martes, 7 de julio de 2009

Sobre lo elemental de ser venezolano...(III)

Hablábamos de que, el verdadero poder popular, es el poder de uno. No se trata de una contradicción, como veíamos anteriormente. Esto tiene que ver en gran medida con lo reflexionado recientemente acerca del alma escrita de la nación.
¿Saben que es el momento entonces de hablar del alma de la nación...?

Partiendo de que existen DERECHOS y DEBERES a los que no podemos como individuos venezolanos renunciar ni negarnos, y que estos se extienden al colectivo venezolano, debemos referirnos también a este mismo colectivo como el cuerpo del pueblo, y a las leyes a las que por voluntad propia se crearon para regularse a si mismo, como su alma. Detengamonos en esto.

El alma de una nación, es como el alma de un individuo: percibe que hay una diferencia que lo hace distinto del resto, y se mueve conforme a esa característica única, que no especial, puesto que en el fondo, cada individuo, al igual que cada nación, poseen este atributo diferenciable del resto.
Hay un "algo" que nos hace distintos de los colombianos, o de los congoleños, o de los filipinos. Ese algo nos perturba cuando no lo entendemos, y nos lleva en la adolescencia nacional (igual a la adolescencia de los seres), a establecer en nuestra vida a ídolos, y modelos externos a los que seguir y emular, dando como resultado una miríada de aspectos y conductas que cada hombre y mujer, a vivido en sus años de pubertad.
Lo mismo ocurre al país: vivimos la época loca, que seguramente comenzó por allá, a inicios del siglo IXX, y probablemente se mantenga hasta mediados del presente siglo o mas.
"Un toma y dame; un quítate tu pa´ponerme yo; un... soy mejor que tu, aprende de mi; un... me voy a cambiar el cabello, la ropa, el color, o...le voy a cambiar el nombre a las cosas para que funcionen mejor; ...voy a ser salsero o roquero, ...merenguero o ballenatero, o lo que sea que mis amigos sean..."

A veces la nación adolescente se pone, en su falta de cuidado, dos zapatos derechos; en otras, se pone dos zapatos izquierdos, negándose a ver que es con uno izquierdo, y otro derecho, como se camina en linea recta...

El alma de la nación es la que nos hace sentir incómodos cuando la justicia no impera en el territorio; el alma de nación es la que nos lleva a preguntarnos qué caminos hemos de seguir.
El cómo caminar ese sendero es claro: mediante la aplicación sin excepción o retardo, del alma escrita de la nación, y cada uno de los individuos que forman el colectivo, sometido a esa directriz fundamental, elaborada no por un hombre; ni por un líder, sino por todos los que voluntariamente, por nacimiento o residencia, son venezolanos.

Hay un inmenso reto por delante; las candilejas compradas con petróleo nos impiden ver el camino que tenemos en frente; uno donde la tolerancia es la única marca de zapato que podremos usar, porque TODOS tenemos que amoldarnos a esa futura realidad donde nuestros hijos podrán en verdad, ser embajadores ante el mundo, mostrándoles lo que un real sistema de gobierno libre, representativo y justo debe ser.
No hara falta decir que es un gobierno "democrático-socialista-comunista-dictador-marciano-extraterrestre", porque simplemente, sera parte de un estado reflejo de su constitución y sus leyes: una administración de turno, administradora no de los intereses del colectivo, sino de los mecanismos ideados para satisfacer las necesidades de los individuos que en su suma, son el pueblo, y que por ser claros en lo que ser venezolanos significa, han aprendido que la máxima de Venezuela es Dios, Justicia y Pueblo.

No hay comentarios: