martes, 14 de julio de 2009

La mesa de cuatro patas...

Hemos hablado de los fundamentos de nuestra nación, y de los valores que como individuos, compartimos luego para ser colectivo.
No podemos, sin embargo, olvidar una estructura clave, a medio camino entre el individuo y el colectivo: La familia. No hay otro sitio donde los valores aprendidos puedan ser volcados y ejercitados en mayor dimensión.

¡Difícilmente podemos hablar de Dios, de amor, de ética, de tolerancia, de diálogo sincero, de oportunidad, de convivencia pacífica, de aceptación y perdón, si no es a través de la familia!

No es mi intención aquí -al menos de momento-, profundizar en este concepto tan maravilloso del cual nunca se termina de aprender, pero si podemos hablar con detalle en lo sucesivo, de lo que la familia necesita en su país, para poder expresar todo su potencial, dependiendo ya de cada hombre y mujer en el.

Empecemos, como siempre, por lo simple de captar, que en este caso, es lo mas importante por el carácter absoluto e irrenunciable que posee:

Una familia sólo puede comer establemente y en paz, si su mesa cuenta con sus cuatro patas: Educación, Seguridad, Bienestar social y Trabajo.

Esta mesa con sus cuatro patas estará apoyada en el "suelo" firme donde se ha construido el hogar (ese será la constitución),y contará este sitio con un "techo" amplio y seguro (obviamente, Dios).

Pero, ¿Por qué la mesa no es de una sola pata, o de tres, o de seis si es muy grande?. Buena pregunta, y la respuesta es sólo cuestión de meditarlo. Es algo que lleva el evolucionar de la vida misma y lo que deseamos en ella:

-Bienestar social, para poder crecer con oportunidades de atención médica, resguardo desde la niñez hasta la vejez, alimento básico y protección contra abusos.
-Educación, para poder tener posibilidades igualitarias de arrancada en esta existencia, siendo decisión de cada quien, lo que cubrirá con dicha preparación.
-Seguridad, para en lo interno, garantizar el derecho a la vida, y en lo externo, el resguardo de nuestras fronteras e intereses colectivos.
-Trabajo, para poder ser autónomos y ganarnos el sustento, así como el estilo de vida, que en ningún momento podrá ser a expensas de los demás.

Volviendo a la mesa, y si esta puede tener seis patas o más, hay que reconocer que ello es posible, pero: ¿Si no tiene las cuatro básicas, de qué me sirven las adicionales?

He allí lo que la nación busca y consagra para si a través de su normativa, y por lo cual, el colectivo selecciona hombres y mujeres para actuar de administradores desde el gobierno, de estas necesidades fundamentales.
Por cierto: Esas personas son puestas allí para ponerle nombre y apellido a quienes nos dirigiremos para exigir y reclamar. Ellos son los máximos serviores público: la base de esta pirámide invertida donde el soberano, es decir, el colectivo como pueblo, está en la cúspide de aquello que se mantiene en equilibrio por la constitución, mientras es iluminada por Dios.



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