lunes, 28 de junio de 2010

Un lema inocuo de la oposición: "Polar somos todos"; ¿Pretenden ganar elecciones con esto?

Pensaba que el tema, por demás insensible para el gobierno, -como lo es el de la perdida de aquellas miles de toneladas de alimento que a nadie importa ni afectará mayormente en Venezuela-, había sido apartado también por la oposición, como a veces lo hacen con todo, pero en vez de eso, se a vuelto un tanto recurrente al verlo escrito en los vidrios traseros de muchos autos, tratando de ser una protesta.

"POLAR somos todos". Tenía tiempo que no leía algo tan débil. Casi tanto como "Patria socialismo o muerte".

Comparativamente, en POLAR no son demasiado sus empleados directos; la mayoría seguramente están tercerizados de alguna manera. No me emborracho con su cerveza, ni casi cocino con su aceite, su harina, o su margarina que siempre resultan difíciles de encontrar, pues sin importar su omnipresencia como monopolio productor, y distribuidores de alimentos a nivel nacional, manejan un mercado donde la especulación y el acaparamiento se "codea" con lo reglamentado, y el gobierno ante eso solo atina a dar como solución, el seguir gastando millones de dólares en el exterior comprando a nuestros "solidarios hermanos empresarios privados brasileños, argentinos etc.", como si de una emancipación épica se tratara, y tales empresarios no fueran tan burgueses o capitalistas como se le denomina discriminatoriamente a los empresarios en Venezuela, que como decíamos, requieren más bien de control legal, y no de supresión total.

Disculpen la ironía, por favor.

POLAR representa en el colectivo nacional, MUY POCO que pueda rescatarse en lo moral; han ejecutado labor social porque la ley se los exige, como la mayoría de las grandes empresas del país. Dudo mucho que hayan alguna vez repartido aunque sea el 25% de sus ganancias entre sus empleados o alguien más, de por lo menos un sólo año de producción y dividendos millonarios en dólares.

Han sido junto con la PDVSA en su momento, los aplicadores de la tercerización laboral en Venezuela.

Es una mega empresa nacional con exitosas ramificaciones económicas en otros países. El emporio Mendoza solo es un grupo empresarial tan exitoso como el de empresas relacionadas a nombres como Bottone, Phelps, Biggot, o el de los cubanos Cisneros, sin contar tantas otras que antes -como muchos ahora-, han hecho su fortuna en el país, manejando igualmente inteligencia empresarial, como contactos políticos.

Defender a la POLAR, puede ser tan inútil como defender a la vieja cadena EXITO, o a los auto mercados CADA, o a las cementeras VENCEMOS, o a quien puntualmente quieran defender, porque eso solo quizás representa la reacción visceral de un sector del colectivo que no guarda coherencia, de la misma manera incoherente que el sector oficialista atiende al país sin una estrategia que vaya mas allá de las políticas aprendidas sobre la marcha por un solo hombre y/o sus tecnoburocracias nacionales y extranjeras.

Afortunadamente, ese será también (la incoherencia), "el punto de drenaje" por donde ambas partes no atadas a una verdadera venezolanidad, se colarán hacia las cloacas de la historia.

En una profunda ironía de la vida, expresiones como "POLAR somos todos", o "Chávez somos todos", solo dan nombre a los sacos de plomo que en cada ala, llevamos torpemente sin cesar, en nuestro empeño sin pretenderlo, de ser aves de tierra, aún siendo capaces de volar mas alto que cualquiera, pero satisfechos en apariencia con ser especie de Avestruces o aún mas extraños pájaros Dodos, mas extintos en el tiempo, que vivos en el presente.

Una absoluta falta de identidad hace que cándidamente, más de uno se asocie con la imagen de POLAR, o con la de un líder cualquiera, con tal de sentirse validos ante la vida. Como aquel adolescente del que hablábamos hace tiempo buscando su razón existencial. Aspecto del tema nacional tocado ya en el blog lo suficiente.

POLAR seguramente tiene mucho que rescatar y mantener en el aparato productivo nacional, por los empleados que con justicia y sensatez económica puede emplear, y por su estructura productiva en general. Como el presidente afirmó, -y lo cual apoyo sobremanera en eso-, la producción de cervezas quizás seria el aspecto a modificar, pero sabiendo que hacerlo extemporáneamente, solo supondrá disparar la venta clandestina y la importación ilegal de dicho producto.

Defender mega corporaciones como estas, siempre sonará capitalista a los ojos de los más desposeídos, y constituirá la marca final en el fracaso de la oposición en cualquier elección. Sus máximos dueños y gerentes, ante semejante apoyo, comienzan a acariciar sueños políticos paralelos a los sucedidos en otras partes de Latinoamérica, donde el fracaso de lideres políticos clásicos, han dado paso a ensayos empresariales en el alto gobierno, como si un buen gerente capitalista, fuera la panacea para un colectivo social. Tan dañino es eso como llamar "corporaciones" a entes gubernamentales; conceptos económicos como esos no deben tener cabida en la estructura administrativa de gobierno de nuestra nación. No si queremos ir mas allá de un lacónico pero vacío "POLAR somos todos".

jueves, 24 de junio de 2010

Sobre el consumismo; un humilde y breve ángulo para el análisis en Venezuela.

La cultura de consumo en nuestro país es un tema interesante, expresión nacional que ha dado origen a ensayos y estudios desde hace años. En Venezuela a supuesto una expresión definida desde la época en que las explotaciones petroleras por las transnacionales de dicho sector y sus obreros, trajeron nuevos hábitos y nuevas costumbres de consumo, como en su momento a los inmigrantes europeos les tocó aportar su cuota de influencia en dichos hábitos, para hacerse unos con lo existente.

Resulta igualmente interesante -aunque menos agradable-, detallar la cadena de fallas internas políticas y estratégicas que finalmente en la sociedad venezolana han generado una cultura de consumo dominada no por los libros, la innovación y la inventiva, sino por el whisky, la cerveza, el cigarrillo, los tabloides amarillistas, las novelas de TV, un enorme equipo de sonido en la sala del rancho, una antena de Directv en el techo de zinc o los celulares Blackberry.

El ciudadano presidente ha criticado con fuerza nuestro intenso disfrute, gozo y dependencia de varios “productos”; incluso ha ordenado la prohibición de ciertas ventas en la calle, aunque de seguro el billete en mano hará “ciegos” a más de uno de los que deben ejecutar dichas órdenes, convirtiendo sus palabras una vez más en hojas secas llevadas por el viento.

Razón no le ha faltado de ninguna manera al señalar nuestra “afición” a ciertas cosas como las mencionadas anteriormente, aunque si puede resultar equivocado estigmatizar a quienes producen o importan esas cosas que actualmente están dentro del marco legal (bebidas alcohólicas, cigarrillos, etc.), sin contar en este circulo vicioso a quienes las consumen, y a quienes teniendo poder gubernamental para ejercer las obligaciones estatales en busca de la disminución en su venta, consumo y fabricación, mediante el estimulo natural de las virtudes, no han hecho nada.

Esto es importante, y permítanme por favor detallarlo.

Recuerdo que Carl Marx dijo en algún momento, que la religión era el opio de los pueblos. Eso quizás si era válido en el siglo XIX, cuando la religión constituía una de las pocas vías de escape, aunque imperfecta y dogmatizada, ante las injusticias de las sociedades.

En nuestros tiempos sin embargo, quizás tendríamos que parafrasearlo, y decir que El cigarro, los licores, el consumismo por cuestión de clase o posición social, la prensa y política amarillista, son el opio de los pueblos”.

¡Pan y circo!, dirían algunos por allí, cuando el “opio” en facilitado por los gobiernos, como en la antigua Roma.

¡Vamos amigos míos, no se me pongan bravos!; hablar de vicios siempre hiere susceptibilidades. ¡Tengan calma!

Una mustra ilustrativa de todo esto podemos verla en la condición social del cigarrillo, visto como cosa normal, en vez de ser considerado como una droga análoga a la marihuana, que crea dependencia. O la de la cerveza, que con su bajo precio, resulta más fácil y barata de adquirir y con ella olvidar o hacer llevadero la difícil realidad de la vida, que comprar un libro, ir a un teatro, a un museo, o incluso a un parque con los hijos. Por eso es tan difícil privar a la gente de estas dos cosas: por eso es mas fácil conseguir cigarrillos y cervezas en un barrio, que medicinas o librerías, y por eso en la cultura actual, es tan natural beber frente a la casa, como hacerlo durante la practica de baseball de los muchachos en el estadio, donde la génesis de la doble moral, la del deporte y el licor unidos, se hacen un sólo principio de vida. Podríamos tocar igualmente el tema de la música colocada a todo volumen desde cualquier hora, y en cualquier lugar, sin importar los derechos y deberes consagrados en la constitución y las leyes para todos.

En fin, pudiéramos detenernos más en esto elemental y descifrable a nuestros ojos, pero resulta muy difícil de hacer sin tocar susceptibilidades. Algunas preguntas ayudan, pero en esta oportunidad también no considerar los múltiples estudios elaborados en las últimas décadas por académicos en todo el país, seria casi una omisión grosera.

Estas preguntas básicas deberían encaminarnos hacia lo que es relevante en los actuales momentos, y quizás mas crucial, en lo que no es importante, a fin de evitar desviaciones innecesarias.

Todos estos son cuestionamientos de carácter personal, porque es la conciencia de cada quien la que debe dictar el camino a seguir, cuando el proceso se reproduce en todos nosotros, originando la masificación de dicha conciencia en la forma de un colectivo.

Es bueno ir aclarando cosas para que llegada la oportunidad, podamos pronunciarnos con firmeza, sin discusiones estériles que nos detengan, como las lanzadas por mas de un político oportunista.

Así pues:

1.- ¿Cuál es la situación moral actual?; ¿Es aceptable?

2.- ¿Cómo la cultura venezolana construida por nosotros en el siglo XX, nos ha llevado a la situación actual?; ¿Cómo rescatamos lo mayoritariamente bueno de lo pequeño pero muy influyentemente malo?

3.- ¿Cómo la falta de virtudes es llenada por fenómenos que tienden a crear dependencias?

4.- ¿Cómo revertir el proceso de manera permanente, y sacar a todos nuestros hijos de estos escenarios contrarios a su crecimiento?

Meditemos. Sólo eso queda hacer antes de la hora de las decisiones.

martes, 22 de junio de 2010

Cuando la minoría gobierna.

No siento mucho entusiasmo por tratar este tema, pero ni modo, hay que tomar aire y seguir.

Se trata del hecho innegable de que más de la mitad de la población, elegirá a menos de la mitad de los diputados a la asamblea nacional en los próximos comicios a realizarse en Venezuela, y viceversa.

¿Quién se encargó de discriminar y determinar quién escoge a cuántos?:

El arreglo territorial convenientemente ejecutado por el CNE, -más identificado aparentemente con el gobierno que con el estado al que se debe-, permitió este desequilibrio, infringiendo de alguna manera en mi humilde opinión, el Art. 186 de la constitución, que indica la proporcionalidad de diputados en función únicamente de la cantidad de población en cada zona geográfica tomada para ello. Esto, cruzado con su desprestigiado registro electoral permanente, negado por cualquier vía a ser reelaborado, revisado o corregido, mientras cualquier otra cosa en este país se cambia hasta de sexo si es necesario por orden del presidente, logró escribir a mí entender en definitiva, un episodio más en la historia eleccionaria venezolana, siendo lo peor una vez más, que no habrá culpables luego.

No basta con que sea totalmente electrónica y ahora quizás totalmente hackeable las elecciones en Venezuela; el “acta mata voto” de la época de AD, COPEI y los demás partidos fue sustituido por el “programa sustituye voto”. En estos tiempos de webs y twitters, sin que nadie pueda dar 100% de seguridad de que no sea así, ya que no se fiscaliza ni contrasta el total de las boletas impresas con los resultados de cada voto electrónicos producido, y para rematar, el propio CNE decide cuales cajas contentivas de dichas boletas serán auditadas.

Por el otro lado de esta moneda, la posibilidad de elaborar listados de electores cuya intención probable de voto se conoce por tratarse de solicitudes de referéndum (como quizás nunca mas se vea en Venezuela por cierto, por esta misma razón y distorsión), donde finalmente se castiga a quienes manifiestan diferencias políticas, tipo “lista Tascón”, definitivamente ofrecen una manipulación ilegal y por demás sectaria de la data, lo cual no es ético, fuera de cualquier consideración política que ilusamente pudiera hacerla ver justa.

El punto ahora, después de todos estos asuntos que ya saben, queridos compatriotas, es:

¿Qué vamos a hacer cuando el “genio” se salga de la botella?

En algún momento la situación va a salirse del control de las mayorías.

En verdad aun no “entiendo” por qué el presidente ha permitido que toda su estructura de gobierno –que no de estado-, descanse sobre un precepto no considerado en la constitución y sobre una estructura electoral tan cuestionada.

Un enorme y costoso castillo de naipes. Nada más. ¿Por qué?

Entonces la otra cosa: ¿Por qué hemos dejado llegar las cosas a este punto?;

¡Ni crean que lo relevante para los próximos meses será quienes ganarán las elecciones!;

¡Esa es la menor de las cosas!

Temas difíciles pero necesarios se aproximan. No se trata de adivinanzas ni acertijos; sólo quizás del vacío que finalmente sentiremos cuando toda excusa sea usada y explotada, dejándonos desnudos ante la pregunta final que no nos hacemos:

¿Quiénes somos y qué debemos hacer como venezolanos?

sábado, 19 de junio de 2010

RCTV no es imprescindible; POLAR no es imprescindible; tampoco lo es ningún presidente o líder.

Y es que a lo largo de las reflexiones que hemos compartido, se ha hecho patente que nuestro problema, como nación, estriba en la falta de cohesión sobre la constitución y las leyes. Nada más. Aún se me antoja patético el comportamiento de la oposición, -a quien sigo llamando oposicionista a ultranza más que alternativa por consenso-; aún denomino oficialista a ultranza a quienes defienden lo indefendible ya, incluso por encima de lo que Venezuela es, como clara evidencia todo ello de que las mayores interrogantes que sobrevuelan sigilosamente sobre las cabezas de cada ser humano viviendo en esta nación siguen siendo: ¿Quiénes somos?; ¿Qué nos guía?

Aprovechando las palabras del ciudadano presidente de la republica, sobre lo innecesario de estas empresas a las que el mismo les ha dado protagonismo, en sus “peleas con sombras” frente a las cámaras de TV, y dado que nadie más en el gobierno tiene voz propia para decir nada, como para poder analizarlas acá, reflexionemos un poco sobre la imprescindibilidad no sólo de unas empresas puntuales (aunque ignorando en realidad con ello el terrible daño por desempleo que supone para innumerables familias dependientes de dichas empresas privadas), sino también de los lideres y presidentes que pueden encabezar un gobierno o un proceso contemporáneo, independientemente de lo beneficioso, inocuo o dañino que resulten.

Ya estamos claros en que en la Venezuela de hoy, el empresariado no es un niño de pecho. La opción lógica sin embargo, para controlar y administrar, no necesariamente debe pasar por la expropiación a priori, sin una planificación seria, o sin una justificación real.

Es extremadamente contradictorio el hecho de que exista una necesidad de ponerle “el cascabel al gato económico venezolano”, y que sin embargo, la única manera que se le ocurre al gobierno para hacerlo, es cortándole la cabeza al gato, y luego sacar otra de una caja ensangrentada y cosérsela con todo y cascabel. ¡Ya veremos luego si sobrevive el gato!

La ironía es que con el paso de los años, imprescindibles se han vuelto estas empresas para el poder ejecutivo venezolano, pero para que personifiquen a los enemigos necesarios a quienes vencer, en una guerra imaginaria, con muertos reales: una sociedad denominada venezolana, aún pendiente de presentar y aprobar el examen de identidad nacional.

Imprescindible en definitiva, tampoco lo es presidente alguno, como ningún líder verdadero aceptaría serlo.

Cuando las panaderías, bodegas y abastos sean lo único “privado” como negocio, ¿A Quien culparemos?

¿Hemos evaluado con sensatez los diversos escenarios post privatizadores?

¿Y si después de privatizarlo todo, no resulta ser como querían las autoridades actualmente elegidas?

¿Y si la efectividad de todo este gasto no reviste un beneficio social cercano al menos al 50%?

¿Quién pagara luego el ominoso gasto realizado?

¿Quién pretenderá luego ser el “candidato inocente y buena gente” dispuesto a recomprar esas empresas?

¿Volveremos a caer como pendejos?

¿A quienes definiremos como imprescindibles en esta eterna lista de búsqueda de culpables fuera de nuestras propias conciencias aletargadas y cómodas?

¿Lo que un gobierno debe hacer en el sentido social, no es acaso estimular las cosas sanas que inspiran al individuo y al colectivo, con reglas y leyes venezolanas claras?

¿Suena sencillo y hasta simple de poner en práctica?; pues ojalá lo fuera. ¡70 años de parodia democrática aun no lo consiguen!

Diferenciar ahora también entre una centenaria ideología del internacional socialismo, totalmente aséptica de elementos venezolanos, que pareciera querer venderse como una religión intrincada y sin lugar a objeciones, con un gran sacerdote de decisiones incuestionables como guía, caminando hacia un Dios que no es tal ni importa como meta, pues el “camino” es lo que importa, es parte de los retos que ante nosotros, emergen sin aviso alguno, de entre las fétidas aguas del pantano por el que caminamos.

No caigan tampoco en las alabanzas y bellas imágenes de una Venezuela post Chávez que aquel cenáculo de oradores y vividores que se hacen llamar oposición, pretenden mostrarles y venderles. Será todo falso; será todo errado, fuera de la venezolanidad, la constitución y las leyes que en nuestros corazones, sabemos, debe ser el camino, aunque sea el más difícil de transitar.

La ya hartarte diatriba política, con visiones épicas sin fecha de ejecución, poco a poco deja de ser el polvo que a los ojos irrita e impiden ver. Poco a poco también va surgiendo ante nosotros la visión pacifica, pero de enorme esfuerzo y sacrificio, que debe a Venezuela guiar; aquella que ya tantas veces hemos mencionado, y que está entre cada línea escrita de nuestra constitución.

Por la falta de esto hasta el presente, es que estamos tan reacios a sacrificar hoy en día algo; cualquier pensamiento que nos haga sentir que con un sacrificio personal o colectivo, únicamente le damos tiempo de permanencia al presente modelo socio político deseoso de imponerse, o a los que a un lado de éste esperan como zamuros desnutridos, es suficiente para alejarnos de dicho sacrificio.

Hace unas semanas hablábamos de que como seres humanos, nuestras inspiraciones, nuestras motivaciones básicas estaban muy lejos de los paradigmas teóricos elaborados a lo largo de la historia humana misma. No somos seres de creencias rígidamente estructuradas por doctrinas de hombres; somos todo lo contrario: hombre y mujeres siguiendo instintos espirituales básicos, que tienen que ver con la prosperidad y seguridad de nuestros seres queridos, y de nosotros mismos, (aunque eso si, caminando a menudo como autómatas, siguiendo valores preconcebidos y ajenos). Como máximo, una vez conseguido este bienestar, es que nos volcamos a conseguir ese mismo beneficio para los demás. Más o menos.

De allí que nuestra aspiración, plasmada ya en la constitución de nuestra republica, sea la del máximo bienestar individual y colectivo, controlado únicamente por Dios, la justicia y las leyes que del alma escrita se derivan, a fin de preservar el orden estructurado que anhelamos para nuestro hogar mayor: Venezuela.

Imprescindible entonces no es ciertamente empresa alguna; lo imprescindible es velar porque quien tenga una idea empresarial productora de beneficio para el y sus trabajadores aliados, no cruce la delgada línea que separa el abuso y la subyugación, de la justicia y la prosperidad de un colectivo. Cualquier aventura empresarial gubernamental, que marche al ritmo improvisado de un hombre guiando y los demás esperando, probablemente fracasará, dejando huesos limpios que roer a los chacales que aguardan en el foso de las oportunidades perdidas: los verdaderos empresarios oportunistas; los verdaderos parias a combatir en el futuro.

El gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela debe limitarse a eso: a ser gobierno, con la expresión máxima a diario, de la honestidad y majestad que el alma escrita de nuestra nación, aguarda por manifestar en nosotros.

viernes, 18 de junio de 2010

Como siempre, no sólo son los contenedores con alimentos dañados: es la actitud que lleva a esa indolencia y a esa impunidad.

Como todos ustedes, he estado escuchando y viendo, por un lado a los que con claras o dudosas intenciones denuncian, y por el otro a quienes en el gobierno declaran, justifican, y explican mientras desinforman, entre acusaciones que van y vienen, el asunto de los contenedores con alimentos descompuestos que han aparecido, sin que una vez más, se observe que la conducta correcta predomine: La de aceptar la falta, buscar el castigo ejemplarizante, pedir la compensación de rigor a los culpables, y ofrecer disculpas, primero a Dios, por dejar peder toneladas tras toneladas de alimentos, y a los venezolanos, por no haber dado de comer con ello a niños que de seguro, murieron de inanición en estas tierras, como ocurre en todo el planeta.

No hay excusa posible o admisible.

No puedo decir mucho más; cualquier cosa está ya dicha en este sentido: No hay constitución, ni ley, ni decálogo de comportamiento ético que se haya aplicado. La formalidad de la decencia posible, da paso a la informalidad de la no siempre clara actitud confianzuda de quien preside el gobierno constitucionalmente.

Es lo elemental, -que es lo obvio también-, lo que se sigue ignorando a propósito y sin pausa, lubricando con ello aún más la pronunciada bajada hacia la pared que en el fondo de la miseria y de las oportunidades perdidas, nos aguarda con frialdad.

“Lo que se haga en forma, se pierde por las fallas del fondo”.

Me pareció muy mal que el ciudadano presidente no tomara esto como un hito donde marcar la diferencia por fin entre la impunidad y la justicia. Parece ser algo que simplemente va más allá de su capacidad de comprensión, aceptación y revisión, y eso lo hace ya irreversible. Es natural en todos nosotros como humanos; es algo inherente a nuestra existencia el tener limitaciones que impiden ver lo que otros si aprecian. No se trata de negligencias. Por eso es que se puede justificar los tropiezos en lo personal, pero nunca en lo colectivo.

Habida cuenta que los productos estaban vencidos o por vencerse, cada hombre o mujer que con su firma autorizara los recursos, las compras, los trámites, el transporte, la entrada a puerto, el almacenamiento, y su estancamiento en depósitos a lo largo y ancho del país, deben asumir sus actos y consecuencias. Bastaba con que uno de ellos hubiese sido honesto en su proceder, para que ello no maximizara nuestra miseria como nación.

Una vez más, la “dislexia” entre las palabras y las acciones que consuman los hechos, se mantiene.

EL 99.9% de los corruptos implicados en todo este episodio, seguirán intocables, disfrutando los millones de dólares conseguidos con la compra y manejo fraudulento de estos productos.

No olvidemos a las empresas en el extranjero que igual venden productos buenos, como malos; no les tiembla el pulso para vendernos productos descompuestos, bajo cualquier eufemismo legal internacional, con tal de ganar dinero.

El mercado de la miseria humana, siempre está a la orden.

Sin dolientes, no hay correctivo posible.

martes, 15 de junio de 2010

Un tema externo, más no ajeno a nuestras fronteras venezolanas (II): Cosas de Irán, y de la hipocresía mundial sobre el tema nuclear.

Estamos claros en este punto: La tecnología nuclear usada con fines bélicos es peligrosa, de resultado dantesco y censurable.

Recuerden esto entonces cuando evaluemos el comportamiento de las sociedades a nivel mundial: si Irán logra hacerse por investigación y construcción propia, de un arma nuclear, pasará por el mismo camino que transitó previamente la India, luego Pakistán y por último, con algunas variantes, Corea del norte: Se formará un escándalo de proporciones épicas y luego…; silencio. Aceptación.

Un cambio aunque sea sutil, en este libreto diplomático y geopolítico, posiblemente conduzca a la deflagración total entre Israel y otros países del área, arrastrando a otras naciones a un nuevo conflicto.

Creo que ya no hay gobierno, representante nacional o internacional, capaz de detener a Israel o a las facciones que la adversan por sus propias acciones a su alrededor, en sus resoluciones militares, producto justamente de esa mentalidad guerrera formada por siglos de conflictos y orgullo propio maltratado, y por eso quizás sólo queda que sean los mismo israelíes y vecinos quienes logren ver luz al final de esa largo túnel que han debido recorrer, para llegar a esta dinámica actual. Quiero confiar en que eventualmente, el respeto mutuo y la practicidad de la búsqueda de bienestar para todos, prive sobre sus mandatarios, y sobre los de sus vecinos.

Dios, y las religiones no tienen nada que ver en esta guerra; sólo los hombres y sus interpretaciones.

Sin embargo, en vez de aguardar por lo que parece ser una muy distante opción de entrar en razón, podríamos en cambio ser egoístas y miserables, como muchos lideres y estrategas mundiales, y actuando como abogado del diablo, nos daríamos el permiso para decir que un conflicto nuclear en esa lejana región, por fin, bien acabaría con el principal punto de desequilibrio del planeta, con sus antipáticos practicantes/actores (que no sus autores), además claro, de con sus fuentes y rutas de recursos energéticos estratégicos, -origen de toda la miseria del entorno-, con lo que los existentes en el resto del mundo, como los nuestros, tomarían una relevancia y un valor jamás imaginado.

No más medio oriente. Sólo sería “el Medio Ardiente”.

La locura en su máxima expresión nefasta, pues.

¿Dejaremos que como gallos de pelea entrenados desde pequeños, peleen y se maten en una danza de locura y sangre?

Algunos seguramente lo están ponderando. Yo lo rechazo tajantemente.

El asunto no es prohibir un tipo de arma u otra: un asesino psicópata no dejará de ser asesino porque le cambiemos una pistola o cuchillo por un bate de goma. Aún no son psicópatas, pero de lado y lado, muchos en distintos niveles de sus sociedades si han mostrado sobradamente justificaciones para el asesinato y la matanza.

Aún hay tiempo para conversar; para convencer. Ello requerirá claro, de un compromiso y un sacrificio muy grande, y no sólo de esas naciones afectadas directamente, sino también de las superpotencias que aún no están dispuestas a renunciar a sus beneficios y poderes. Nada es más difícil de lograr y mantener en un mundo como éste que la paz, pero todos los esfuerzos hechos a su favor nunca dejarán de ser homenajeados y reconocidos por los hombres a lo largo de la historia.

Israel no es más que Irán, y viceversa, claro. Ambos son víctimas y victimarías. Si buscan verlo de otra manera, porque desean rechazar un escenario tan rudo como el que les describo, encontrarán finalmente que sólo admitiendo ambas partes lo mismo, podrán sentarse a dialogar y porque no, a conseguir la paz.

Será solo ilusión en la medida que ilusoria sea la disposición de ambas naciones y vecinos a ir mas allá de sus limitaciones históricas. El buen corazón de los hombres se pone a prueba en el tiempo presente; justo ahora.

domingo, 13 de junio de 2010

Ya no se trata de convencer, sino de imponer.

Como quien ha probado sin éxito una dieta tras otra, y procura con cada ocasión medidas más radicales para perder peso, llegando a veces a la fatalidad.

Así nos retratamos nosotros.

En el accidentado y errático desarrollo político económico del país, a los ojos de los que gobiernan, ya no sirve justificar antes de intentar cualquier acción; solo imponer mediante la obediencia y la fe ciega en el criterio infalible del líder. Eso es todo. A eso llegamos hoy, y el Presidente lo sabe.

Incluso si eso implica solidificar a la burguesía bolivariana, -esa que también denigra con su acción la obra del gran libertador- mientras aprovechan los frutos del que está al lado del líder, como si de una “consecuencia indeseable pero necesaria temporalmente”, se tratase.

Pareciera llegar el momento en que los cambios impuestos son más rápidos que las oportunidades obligadas para meditar; pareciera también un gran canto poético, como una versión de “mi delirio por el Chimborazo”: “…La gran máquina llamada Venezuela trabajará engranada y dichosa, tomada de las manos, al tiempo que yo hago el sacrificio de lo que es mío, por el bienestar de todos, mientras el Dios de Colombia me posea…”

“Nunca tantos le debieron tanto a alguien”, dirá.

Es sorprendente como un país puede cambiar su fachada y aún permanecer intacto en sus interiores.

Solo hablo de la fachada porque, a sabiendas de quien lidera el proceso de cambio, lo interno no se toca para modificarlo sin lograr coordinar una cantidad enorme de variables socio económicas, que no pueden estar separadas –a despecho del mismo líder-, del beneficio neto personal, para ser luego a su vez, el beneficio del colectivo.

Los cambios quieren sucederse con vertiginosa rapidez, olvidando que los pueblos obedecen a reglas de tiempos distintas al de los hombres individuales. Cuando no ha sido así, los grandes cambios solo duraron lo que los hombres a cargo de ellos vivieron. Ninguno comprendió, -ni comprende-, que sus esfuerzos sólo son un diente en el gran engrane de la evolución del colectivo hacia la exaltación de los más grandes y éticos valores concebidos. Jamás serán el engrane completo.

Por el lado material de las imposiciones mencionadas, se quiere despreciar todo lo que huela a capitalismo, ignorando que se trata del mismo olor percibido en el socialismo, en el comunismo o en cualquier pendejismo que se desee establecer en Venezuela, donde el petróleo y su fuente de dólares no acaba y lo “lubrica” todo; esos indicadores económicos como el índice de precios al consumidor (IPC), que “no convienen en este momento”, seguramente saldrán a relucir el día que si sean favorables al gobierno de turno; se desprecia o altera a conveniencia cualquier indicador (como por ejemplo, los del IPC ya mencionado, atados artificiosamente a los precios subsidiados y congelados por meses de sistema gubernamental de venta de alimentos Mercal, y que no atados a los cataclismitos aumentos de la comida que la mayoría compra), pero al fin de cuentas se van a la cama con las transacciones monetarias del Banco Central, la venta de petróleo y las cuentas que guardan las reservas en dólares.

En vez de ser sinceros y cautos en el manejo del equilibrio que la prosperidad a largo plazo requiere, una vez más se procede a negar la realidad, deseando que quizás con ello, la gran hacienda llamada Venezuela no requiera de cosas externas, y podamos así, “vivir de la tierra”, mientras el “hacendado de turno” nos trae de la ciudad, lo que necesitemos acá, los habitantes que venidos a menos, participamos en este parapeto de obra teatral, como peones que día a día, nos rompemos el lomo mientras los caporales, administradores y el dueño de turno, se dan la gran vida.

En verdad que incomoda esa actitud, más que las palabras en si, como decíamos antes; es la misma conducta que llevó en su momento a decir que el bolívar fuerte era la respuesta a todos los males; o que llevó a afirmar que la devaluación estimularía el aparato productivo; ese mismo aparato que ahora desprecia con premeditación desde una sala situacional siempre con extranjeros presentes (antes gringos y ahora cubanos), a través de las declaraciones sobre el IPC y otras cosas.

¿Recuerdan aquellas celebres declaraciones sobre la Venezuela blindada contra la debacle mundial?; ¿De cómo la crisis “capitalista” no nos tocaría? Es la misma declaración donde se afirmó que el petróleo podría llegar a cero dólares y aun así no perjudicarnos en lo más mínimo. Ah!, y sólo estoy mencionando las declaraciones del ultimo año.

Ni mencionemos las de la última década.

Cuento chino tras cuento chino, nada más ha sido. Por cierto, ahora algunos personeros se llenan la boca hablando de los miles de millones de dólares que los chinos nos prestaron o prestarán, pero sin decir que sólo son para gastarlos en su mayoría comprándoles a ellos mismos; negocio redondo.

¿Era necesario tomar prestado ese dinero y otros más después de la vulgar y enorme cantidad de ingresos que nos llegó por venta de petróleo en los últimos 10 años?

¿Por qué no existe ni un sólo culpable?; ¿A nadie le duele?

Hablo de esta manera en ésta, como en anteriores reflexiones, porque considero que es lo correcto; si a mi propio padre puedo hacerle saber sus errores como tal, o incluso estoy presto a reconocer los míos y rectificar como cabeza de una familia, ¿Por qué carajo a un simple y pasajero presidente de la republica no puedo decirle que se equivoca?

¡Tengo derecho, como cada uno de nosotros, a emplazar a éste y a cualquier presidente en legal ejercicio, a que corrija, atine y haga lo que la constitución le exige!

¡Sólo sigamos a Dios, a la constitución y las leyes!

Se trata esto de que nadie sea más grande como hombre que un Presidente, pero que tampoco este sea más grande que alguien, y que en cambio, mantenga sobre él que si puede pesar la responsabilidad del dinero dilapidado, y de las oportunidades desaprovechadas, así como de la profundísima división que en el país se haga patente por doquier. Mía es hoy, la responsabilidad de no haber comenzado este blog hace años teniendo la inquietud, y de ustedes es la responsabilidad de no haber hecho algo práctico por mejorar las cosas. Todos culpables cuando la reflexión se haga manifiesta, pues.

Hay miles de cosas por corregir en el país, y cientos de ellas transitan impunemente por este gobierno, que pese a sus avances y aciertos, insiste en acumular pesados lastres bajo sus alas, imposibilitando el vuelo de la nación toda: “Si no se admite de corazón, no se cambia con razón”.

No gusto de hablar en términos de fracasos o éxitos como abstracciones absolutas, porque creo que todo es relativo cuando de humanos se habla, siendo entonces “válido” el error para aprender y crecer, y el logro para estudiarlo con humildad y mejorar aún más. Por eso este gobierno debidamente elegido por la mayoría tiene oportunidad de enmendar hacia lo estrictamente constitucional, aunque en la práctica nada señale esa posibilidad actualmente.

Aprovechemos todos sin embargo, lo que tenemos aún por delante para hacer lo necesario en el plano personal por la nación donde vivimos, y en el plano colectivo para ser una sociedad de justicia, equidad y honor.

Las imposiciones nunca han funcionado y rara vez duran lo esperado de ellas, seguramente gracias a Dios; generalmente terminan siendo sólo “toques de trompetas” antes del final de periodos históricos que rápidamente son sucedidos por otros más prácticos, con mejores oportunidades de bonanza y estabilidad. Decidamos en todo caso que hacer, pero insisto, mejor si sólo es a través de Dios y la justicia.

Necesario no es imponer; sólo hacer cumplir lo que en las leyes está. La historia ha demostrado reiteradamente que los cambios más duraderos han sido los que por consenso de las mayorías se han privilegiado, por lo que lo demás, el convencimiento en torno a nuevas propuestas, deberá hacerse con honestidad y paciencia, sin esperar aprobación automática y obediente.

Decía Bolívar: "La verdad pura y limpia es el mejor modo de persuadir"

miércoles, 9 de junio de 2010

¿Por qué es tan “fácil” el combate de la especulación y no el combate del hampa?; ¿Será porque los comerciantes no responden con plomo y sangre?

El practicar el cumplimiento de la ley cuando de mercados, empresarios y especulación se trata, es destacable y aplaudible, pero cuando esta acción se parece más a una isla pequeña en el inmenso mar que a un continente macizo e inmenso, el asunto toma otros matices y claro está, otro sentido de alarma ante la debilidad sobre los pilares fundamentales de la sociedad, y sobre la consecuente aplicación selectiva de lo que debería ser, el uniforme y sin fronteras imperio de la ley.

Así es que resulta mas bien incomodo ver como cual desembarco militar en una playa desierta, las autoridades parecieran, no sin premeditación, ensañarse con personajes comerciales de poca capacidad de defensa y respuesta, mientras que a los grandes empresarios, los que se ocultan detrás de los políticos y la tecnoburocracia gubernamental, permanecen intocables. (En el caso de las empresas Polar, la hipocresía les aseguro que es de lado y lado. No le creo al heredero multimillonario, L. Mendoza quien sólo “cuida” el imperio creado y expandido por su familia, ni a los funcionarios que 11 años después, es que se dan cuenta de lo que quizás no deba continuar con relación a esa empresa).

Mas palpable resulta sin embargo, la incapacidad de toda índole que las autoridades tienen para caerle cual desembarco militar, a la delincuencia y el hampa organizada. Como decíamos, esta última si tiene capacidad mortal de respuesta, y alardear de cualquier logro ocasional en radio, TV o prensa, por parte de figuras gubernamentales, seria más bien imprudente, sin importar el nivel jerárquico de quien lo haga en el gobierno; en cualquier gobierno.

La sangre de los policías si es fácil verla en su diario choque con la delincuencia, pero no verán la sangre de los INDEPABIS, o del SENIAT en sus redadas. El golpe mediático lo tiene la tecnoburocracia haciendo uso de procedimientos “limpios” como los de estos dos últimos entes; por eso su exaltación, mientras que la policía se limita a las quirúrgicamente asépticas escenas que nos muestras de una policía nacional mencionada sólo cuando conviene.

Como ven, no es fácil hablar de verdades absolutas donde la política evita que la realidad sea explicada sin censura, debido al impacto que sobre los intereses económicos o políticos de los gobiernos de turno, puedan existir. Creo que es una de los más grandes retos que la sociedad venezolana tiene por delante a la hora de tomar el control no de su destino, como dicen épicamente los políticos, sino el control efectivo de su administración publica, y hacer que le obedezca.

Parafraseemos a S Bolívar:

“Si la administración publica, la burocracia elegida y contratada, así como la burguesía tecnócrata y económica se opone a nuestros designios, ¡lucharemos contra ella, y haremos que nos obedezca!”.

¡Atención!: Fíjense que no decimos: “¡y la haremos papilla!”; tampoco decimos “¡y la pulverizaremos en millones de pedacitos!”

Insistamos amigos compatriotas: ¡Equilibrio y ponderación!; la sabiduría está en el equilibrio, en el correcto posicionamiento en nuestro corazón, de lo que es importante: Primero Dios, luego la Justicia, y por último, el Pueblo.

No se trata de denigrar a este último del que yo mismo soy parte inseparable; es sólo que debemos recordar que son los mismos “pueblos”, los que crucificaron a Jesús el Cristo, los que acompañaron a Hitler al holocausto de la II guerra mundial, y los que en la excitación del momento, eligen mal a sus lideres y gobernantes. Así pues, recordar que hay alguien (Dios) y algo (la Justicia) por encima de nosotros, no es más que una muestra de humildad producto de la sabiduría que la historia ha de darnos. Nada más amigos míos.

No podemos permitir que selectivamente los gobiernos de manera conveniente para si mismos o sus tecno burocracias y relacionados únicamente, ataquen unas cosas desviadas de la ley y otras no; el hampa, que devuelve al ser atacada plomo, ráfagas y sangre, se debe combatir con tanta decisión como al empresariado abusador y aprovechador sin ética que al ser igualmente atacado, responde con conspiraciones y desabastecimiento.

No somos tontos; no nos traten como tales.

Con los comerciantes, cuando alguno vende caro, simplemente lo podemos denunciar y no le compramos, pero cuando un delincuente nos atraca, sólo nos ha quedado Dios para encomendarnos, y eso si varios disparos en la cabeza nos dan tiempo de hacerlo.

Así pues, la prioridad está establecida.