas con la retrospectiva del caso, a fin de evaluar con evidencias en la mano, lo que sucede.
La gran encrucijada hacia donde marchamos, me obliga a dirigirles varias preguntas para que establezcamos entre todos, un marco común de incertidumbre ante el futuro:
¿Por qué si Maduro y toda su gente ha sido negligente e incapaz hasta la médula para atender cuanta cosa se le asigna en responsabilidad, siguen al mando del gobierno?
¿Por qué se sigue asociando erróneamente la permanencia de un presidente en su puesto, con la estabilidad misma de un sistema de gobierno?: ¿No es acaso esa señal signo inequívoco del nivel de “presidencialismo” (y no de institucionalidad) que reina en Venezuela?
¿Por qué en el país cuesta tanto hablar de la “inamovilidad laboral” que se le otorga al presidente de turno?; ¿Es que acaso no hay nadie en el PSUV o la oposición aunque sea menos inútil que Maduro, capaz de sustituirlo?
¿Hay realmente necesidad de todo este “aguante” de parte de las mayorías, cuando la tragedia tienen que soportarla precisamente aquellos con un salario que no da para llegar ni a fin de mes?
¿Cómo una nación puede estar políticamente dividida en dos o tres fútiles “tajos” de opinión y acción, y no ver la debilidad estructural que ello supone para la estabilidad misma de la república?
¿Qué elemento psicológico colectivo está haciendo que el país se esté cayendo a pedazos y aún así casi nadie exija la renuncia del gobierno, el procesamiento penal de quienes delinquen y la implementación de medidas reales, simultáneas y coherentes socialmente (no bancariamente) para salir del infierno económico en el que mansamente hemos entrado?
¿Cuánto puede estirarse el tejido social sin romperse, o sin ser “reventado” por algún factor desestabilizador?
¿Cuál será el factor que finalmente lo haga: el factor militar, o el factor gubernamental?
Veo que las reacciones de personajes políticos de relevancia dentro las “ruinas gubernamentales” dejadas por Chávez, (a su vez construidas sobre los despojos dejados por los adecos y copeyanos), desde el mismo 6-D están demostrando (o reiterando, como deseen verlo), la gravísima falla estructural de naturaleza social que padecemos persistentemente como colectivo venezolano: Esa división de la que tanto hemos hablado, y que explica el por qué de la debilidad del concepto de republica democrática que manejamos, y la consecuente vulnerabilidad y hasta facilidad con la que somos manejados por terceros, incluso si se encuentran allende a nuestras fronteras.
Ya no se trata de un "misterio recién descubierto" el hecho de que el país necesita de una guía de la que carece, y con carácter de emergencia; necesita con desesperación casi de consenso, y exige (casi implora) para comenzar cualquier empresa seria de común acuerdo, de un entendimiento básico de lo que ha ocurrido, de lo que ocurre, y de lo que inevitablemente debe suceder para iniciar un verdadero cambio en el paradigma venezolano.
El cambio va más allá de la vieja oposición, de sus sectores acostumbrados a una dinámica política, del esquema de confrontación bipolar al que irónicamente nos hemos acostumbrado, aun pese a las proclamas (de la boca para afuera) "pluripolares" promovidas por Hugo Chávez en su momento.
Paradójicamente para llegar a esto será necesario la liberizacion del estigma del personalismo que irremediablemente arrastra a quienes han cifrado en nombres particulares la concepción misma de sus líneas de pensamientos más personales, en una suerte de proceso de metamorfosis que los lleve eventualmente a entender que será necesario aprender de ellos, más que  depender de sus visiones, siempre limitadas y atadas  por el contexto de sus momentos históricos.
Sé que es difícil decir eso cuando como personas, (y a veces como grupos de personas), hemos usado las palabras y reflexiones de estos personajes como suficiente aval para dejarles subirse en nuestros hombros, más allá de nuestras propias criticas, en un momento en el que precisamente  la aspereza de los tiempos que vivimos comienzan a exigir de un entendimiento nuevo.
Necesitamos con urgencia repasar el concepto mismo de democracia que hemos dicho abrazar dentro de la constitucionalidad que decimos defender; los “miedos” a los arquetipos debe desaparecer junto con estos, aun enraizados en percepciones mas de los años 70 que de cualquier otra época, y que son la génesis de la estrategia divisionista que tan "buenos" y "malos" resultados al mismo tiempo han dado en la sociedad venezolana, para un bando y otro.
Capitalismo y socialismo existen al presente solo como retoricas huecas utilizadas por bando y bando para administrar sus conveniencias; como extremos en una misma línea recta con un punto de equilibrio en el medio siempre despreciado por estas justamente a media distancia de las estridencias extremas, se condenan a sí mismas al extremismo propio de lo que representan, difuminando la realidad entre ellos: Les digo que no hay nada más justo en el fondo, que la democracia que tanto buscamos en una sociedad unida aunque pluripolar en pasamientos, aunque sometida voluntariamente a la dictadura de la constitución creada ex professo.
Deslástrense de los anacrónicos preceptos de Marx que centraliza todo, y del maquillado concepto democrático de los estadounidenses que entregan el poder a pocos allá donde esté la mayor concentración de capital: La democracia es de por sí y de manera natural, el concepto de justicia social que administrado por las mayorías, atiende igualmente las necesidades de las minorías, manteniendo el balance mediante el respeto a los acuerdos republicanos preestablecidos, que son auditados por todos, y se mantienen a su vez basados en los derechos que hemos consagrados universalmente.
Ese concepto de democracia que nos llama a su ejercicio en la actualidad, representa el punto medio de aquella línea cuyos extremos son el socialismo (muy "capitalista" en Venezuela) y el capitalismo (muy empresarial), y que absurdamente nuestros políticos manipular sin cesar, buscando a su vez el manejo de todos nuestros criterios.
(Por eso ustedes no oyen hablar de "ideologización republicana", sino de bandos acusándose de querer ideologizar al otro con tesis socialistas o capitalistas; es decir, con una especie de "remake" de la estupidez europea de los 80 y 90, que los ha sumido en el insulso y patético estado de las cosas en aquel continente al presente).
    
Hoy los acontecimientos que se están desarrollando no deberían extrañarnos; tampoco deberíamos sorprendernos por la cara dictatorial que asuman sin pudor, tras débiles fachadas jurídicas; cada una de estas aberraciones son consecuencias directas de todos los hitos acumulados. El comportamiento rebelde mostrado por el gobierno instaurado en el país a punta de nuestras propias debilidades, vicios (e irónicamente, de nuestras propias esperanzas), no podían hacernos esperar otra cosa de personeros políticos engordados en las riquezas e influencias obtenidas, acomodados ahora en inmorales posturas que reaccionan compulsivamente ante el súbito movimiento brusco de aquellos que sostenían antes sin chistar, el entramado de gobierno que accedimos a que construyeran, mientras esperábamos el ofrecimiento utópico hecho a la población.
No hay perro que siendo libre, no se revuelque ante el collar que ahora lo limita, y así están los personeros políticos del oficialismo en Venezuela, que ven por primera vez amenazada su hegemonía de poder; mientras, los políticos de la oposición comienza a interpretar erradamente la mayor soltura de su “collar”, como señal “inequívoca” de su próxima liberación, para restablecer sus cotos de caza y reproducción, cual manada de animales enmarcados en su propio sistema de reglas y castas sociales.
Al final no hay aún beneficio neto y justo para nosotros las mayorías, mientras se sigua fraguando el duro desenlace que la torpeza nos adelanta sin sentido.
Permítanme decirles que no se trata de ser pesimista; es más bien cuestión de dejar de ser optimista con lo incorrecto.
La verdadera desgracia que se nos viene encima es espoleada por el hecho de que sigue faltando una clara señal dirigida hacia los políticos venezolanos, indicándoles que deben cambiar, buscar el consenso, y ser honestos, y este dilatar en el tiempo puede dar pie a atajos peligrosos a los constitucionalmente descritos. RECUERDEN: Los políticos nos tienen controlados, y no al revés.
No se ha concretado una corriente social que indique esta realidad, o que alcance a ser interpretada y ratificada en este sentido. Ello implica entonces que la crisis continuará, seguramente retorciéndose cada vez mas, hasta tanto llegue el momento en que la coyuntura lleve a las masas orientadas ahora si por verdaderos luchadores sociales (y hemos descrito las características de estos en el pasado), a establecer la definitiva ruta de trabajo necesaria para instaurar una nueva etapa republicana y social.
Necesario serán sin embargo, los vaivenes que nos sugerirán al aproximarnos a los extremos ilegítimos, de  manera alternativa, como ha sucedido hasta el presente con “x” años de “cuarta”, y “x” años de “revolución”
No puedo decir más por ahora. Sé que las cosas no lucen bien, y quizás no terminen de la mejor manera dado el nivel de arrogancia manejado por lado y lado, pero ello no significará la desaparición de Venezuela como nación; cuando mas, la transformación de esta, cuando aligerada por el derribamiento de los enquistados paradigmas, emerja la luz de toda aquella iniciativa por años callada en el corazón de miles de nosotros.


No se exalten con los acontecimientos por venir. Prevean su llegada como avatar del destino ante la ceguera de las mayorías que se arrojaron al redil para ser inmolados como ofrenda inútil.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Un pequeño mensaje a los ecuatorianos:

Hace unos días, y en el ámbito de su legislación, Ecuador ha dado el visto bueno a la enmienda que permitirá reelegir indefinidamente a los cargos de elección popular. Como se que “nadie escarmienta en cabeza ajena”, como decíamos en mi tierra, desde Venezuela lo que nos queda es ver como en Ecuador, desean con ansias políticas emprender un camino del cual luego difícilmente saldrán intactos (me refiero en particular a las “ansias” de aquellos que quizás estando ya en el poder, o próximos a estarlo, maquinan sus propias estrategias de permanencia en el cargo).
Los ecuatorianos tienen que entender que el permitir la reelección, supone asumir dos cosas como ciertas e inalterables, Quizás más cercanas a la utopía que a la realidad (con humildad les digo esto, y siempre desde la pequeña óptica de estar en Venezuela):
Primero, que las cosas funcionan como legalmente se supone que sea; es decir: 1.- Que es imposible que alguien abuse de su cargo para alargar su estadía mediante el tráfico de influencias y de recursos del mismo estado; 2.- Que no hay manera de que algún partido tome ventaja por estar administrando el poder para el que fue originalmente electo su candidato, y 3.- Que la ética predomina a toda prueba, y en toda instancia social concesible.
Segundo, el aceptar la noción un poco arriesgada de que “nadie” puede hacerlo “mejor” que el funcionario electo que se encuentra en el poder, (llegado inicialmente por la acción del mismo voto). Esto implica de facto la entrega irrestricta de la institucionalidad, en un mero acto de confianza sin garantías sobre un individuo electo, o en todo caso, sobre algunos pocos igualmente electos.
Insisto: Permitir la reelección no es darle oportunidad a una buena persona para que siga gobernando como lo viene haciendo: es entregar toda la estabilidad institucional de una nación, a unos pocos individuos, que después de llegados al poder pueden coordinarse para mantenerse en él por la razón que sea, (pero siempre razón anti constitucional), mediante el ardid de la administración de las influencias construidas. De allí en adelante, solo queda la permeabilización de toda la estructura del Estado a este vicio, imposibilitando luego el accionar independiente de las mencionadas instituciones.
Ese ha sido el camino que Venezuela cándidamente eligió al confiar ciegamente en una sola “buena persona” para resolver las cosas, sin detenerse mucho a ver los otros ángulos del asunto político-social.
Creo en la autodeterminación de los pueblos, y por eso solo puedo decir desde aquí, sin desprecios, que “allá ellos los ecuatorianos” con sus pasiones políticas, tal como en Bolivia también ansían hacerlo, engolosinados con un presidente al que parece que no le necesitan encontrar otra “buena persona” que le reemplace para seguir gobernando con calidad y desde una perspectiva nueva y revigorizada quizás con la experiencia que los gobiernos anteriores han dejado en el colectivo social. Ustedes mediten si no está allí el germen principal del nacimiento de la división social/política, y de la frustración de quienes no se sienten representados en un instrumento político que fue fundamentado precisamente bajo esa elemental noción: La rotación del encargado.
Así quizás comenzaron los reinados, ¿No?
¿Se han dado cuenta que los políticos y funcionarios que proponen la reelección indefinida, jamás dicen, sin tener la intención de aprovecharlo: “y de ser aprobado, solo será ejercida esta opción en el siguiente gobierno, cuando yo me vaya”?
¿Serán los ecuatorianos los testigos de la primera "excepción a la regla"?
¿Se lanzarán en esa apuesta donde todos son el pago?


El derecho a meter la pata, en definitiva, lo tienen todas las naciones.

¿Qué pasa en Venezuela?

"El círculo deberá cerrarse antes de que estas cosas pasen y den lugar a otras más avanzadas social y nacionalmente en Venezuela."

Hay tiempos para escribir, y tiempos para contemplar. 

Quienes leen este blog saben que lo que ocurre en el país, no era inesperado. No podía pasar de otra manera. Lo hemos estado reflexionando. 

Pronto nos detendremos a mencionar las debilidades que subyacen en la política venezolana de estas semanas, y más allá, en lo profundo de la sociedad, recordando que cuanto mas hondo resulte estar la debilidad, mas difícil es reconocerla y corregirla.

En la división está el germen de todo, y la solución reposa virgen y no descubierta por las masas, en el camino más duro y difícil de cuantos pudieran concebirse como reto para una sociedad: La humildad.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Elegir entre los malos de hoy, o los malos de ayer.

El gran círculo nuevamente se cierra; las gestiones políticas pasadas que permitieron la creación y llegada al poder del otro bando (la izquierda), ahora se prepara para entrar en su etapa final, como en su momento lo hicieron quienes desde la centroderecha, arrojaron conceptualmente al país en un “viernes negro” (1983), donde no volvió a amanecer, incluso hoy.

Si gana el chavismo, -que tiene todo el poder para lograrlo-, será el triunfo de todo lo inmoral que puede encaramarse sobre la visión de una justicia social posible, más no alcanzable por esa vía. Conocemos ya cada uno de los mecanismos electoreros disponibles para que ellos logren tal fin, siempre basados en un modelo comprobado capaz de “lubricar” con eficiencia a toda la sociedad con dinero. Un trabajo de hormigas, que ofrecerá probablemente una cantidad de diputados injustificada desde cualquier punto de vista ético, sea la cantidad que sea.
Nota: Mientras eso quizás ocurre, Nicolás Maduro seguirá entregando 50000 casas por semana, convencido de que algún tecnicismo que le cruzaron por la cabeza sus funcionarios, explica la magia de estar entregando miles de casas diarias que nadie ve, para poder pasar de 800.000 viviendas, a 900.000, en solo unos días.
Ahora, si gana el oposicionismo, estaremos ante el resultado producto de la activación de un mero mecanismo de castigo hacia el gobierno por parte de sectores importantes de la población. Nada más, No habría ninguna idea que hubiera cautivado; tampoco ninguna estrategia sincera que hiciera factible el pensar en una política creíble y coherente para los siguientes años por parte de quienes hicieran oposición; solo ofrecimientos aislados. Solo promesas inarticuladas con la realidad.

Me preguntaban si había que ir a votar o no, y con sinceridad le respondo a quien me hizo la pregunta por este blog, que debemos ir a votar y escoger una opción; yo lo haré; iré a votar, y solo porque es el único "mecanismo" activo y existente en este momento (luego estarán las constituyentes y los revocatorios), para "modificar" el juego político  aunque solo sea para destrabarlo de a poco; desesperantemente de a poco. 

Por nada más voy a votar. No tapemos el Sol con un dedo.

El problema de la polarización que vivimos, está en que hacer esto que digo implica enviar un mensaje que se lee erradamente: "éste votó por la oposición porque apoya las ideas de estos, y desprecia absolutamente todo lo que el gobierno ha hecho". (o viceversa). ¿Ven el problema?: Hemos perdido la capacidad de conseguir puntos medios: No hay manera de decirle al gobierno "esto está bien, pero esto otro está muy mal; cámbialo o te saco del poder". Lo mismo con la oposición: "deja de despreciar todo lo que hace tu adversario; ha hecho algunas cosas buenas. Céntrate en ver como mejorarlas, y en cómo salir de las que son erradas; hazme una propuesta y veré si voto por ti". Por estas cosas, es que al final pareciera que éste no fue el turno del surgimiento de una tercera opción política equilibrada y honesta por donde se le mirase; tampoco la de un consenso político para procurar la despolarización de la sociedad, y con ello la del control de las terribles consecuencias que en términos de pobreza y  de violencia, tiene esto  para todos sin distinción.
El “círculo” debe cerrarse para poder avanzar, pues ocurre lo mismo que con un tornillo: Éste debe avanzar en un giro completo, para poder estar más cerca de ajusta y cumplir su función. Por ello, no vean el “círculo” solo bajo la percepción de la bidimensionalidad del espacio; obsérvenlo en su tercera dimensión; obsérvenlo con ojos de quien es capaz de “ver” una dimensión más que la mayoría, en el universo del tiempo y espacio donde las sociedad (que no sus individuos), se mueve y crece. Allí es donde se darían cuenta de que más que un circulo, es una espiral ascendente, de pocos grados de inclinación, y que por su tamaño enorme, resulta casi plana (y a veces hasta en bajada), para el ojo humano acostumbrando a lo pequeño y a lo inmediato.
Esta espiral que se nos muestra como un circulo a punto de cerrarse, en realidad nos debe recordar que aún no controlamos a nuestros políticos, y por ende, eso implica que ellos nos controlan a nosotros, en alusión directa al mantenimiento de castas sociales capaces de surgir y controlar al resto de la población, en un ejercicio más de sectarismo y precisamente, de injusticia social.
Por doquier vemos muestra de esta realidad en el mundo político venezolano; los discursos proferidos, insostenibles más allá de la burbuja de realidad donde viven debido al poder que detentan, permiten que lleguen hasta nuestros oídos, afirmaciones inauditas, que sin mucho análisis, son aceptadas por las mayorías, para su propia desgracia. Caso emblemático de esto, y de muy reciente data, nos viene de lo que decía el dirigente Jorge Rodríguez (PSUV), que podríamos catalogar en otro de esos caprichosos giros del irónico destino, como una legítima y muy conveniente para él, percepción de la realidad que es creída por muchos pese a estar bañada de la soberbia más pura y concentrada que época política haya visto en Venezuela:
“Esta es la fiesta de todos. La voz del pueblo es la voz de Dios. Acatamos la voz del pueblo, que es la voz de Dios”, expresó Rodríguez, en una transmisión de VTV.
(Diario Panorama; portal web; Política y Economía, 02:40 PM 05/12/2015)
Resulta que no hay mayor arrogancia que establecer una conexión directa entre Dios y un determinado pueblo, para apoyar una idea o una visión política en particular. Las implicaciones de tal falacia son enormes: Si “La voz del pueblo, es la voz de Dios”, entonces como ello “aplica” en Venezuela, debe “aplicar” también en los demás “pueblos” del planeta Tierra; de esa manera los Judíos tienen razón; igual que los árabes, los Chinos, o moviéndonos en el tiempo, el pueblo de la Alemania nazi, o el pueblo que apoya en la actualidad al movimiento terrorista ISIS. Todos resultan ser la voz de Dios, de acuerdo a la afirmación venida de un profesional de la Psiquiatría como lo es el Sr. Jorge Rodríguez, dirigente del PSUV.
“Así pues, la ligereza en las palabras desdice mucho de quienes las pronuncian”.
El “círculo” deberá cerrarse antes de que estas cosas pasen y den lugar a otras más avanzadas social y nacionalmente en el país.
Mientras, no veo ningún elemento que garantice que sustituir a diputados por otros en las actuales condiciones, y con las presentes concepciones sociales existentes, suponga una mejora neta; cuando más, marginal, y desde algunos ángulos de enfoque, más bien resulta en una “mejora” miserable.
Puntualmente les recuerdo que aunque el CNE demostrara a la prensa y al cuerpo de “acompañamiento” que el proceso de votación y totalización es transparente, no lo es así la manera en que se llegan a conseguir esas votaciones. Allí es donde está toda la trampa, y por cierto, toda la inmoralidad.
Queridos compatriotas, les digo que mientras Venezuela ha perdido la capacidad de activar constituyentes (al menos de la misma manera en que lo hizo para prepararse a solicitar el muy cercano ya en fecha referéndum revocatorio presidencial para el negligente de Maduro), lo cierto es que si interpretamos el sepulcral silencio en relación al tema hasta ahora, también puede leerse que la sociedad ha perdido en esa misma medida la posibilidad de afrontar sus propios errores, y con ello, el abrirse la oportunidad de cambiar y prosperar.
De una vez les digo que las elecciones de este 6 de Diciembre, deben mostrar cuantos “bachaqueros” e interesados en mantener el statu quo, existen en el país; de ello dependerá el triunfo chavista o el comienzo de la salida del escenario político del chavismo como movimiento mesiánico, que necesariamente deberá darle paso a algo más humilde, con mayor cantidad de líderes sociales, y menos “estrellas” políticas nacidas de los errores del fallecido presidente.

La sociedad toda deberá enfrentarse al predicamento de dilucidar si las largas colas, esta vez de votantes y no de bachaqueros, no sean solo esperanzados alineamientos de “marionetas” que van simplemente a elegir lo que los políticos quieren que elijamos.


Tengo fe. Se que no hay mal que dure 100 años; se que aprenderemos a tomar lo bueno de cada época política, y les sacaremos provecho. Sé que estamos llegando al tiempo de la incredulidad, y les digo que ello es bueno. No creer en nada de lo establecido, es el principio del comienzo de creer en algo nuevo. Así es la naturaleza humana. Así es la vida misma.

martes, 24 de noviembre de 2015

La torta de Maduro.

Revisando noticias, me topé con una imagen que resultó ser para la reflexión, al traerme el recuerdo de una frase célebre: “Una imagen vale más que mil palabras”.
La imagen que contemplé no se trataba de una que refiriera algún acto de violencia en cualquiera de nuestras ciudades, como vemos a diario; no era tampoco una grafica con motivo de la denigrante cantidad de colas para comprar alimentos que dominan  la vida cotidiana de la mayoría en este país, pero no por ello definitivamente  dejó de oprimir mi corazón el ver como Nicolás Maduro celebraba su cumpleaños por todo lo alto (literalmente, en el avión que Cubana de Aviación le sede para cada uno de sus periplos intercontinentales), en las “alturas” de su esfera política, rodeado de sus familiares y socios políticos, para que acto seguido del respectivo cantar de cumpleaños, una enorme e insolente torta, (con la bandera de Venezuela en ella, lista para ser ultrajada), fuera cortada y repartida en trozos pequeños entres sus más allegados (menos dos de ellos que están de “tour” por el sistema judicial estadounidense).
¡Qué imagen tan poderosa para mostrar lo que en realidad pasa en Venezuela!
¡Es que así se han repartido en verdad el poder y la riqueza del país!
¡Riéndose de todos nosotros mientras desde arriba ven la torta y la parten!
Y son las migajas de esa “torta” queridos compatriotas, las que quedan para los más necesitados, que resultan ser las mayorías depauperadas de siempre, hinchadas ahora por el descontrol de la natalidad y la aparición de miles de barriadas producto de la toma ilegal de terrenos, con el beneplácito de quienes ven en esos lugares llenos ahora de improvisación y necesidades, la oportunidad de cedular e instalar el “paquete popular” de las “misiones” entre las nuevas “comunas” nacidas al calor de las invasiones, para que en el proceso de todo aquello, siempre algunos logren cuantiosas ganancias producto de negocios turbios e inmorales nacidos de la necesaria logística para hacer llegar a los nuevos territorios “conquistados” o “devueltos al soberano pueblo”, toda la parafernalia disque revolucionaria.

La “torta de Maduro”, en ese avión a miles de metros de altura, y en lo que pareciera ser a millones de kilómetros de la realidad venezolana (si, millones), en un nuevo giro de la ironía existencial de este país, se vuelva poderosa imagen de lo que el cinismo oficialista se ha vuelto entre nosotros: Una manera torpe de hacer invisible el descalabro moral y ético de nuestra sociedad.

La “torta de Maduro”, no es un titulo casual para esta entrada al blog: Es una expresión igualmente irónica, que hace alusión a “la nada” en la que se encuentra Venezuela, flotando por allí, alegremente, como consecuencia directa de todos aquellos que votaron por el actual presidente, por el estado de las instituciones que perdieron sus independencias frente a todos nosotros, por los militares que no supieron salvaguardar la integridad moral de la Republica, y por una oposición que solo ha  sabido actuar como tonto útil de un gobierno, haciéndolo de paso tan mal, que a la vista de unas elecciones, la gente pareciera creer en verdad que hay opciones reales entre elegir a un “ladrón de bancos” o un “ladrón de joyerías”, para que ocupe un cargo en la asamblea, como si uno fuera a ser más honesto que el otro; como si uno fuera la solución frente al otro.
La “torta de Maduro” es una representación grafica poderosa de la descomposición social que vivimos, de esa falla estructural que ha sido responsable de la debacle no económica, sino de la concepción misma que tenemos como sociedad.
Las “Migajas” de la torta, repartidas durante casi 20 años y con las que sin saberlo se han conformado las mayorías, ha sido el verdadero secreto del éxito de tan prolongado modo de gobernar en Venezuela, pues mientras los verdaderos pedazos de la “torta” eran repartidos entre un muy selecto grupo allegado al poder, eran tan solo las migajas que “caían” las que permitían mantener toda la estructura reorganizada en una sola figura centralizada, con el mando y control psicológico y físico de toda la nación, incluso si había porciones de la sociedad en abierta oposición a ello.
“Pueblo migajero”, y “castas lisonjeras”. ¿Qué más podía pedir alguien encumbrado en el poder de esa manera?
Sin duda alguna que al verlo en retrospectiva, solo la muerte no pretendida ni esperada podría separar a alguien encumbrado en ese poder, de semejante paraíso zalamero, lleno de fantasía épica.

Venezuela, el país socialista más capitalista del mundo, ve toda su tragedia reflejada en una sola imagen: La de su presidente repartiendo la torta entre sus allegados.

¡Feliz cumpleaños, Nicolás!, ¡Felicitaciones!;
Nadie había llegado tan lejos, haciendo tan poco;
Nadie había dañado tanto, en tan corto tiempo.


domingo, 22 de noviembre de 2015

Nueva etapa republicana, nueva bandera.

Es simple: Llevar con nosotros las lecciones del pasado, no significa arrastrar por siempre las consecuencias de sus acciones: Esto se aplica a la querida Bandera Nacional.
Esa bandera de la “República Bolivariana de Venezuela”, deberá cambiar, ante la necesidad y conveniencia de unir a todos bajo una renovada pero familiar ideal gráfico universal que cale por igual en todos los sectores de nuestra sociedad. Debe representarnos y al mismo tiempo alejarnos de la incómoda noción del pasado inmediato (es decir, que no sea “ni de la cuarta ni de la quinta república”), para alejarnos de todo aquello que nos una con lo polémico.

El asunto del cambio de la bandera no debe obedecer a criterios revanchistas: recordemos que hasta la llegada de Chávez, la bandera utilizada era la establecida en febrero de 1954, por el entonces Congreso de Venezuela, basándose en el diseño oficializado el 20 de abril de 1836, donde se estableció por primera vez el concepto del escudo que usamos hoy. El cambio propuesto por Chávez fue bajo el argumento de honrar la petición que El Libertador había hecho en 1819, para incluir a la por entonces provincia de Guayana de los tiempos de Bolívar (IMPORTANTE: dejando por fuera del actual modelo de bandera al estado Zulia, si nos apegamos a la interpretación de ese criterio histórico, ya que no era parte de la república para ese entonces: recuerden que fue la batalla naval del Lago de Maracaibo, -y no la de Carabobo-, la que sellaría la integración e independencia de todo el territorio de Venezuela).

Aunque los zulianos no han hecho reclamo al respecto (por aceptar a rajatabla lo que dijera Chávez, o porque ignoraban en su mayoría el hecho histórico), lo cierto es que es el momento de incluirlos a todos en el actual ordenamiento de las cosas (estados).
Por esta razón, y solo como un primer ejercicio conceptual, debemos ir pensando y meditando, sobre el rediseño que mejor represente lo que queremos para esta futura y próxima sexta república por nacer (no me refiero ni hago alusión a las elecciones del 6-D). Necesario será un concurso abierto para todos los ciudadanos.
Humildemente opino que las tres barras de colores deben quedarse, al igual que el escudo, aunque rediseñando la orientación del caballo (ni a la izquierda ni a la derecha: ¡Cabalgaría hacia adelante!), lo mismo que la noción de la estrella blanca, partiendo ahora de un nuevo esquema.
La idea inicial propuesta acá de una estrella única, permite la bondad de acomodar en esta noción, al distrito capital y a cualquier otra dependencia, cosa que la representación de los estados no permite; sin embargo, sabemos que las islas, exceptuando a Nueva Esparta, son dependencias, y que el distrito capital, es meramente una unidad política de carácter centralista, sin noción de identidad propia mas allá de ser capital del país.
No olviden evaluar la propuesta de integrar al Esequibo como un estado más, independientemente de lo que a estas alturas se pueda recuperar de dicho territorio.


Allí se las dejo; medítenlo y no dejen que algún político se apropie de la idea para ganar favores con escapulario ajeno, como dirían mis viejitas.

NOTA:
Porque me gusta lo correcto, deseaba comentar con agrado que luego de publicar la entrada, descubrí que afortunadamente, la idea del escudo es motivo de reflexión de muchos otros seguramente, y ya había sido planteada, con distintos matices, por lo menos en estos dos otros sitios: Merito a quienes lo tienen, en estos y otros blogs y páginas.

Pudiera ser que incluso las banderas que he diseñado como ilustraciones de esta entrada, tuvieran similitud con otros propuestas en el mismo sentido. Para alegría de todos, esas banderas son y serán siempre patrimonio de Venezuela.

400

Cuatrocientas veces me he sentado a escribir en este blog; cuatrocientas botellas con mensajes he lanzado al mar de la esperanza que es internet, para llegar a aquellos que en la orilla de este mar, y mirando al horizonte, buscan respuestas a los asuntos de Venezuela, y a veces, del mundo.
Cien “guerreros” más que los “300” que lucharon en la épica batalla de las Termopilas, en tierras mediterráneas, y de los que espero mejor destino.
Cuatrocientos ladrillos para construir; no cuatrocientas piedras para confrontar.
No estoy de acuerdo con la violencia, porque esta nos invita a cortar camino a costa de la sangre de los más jóvenes, como siempre termina siendo en todo conflicto, mientras que finalmente los sobrevivientes, -y no esos muertos-, son los que llegan a los acuerdos, aún en deshonra de los que derramaron sangre.
No podemos seguir peleando “guerras de independencia” a punta de plomo y espada, para luego vivir a la sombra del caudillo de turno que resultara ganador; en algún momento tiene que haber un cambio intelectual, que establezca por fin un cambio real en el lenguaje político y social, donde la sabiduría pueda más que lo visceral. No hay otro camino para construir y pavimentar un sendero sin odios ni cicatrices que clamen venganza luego.
Algún día palabras como moral, ética y honor, volverán a tener valor en la estructura social venezolana.
Mientras, la misma “cremita” para la “irritación” que Chávez le ofreció a los estadounidenses cuando negó la asistencia de estos en el desastre de Vargas en el 99, deberemos en un giro del destino, ofrecérsela y untársela a oficialistas y oposicionistas, para que dejen la irritación que la arrogancia de creerse con las barbas de Dios en una mano, y la razón en la otra, les ha producido luego de tantos años de pugnas, división y odios inútiles que solo han beneficiado a los corruptos y a los extranjeros que hicieron negocios y acuerdos leoninos con el gobierno, y que finalmente nos han devuelto al mismo punto del camino, aunque con mas ampollas en nuestros pies y cansancio en las almas.
Cuatrocientas veces he querido decir que hacer cosas con buenas intenciones no basta, si en el trayecto de lograrlas, dejamos también destrucción, inmoralidad, deshonor, mentiras y dolor. No podemos permitir que se siga institucionalizado, de la mano de quien sea, el concepto de el que llega a la presidencia, a la gobernación, a la alcaldía o a la asamblea, se lo lleva todo.
Cuatrocientas veces hemos hablado en el fondo, a través de la lectura entre líneas que hacemos, de la elemental y necesaria noción del equilibrio; porque es el equilibrio queridos compatriotas, lo que finalmente puede sacarnos de este atolladero conceptual sobre el que estamos todos.
No puede haber impunidad frente al equilibrio de las instituciones.
No puede haber violencia ante el equilibrio de la justicia social
No puede haber corrupción ante el equilibrio de la justicia instituida
No puede haber una sociedad herida, cuando el equilibrio de todas las voces que viniendo de cada ciudadano son escuchadas, marcan el compás de nuestra marcha y la del gobierno republicano.

No digo que cuatrocientas “migas de pan” he dejado para llevarlos a la verdad, porque no soy poseedor de tal concepto, ni portador de semejante arrogancia. Un teclado sin nombre que solo escribe en silencio, seguro de que comparte las mismas ansias por llegar a un nuevo entendimiento colectivo de lo que la verdad es, a la luz de una sociedad que solo cohesionada puede lograr objetivos grandes, allí donde los empujones y tirones individuales, solo vuelven “girones” el manto republicano que ha debido construirse con los años.

Cuatrocientas veces más puedo seguir lanzando botellas al mar; se que ustedes estarán yendo y viniendo a la orilla del mar, buscando compartir sus angustias, y sus esperanzas. De eso se trata la humanidad que nos conecta; de eso se trata ser pueblo de una sola nación.

Gracias por no perder la Fe. Busquen en sus vidas otras cuatrocientas razones para no perderla.

Sobre los derechos humanos y los asuntos electorales en Venezuela.

Esta entrada del blog es directa, y aspiro que sea útil para que cualquier interesado que estando en el extranjero desee saber que pasa en este país en referencia al tema de los derechos humanos, muy particularmente en estos tiempos de elecciones de pronostico reservado:
NUMERO UNO: En esta Venezuela, Estado "híbrido" entre un régimen electoral y una dictadura que no recurre a la supresión absoluta de libertad de expresión como método clásico de control, si existen los derechos humanos, pero la impunidad ante las desviaciones en el respeto de estos, hacen que más bien sean una especie de “plastilina”: Se estiran y moldean de a cuerdo a las necesidades o caprichos de las autoridades. La realidad muestra que no hay institución defensora de tales conceptos y derechos que inspire alguna confianza razonable entre la población; cuando mas existe una especie de “resignación” generalizada a la idea de que “o le llego a estos (la autoridad, la institución), o me guardo la injusticia para mí”. En otras palabras: Aquí te pueden agarrar, te dan una paliza, una bala entre los ojos y desaparecer para siempre, con el mismo resultado impune independientemente de si fueron bandidos "civiles", o bandidos "uniformados" y con autoridad.

NUMERO DOS: Lo cierto es que si te pasa algo en la calle, en el trabajo (particularmente si ese trabajo es en una dependencia del Estado) o en tu casa, no tienes ninguna garantía de que te vayan a ayudar en lo que legalmente la constitución y las leyes en teoría te garantizan, por lo que los culpables pueden aparecer, o puede que no.

NUMERO TRES: En cuanto a las elecciones en Venezuela, estas  podrán dar la impresión de ser justas y limpias en términos del procedimiento y de la verificación de resultados (que no de cómo llegaron a esos resultados, aunque es un detalle que por darlo por sentado en sus países de origen, pase acá desapercibido para ellos), pero lo cierto es que el avasallamiento del aparato político y económico del Estado que se pone al servicio exclusivo y sin límites éticos para el que esté en el poder, es tal, que hacen que cualquier oposición a este poder, se vea reducida y silenciada, y cuando más, “salvada” y con “chance” de ganar, por las mismas metidas de pata del gobierno, más que muchas veces, por la existencia de un discurso coherente y novedoso.

NUMERO CUATRO: En el mismo tema de elecciones, les digo que firmar un acuerdo de “respeto a los resultados electorales”, es totalmente inútil, debido precisamente a ese abuso absoluto e impune del poder del Estado para forzar la apertura de mesas electorales, para la búsqueda casa por casa de la gente y obligarla a votar (o mediante el pago directo con dinero o especias), o mediante el chantaje que representa el tener una beca, una casa o alguna dádiva del gobierno y estar sometido a la verificación de por quién votas, para mantener precisamente ese beneficio económico obtenido. En todo caso, estas cosas no son obvias para el que mira al país desde el exterior, y así se da la falsa impresión  a los extranjeros de que las elecciones fueron justas, cuando en realidad se torció y abusó de toda ley y reglamentación concebida para hacer elecciones limpias.

En Venezuela hay “libertad” para decir algunas cosas, pero decirlas matizadas por la crítica puntual al gobierno o sus funcionarios puede costarte el empleo, o la beca, o la casa, o la pensión, o incluso, la posibilidad de permanecer con tu familia, (al terminar arrestado y sin juicio), por escribir un blog, un twit, marchar en calidad de opositor o expresar tu opinión en el trabajo.


El detalle aquí queridos amigos, es que en Venezuela los derechos humanos están condicionados, porque no existe el predominio del ideario republicano como cielo de nuestra propia sociedad, bajo el cual no podría ocultarse ninguna injusticia. La conveniencia del momento, y la mentira sistemática de manos del que detenta el poder, se han vuelto peligrosas costumbres que de a poco, han corroído y destruido una parte esencial del concepto republicano de nación, requerido por cierto para soportar al resto de la estructura de gobierno: LA CREDIBILIDAD PUBLICA BASADA EN LA ÉTICA Y LA HONORABILIDAD COMPROBABLE.
De allí hacia “abajo”, lo que queda es el reforzamiento no pretendido del concepto individualista de “la supervivencia del más apto para hacer lo que sea y como sea”, instaurando con cada vez más fuerza, la noción de la “viveza” como antivalor de vida efectista, y por cierto, destructor comprobado de la noción republicana que ha de tener toda sociedad que pretenda vivir y prosperar como nación.

Maduro el Destructor.

El país no solo “flota en la nada”: también ha quedado establecido a estas alturas que tiene como epicentro político de gobierno a un personaje que desdibujó por completo la frontera entre la idea de representar a un gobierno nacional, o a un conglomerado de intereses inmorales e ilegales cercanos a él.
El sistema socio político y económico ha colapsado, y nadie se da por enterado; si se tratara de un avión que se hubiese desbaratado en el aire, sus “pasajeros” (en teoría, nosotros todos), estaríamos en caída libre hacia el suelo, pero como la capa de nubes es enorme y no ven al terreno acercarse, han decidido aceptar la cómoda noción de que pueden vivir sus vidas en ese aparente flotar sin movimiento alguno, sin referencia externa que los perturbe, o que les recuerde que toda sensación de seguridad falsa e ilusoria, tiene un abrupto final.
No hay pues, fuera de ese imaginario escenario que utilizo para escribir y describir, un elemento positivo en medio de toda esta vorágine de división y extravío nacional, que pueda considerarse capaz de sobrevivir incólume al impacto demoledor del todo (pasajeros y restos de la aeronave), contra el suelo.
Esos “pasajeros” incluso se han obsesionado a tal punto con una salida a la situación de no poder ver más allá de esas nubes que ocultan el suelo que se aproxima (y que no les permite “vivir” tranquilos entre las nubes), que han centrado todas sus esperanzas en unas elecciones parlamentarias a realizarse solo unos segundos antes del impacto final; ninguno de los que cae habla del “paracaídas” de la honestidad descarnada que se requiere para señalar los verdaderos males republicanos y sociales que tanto peso muerto hacen sobre nuestro andar; nadie habla del “avión de repuesto” que es la justicia ciega que debe existir por encima de cualquier impunidad, si se quiere retomar, mantener y cultivar la fe en la republica y sus instituciones; tampoco se habla de la “mochila voladora salvavidas” que es el referéndum revocatorio del próximo abril de 2016, con el que Maduro podría ser destituido democráticamente y a más tardar, enjuiciado; misma aptitud se da con el “ala delta de repuesto” que constituye el llamado a una asamblea constituyente donde con un puñado de sensatos luchadores sociales(que no de políticos sobrevivientes de estos años de oficialismo y oposicionismo), se podrían tomar las crudas lecciones que se nos vienen encima como conclusión a todos estos años vividos, para entonces enmendar y reparar lo que es ya una sociedad retorcida en su propia arrogancia.

Nada de nada. Solo vemos ante nosotros la “comparsa carnavalesca” del dinero que no pareciera dejar de fluir, -mitad hacia el exterior, mitad a los bolsillos de los inescrupulosos-, y que hacen llegar a los barcos cargados de “felicidad comprada”, (en las empresas de otros países), en forma de miles de toneladas de alimentos para seguir llenando los “bozales de arepa” del pueblo, solo para que los miles y miles de contrabandistas (bachaqueros) diseminados particularmente en los estados fronterizos, sigan con el trafico nacional e internacional de mercancías, producto de una desnaturalización de lo que la decencia debe ser. Solo vemos destacarse a conveniencia de algunos tras de lo que se ha convertido en la carroza principal (gobierno nacional), al “Rey” del ya lánguido desfile, engalanado con lo que su posición principesca le permite tomar para sí y para su familia inmediata, mientras pasa engolosinado por la vía, regalando, -casi que arrojando a sus súbditos-, becas, electrodomésticos, pensiones, taxis, aviones, tablets para los estudiantes de otros países y territorio venezolano para Guyana.
En este pequeño país de una sola calle principal (el Estado), no es difícil establecer quién es el Rey del carnaval; nada mas hace unos días decía ese personaje, nacido de la zalamería al hoy líder supremo muerto, y con la seguridad y arrogancia del que se sabe protegido por toda la corrupción que es posible concebir en Venezuela, lo siguiente:

Maduro: “Entregaré 2500 taxis gratis para evitar a los gestores corruptos” (Web Noticiaaldia.com)
Luego de hacer un recorrido por toda la autopista y saludar a la comunidad, el primer mandatario nacional manifestó que los 2500 taxis que serían entregados durante ese evento son donados por el gobierno nacional, ya que quiere evitar que gestores corruptos se beneficien con el lanzamiento de la Misión Transporte,
“Todo taxi que se entrega hoy en los próximos días será gratis. Se le entregarán totalmente gratis. No quiero enredos con el banco ni ladrones cobrándole partidas a los taxistas y si no se cumple con esa orden cortaré cabezas. Se les entregan sin  cobrarle ni medio porque se que hay gestores pidiendo dinero de 100 mil y hasta de 120 mil por entregar las llaves, ¿hasta cuándo esta corruptela”, dijo.

Esta frase del adjudicado por el CNE Nicolás Maduro, dice mucho de su estructura política mental: “Se les entregan sin  cobrarle ni medio porque sé que hay gestores pidiendo dinero de 100 mil y hasta de 120 mil por entregar las llaves, ¿hasta cuándo esta corruptela”
Entenderán ustedes ante este desfile de inaudito desparpajo político, (y aceptación por parte del país todo, incluyendo a esa oposición que no ha sabido concretar nada, y que ahora se siente envalentonada por supuestas encuestas a su favor (más que por buenas ideas presentes), que yo le tengo que preguntar a Maduro varias cosas:
1.    ¿Así vas también a hacer con la comida?: ¿La regalarás a todos por igual para evitar que los “malévolos” mediadores, importadores de 6,30 Bs/$, y bachaqueros (civiles y militares), puedan andar extorsionando con el hambre al pobre pueblo?;
2.    ¿De acuerdo a tu particular “lógica política”, será que si alguien tiene una enfermedad, mejor será matar al enfermo para que se “muera” la peste que lo atosiga?;
3.    ¿Qué otra cosa tan decidida a la ligera, con tal de ganar votos ahora, y luego evitar el referéndum revocatorio, estás dispuesto a hacer?
4.    ¿Decidirás que como “no puedes” con la corrupción, mejor es eliminar todo lo que la incita?
5.   ¿No sería mejor eliminar la impunidad que se ha vuelto madre de toda la injusticia?;
6.   ¿O es que acaso eliminarla es hacer desaparecer el piso sobre el que se paran todos los que te tienen como a un “atlas con bigote”, cual parodia de la mitología griega, sosteniendo el mundo de la corrupción venezolana?

Seguro que sin quererlo, (porque simplemente no tienes la capacidad de visualizar mas allá de tus narices y de los intereses de quienes te rodean en el alto gobierno y en la alta familia), te has convertido en el que la historia denominará como Maduro, el destructor”, porque te has hecho del despropósito, una meta en sí, con la cual todo lo que quedaba de pie, terminará por caer, y como golpe irónico del destino, -si la sociedad venezolana lo sabe ver-, será la oportunidad para comenzar en verdad de “cero”, sin estructuras o personajes de la cuarta o de la quinta, ahora desnudos, arrepentidos y avergonzados, pero a partir de allí, capaces de enorgullecernos del sacrificio que haríamos por nuestros hijos, pues por primera vez, estaríamos dejando para ellos, algo más que ruinas e inmoralidad.

Ojala comprendieran todos la enorme oportunidad ante nuestros pies; ojala algunos logren por lo menos entenderlo, y sirvan con devoción republicana de “facilitadores” desinteresados, dispuestos a enseñárselos al resto.
Maduro seguirá sin entender su verdadera misión como corolario del camino insensato elegido por las mayorías en Venezuela en el reciente pasado de finales del siglo XX: Destruir todo lo que aún queda intacto de los hilos de intereses y poder que han despedazado al país con el consentimiento de todos.

“Maduro el Destructor, el hijo de Chávez, el adoptado por todos los venezolanos y con poder de voto, con cada día que se le dejó en el poder”.

Ese deberá ser su epitafio político, y la marca de todo aquel que jamás osando levantar voz pública contra lo que siendo inmoral y adverso a la más elemental ética, se hizo en nombre de un ilusorio e inmaterial, pueblo.

Ha sido desgracia de esta sociedad el poder criticar con más facilidad de lo que puede concretar una acción colectiva coherente, y por cierto: Es por eso que es muy fácil ir a votar, cuando la amargura con la situación actual solo nos da chance de elegir lo “menos malo” (oposición tipo MUD, y eso a pesar de que ese chiripero político no representa un verdadero cambio en el paradigma social presente, al carecer de ideas capaces de desmontar el paradigma en el cual vivimos.
(¿Se han preguntado el por qué teniendo la posibilidad de hacer un referéndum revocatorio en solo 5 meses, virtualmente ningún político habla de ello?; ¿Qué hay detrás de ello?).

¿Por qué este “terror” de la sociedad venezolana ha cambiar a un político electo, incluso antes del fin de su periodo o del referéndum de medio periodo, si este no ha dado la talla para lo que se le eligió?

Quizás no se hayan dado cuenta, pero en Venezuela, la estructura de mando es esencialmente vertical, al más puro estilo militar. ¿Somos aficionados a la marcialidad mal ejecutada?; realmente como dicen algunos historiadores, ¿Somos caudillistas por naturaleza, en el sentido de desear siempre tener a alguien que nos gobierne y diga que hacer?

Maduro ha podido ser el constructor, el humilde rectificador, el obrero sencillo que diera un ejemplo épico de trabajo ético y justo, pese a su inmediato pasado zalamero y sindicalista; en cambio, ha dado con el traste a todo, demostrando que “la clase obrera y trabajadora” es capaz de ser igual de corrupta a como en sus respectivos momentos lo demostraron ser las que incorporan a “militares”, “doctores” y  demás “profesionales”.

Pero si algo permite “el tiempo, y la capacidad de reproducirnos biológicamente mientras dejamos las cosas por escrito”, es justamente la de rectificar y mejorar las cosas, haciendo lo que la generación que nos precedió, no pudo.

No pierdan la Fe. Sonrían con el optimismo discreto del que se sabe entendedor de lo que pasa, y seguro de lo que irremediablemente vendrá.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Poco ayudan los eurodiputados en Venezuela: Expliquemosle al eurodiputado, el significado de "Fraude"

A veces quienes nos visitan en misiones de "diplomacia política", se pasan de "diplomáticos", y se quedan corto en lo "político". 

Ese fue el caso del Sr. diputado europeo Ramón Jáuregui:

EL UNIVERSAL
viernes 6 de noviembre de 2015  12:43 PM
Caracas.- El presidente de la delegación del Parlamento Europeo (PE) que visita Venezuela en misión "exploratoria", el español Ramón Jáuregui (PSOE), cree que en el país caribeño "no hay fraude" electoral, pero considera que el oficialismo tiene "muchas más ventajas" que la oposición.

Vamos a aclararle a Sr diputado, lo que su misma real academia española de la lengua, le dice sobre el significado de "Fraude": 

fraude.
(Del lat. fraus, fraudis).
1. m. Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete.
2. m. Acto tendente a eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros.
3. m. Der. Delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos, o de algunos privados, confabulándose con la representación de los intereses opuestos.


Resulta obvio que el eurodiputado cometió una ligereza al emitir su opinión; el hecho de que el gobierno de Nicolás Maduro, como en su momento lo hiciera el de Hugo Chávez, basado a su vez en modelos mas primitivos improvisados y luego institucionalizados en los gobiernos de AD y COPEI en el pasado, abuse ahora y de manera continuada, de cuanto recurso legal y físico a su "disposición y capacidad" de compra con el dinero publico, (o con el dinero que antes era "publico" pero que hoy está en manos de testaferros y empresarios salidos de la nada), para forzar lo que la simple definición de la RAE nos muestra que en efecto, SI ES UN FRAUDE: El resultado electoral. (¿Recuerdan cuando Maduro ganó?)

FRAUDE es toda acción contraria a la verdad y a la rectitud.
FRAUDE es eludir la disposición legal para favorecer el interés de unos atornillados en el poder.
FRAUDE es confabularse para mantener la impunidad como el inmenso y apestoso pegamento que mantiene de pie al país.
FRAUDE es ver a una encuestadora afirma decir la verdad, cuando no nos dice que "solo" midió el resultado, y no el "cómo" se llegó a ese resultado.
FRAUDE es que Maduro dijera al final del año pasado, que en este 2015 solo se dedicaría al tema económico, para luego no cumplir "ni años".
FRAUDE es escuchar a los portavoces y ministros declarando que en tres meses se acaban las colas en los mercados, repitiéndolo cada seis meses...
FRAUDE es ver que la presidenta del CNE, como las encuestadoras, "solo" termina midiendo el resultado, y no "la manera" en que se llegó a ese resultado.
FRAUDE es ver la perdida de soberanía en términos de gobernabilidad y de territorio, mientras que ninguna institución o poder constitucional, hacen nada al respecto.
FRAUDE es ver que la frontera está "cerrada", y los anaqueles siguen escasos de alimentos
FRAUDE es entregarle la cédula de identidad a cualquier extranjero, como si de un regalo en una caja de cereales se tratara.
FRAUDE es ver como cientos de millones de dolares se invierten en el sector eléctrico nacional, y el racionamiento y la descomposición del sistema siguen sin control
FRAUDE es cuando estando solo, te encuentras con policías en la calle, y no sabes si sentirte seguro, o riesgo.
FRAUDE es que Maduro diga que va a ganar las elecciones de asamblea nacional "sea como sea", y que ninguna institución lo procese legalmente de inmediato.
FRAUDE es despotricar contra el FMI, y sin embargo, aceptarle todo con los pantalones abajo y aguantando, a los chinos.
FRAUDE es decirse presidente constitucional, y no serlo, ni renunciar debido a ello.
FRAUDE es tener un mal gobierno y estar atrapado e imposibilitado de cambiarlo de inmediato.


Por esa misma razón, resulta entonces ser un FRAUDE lo que ha dicho el eurodiputado.