viernes, 19 de mayo de 2017

La MUD no podrá aglutinarlos a todos

En esta deplorable y sangrienta lucha interna hasta ahora de baja intensidad pero de profundo impacto para las familias venezolanas, y cuya génesis encontramos en esencia en la antidemocrática actitud gubernamental que lo ha llevado al ya sin retorno sendero de la negación a cualquier consulta popular abierta a todos, (endosándose en el proceso  el “supremo derecho” a decidir lo que es y no es conveniente para la gente), en un claro ejercicio de dominio de los pocos sobre los muchos, comienzan por fin las masas a verse al borde del precipicio, al borde de la pilar de los sacrificios, para ser inmolados inútilmente en el templo de la corrupción y la deshonestidad.
Ante esto, esa población llana y mayoritaria que comienza a verse afectado en sus derechos y en sus necesidades fundamentales, ve activado el ancestral impulso en el que todo pueblo por anhelar sentir en su propia piel la fuerza de lo justo, se expone cada vez con menos precaución y en carne propia a través de la protesta, a la autócrata reacción de los que ahora detentan el poder de las armas y de las instituciones, catapultando con esa actitud, -se pretenda o no-, a la toma del camino igualmente sin retorno a la sumisión en caso de fracasar, o al de la rebelión progresiva de la sociedad.
Y es que por más pseudo-constituyentes prostituidas que por decreto aparezcan, (cuales “congresos de la patria” manufacturados y manejados por el PSUV); por más medidas restrictivas y de carácter dictatorial que el deslegitimado gobierno de Nicolás Maduro imponga, lo cierto es que la fuerza de los acontecimientos nacidos de un monstruoso cumulo de errores y malas interpretaciones socio económicas y políticas que partieron de dogmas propios de quienes han detentado el poder desde el 98, hacen que ya sea irreversible e inevitable el choque con esa realidad innegable resultante del derrumbe de las instituciones y de los derechos ciudadanos que estas debían custodiar.
Cada alto funcionario se sabe cómplice de facto en la inmensa y sistemáticamente orquestada tarea de transgredir la constitución y las leyes en beneficio de pocos, por lo que no hacen otra cosa que huir hacia adelante profundizando con o sin intención, la quiebra institucional de la nación, el desplome de lo moral y la desaparición de la ética pública como elementos claves que labran la fe sobre la noción de República.
Por ello, (y a pesar de), resulta casi imposible en este ambiente de incredulidad y perdida de fe en el sistema, saber cuánto tiempo le puede quedar al gobierno en su actual predominio violento sobre la voluntad soberana, aunque el escenario de la predicción cambia radicalmente cuando evaluamos en vez de tiempo, más bien los hitos (condiciones) que deben alcanzarse para determinar la llega de su fin (el del gobierno), y que si pueden ser predichos con razonable argumentación.
Casi todos estos hitos reflejan ideas que ya conocemos y reconocemos en el ambiente económico y socio político del país; son condiciones que podemos nombrar a fin de comprender sus distintos alcances y sobre todo, para deducir las oportunidades sociales que suscitan al producir coyunturas históricas en el instante en que se cruzan entre ellas. Esos hitos son:
1.- Colapso económico generalizado, debido al sostenimiento en el tiempo de un modelo inconsulto implementado;
2.- Fusión del Gobierno con el Estado a través de un sistemático esfuerzo que concluye con la apropiación antiética de las funciones otorgadas por la CRBV;
3.- Desmontaje del aparato judicial en beneficio de las minorías gobernantes, al subordinar la CRBV y sus leyes a los intereses de estos, de manera abierta;
4.- La autoridad de la fuerza pública y armada convertida en el ente represor oficial y sistemático de las manifestaciones populares;
5.- Colapso del sistema de salud ante la duplicación del aparato burocrático, haciéndolo inoperante;
6.- Burocratización del acceso (restringido) a la comida;
7.- Perdida del miedo a manifestar y a las represalias de la autoridad ahora represora;
8.- Desenmascaramiento de la minoría gobernante frente al escenario internacional;
9.- La irrupción de una coalición entre la mayoría de las fuerzas políticas;
10.- El ejercicio constitucional del poder militar como institución, apegado a la ética bolivariana;
11.- Ruptura abierta del mandato constitucional, anulando la consulta popular y subordinando las instituciones, para neutralizar y anular al poder público y cualquier expresión del soberano que muestre oposición al gobierno;
12.- Desmontaje del aparato comunicacional libre y la sustitución de este por una realidad alternativa fabricada por el gobierno.
                                                       
A pesar de la aparentemente gran cantidad de hitos que este enfoque genera, al detenerse a evaluar observarán que solo dos de estos están pendientes por concretarse y cruzarse con el resto de los hitos que en su sucesiva progresión desde los años 2000, han formando con ello una traza de marcas sociales que han codificado y modificado al mismo conglomerado social, logrando con esto que pese a los aspectos positivos logrados antes y después de la asonada militar de 1992, se haya dado la progresiva erosión de éstos y la deformación ética del país, creando en el proceso un incomodo camino como paso doloroso -pero necesario ante la incapacidad previa demostrada por la sociedad para cambiar-, capaz de preparar a la población para resolver inicialmente parte de los cruciales paradigmas enfrentados.
La experiencia del 2002 con Pedro Carmona en medio de la más absoluta y supina improvisación, nos enseñó que algunos hitos pueden desencadenar eventos intensos socialmente, sin que estos se transmuten y lleguen a crear algo distinto y estable; caído Chávez con la inusitada facilidad con que lo hizo, fue rápidamente sustituido por un conjunto de factores que no fueron capaces de ofrecer una alternativa autosustentable, con el resultado observado en su momento y la radicalización de quienes no eran capaces de ofrecer estructuras éticas más avanzadas.
Esto nos lleva al primer hito no alcanzado:
“El ejercicio constitucional del poder militar como institución, apegado a la ética bolivariana”
La FANB requiere de un sacudón ético. Ignoro si vendrá por la vía de la violencia interna de sus cuadros medios, o por el desbordamiento de la rebelión popular sobrepasando cualquier maniobra de reacción que no sea la de la funesta aniquilación y destrucción del mismo pueblo al que se le debe.
El asunto es que las FANB perdieron el rumbo, una vez más fundamentado en su talón de Aquiles: la verticalidad del comando, enturbiando el mando mediante la transversalización con el componente político partidista, y la única manera de reasumir el camino del ideal bolivariano, es dándole la espalda a todo lo inmoral y antiético que reina y mueve a la totalidad del gobierno de Nicolás Maduro, como muestra de voluntad real de enmendar.
Ahora, cuando ante esta particular y acomodaticia situación militar predominante, las fuerzas involucradas en el ámbito cívico comienzan su colisión enorme sin que exista un canal y un sentido de alternativa frente a los modos y formas de manejar lo económico, social y político, emerge el último e igualmente crucial hito no alcanzado:
“La coalición entre la mayoría de las fuerzas políticas, en torno a un denominador común”
Simple y directo: Mientras la oposición se mantenga enarbolando la bandera del llamado a la protesta frente a las ambiciones gubernamentales, y no sea capaz de ceder espacios y cuotas de participación y liderazgo a fuerzas alternas que siendo pro izquierda o de centro, han sido mantenidas al margen, no será posible cohesionar a diferentes sectores sociales que aún resienten y desconfían de quienes lucen como los herederos de viejos métodos y practicas burocráticas, imposibilitando la aparición de la masa crítica capaz de alterar el paradigma humano en el que existimos.
Es necesario que los protagonismos dejen su lugar a la sindéresis, al verdadero consenso, y se vuelvan capaces todos de aglutinarse en un gran pacto de tipo bolivariano, donde la única condición sea el respeto absoluto a la CRBV.
En esa especie de “Coalición Bolivariana Nacional”, que debe nacer, se requerirá de un único propósito: Hacer cumplir la constitución y las leyes, en medio de la ética como código de conducta, y la siembra de la moral como primer paso para cultivar decencia en el país.
Lo demás, -candidaturas, posiciones, cargos-, deberán ser administradas rigurosamente mediante la transparencia, el decoro y los mecanismos electorales básicos que eviten la trampa de consenso de cúpulas, como una manera continua de darle pie a la restitución de la fe en los valores de la República, tal como Bolívar (que no es “marca registrada” del chavismo ni del PSUV), nos decía incluso estando en su lecho de muerte.
El juego se ha trancado, y solo individuos con visión superior a la de ambos bandos ya rígidos, podrán sacar a la nación del enquistado paradigma existencial ya marchito.
La MUD debe darle paso a una coalición superior, a una alianza de mayor proyección, sin extremismos políticos, pero con muchísimo sentido social de responsabilidad y decencia.
De no hacerlo, lo que vendrá es más muerte, más represión, y más dictadura.

Solo dos pasos más nos separan de la oportunidad de oro para construir el país que queremos. 

sábado, 13 de mayo de 2017

Gracias a todos

Quiero detenerme un momento a agradecer a quienes se han tomado un tiempo para escribirme y hacerme llegar sus opiniones sobre el país, sus propios países, o sobre lo que escribo.

Son detalles que me han hecho reflexionar; en ocasiones he modificado incluso alguna entrada al blog, y recuerdo una vez que utilizando un magnifico video que conseguí sobre ese hermoso pero abandonado paraje llamado Castilletes (Venezuela), tuve la oportunidad de saber quien lo había elaborado, con lo que pude dejar fe de su autoría en ese artículo. 

Entre entrada y entrada al blog, he podido ver, -para mi regocijo-, que muchos se detienen a escribir también sobre el país, tratando de sacarle el jugo a este recurso de los blogs, que pese a la prevalencia de otros medios, no deja de ser ventana abierta al mundo, cuando algo requiere de algo más de 150 letras para explicarlo.

En verdad, gracias a todos.

miércoles, 10 de mayo de 2017

La verdadera opción constituyente es esta. (Tercera parte).

No puedo terminar este pequeño ciclo de entradas en el Blog referidas a la constituyente, sin hacer mención de lo que idealmente debería ocurrir con ese instrumento en el instante en que el consenso haga posible su implementación, como vía realmente efectiva para lograr un cambio significativo y de progreso para todos y en armonía, a partir de la coyuntura que vivimos al presente.
Sin necesidad de esperar a que otros (léase: “representantes” del PSUV o de la MUD),  nos digan lo que debe plantearse en el referéndum consultivo, es momento para darnos la oportunidad de elaborar una “hoja de ruta” que garantice la idoneidad del contenido mismo del referéndum. Pensando en esto, y con el honor que siento al dirigirme a ustedes, les planteo lo que bien podría ser un borrador del modelo de preguntas a incorporar en este virtuoso instrumento de la democracia venezolana:
 “Está Ud de acuerdo en llamar a Asamblea Nacional Constituyente, de acuerdo al artículo 347 de la CRBV vigente, con el fin de:
1).- Revisar las discrepancias que surgieron entre el documento constitucional de 1999 elaborado y el finalmente publicado.
(SI o NO)                                                                        
2).-  Llamar a la creación y activación de:
·         Una Junta de Gobierno Nacional (de carácter provisional, por doce meses), conformada por 03 individuos de ética intachable, más tres suplentes, en representación del movimiento chavista, de los no alineados con ambos bandos políticos, y de la MUD respectivamente, a ser electos por las bases de esos movimientos, y que relevarían al actual presidente y vicepresidente de la republica en ejercicio de las funciones del poder ejecutivo, quienes culminarían así en ese momento su periodo presidencial;
·         Una Asamblea Constituyente (AC), con una duración de 6 meses, para reformular y precisar los artículos “B, C, D, … ,X” siguiendo los más altos valores de la moral y la ética establecidos en la CRBV de 1999, que mantendría su vigencia en el resto de su contenido;
·         Tres equipos de asesores colegiados en I: Lo económico, II: Lo jurídico y electoral, III. Lo social (Salud, Educación, Trabajo), conformados por hombres y mujeres de nacionalidad venezolana, de conducta proba y experiencia comprobada y sobresaliente en las áreas mencionadas, que trabajarán en el mismo periodo de la AC y establecerán las medidas a tomar por la Junta de Gobierno para la reconducción del país en la duración de esta e incluyendo el próximo periodo presidencial hasta su culminación.
·         Un llamado a referéndum aprobatorio sobre lo emanado como propuesta de reforma constitucional, con participación universal y secreta de la totalidad de la población electoralmente activa, a no más tardar 30 días luego de concluida la labor de la AC.
·         Una vez aprobado el referéndum aprobatorio el texto constitucional y sus disposiciones transitorias, se efectuaría un llamado a elecciones presidenciales, no más allá de 02 meses luego de concluidas las funciones de la AC, y donde no podrían ser candidatos a presidente ninguno de los constituyentistas o miembros de los colegios conformados, así como tampoco los funcionarios electos o no, en ejercicio de sus funciones en sus presentes periodos aunque hubieren renunciado previamente, o quienes habiendo sido funcionarios, estén incursos en averiguaciones judiciales.
 (SI o NO)
3).- Establecer que la elección de los constituyentistas y sus suplentes será directa e individual, mediante el voto secreto y universal de toda la población electoralmente activa, en un proceso donde la postulación de cada candidato será personal (no podrá haber mecanismos análogos a planchas), aunque podrá ser apoyada por cualquier movimiento político debidamente registrado, y que en todo caso habrá 01 constituyente por cada 1.000.000 de habitantes, más un suplente elegido de la misma manera y en el mismo proceso electoral, a ser elegidos en el ámbito nacional.
(SI o NO)
4).- En beneficio de la nueva etapa democrática de concordia y unión, llamar al establecimiento de un nuevo escudo nacional con un caballo blanco alegórico al usado por El Libertador Simón Bolívar, mirando hacia el frente, y una bandera contentiva de una sola estrella en la parte central de la banda azul, con un tamaño no menor a dos tercios de la altura de la barra del color mencionada.
(SI o NO)
5).- Llamar al establecimiento de un nuevo REP, que partiendo de cero, convoque a toda la población electoralmente activa a su incorporación mediante el ejercicio de los más altos valores morales y éticos establecidos en la CRBV de 1999, con la depuración previa del sistema de cedulación nacional, en un periodo que no podrá superar a la duración de la AC misma.
(SI o NO)
6).- Renovar la totalidad de las autoridades de los poderes públicos establecidos en la CRBV de 1999, (menos al presidente de la Republica y su vicepresidente, quienes serán sustituidos en acto inicial de la Asamblea Nacional Constituyente durante doce meses continuos y no prorrogables, por una Junta de Gobierno provisional), siguiendo al pie de la letra lo establecido en los correspondientes artículos de la CRBV del mismo año).
(Si o NO)
7).- Restablecer la no militancia política a los servicios militares del país, manteniendo el derecho al voto de acuerdo a lo estipulado en esta misma constitución.
(Si o NO)

NOTAS:
(1): No olviden que al ser un referéndum consultivo, este no tiene por qué realizarse en una sola jornada de consultas, pudiendo extenderse a varios días el proceso, dada la extraordinaria coyuntura que atraviesa el país. Con todo esto lo que estaríamos buscando es evitar que las  instituciones que sabemos viciadas, pudieran influir o impedir el ejercicio pleno de la soberanía popular que estuviera siendo bien canalizada a través de un acto de consenso y respeto mutuo, que a salvo del subterfugio del “tiempo limitado”, no podría entonces ofrecer “ventajas” a ninguno de los bandos políticos.
(2): La elección de solo una treintena de constituyentistas, no reviste problema alguno, si lo comparamos con el hecho de que regularmente se elige a un solo presidente. Recuérdese además que los colegios asesores formados por concurso de oposición, tendrán un importante número de expertos que acompañaran con su opinión colegiada (sin voto), a los miembros de la AC.

Creo que es claro que el deseo implícito en toda esta estrategia manifestada en la “gran consulta al pueblo” sería el de romper paradigmas como el que Nicolás Maduro se empeña en alimentar, y que nos mantienen girando en “círculos de inutilidad cuarto y quinto republicanos”- Justo esto hace particularmente recomendable el uso de la figura de la Junta de Gobierno, para evitar ese fútil trance resultante de exponer a la población inmediatamente a la necesidad de escoger únicamente entre bandos firmemente establecidos con sobradas capacidades para manejar los hilos de poder (es decir, nos evitaríamos el “estrés”, la “apuesta” de tener que elegir exclusivamente entre un candidato del PSUV, o uno de la MUD).en
Hay que insistir en lo principal, y es que pese a las desviaciones y rechazos que las manipulaciones de Nicolás Maduro y su grupo de intereses generan en torno al instrumento constituyente, el uso último del referéndum consultivo con la previo y final, con la llamada entre ambos a una Asamblea Nacional Constituyente, resultan revelarse como medios poderosos para el ejercicio de la soberanía, aunque siempre en esto evitando el triunfalismo, pues todo esto solo ocurre a condición de que la totalidad de la población electoralmente activa, participe y exija (*).
(*): Atención: El que el llamado constitucional sea a la participación de la población electoralmente activa, no significa en modo alguno que la juventud menor de edad no tenga protagonismo; de hecho no debe haber privilegios por concepto de edad, y los constituyentistas elegidos, han de tomar en consideración  a todos, tal como en el núcleo de una familia equilibrada, donde la opinión de los más jóvenes sería tomada en cuenta. Usar la inquietud natural del hombre y la mujer joven, para llamarlos a ser parte de los constituyentistas, en un ejercicio de populismo mal intencionado, al considerarlos en la ecuación electoral más por el beneficio en la relación de votos, que por un interés genuino en ellos, seres sensibles, ansiosos de justicia y amor, es una inmoralidad que solo sirve para medir el descaro de quienes gobiernan bajo esa conducta.

Ese es el secreto que garantiza el éxito, -o que augura la tragedia-, según triunfe en la determinación de nuestro futuro inmediato, la pretensión no ética que realiza el actual presidente Nicolás Maduro, o prevalezca en cambio el llamado soberano de todos nosotros, por el ejercicio pleno de un mecanismo constitucionalmente puro y traslucido.
La solución al problema de fondo de Venezuela está en frente de nuestras narices, esperando por nosotros. Se llama Constituyente, y solo puede ser controlada por el verdadero poder popular: El poder colectivo de los unos (*): Los individuos en ejercicio de sus plenos derechos nacidos de la unión social bajo una sola bandera y una misma historia, condensada en una misma constitución.
(*): Cada uno de nosotros.
Es por eso que el uso de los instrumentos establecidos en la CRBV dependen casi exclusivamente de lo que decidamos en un plano que ha quedado virgen: El reino de las decisiones morales y éticas capaces de ser soportadas y defendidas en el tiempo.
Es allí donde los sacrificios son justificables, y los esfuerzos tenaces en contra de lo que es injusto e incorrecto, encuentran corazones dispuestos a marchar hombro con hombro, a cambio de una nueva oportunidad, y una nueva esperanza.
Por lo que diga el autócrata Maduro, no se mortifiquen más: El es un hombre que por consenso, está revocado de sus funciones desde el año pasado, solo que aguarda aún por la notificación formal que únicamente el arrebato moral de toda una nación, puede materializar y entregar.


La verdadera opción constituyente es esta. (Segunda parte).

El tema de la constituyente resulta difícil de digerir, lo admito: Primero porque se trata de la idealización constitucional del camino posible a elegir y a ejercitar, y luego, -reconozcámoslo-, porque con un CNE que actúa como apéndice del presidente y su círculo intimo de poder, toda iniciativa soberana se hace a contra corriente de la inmoralidad que se viene como rio desbordado montaña abajo, por quienes en principio estaban llamados a preservar la Democracia y las instituciones mediante el ejercicio pleno de la Constitución.
Les digo que justo estaba reflexionando sobre el tema cuando Maduro huyó hacia adelante con este hibrido constituyentista redactado a imagen y semejanza de todo su entorno: Falso e hipócrita, por ser ante todo, incapaz de respetar ni siquiera el legado de su mentor.
Creo que por esto mismo, algunas preguntas estarán flotando en el aire y requieren de respuestas:
1.- ¿Por qué Maduro llama a una constituyente y no a un referéndum?
R: Porque conocidas las tendencias de opinión pública (ver las encuestas de los últimos años), y unidas estas a un rechazo importante incluso entre los sectores más leales al mensaje del extinto líder, resultaría consecuentemente cualquier consulta al soberano en pleno, una especie de suicidio político, que devendría rápidamente en su destitución vía revocatorio presidencial o algún mecanismo que ofreciera el mismo resultado (su salida del poder). Lo correcto es, -como hizo Chávez-, llamar a consulta popular sobre aspectos puntuales, si lo que en verdad se quiere es reformar algo en la constitución. Esto es precisamente lo que hace que el argumento Nro. 1 dado en su decreto de llamado a su constituyente, sea débil y contradictorio, dejando ver lo innecesario del llamado en sí.
2.- ¿Si el soberano está solo en medio de un gobierno abiertamente autócrata, como puede ejercer el art. 350 sin terminar arrasados por quienes gobiernan?
R: Esta es una pregunta que solo entre todos podemos contestar: puede el pueblo ejercerlo (el articulo), aunque ciertamente podría ser severamente castigado en el proceso por la dictadura madurista con el amparo militar. Como las matemáticas están a nuestro favor (somos millones contra miles), la gente debe decidir, y elegir el camino a tomar una vez ocurrido esto.
Es claro que si no nos gusta luchar por lo nuestro por aquello de no contar las bajas que ocurrirían, es porque en realidad no somos un pueblo pacífico, sino un pueblo cobarde, incapaz de decidir su propio destino.

3.- ¿Qué podemos cambiar realmente en la constitución vigente desde el 1999?
R: Primero hay que decir que la constituyente aprobada en referéndum, es distinta en algunos puntos a la que salió de la Asamblea Constituyente originaria. Eso hay que revisarlo.

4.- ¿Qué podríamos señalar como aspecto a corregir y mejorar en la carta magna?
Por aspectos que pudieron irse verificando sobre la marcha, una vez aprobada y publicada la constitución, o bien por puntos específicos que fueron forzados al cambio durante el segundo llamado a referéndum consultivo, aprovechándose de sus atribuciones hiper-presidencialistas (de manera antiética por demás, por haber violentado el mandato de la constitución misma), lo cierto es que ésta contiene un conjunto de artículos y numerales que deben ser modificados si queremos corregir y aclarar el rumbo republicano:
La reelección indefinida (eliminarla)
Los 6 años de mandato (reducirla)
La ambigüedad del 350 (aclarar su mecanismo de acción)
La limitación de la pena por crímenes a solo 30 años (aumentarla a cadena perpetua para ciertos crímenes)
El exacerbado régimen presidencialista (aumentar el peso de la Asamblea Nacional y las demás instituciones, así como la descentralización de competencias, para que el “equilibrio de los poderes”, refleje realmente la justicia social que buscamos para todos)
La figura del vicepresidente (o eliminar la capacidad del presidente para disolver la Asamblea Nacional en caso de que le lleve la contraria hasta tres veces)
La rigidez con el asunto del tipo de moneda a circular (permitir la circulación de otras)
La ambigüedad que permite al TSJ ser juez y parte (no puede permitirse nuevos conflictos que partan de un tribunal sobre el cual no se tiene control ético constitucional, ni siquiera en la asignación de sus jueces)
La discrecionalidad en la elección de las autoridades del CNE, Defensoría, Contraloría, y Fiscalía (restablecer la selección vía íntegramente constitucional)
La proporcionalidad en la representación y protagonismo político para los diferentes estados, municipios y centros poblacionales. (restablecerla)
Sustituir la elección presidencial del “50+1” (por mecanismos de mayor consenso, tipo segunda vuelta).
Debe quedar absolutamente claro, que sin la consideración de las desviaciones enumeradas aquí, -entre otras-, difícilmente podría optimizarse el rumbo democrático del país, careciendo alternativamente entre nosotros de una dosis de decencia y honradez que resulta inalcanzable en la actualidad.
Depende de nosotros traspasar las limitaciones manifestadas por ambos bandos políticos hasta el presente, para comprender que en el marco legal legítimo de la República, hay aún suficientes herramientas para la rectificación nacional; rectificación que llegará forzosamente unicamente cuando el consenso se produzca entre las inmensas mayorías y minorías desatendidas, para dar pie no a una marcha de la MUD, sino más bien y en buena hora entonces, a una marcha de una circunstancial pero decisiva “Coalición de la Democracia Social Bolivariana”, donde sectores antes contrarios entre ellos, sumados a quienes no han compartido extremo alguno de la política venezolana, sintieran que el acuerdo honorable existe, para levantar de entre las runas, los pilares de la nación que aun podemos construir.

martes, 9 de mayo de 2017

La verdadera opción constituyente es esta. (Primera parte)

En estos días donde Maduro ha decidido entre bailes y lenguaje impropio de mandatario alguno, “huir hacia adelante” a través de una jugada sobre el terreno social, conformada por una combinación de represión, invitaciones a “dialogo” y llamados aAsambleas Constituyentes a medida”, todo siempre alineado a las estrategias rectoras de sus asociados nacionales y extranjeros, y cuyo denominador común parece ser el acrónimo “PAZ” (“Palo, Ataque y Zurra”) frente al que se atreva a protestar o disentir, surge la necesidad de aclarar lo que verdaderamente significa realizar un llamado a Asamblea Nacional Constituyente, más allá de las pretensiones de Nicolás Maduro, del oficialismo y hasta de la oposición que se resiste a ella.
Para esto lo más conveniente es iniciar aclarando qué es lo que nos dice la constitución, para luego establecer qué podemos aspirar de este instrumento, solo para entonces poder analizar lo que pretende el gobierno con el llamado que hizo a una asamblea constituyente de tan “particulares” características “maduristas”(*).
(*): Debe recordarse que Nicolás Maduro no es un político como tal, y esto incluso aún si asumiéramos que para ser político no hiciera falta ser luchador social reconocido.
Maduro se ha demostrado solo como un oportunista del medio político, (de los que lamentablemente abundan, aunque no con el grado de éxito de este ultimo), que ha logrado en una atípica intersección histórica de intereses de varios rangos medios y altos a principios de la década del 2010 en el seno del gobierno y los núcleos de parias que lo orbitan, aprovechar la muerte del líder hiper-presidencialista, para reordenar entonces las instituciones y el Estado en una suerte de precario balance de intereses a su imagen y semejanza, entre las ambiciones de los pocos jerarcas sobrevivientes políticamente en el proceso chavista, y una masa poblacional dada por satisfecha con los recursos asignados para la cobertura intermitente de sus necesidades elementales, logrando como beneficio adicional en el ínterin, la satisfacción de una cadena de intereses medios y bajos en los sistemas de mafias sociales creadas a tal fin y a consecuencia de ello.

Aunque sabiendo que el asunto de los artículos que en la CRBV establecen específicamente el marco para el llamado a Constituyentes ha sido sobradamente puntualizado en estos días, creo conveniente resaltarlas hoy en sus aspectos claves y en el contexto de los acontecimientos e intríngulis del presente:
Primeramente hagamos referencia a los artículos que establecen el carácter del gobierno venezolano, y que seguramente serian modificados por Maduro en caso de materializar su pretensión:
Artículo 6: El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.”
El siguiente artículo nos dice el por qué del repentino interés de Maduro y su cofradía de funcionarios administradores del poder por lograr amoldar la CRBV a sus planes:
Artículo 7: La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución.”
Empero, al referirnos a los mecanismos constituyentes nos encontramos con este artículo clave:
Artículo 347: El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.”
Remarco lo último en este artículo, porque es fundamental para que en el marco de un llamado constituyentista moral y ético, apegado a la palabra de la constitución misma, entendamos el alcance absoluto que tiene lo que se decida allí. (de allí que llamados ilegítimos a constituyentes darán como consecuencia resoluciones igualmente ilegitimas, que activarían por defecto y desde el punto de vista ético-moral, el derecho pleno al ejercicio del artículo 350 de la CRBV, en contra de la usurpación de poder originario por parte de componentes de los poderes hasta el momento instituidos):
Artículo 350: El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”
Por último -pero en lo absoluto menos importante-, tenemos el marco constitucional de llamado y conclusión del proceso constituyente, y nada más lo menciono para dar la necesaria vista completa a los aspectos involucrados:
“Artículo 349: El Presidente o Presidenta de la República no podrá objetar la nueva Constitución. Los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente. Una vez promulgada la nueva Constitución, ésta se publicará en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela o en la Gaceta de la Asamblea Nacional Constituyente.”
Por fortuna para nosotros, estos artículos solo tienen una lectura posible:
El llamado a constituyente solo es legítimo cuando se convoca a toda la población electoralmente activa,  quien deberá aprobar tal llamado (art 247), (incluyendo en esta aprobación la razón para su convocatoria), antes de proceder a la selección por voto universal y secreto, de los constituyentistas, cuya principal característica será la libertad para seleccionarlos entre un grupo abierto (no por lista), de candidatos. Ejercida la labor de la asamblea constituyente en el tiempo autorizado para ello, el resultado debe ser previamente aprobado por mayoría en referéndum consultivo (con idénticas características al primero), para poder ser puesta en vigencia las decisiones tomadas, una vez publicadas en Gaceta Oficial para su incorporación a la vida nacional.
¿Qué significa esto?: Pues que si un presidente llama a constituyente, lo único éticamente válido es consultar a todos los electores con capacidad de emitir voto, para establecer lo que necesariamente se ha de preguntar primeramente en el referéndum consultivo que se le hará al soberano (no a un sector de éste, ni a una “colegiatura” del mismo), y solo luego, activada la Asamblea Constituyente, trabajar exclusivamente en función de lo autorizado mediante referéndum por el mismo soberano. No hay medias tintas en esto.

Entonces, ¿Por qué Maduro llama a constituyente de la manera en que lo hace?: La razón estriba en que es la única forma en que él puede imponer una agenda sin consulta previa, discutirla bajo sus términos, y aprobarla sin referéndum consultivo, en el más puro y contradictorio estilo autocrático a lo establecido precisamente en los artículos 6 y 347, con lo cual estaríamos ante una especie de constituyente en “modo fraudulento”, que obviamente antojaría como ilegitima cualquier resolución que se pretendiese imponerse al colectivo humano de la República.

lunes, 8 de mayo de 2017

La nación petrolera y su dictadura

Les decía que nos estamos convirtiendo en una sociedad movida por la progresiva aparición de mafias –formales o no-, en todos los órdenes de la actividad venezolana; el por qué de esto radica en la aparición de etapas históricas donde la lentitud del cambio hacia lo justo en el entramado social, da tiempo para que los pueblos se habitúen a los métodos alternativos, más rápidos y sugerentes en comparación con el marco legal prevaleciente, manifiestamente lento y deficiente, llegando de a poco a hacer desaparecer en el imaginario colectivo las diferencias entre las “mafias ilegales” y las “institucionales”, haciendo con ello que el motor del progreso humano se vea lastrado por el conjunto de los vicios y lacras conductuales que estos atajos generan, “torpedeando” y haciendo naufragar parcial o totalmente hasta a los más visionarios esfuerzos de progreso.
Y esto lo digo porque en el caso de Venezuela, el principal recurso económico, -el petróleo-, (junto a recursos no tan emblemáticos, pero igualmente incisivos en la economía nacional como la explotación del oro, los impuestos y el tráfico nacional y fronterizo de mercancías) sigue siendo ese “excremento del Diablo” tan bien definido en los tiempos de Juan Pablo Pérez Alfonso, que convertido una vez más en dólares, no para aún de brotar de la tierra violada, encontrando en quienes logran llegar a su entramado administrativo adherido al Estado, una fuente inagotable donde saciar la avaricia y corrupción que despierta.
Con el tiempo, este particular modo de vivir avaricioso en sociedad ha ido diversificándose como si de una empresa buscando nuevos modos de negocios se tratara,  pretendiendo (y logrando en muchos casos), estructurar a la  masa humana de la república en ciudadanos burocratizados o “clientelizados”, quienes no hacen resistencia a la idea de hacerse dependientes de esta conveniente organización social, como si de drogadictos frente a una anfetamina barata se tratara, comercializada acorde a los gustos, posibilidades y sueños  de cada uno.
Es esto lo que ha hecho que en el presente, y en medio de esta clientelización de las comunidades y de los individuos, el principal factor de resistencia a la percepción de que los gobiernos progresivamente se han cartelizado cual mafias de películas baratas, sea la incredulidad misma de las mayorías, exacerbada en lo intimo de cada individuo, al resentir la idea de  aceptar (por la terrible sensación de vulnerabilidad que ello implica), que están sumergidos hasta el cuello en un régimen del que se creían a salvo, y cuyo único contacto posible era a través de las historias contadas por los más viejos, sobre aquellos episodios oscuros de la Venezuela del siglo XX, que casi todos consideraban “a prudente y segura distancia”, enterrado en el pasado, y no entre nosotros, ahora en cada cola, en cada gas lacrimógeno, en cada medio censurado y en cada descaro del que somos testigos a manos de quienes gobiernan.
Justamente, por esta resistencia a admitir lo obvio como individuos y como sociedad, es que hemos llegado hasta estos estadios evolutivos del régimen dictatorial venezolano, sin que pudiéramos en apariencia hacer mella ya sobre lo instaurado.
Empero, no duden ni por un segundo en que pasado el sufrimiento del consecuente parto doloroso que ha significado descubrir la realidad a la que nos estamos sometiendo, lo que tendremos en frente es una oportunidad de oro puro para despejar de nuestros aciertos, aquellos errores que hemos tenido y que se han pegado como sanguijuelas fatales a este cuerpo nacional raquítico en el que hemos consentido vivir, para entonces y solo entonces, allanar como piso sólido, el presente inmediato donde construir mucho de lo que hemos aspirado.
Les digo que si se puede; las medidas a tomar son tan obvias a estas alturas que el consenso necesario entre todos para materializarlas será relativamente fácil de concretar entre nosotros, aunque primero habrá que superar la primera y dura prueba de fuego que supone el lograr bajar la cabeza de todas las pretensiones personales y partidistas en torno al manejo del poder que existen en Venezuela, y que susurran a los más rastreros, desde el extranjero.
Es allí, en ese punto crucial donde forzosamente entra la implementación de un mecanismo alterno pero constitucional que permita escapar del círculo vicioso de choque donde estamos instalados, desde donde podremos partir con la razonable certeza de que las acciones y decisiones serán efectivamente controladas en simultaneo por TODOS LOS CIUDADANOS en el plazo de tiempo prudentemente corto que consideremos adecuado para su activación, ejecución y conclusión.
Es justo en ese punto donde la segunda gran prueba social aparece frente a todos; inmensa y atemorizante ante el compromiso que supone, porque obviando al actual antiético e inconstitucional llamamiento a constituyente colegiada hecha por Maduro, es precisamente ese mecanismo constituyente plasmado en la CRBV, llamado esta vez con ética a través de un consenso sobre su interpretación, (verificable únicamente mediante referéndum consultivo), donde podríamos darnos a nosotros mismos, -sin intervención de ningún tipo más allá del soberano deseo de todo un pueblo a ser libres y prósperos en justicia-, el acceso a un verdadero “botón de reseteo” nacional, con el cual comenzar de nuevo el camino del crecimiento, pero esta vez con un mayor nivel de equilibrio, sin sectarismos ni bandos en estéril confrontación.
La verdadera constituyente está esperando por nuestra resolución a luchar por ella, mas allá de las falsas pretensiones que los acostumbrados a vivir con caretas y engaños, nos ofrecen hoy como miserables opciones hechas a la medida de sus propios intereses.
Veamos entonces qué decidimos hacer, hasta donde nos permitimos llegar, y qué tanto nos dejamos obligar a aceptar lo que sabemos, no deseamos.

Un futuro distinto espera por nosotros. Pero no es gratis.

En la proxima entrada al blog, evaluaremos esta opcion constitucional.

sábado, 6 de mayo de 2017

La solución al problema de Venezuela.

Es duro lo que está pasando. Es más duro tener que reconocer que sabíamos que íbamos camino de tropezar con esta piedra por la terquedad de no querer dejar de ser una sociedad complaciente consigo misma.
Nos hemos alabado hasta el cansancio, y jamás nos hemos dado permiso para reconocer como sociedad toda, las fallas que veníamos arrastrando como alma penitente que cruza un desierto en una noche eterna sin luna ni estrellas con las cuales orientarse.
No hubo manera de que el conglomerado humano que habita en este país, fuera capaz de detenerse a cuestionar lo malo con el atisbo de algún tipo de esfuerzo para obrar por el consenso; como hombre o mujer acomplejado y sin asertividad frente a su pareja, hasta hace poco hemos preferido como colectivo humano sufrir las consecuencias de un mal matrimonio, (con apenas unas dadivas como recompensa ante la continua humillación), que arriesgarnos a separarnos y construir una nueva y distinta relación.
La importante porción de la población venezolana que a lo largo de las últimas décadas se levantó de su niñez huérfana de atención social por parte de un Estado raquítico y cada vez más burocrático y que tomó forma de clientelismo compulsivo, ahora se ve a sí misma navegando entre la ilusión de un amor perdido (Chávez) y un concubino déspota (Maduro), sin percibirse al presente, -pese a su sufrimiento-, con más opción que aguantar en silencio ante las terribles circunstancias donde los que se levantan como nuevos pretendientes, exigen como cruda “prueba de amor” el escupir sobre el recuerdo de algo soñado y perdido en medio del desengaño de un amor que aunque mal correspondido, se ha marchado.
Por esto es que la MUD sigue fallando, y solo se mantiene al frente de los acontecimientos únicamente por el empuje que toda una marea de gente decidida a intentar el cambio, le hace desde atrás, poniendo el sufrimiento y las victimas.
El país en medio de su zozobra, ha perdido de vista incluso la manera de actuar ante una polarización extrema como la que vive, por cuanto intuye (mas no declara), la inconveniencia de seguir a cualquiera de los dos extremos, lo que hace que expresiones aun tan facinerosas como “estás conmigo o estas contra mí”, sin importar de qué lado vengan, no tengan cabida en la vorágine que está consumiendo cualquier apego a los modelos clásicos de la política venezolana.
Maduro ha consolidado su poder sobre las ruinas de la oposición venezolana, por haber sido incapaz esta última de deslastrarse de sus propios intereses que más que chocar con los del oficialismo, parecieran navegar en cursos paralelos con mismo destino: El control del poder por el poder mismo.
No sé a cuánto tiempo estamos del cambio que requerimos como nación, pero si puedo decirles con total certeza que nos encontramos a 20 o 30 % de “distancia” (haciendo referencia a ese veinte a treinta por ciento de voto duro unido al ideal de Chávez que aún las encuestas indican que le queda a Nicolás Maduro para aprovechar), y con el cual al presente, son aprovechados mediante la implementación de sus planes de una Asamblea Constituyente Comunal hecha a su medida, que le garantiza el cierre del circulo de sus propias ambiciones.
Nos hemos vuelto sociedad mafiosa de facto, donde las buenas intenciones no son las que han logrado llegar a escribir la historia venezolana, sino todo aquel cumulo de aberraciones concebibles a consecuencia del abandono del ejercicio de la más elemental moral y la ética.
La consecuencia más cruda ha sido el conflicto social intenso pero acallado por el sistema impuesto sobre el esqueleto de aquel proyecto chavista deformado por sus propias incongruencias éticas, a punta ahora de sangre y represión de cuanto derecho han tratado de enarbolar los valientes que con más admirable inocencia que otra cosa, han osado levantarse a protestar.
De a poco, como cruel ironía de la historia humana, los levantados sobre la fe de los valores, van aprendiendo a levantarse sobre las estrategias y tácticas de la lucha organizada, deslizándonos sin pretenderlo y sin opción real para evitarlo, hacia la profundización del conflicto y el derramamiento profundo de la sangre de toda una sociedad, ratificando con ello aquel viejo axioma de la humanidad, referido a que no hay parto de nueva vida sin el trauma del dolor y la muerte de la ya envejecida.
¿La solución?; pues salvo una sorpresa de última hora, no habrá tal cosa sin la irrupción de ese nuevo paradigma de justicia social y derecho al progreso individual, secuestrado durante décadas por quienes han gobernado entre cuartas y quintas republicas.
Cuando la miopía de los lideres deje de ser a su vez la limitación “auto impuesta” de la sociedad que insiste en seguirles, una diáspora de nuevas opciones realizables con objetividad y sensatez se levantarán entre todos nosotros con luz propia, a condición exclusiva de que estemos dispuestos a trabajar bajo la premisa del consenso nacional y -ahí sí-, verdaderamente democrático, basado en la práctica sin interpretaciones intermedias, de la palabra que hemos escrito en la constitución, no como piso para nuestras pretensiones, sino como techo para las ambiciones de pocos.
El imperio de la ley resultante, dará forma a los ladrillos con los que podremos construir por fin, cimientos fuertes para obras de progreso continuos que siempre estarían armónicamente concertadas con los requerimientos del mañana, encarnados en nuestros hijos y nietos.
No tengan miedo a reconocerlo: Estamos en Dictadura y el dictador es Nicolás Maduro. Se ha levantado sobre los restos del poderoso aparato gubernamental erigido por Chávez, para crear ahora su propio imperio de banalidad y codicia, a lomo de los más débiles y manejables.


Reconocer, es el primer paso para cambiar.

Toda arrogancia cae, cuando es abrazada por el fuego que arde en el deseo de justicia. La sed por esa justicia ha sido irrefrenable motor de cambio en la historia humana. No va a ser distinto ahora. Vamos a lograrlo, pero debemos aprender primero.