miércoles, 19 de abril de 2017

¿Por qué una marcha opositora casi siempre pretende ser anulada por una marcha oficialista?

Esto que escribo lo hago con mucha responsabilidad, a sabiendas del trance político que está radicalizando el sentir de un país en toda su extensión, torpedeado sin cesar por la negligencia que nos rodea, y que nos ha llevado a la oscura y perturbadora coyuntura de la confrontación, donde las victimas con nombres y apellidos, familias y amigos, van quedando en el camino tras cada choque asimétrico entre un gobierno cada vez más cómodo con su postura dictatorial a lomo de militares cebados, y una oposición disminuida por el raquitismo resultante de la falta de ideas distintas a las de la pérfida cuarta/quinta república.
Sin importar dónde cae un venezolano victima de la intolerancia en cada manifestación, todos tienen en común el ser parte de esa gran mayoría que en medio de la estupidez política resultante, ha quedado metido de lleno en la tragedia, mientras que como quien se ahoga, busca desesperadamente una bocanada del valioso oxigeno libertario que le permita seguir viviendo.
Cuando las marchas se vuelven el único camino de protesta, el sendero del desgaste también queda abierto, y como en las guerras, el tortuoso sendero de la paz únicamente puede ser escrito y acordado por los sobrevivientes. Ninguna marcha que busque protestar por la opresión del régimen, puede terminar con éxito, si no cuenta en sus filas con el balance entre las masas que antes pertenecían a bandos diferentes, pero que bajo el ideal de una visión republicana superior a ellos mismos y al pasado, -debidamente encaminada por el liderazgo que surja de sus propias filas-, termine pidiendo con contundencia soberana, el mismo clamor de justicia, progreso y libertad decente de expresión.
No hacerlo así, predispone el escenario para que cada participante actúe como carne de cañón que puede verse inmolado allí donde la intolerancia de las fuerzas involucradas arrase con la cordura o con la crítica.
NOTA: En los actos donde los acontecimientos terminan en choques, ha de considerarse con cuidado el protagonismo adquirido por los extremos políticos (derechistas o izquierdistas), pues obviamente estas minorías no manifiestan mediante marchas, ya que ellos solo promocionan y apuestan por el conflicto final y la aniquilación de la otra parte, en una suerte de ojo por ojo y diente por diente, y todo ello como una consecuencia directa de estar algunas minorías atrapadas en medio del juego político que se evidencia atascado en todas sus manifestaciones socio-institucionales pacificas (jurídicas) concebibles.
Por estas cosas es que las marchas del oficialismo, que desde hace tiempo  son convenientemente fabricadas en las mismas fechas que las declaradas por la oposición para su propia marcha, son orquestadas sin ningún tipo de escrúpulo con la única finalidad de anular y desanimar al adversario político, en vez de buscar la conciliación que la letra constitucional exige del pueblo; en el otro lado de esta “moneda”, aunque la oposición se ha lanzado cada vez con mayor coherencia a manifestar en la calle, pasando sus organizadores a un papel más protagónico al frente de las mismas, no han acertado aún todos sus supuestos protagonistas en lo más elemental para el éxito rotundo de cualquier marcha: lograr como decíamos, un mensaje que esté más allá de ellos mismos, y que logre aglutinar en el proceso y en un solo movimiento civil, una manifestación de calle incesante y no asociada al aposicionismo, donde conjugados líderes críticos antes de ambos bandos, puedan exigir con coherencia constitucional, sin ser constantemente avasallada en el proceso por la GNB y la PNB.
Del gobierno transformado en dictadura incipiente sabemos que no podemos esperar ya nada distinto. Están absortos con el poder heredado y no quieren soltarlo. Sin referéndum, ni elecciones de gobernadores y alcaldes (aunque con capacidad de ser reelegidos hasta el infinito), ya poco importa si hay elecciones como tal, o si el gobierno dice que habrá elecciones presidenciales, puesto que una simple reflexión lógica nos permite entrever que mantenida la crisis económica inducida por las propias decisiones gubernamentales, la consecuente “emergencia económica” se mantendrá mas allá del 2019, y con ello el pretexto adecuado y “perfecto” para postergar la mencionada elección.
(Maduro parece estúpido, pero no lo es: Sabe que si va a unas elecciones, llega “detrás de la ambulancia”, o dentro de ésta).
Quizás a consecuencia de todo esto, de la MUD hay que decir también lo siguiente: Siguen encasillados en manejar un mensaje rígido, (en “blanco y negro”), que no tiene manera de penetrar efectivamente en el pueblo hasta hace poco chavista, porque como están dichas y escritas las cosas, la oposición venezolana en su mayoría se antoja casi como una secta religiosa, que pide mediante el acto del “arrepentimiento por los pecados” y el “exorcismo de sus viejos líderes”, a que los “conversos” del chavismo asistan a su manifestación en muestra de sumisión a la “palabra divina” de la misma MUD, y simplemente así no sirve; no se puede pedir eso, porque la oposición hoy no representa una alternativa incuestionable, sino más bien meramente el “otro lado” en la concepción miniatura y sin salidas de la misma “moneda falsa” que desde la caída de Pérez Jiménez, se nos ha vendido como revolución y como contrarrevolución, ambas siempre “dueñas de la verdad absoluta y del mayor cúmulo de bienestar posible para todos”. (No olviden que tanto adecos como chavistas, han manejado desde hace décadas el término “revolución” para identificar sus movimientos y acciones de gobierno).
Esto es justamente lo que hace -y precisamente no las acciones del oficialismo, pese a todo-, el que generalmente las marchas de oposición no terminen más que cansadas y heridas por tanto darle vueltas a Caracas, mientras las “autoridades” les lanzan indiscriminadamente bombas lacrimógenas y violencia desmedida, sin que se pueda llegar a ninguna parte en concreto (aunque con cada una se exponga aún más el carácter dictatorial y represivo que ha elegido el régimen); es justo eso lo que los tiene divagando en el desierto de las ideas y los liderazgos en el país, sin que por mucho esfuerzo que se le ponga, y ganas honestas de que cambien las cosas, se concrete lo anhelado.
La cosa es simple: No podemos aceptar que el pueblo ponga los muertos y los liderazgos dizque políticos, pongan el dialogo y los acuerdos de última hora, como quien clava puñaladas por la espalda. Así ha sido siempre, pero puede dejar de serlo si lo decidimos.
Aquí nadie en general ha deseado un golpe de estado u otra salida violenta (por aquello de que finalmente alguna minoría extremista probablemente le tomaría también gusto al poder conseguido). La inmensa mayoría silente, (nosotros, que salimos a marchar, o a escribir, o a pintar o difundir por la red alguna consigna), lo que hemos deseado es el uso y ejercicio del derecho a elegir por la vía del voto para cambiar las cosas, y admitamos por cierto que no porque seamos precisamente un pueblo elevadamente “democrático y pacífico”, sino más bien porque el individualismo que nos ha caracterizado como sociedad debido al establecimiento del reino de lo impune e injusto, ha empujado a toda la nación a la sobrevivencia, lo cual está en directa confrontación con la idea de un pueblo cohesionado que se levanta para proponer y poner un orden superior en su propio país, a costa de lo que sea. (Quizás el hambre que padecemos termine por cohesionarnos y obre “milagros” en la masa expectante, aún a pesar de las mediocridades de sus líderes…)
Es una diferencia muy sutil pero sin embargo profunda, la que separa ambas concepciones sociales; una pared traslucida, que se ha mostrado imbatible hasta hoy, consiguiendo con ello el mantenimiento del statu quo de lo injusto y a las minorías en sus lugares privilegiados, a hombros siempre de una mayoría que actúa más con mansedumbre, que con convicción de ser la garante de la soberanía del propio conglomerado social que hace.
Dificilísimo se antoja el camino que permita construir una alternativa distinta a las dos opciones simples y primitivas que en primer lugar se le presentan a las sociedades; la izquierda y la derecha terminan siendo como lo vemos en Venezuela, antagonistas que se odian aunque se necesiten en copula permanente para mantenerse oscilando alternativamente en el poder.
Pero eso es solo una ilusión: solo es tan difícil como lo es para cualquier ser humano, comenzar a hacer algo distinto.
Es necesario decirle a las mayorías, a gente como ustedes y como yo, que padecemos “aparentemente” por separado las penurias de los desaciertos de tan pocos amarrados al poder, que debemos marchar juntos, no para quitar a Maduro y poner a uno de la oposición; no para decir que vamos a arrasar con todos, sino que vamos juntos a exigir el cumplimiento de la palabra de la ley para que los que delinquieron, paguen por sus fechorías; no para decir que vamos a pedir elecciones anticipadas para elegir a un nuevo presidente, sino que vamos a llamar a constituyente para elegir una junta de gobierno que canalice en el plazo de un año o un semestre nada más, la restitución del verdadero hilo constitucional que en realidad nunca se puso en práctica, mientras la asamblea constituyente corrige los entuertos que se permitieron incorporar en la constitución, al tiempo que detallamos los mecanismos de accionar de los referéndum, del artículo 350, entre otros.

No hay otra forma de cambiar las cosas; no quiero aceptar que la actual “moneda” con sus dos caras falsas y devaluadas, vuelva a girar en el aire para decidir en aparente acto de fortuna, el rumbo que Venezuela tomará en los próximos años.
El país requiere de una decisión, y no de una precisamente escondida en medio de una elección reducida a las dos opciones “menos malas”. El equilibrio de las cosas esta siempre mas allá de las partes, concentrándose indefectiblemente en el centro donde yace el balance de lo moral, de los ético y por tanto de lo justo para un pueblo. Lo demás es fantasía distractora que arrastra a los dispersos e incautos; una especie de habitante de Venezuela que en pleno siglo 21, ya se antoja obsoleta y en vía de extinción.
Elijamos un cambio real, y no meramente arrojar la moneda al aire para decidir nuestros destinos.

Mi sentido pésame a las familias que en el día de hoy, 19 de Abril del 2017, perdieran a un ser querido, en medio de este conflicto fratricida que deberá tener culpables y condenados en justa ley.

sábado, 15 de abril de 2017

A proposito de 10 millones...

10 millones; ese es el número mágico que da el gobierno para todo.

Primero fueron 10 millones de votos "por el buche", recuerdo; luego 10 millones de carnets de la patria los que han logrado sacar; ahora 10 millones de personas se han movilizado por Venezuela con las vacaciones del presente año.
Ah!, pero es que hasta la caja de los CLAP costaba 10 millones (de Bolivares de los viejos)

Les digo que lo de los 10 millones de carnets lo creo, porque como no pocos dicen: "Me lo saco por si acaso ofrecen algo a buen precio, o por si me dan una beca o un mi casa bien equipada", dejando entrever con ello las costuras envejecidas de nuestra interesada sociedad.

Ahora, el asunto de los 10 millones de personas movilizándose en el asueto de Semana Santa, sólo puede indicar dos cosas: 
1: Que el gobierno tiene una fijación con el número 10 millones, y consecuentemente lo utiliza sin pensar demasiado en ello. 
2: Que realmente la gente viajó con lo que pudo, y ante eso la pregunta es: ¿Se viaja como un modo de resistirse a ser doblegado por la situación política y economica, o se viaja porque se resisten a la idea de que las cosas estan mal?. Lo primero podria sugerir una resiliencia que en buena medida puede ser sana, pero lo segundo sólo sería evidencia de que por lo menos un tercio de todos los mortales que viven en Venezuela, aún no asimilan la miseria y limitación social en medio de la que viven.

Sea pues la respuesta a estas preguntas, quizás la perturbadora escala con la que se mida la conducta de la gente, y con que se mida entonces nuestro grado de comprensión (o misería) ante la realidad que nos rodea y oprime.

Bueno, pero no se mortifiquen, que al menos, nos queda el consuelo de que mucho menos de 10 millones, son los votos que se requieren para cambiar esta situación.


4 años con Maduro; 4 años perdidos

Quisiera decir que estos años en manos de Nicolás Maduro y su combo, han servido para que muchos reflexionen y comiencen a entender la necesaria rectificación en el curso que las cosas han tomado; sin embargo, me resisto humanamente a tal afirmación, porque lo cierto es que no se me antoja como necesario tanto sufrir.

Hasta el presente, cuando en estas fechas se "celebra" tal aniversario, seguimos estando, aúnque duela, frente al dúo presidencial (Nicolás-Cilia), eregido como la pareja políticamente más exitosa en la historia de Venezuela, porque insisto: Nunca nadie había logrado tanto y llegar tan lejos, haciendo tan poco; Nunca antes una arreguindada de testiculos habia proyectado tan lejos a un hombre y una mujer.

Y las consecuencias de esta poderosa y zalamera colgada testicular hoy yacen diseminadas por doquier, como quien contempla el arrasado campo donde explotara una bomba: Aquí hasta el sol de hoy no ha valido referéndum; tampoco llamado a asamblea constituyente; tampoco han habido llamados a revisión de aquellos resultados electorales donde Maduro ganó apuntalándose sobre manejos dolosos y fraudulentos de los recursos del Estado, o mucho menos se ha dado un consenso político para llamar a elecciones anticipadas o tan siquiera un intento serio por solicitar un antejuicio de merito contra el presidente y su dudoso circulo institucional.

Si alguien quisiera atravesar con la espada bolivariana(*) de la justicia a la inmoralidad gubernamental y oficialista que prevalece desde los años 2000, tendría que hacer con la misma espada un pincho, por tener que atravesar también a la oposición mas negligente que se haya visto en el país, donde en casi 20 años, no han logrado virtualmente nada.

(*): Refiriendonos a Bolivar El Libertador, y no a la "marca registrada" por la quinta republica como "bolivariano"

Este fanatismo desmedido que aún hace ruido en los extremos de la política venezolana, y hace que tercamente se peguen contra la pared de la intoleracia y la arrogancia, tendrá que pagar con moneda cara las miserias a las que nos han arrastrado a los demás, aún en medio de la paradoja que significa el ser mayoría y no poder hacer nada para cambiar las cosas. Hasta hoy, al menos.

Todo está por hacerse, -y hacerse bien-, por cierto; hemos hablado de esa emocionante ruta que deberemos tomar para ir desarmando de uno en uno, cada paradigma que nos ancla en el actual modelo "cuarto-quinto republicano", aunque para ello debamos concluir primero esta rancia etapa socio política y económica que vivimos.

Antes de llegar a ese momento, invariablemente deben preguntarse varias cosas, entre las cuales están: 

¿Por qué aún no se concretó el referéndum revocatorio presidencial, a pesar de que políticamente (y jurídicamente), podía (y puede hacerse);
¿Que hace que una inflación tan miserable como las que nos corroe al presente, no sea suficiente motivo para destituir a ministros y presidentes?;

Además, deben cuestionar la excusa por la cual no se ha llamado todavía a una asamblea constituyente;

Es también momento para dejar en claro que si no se hizo el referéndum presidencial, o por lo menos algún referéndum contra alcaldes, diputados o gobernadores, como tampoco las elecciones de alcaldes o las de gobernadores, realmente no EXISTE RAZON DE PESO al presente para suponer que en el futuro no saldrá algún pretexto para POSTERGAR TAMBIEN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES.

Piensen igualmente en esto: ¿Por qué muchos jueces incurren en hechos punibles y aún así no ocurre un procesamiento de acuerdo a la letra de la ley?

Mediten: ¿Ustedes creen que en un país “normal”, un presidente puede ceder un territorio como el Esequibo en nuestro caso, -por sus omisiones en las políticas y acciones que por constitución está obligado a hacer-, y aún así seguir en el cargo como si nada?

Reflexionen: ¿Cómo puede seguir habiendo funcionarios y hasta presidente con familiares ocupando cargos importantes de gobierno y del Estado?; ¿Por qué esta insana obsesión por ser “éticos” para unas cosas, pero para otras no?

Y la pregunta inevitable para los chavistas de corazón: ¿Cómo puede seguirse permitiendo la estadía como presidente de un hombre que solo ha logrado con cada acción, mancillar los mejores valores que Hugo Chávez pudo señalar?; ¿Es que acaso seguir en el poder de manera continua, es más importante que enmendar los errores y hacer pagar a los culpables?

Guste o no, antes de iniciar la ruptura de los viejos paradigmas, (pues dicho quiebre se dará a consecuencia de ello), es necesario cerrar el círculo vicioso en el que la actitud genuflexa de toda la nación nos ha metido como ciudadanos; ciudadanos que no hemos encontrado la manera de ejercer soberanía mas allá de unas ocasionales y cuestionables jornadas electorales.

(Las manifestaciones de calle y las exclamaciones a traves de la red, son nuevos fenomenos relativamente, con los cuales hay que hilar fino a la luz del autoritarismo reinante y su consecuente regimen de impunidad frente al ejercicio gubernamental de la violencia)

Debemos encontrar la forma de hacer más directo el mecanismo de llamado a referéndum; llamar a cambiar presidente incluso varias veces en un periodo de 6 años, ni siquiera debería ser preocupante, cuando las instituciones mantienen lubricado el aparato del Estado como administrador de los designios del soberano.
Por cierto, no dejemos a un lado a unos "grandísimos" responsables en todo esto: Los diputados deben sentir en sus gargantas el “filo” del poder ciudadano para revocarlos cuando su desempeño ha sido deficiente; lo mismo para alcaldes, gobernadores y presidente, y esto sin contar el espinoso asunto de la indeseada reelección indefinida y por siempre de cuanto elemento logre sentarse en el trono del poder en Venezuela.
Debe existir un mecanismo de consulta libre donde podamos revisar el historial de quien se hace figura pública que aspira o esté cumpliendo funciones en el aparato estatal. No hay otra manera de mantener las cosas en orden, pues ocultar hechos negativos, (como por ejemplo, no hacer público sentencias firmes por hechos punibles donde estuvieran involucrados, o sus declaraciones de patrimonio antes y despues de cumplido su periodo), supone de alguna manera alcahuetear la conducta de los políticos y empresarios, y seguir sembrando con ello la impunidad.
Todo esto que escribo no sería más que una reflexión tirada al viento de lo fútil, si Nicolás Maduro logra terminar intacto su periodo presidencial. Sería como haber sido víctima de un delito, y ver que el delincuente se muda impunemente al frente de tu casa. Es algo intolerable, y que en todo caso dejaría una huella difícil de borrar. En necesario lograr el ejercicio de la palabra constitucional, y poner en práctica con ello el accionar de la ley.
Si es posible lograrlo, porque seguramente podemos contar por millones la cantidad de venezolanos/as que están dispuestos a hacer cumplir la ley, y someterse a ella. 
Abogados, policías, militares, jueces, médicos, maestros, profesores y administradores de la cosa pública, necesariamente deberán ser los primeros en ejemplificar al renovado venezolano dispuesto a hacer de la ley el piso firme de su hogar; un inmenso esfuerzo coordinado de políticas administrativas, económicas, militares, educativas, de salud y de orden público, deberán cruzarse y tejer entre ellas la nueva tela social que permita construir una republica distinta; un sueldo justo en un entorno economico de inflación miníma, y un reconocimiento continuo y honroso deberán acompañar cualquier intento de crear en el mundo real de este país, los sueños que hemos tenido, aunque todo, ABSOLUTAMENTE TODO, comienza con la oportunidad que tenemos ahora de hacer cumplir la derruida ley que aún nos queda, para que el mandato constitucional que aspira el soberano (nosotros), logre desbancar con justicia, al actual y negligente presidente venezolano (Nicolás Maduro); el hombre que debe pasar a la historia como el primer presidente revocado a través del voto popular, por maluco, por mediocre, y sobre todo, por su actuar inconstitucional, inmoral y antiético.

Maduro, aunque aún no te has ido, te digo que moralmente ya estas revocado, y tu, como aquellos políticos que Ali Primera mencionaba en su canción, sabemos que vas al Panteón Nacional en cada oportunidad que tienes, no a llevarle flores a la tumba de Simón Bolívar, sino a cerciorarte de que está bien muerto, porque ninguna de tus acciones pasarían más allá del filo de su espada; esa misma espada que tu mandas a reproducir y regalas a cualquier mequetrefe político extranjero que llegue a rendir falsa pleitesia. La has prostituido, como lo hiciste con tu vida, como con todo lo que tenía sentido de justo y ético.

Solo el secuestro de las instituciones, -con la aprobación de sus respectivos encargados en triste suscesión de inmorales capaces de todo por el poder-, junto con el oprobioso abuso que tu que haces de todo lo que esté a tu alcance, te mantiene en la silla de Miraflores.
Afortunadamente un gran periodo de reflexión nacional se avecina, primero para los que apoyando a Chávez, te llevaron ciegamente en hombros hasta la presidencia, y luego para quienes siendo opositores sin destino cierto, se mostraron incapaces de ejercer constitucionalmente la alternativa y la guía a un camino más prospero, por honesto y ético.

Ruego a Dios que no sea necesario ni un año más, pero las mayorias deberán decidir. No esperemos a que sea una minoria la que decida por nosotros.





domingo, 9 de abril de 2017

¿Pero es que acaso estamos en dictadura y toda se quedará así?

Sé que el panorama se antoja lúgubre en Venezuela, resultado de tener gente que no termina de lograr la coordinación necesaria para forzar un cambio pacífico, al tiempo que un pequeño grupo que aferrado en la administración del poder, logra permanecer en él ejerciendo la dictadura sin requerir de todos los viejos y clásicos mecanismos de éstas, debido en gran parte a que se trata de una componenda gubernamental producto de una igualmente extraña amalgama cívico-militar que ha conseguido mantener el delicado (pero funesto) equilibro entre los intereses de las distintas partes que conjugan el cuadro actual que vivimos donde gobierno, intereses extranjeros y Estado, se han vuelto un solo ente, muy frecuentemente alcahueteado por el oficialismo, las instituciones y la oposición misma, siendo únicamente la llegada anunciada (pero tercamente ignorada), de la mayor miseria a todos los recovecos de la nación, el único elemento desestabilizador al “orden” logrado y mantenido a punta de dinero: El hambre en las mayorías.
NOTA: No cometamos la hipocresía de ocultar que estas “mayorías” solo han comenzado en años recientes a sentirse “victimas”, justo cuando los cupos CADIVI iniciaron su agotamiento, cuando las misiones que repartían dadivas y casas comenzaron a tambalear, y cuando las tácticas del bachaqueo y contrabando han perdido drásticamente su capacidad de maniobra ante la desaparición de productos básicos regulados que poder traficar dentro y fuera del país, aferrándose aún así a lo que va quedando, como los CLAP y a la tarjeta de la patria…
Muchos de los que pasan necesidades hoy para comprar esos productos básicos (incluyendo medicamentos, pañales y toallas sanitarias), son los mismos que antes hacían colas desde la madrugada para comprarlos y bachaquearlos posteriormente a precios sádicos.
Eso es lo que algunos calificarían (no sin sarcasmo),  “justicia poética”
En todo caso, el hambre de las mayorías sabemos que no es un accidente, ni un evento fortuito producto de fuerzas cósmicas ni imperiales que atentan contra nuestra soberanía; mucho menos a causa de intervenciones cubanas o colombianas a la sazón de los miles o millones de sus ciudadanos que según el caso, están presentes y que son parte ahora de este sufrir social venezolano. Se trata más bien de un error conceptual, relacionado a la noción misma de soberanía y de nación, y por el cual tercamente nos empeñamos en seguir viendo meramente a ésta como el “miedo” o “respeto” que deberían tener los extranjeros a cruzar la raya de nuestra frontera o nuestras resoluciones caprichosas mal defendidas con la diplomacia o las acciones militares de rigor, y que forzosa y necesariamente debe transformarse y ascender hacia la noción más profunda relacionada al convencimiento que tengamos como colectivo social hecho nación, de trabajar coherentemente en una sola dirección y bajo un solo mandato constitucional, ejercido y ejercitado en cada metro cuadrado de territorio y de estrado donde internacionalmente tengamos voz, mediante la práctica usual de una moral republicana verdaderamente bolivariana. Lo demás, (la fortaleza estratégica y táctica fronteriza, la diplomacia efectiva y eficaz), vendrían automáticamente por añadidura.
Estas cosas las hemos hablado antes, y siempre como un gran círculo, el referirnos a ellas no se nos viene por azar; así, cerrando más bien un gran ciclo, los años de quinta republica comienzan a cerrarse sobre los años equivalentes de quinta republica, y quizás por ello, de la misma manera en que las leyes de la física dictan que la colisión materia-antimateria finalice con su aniquilamiento y conversión total en energía, así mismo podemos visualizar un choque que puede potencialmente convertir toda la angustia que colisiona con la esperanza, en una energía de distinto signo, capaz de construir algo totalmente nuevo, pero de ningún modo ajeno a lo que hemos soñado como sociedad.
Esto que digo deja entrever lo que necesariamente debemos comenzar a planificar a futuro y más allá de las limitaciones circunstanciales presentes: una estrategia que pueda estar a media distancia de los extremos que consideremos malos (cuarta y quita republica), pero también de los que sea considerado “excesivamente bueno” (capitalismo sin ataduras, por algunos derechistas; socialismo siglo tal o cual, por los mas izquierdosos), porque esta vez entendemos que debemos arroparnos hasta donde nos llegue la cobija en el contexto de nuestras realidades y potencialidades inmediatas.
Deberemos decidir qué asumiremos como valor moral para construir un conjunto ético capaz de soportar los embates de las sombras de la aún vigente vieja política y sus modos corruptos de administrar (con sus aún vivos o reencarnados protagonistas), mediante una transparencia nunca vista en el país; una que deje “en pañales” a aquella que mostró Chávez en sus primeros días de gobierno, y que por ser limitada y sujeta a la interpretación personal de un único líder, podría arrebatarnos la objetividad acerca de la necesaria infalibilidad de los preceptos que a manera de decálogo de comportamiento cívico y militar, asumamos para la administración de todo lo que competa a la sociedad hecha republica (sexta) en la nación que a continuación sigamos llamando Venezuela.
Algunas medidas serán fundamentales, y de ellas hemos hablado anteriormente y de manera reiterada en este blog; todas ellas deberán tener como denominador común la novedad, pues se trata de cosas que TODOS SABEMOS QUE DEBEN HACERSE, pero que no han terminado de ponerse en práctica, manteniéndonos consecuentemente en el patético y devaluado estado de las cosas.
En la entrada pasada puntualizaba en 7 ítems que describen el parapeto gubernamental del revocable y enjuiciable Nicolás Maduro, con la crudeza que los acontecimientos amerita, y ello para caracterizar a un gobierno que como el presente, está absolutamente agotado y en cierto modo, girando sobre sí mismo, para igualmente echarse cuan perro cansado.
Frente a esto, claramente tenemos aún a una sociedad que pese a la represión reinante, al bloqueo de zonas que se han convertido en reductos de autoritarismo, a las desapariciones y detenciones extrajudiciales, o a la avasallante censura y autocensura impuesta a los medios de comunicación, donde apenas la existencia de internet y medios como twitter y algún que otro programa de radio, permiten saltarse el férreo control del régimen, no termina de llamar a las cosas por su verdadero nombre (dictadura), creando con ello la indeseada “escala” con la que se mide el retraso en el cambio de los paradigmas, que en nuestro caso no hace más que alargarse sin cesar, propiciando la autocondenación de las masas al sufrimiento presente.
NOTA: Todos somos testigos de cómo el gobierno absorbió en el Estado, a muchos medios de prensa, radio y TV antes privados. Ejerció presión sobre el resto mediante el ardid del chantaje con la licencia de frecuencia, o mediante la entrega de facilidades para que individuos de dudosa trayectoria ética, adquirieran los medios restantes, resultando la actual situación comunicacional reinante en el país.
“Si Corea de Norte se ve desde el espacio en la noche oscurecida por la falta de electricidad y bombillos, Venezuela se ve igualmente “negra” en el espectro electromagnético relacionado con la libertad de los medios”

No me cansaré de afirmar, -como lo hacía al principio de esta reflexión-, que el orden de las leyes naturales y divinas existen y prevalecen aún en medio de las vicisitudes humanas, y es por ello que los ciclos sociales irremediablemente se deben cerrar, para permitir que los manantiales de la sabiduría resultante se abran y agreguen agua fresca a la conciencia colectiva de la gente.
El actual gobierno, pese a su parafernalia mediática a hombros de esbirros bien pagados, pende precariamente del delgado y envejecido hilo hebrado con la arrogancia de quienes le apoyaron en el pasado, y que se resisten a ser cortado, por el simple pero poderoso y visceral miedo a desaparecer como individuos y colectivos que deberían admitir para ello  la dependencia conceptual que se permitieron tener en la visión de un solo hombre que como tal, resultaría no ser infalible, de la misma manera que en su momento, en el periodo cuatorepublicano, la arrogancia llevó a muchos a apoyar ciegamente al stableshiment político partidista predominante, que resultó en caldo de cultivo para intentonas golpistas que a la vista de la degradación moral reinante, se antojaban como el menor de los males a soportar.
Que podamos estar entreviendo que el ciclo se cerrará, aunque ello ocurra con dolor, no debe ser motivo para permitirnos renegarlo y darnos el lujo de ser arrasados por la desesperanza y el dolor de la impotencia que como canto de sirenas, nos llama continuamente hacia los filos rocosos en la orilla de un peligroso fiordo. Ese punto de inflexión llegará, y lo hará porque aunque sea un proceso de desgaste que muchos considerarán innecesario, en realidad (y en un buen sentido), será una etapa como la que necesariamente debe dársele a la piedra que será eventualmente centro del molino donde la semilla dura se transformará en suave harina…
Llegado ese instante, muchos se levantarán de las cenizas de lo arrasado, y será para trabajar y para innovar, de la misma manera en que muchos otros aspirarán a volver de tierras lejanas para esforzarse y labrarse un futuro en la tierra de sus padres; todos así serán bienvenidos.
En medio de esto sin embargo, algunos volverán en jets y yates privados con el dinero robado en ambas etapas del periodo republicano que se cierra (cuarta y quinta), aspirando ser ahora  los nuevos líderes y jerarcas de la economía y la política venezolana, y es allí donde deberán tropezarse y caer de rodillas frente a la contundencia de una nueva, publica y cristalina justicia inviolable e imparable, que invariablemente será signo clarísimo para todos los que miren expectantes, del cambio real que se sucede sobre el peor de los paradigmas vigentes: Que se podía abusar de la moral y de la ética en Venezuela con impunidad.
Justicia, justicia y mas justicia, será el único pegamento capaz de cimentar cualquier caminos que escojamos, como así cualquier republica viable que finalmente deseemos dejarles a nuestros hijos y nietos. No se trata de una idea registrada comercialmente por un partido político, ni puede ser el eslogan de un trasnochado líder mesiánico solitario en uno de los extremos de la calle: Debe ser un aplastante consenso nacional; un enorme acuerdo nacional, que traerá lagrimas de alegría y esperanza cuando sean televisados los juicios de todos los que osaron robar, matar, entregar territorio, dejar morir niños, adultos, ancianos, y hacer pasar hambre a la gente, bien sea porque eran corruptos o incapaces jerarcas y administradores políticos y públicos, bien sea porque eran inescrupulosos empresarios parásitos del sistema instaurado a la sombra de nuestros ideales, o porque simplemente delinquieron y faltaron a la ley vigente.
NADIE puede escaparse si queremos un cambio; NADIE puede tener excusas ni argumentos para postergar su castigo; ni siquiera los jueces podrán esquivar la justicia, cuando estos hayan pecado en contra de la moral hecha constitución y ley.
NADIE podrá estar por encima de la constitución, porque en ese mismo instante ello sería prueba del descalabro de un compromiso que forzosamente TODOS debemos tomar si queremos que caminar en una sola dirección consensuada, nos permita avasallar cuanto obstáculo se nos cruce en el camino.

Tenemos una intensa y profunda HAMBRE DE JUSTICIA, y debemos darnos el permiso de satisfacerla hasta hartarnos.

El momento del cambio que viene a estar representado por “subir” un nuevo peldaño en la escalera de nuestro progreso, está al alcance de nuestra comprensión. No necesitamos de un líder mesiánico, ni de un militar, ni de un religioso, o mucho menos de un empresario; solo requerimos de administradores probos, con moral y ética creíble, y no porque ellos lo digan o nos lo sugieran, sino porque los mecanismos constitucionales erigidos a tal efecto, son meticulosamente ejercidos con celo absoluto.
Enormes como la rama de bambú, pero flexibles como ésta ante los elementos adversos. Así debemos ser como sociedad: claros en nuestro reverenciado origen humilde desde la tierra, aunque nuestros sueños nos hagan apuntar la mirada continuamente hacia el azul del cielo de ese territorio donde decidimos ser venezolanos.
Así visto, el ciclo cerrará más pronto que tarde para dar paso a otro más luminoso y prometedor, en lo que estemos listos para pasar la llave por la cerradura. La pregunta es: ¿Están claros en cuál es la llave?

Una pista: No es la misma que llevó al reino de “Narnia” a los que hoy gobiernan; no será por cierto esa la llave que lleve de inmediato a un paraíso de flores y campos verdes. Podremos comenzar a sembrar las semillas de las flores y el pasto, y aunque podemos morir de viejos esperando que germinen, en esta oportunidad tendremos la razonable certeza de que ciertamente germinaran y darán vida al campo fértil donde nuestros descendientes podrán construir su propio mundo de oportunidades…

jueves, 6 de abril de 2017

El regimen de Maduro en pocas palabras.

El 06 de Abril, la oposición, partiendo de los errores del gobierno de Maduro, ha tenido la oportunidad de liderar la calle y el descontento que en ella hay. Las proximas horas y días determinarán el resultado, y evidenciarán en este "round", si aprendieron a hacer las cosas de manera diferente, para obtener consecuentemente resultados distintos.

Quiero recodarles puntualmente varios detalles importantes:

1.- Las dictaduras no dialogan: Solo entretienen con la ilusión del dialogo. Perder el poder solo ocurre por la fuerza de ciertos acontencimientos, que bien pueden estar enmarcados en el orden constitucional.

2.- Las minorias que secuestraron el poder en Venezuela, permanecerán con el en tanto puedan. No hay fecha tope; no hay limite que pueda divisarse en el horizonte.

3.- La polarización ha llevado al peligroso agujero donde la oscuridad no permite diferenciar a los corruptos, del soberano honesto, y esto queda repesentado por un enfermo oficialismo asfixiante, en dupla con un oposicionismo dispuesto a pactar con los primeros, quedando consecuentemente la oposicion critica y etica, desdibujada, y los revolucionarios que no aceptan más sumisión que la de los valores morales y constitucionales, arrinconados entre los pliegues de la gordura que la corrupcion genera entre los que gobiernan.

4.- No ha habido ni una sola razón para no pedir formalmente el referendum revocatorio de Nicolas Maduro, más allá de los intereses de ambos bandos fuertes en lo economico, pero raquiticos en lo moral, por mantener las cosas como están. No hay una sola evidencia para decir lo contrario. Maduro debía pasar a la historia como el primer presidente revocado y enjuiciado por la vía del voto. Cualquier otro destino, resulta benevolo en grado injustificable.

5.- La descarada forma en que se maneja la justicia y a los poderes en teoria independientes, deja entrever que no hay opcion etica capaz de erigirse a estas alturas, pues en estos tiempos, "el castigo ya no basta para ejemplificar", y las consecuencias deben ser asumidas ahora por las mayorias vulnerables.

6.- En un pais donde todos los poderes "constitucionales" están finamente hilados para tejer la telaraña del predominio presidencial, decir que alguno de sus componentes no estaba "al tanto" de las decisiones y sentencias del TSJ, (existiendo las enormes salas situacionales que de facto estan presentes en el alto gobierno), no es más que cinismo expresado a la maxima potencia, sin consecuencia alguna.

7.- Nos hemos acostumbrados a vivir todos como nacion en un agujero oscuro y pestilente, incapaces hasta hoy de entender que solo saliendo del hueco, podremos en verdad comenzar a cambiar las cosas.


Si la gente sigue manifestando mansamente (en lo constitucional), dando vueltas a lo lejos del centro de Caracas, no habrá mucha direferencia con el perro que da vueltas antes de finalmente echarse.