miércoles, 2 de febrero de 2022

Desmontemos una mentira eléctrica.

 

Les debía esto: Una nota de prensa publicada hace varias semanas, -que bien pudo haber sido publicada ayer, hace una hora, o que lo será mañana, sin ningún tapujo-, referida a la “recuperación en un 100%” del Sistema Electico Nacional (SEN).

Es mentira.

A estas alturas creo que todos sabemos que lo es (una mentira), pero como puede quedar alguien sin comprender el por qué de tan fuerte “presentimiento” nacido de oír o leer cualquier  declaración salida de la boca o mano del régimen administrativo de la "Colonia Bolivariana de Venezuela", mencionaré algunas cosas puntuales.

En esto debemos partir de lo eminentemente técnico: Ningún sistema tecnológico que falla, puede ser devuelto al 100% de su operatividad sin haber primero sido sustituida la parte dañada o defectuosa por una nueva y de idénticas o superiores características en función del trabajo que va a desempeñar, y ello sólo luego de un extensivo y honesto análisis causa-efecto, que permita tras concienzudos contrastes estadísticos y de ingeniería, determinar a ciencia cierta las opciones correctivas o de mejoramiento requeridas, en función de los presupuestos cuidadosamente diseñados con antelación.

Obviamente, no es el caso de Venezuela ni de su empresa eléctrica: CORPOELEC.

El “100%” manifestado por el funcionario político de turno (que de paso, en este caso detenta la administración política -nunca técnica, que se encuentra en su mínima expresión histórica para el sector eléctrico venezolano-, de CORPOELEC), se refiere a que en sus mentalidades predominantes “corporativas” actuales (es decir, en su lineamientos de mentir sobre el estado actual de las cosas),  un “100 por ciento” significa que de aquel porcentaje del sistema eléctrico venezolano que queda aun en pie, (que sabemos que ni se acerca al 50% de lo que estaba instalado y operativo en el 2000), ellos “lograron” (entiéndase: remendaron y sacaron piezas de aquí para ponerlas allá), “estabilizarlo” exitosamente. (Interprétese: lo dejaron con tensión y al menos, una parte de la carga que antes manejaba).

Desde el momento en que la administración del sistema eléctrico pasó a ser política y no técnica, la corrupción ética y técnica se adueñó de casi todo.

A partir de la formación de CORPOELEC (y pese a las buenas intenciones y beneficios que de fondo –y en teoría-, pudiera traer), lo cierto es que el abandono progresivo y con fuerte tufo político y corrompido, inducido e impuesto desde las altas esferas de la corporación, vía el MPPEE y la Presidencia de la República, nunca será la causa que reconocerán como la explicación única para el imparable desmantelamiento delictivo de las mismas, y en reemplazo de esa verdad, la mentira más fácil de imponer siempre será la de decir que era un ataque “terrorista”, coordinado permanentemente por la “oposición”.

(Y así Venezuela se convirtió en el país con más “ataques” terroristas diarios, si lo juzgamos por las fallas eléctricas)

Yo trabajé dentro de ese monstruo, y les digo que ninguna autoridad pasada o presente admitirá que lo único cierto es que la debacle comenzó, (tras haber amordazado a toda opinión técnica que se pretendiera levantar en resguardo del sistema eléctrico), cuando se permitió que se postergaran los mantenimientos preventivos en todo componente que lo tenía programado, que se permitiera el desmantelamiento delictivo de los sistemas de aterramientos en las subestaciones, en las torres de transmisión, y el desvalijamiento de los sistemas de control automáticos en aquellas instalaciones a las que se les quitó –por costosa, según los sucesivos ministros, en particular, Rodríguez Mota- la vigilancia paga, o cuando cesó en las subestaciones las tareas de limpieza -otra vez, por “costosoaún a sabiendas de las consecuencias-, con lo cual se permitió que se llenaran de maleza e incluso que fueran desvalijados sus sistemas de iluminación a manos del hampa en lo que se había convertido en tierra abandonada y enmontada. Nada de eso se dice.

El colapso que tanto se vaticinaba pero por el cual no se hizo nada en la práctica para evitarlo, llegó hace años; mucho antes de aquel enorme apagón de casi una semana que ocurrió en marzo del 2019 y del cual sólo vemos ahora “replicas casi diarias”, como si de un gran terremoto fuese el caso.

Se los voy a poner de la manera más grafica posible, para que nos entendamos: desde entonces, el sistema eléctrico solo ha estado “respirando” como lo haría un ser humano tras pisar una mina terrestre: jadeando en el suelo a través de pulmones llenos de espuma sanguinolenta, sufriendo sucesivas paradas cardiorespiratorias, en un cuerpo con múltiples amputaciones traumáticas y hemorragias a causa de la explosión.

Un sistema eléctrico no es un “LEGO” que se puede rearmar yendo a la tienda de la esquina a comprar otro set de piezas del famoso juguete, ni mucho menos quitándole piezas a los otros juegos que tenían a la mano.

Cada parte grande e importante obedece a componentes con diseños específicos, ajustados a voltajes, cargas, armónicos, frecuencias y temperaturas de trabajo especificas, y sabrá Dios cuantos parámetros mas que no hacen imposible la tarea, sino que la hacen exigente y técnica, requiriendo de una inversión ajustada no a un capricho político oportunista para cobrar coimas y desfalcar, sino a una estrategia técnica especifica, organizada con una claridad y tiempos que más se debe asemejar a un reloj, que a la chapucera política a la que nos tiene acostumbrados, y cuyas últimas jugadas multimillonarias fueron las ejecutadas bajo la tutela de Hugo Chávez, con la construcción de una red de generación distribuida diseñada y gestionada en su instalación y compra por empresas y personal cubano, que hoy en día yace, con los huesos al sol, junto con la eternamente inconclusa complejo hidroeléctrico de Tocoma, ambos proyectos levantados hoy como monumento a los cientos o miles de funcionarios del régimen revolucionario que actualmente viven con el dinero robado, en España, Italia, EEUU, y otros paraísos fiscales.

CORPOELEC tiene aún muchísima gente buena, pero quitémonos la venda de los ojos: en su mayoría son personas que han tenido que doblegar sus opiniones políticas y técnicas, en favor de lo necesario para mantener sus empleos y escuálidas jubilaciones. Existe en ella -como en las demás empresas del estado/régimen-, el doble rasero moral de seguir siendo ético en el trabajo que desempeñan, en la medida en que les dejen, al mismo tiempo que deben hacerse la vista gorda con las malas políticas, la mala praxis, las coimas que se cobran en todos los niveles, y el mal servicio eléctrico que finalmente se presta, conociendo el origen de toda esta bizarra situación que no muestra tener fin.

Poco o nada de esto podrán ver en los medios o las redes digitales sociales, porque a nadie le gusta admitir la situación desfavorable en la que voluntariamente trabaja, y porque un servidor público, aunque esclavizado, siempre verá en su función de mantener lo que queda del sistema eléctrico, en pie, una labor digna que hace llevadero todo oprobio sufrido.

Para aquellos que aún siendo pocos, trabajan en CORPOELEC y se rindieron ante la necesidad de dinero y abierta o solapadamente han optado por la coima y el tráfico de influencias para mantener sus ingresos adicionales, les tocará el juicio de rigor, aunque no se puede decir esto sin la necesidad de reconocer que en ello cae literalmente toda la administración pública de la Colonia Bolivariana de Venezuela, incluyendo en ello a sus fuerzas policiales, militares, sector salud, y sus servicios públicos básicos restantes, con lo cual, el problema de la “tentación” de hacerse la “vista gorda” en el futuro con todo esto, será un tema de debate nacional, entre quizás la opción de olvidarse del pasado (salvo para los grandes delitos), o juzgar ese mismo pasado por “pequeño” que fuese el delito.

Todo esto aparte de un hecho que si no se cumple, sencillamente impedirá toda refundación nacional: Ningún delito podrá ser tolerado a partir del punto desde el cual se quiere refundar.

El ministro y presidente de CORPOELEC miente: Ni el sistema eléctrico nacional está al 100%, ni su “recuperación” podrá ser jamás de tal magnitud, en tanto se mantenga el estado administrativo actual de las cosas.