domingo, 31 de diciembre de 2017

Una entrada al blog, sin título, como lo sería la explicación de lo que ocurre en Venezuela.

Necesito cerrar el año 2017 con una reflexión como ciudadano común que soy, que refleje con la mayor humildad y honestidad  lo que hemos estado viviendo -casi incrédulos-,  en estos meses en los que mi silencio en el blog solo ha “encubierto” lo que ha sido realmente el arduo trabajo de  la subsistencia diaria en Venezuela, lo que creo que es comprensible para cualquiera que sea un asalariado y que haya tenido que luchar en cada jornada  con un salario mínimo para adquirir alimentos para su familia.
Me ha costado conseguir en medio de tanta adversidad, el equilibrio necesario para mirar el pasado y el presente a la vez en medio de esta “corrosiva” impunidad que “llueve” sobre todos nosotros, y no sentir en el proceso asco por lo que pareciera ser un repugnante futuro, fruto de la monumental cantidad de conceptos erróneos que nos han llevado como polvo en el viento, -más que como colectivo social-, a traspasar las puertas de un “infierno” hecho país, con una noción de lo moral y lo ético casi que desaparecida de cualquier parte donde se le busque.
Por eso, y como que transcurriendo en cámara lenta, el país colapsa mientras las mayorías contemplan -incluso sin saberlo y mucho menos, comprenderlo-, el cómo las oportunidades se han escurrido de las manos conforme cada mes fué pasando en el 2017, en un año donde lo "absurdo", en vez de lo ético, se institucionalizó en toda la república.

…No quiero continuar sin pedirles a todos que hagamos en este momento un esfuerzo colectivo para honrar, mediante un minuto de silencio, a cada hombre, mujer y niño que ha caído en nuestro suelo en los últimos años víctima de la intolerancia y la violencia verbal y física de quienes pudiendo haber hecho su trabajo con ética e interés social bien administrado, eligieron en cambio el sendero del beneficio propio por encima del de todos.
Demasiada gente ha caído bajo el yugo de un gobierno que optó por convertirse en dictadura corporativa, y que ha borrado la línea entre el oficialismo y el ahora "enjambre" de opositores a los que les resultó más fácil unirse entre sí para trabajar a favor de sus propios beneficios y estatus, que en el de aquellos pocos que incluso aún creían en ellos y que finalmente han caído ahora en el mar de la incredulidad.
Ahora cuando CREER es más difícil que ROBAR, y DUDAR es más fácil que CONFIAR, para una República raquítica como la nuestra esa noción representa con mucha probabilidad, el principio del FIN de su existencia como se le conocía, y en nuestro caso representaría la necesaria transición de la ya agónica dupla “cuarta-quinta república”, hacia un periodo de reconstrucción nacional, que no durando más de un par de años de manera improrrogable, cediera el paso a un periodo amplio y sólido de alternabilidad democrática y continua justicia social.
El “fin” de algo grande como la Venezuela donde crecimos, no es malo en sí mismo;  error común es asumir que las cosas son buenas porque no cambian, cuando  la historia ha demostrado una y otra vez, la  inevitable fuerza del cambio como motor de  exploración y crecimiento. 
Hay que estar claros en que lo que tenemos por delante es una enorme OPORTUNIDAD de CONSTRUCCION; una oportunidad magnífica; una que tiene la capacidad de llenarnos de alegría porque es justo en esa visión de renacer posible tras la caída y disolución de lo mediocre, que nuestras esperanzas levantarán vuelo por esa cadena de buenas y sensatas decisiones que como equipo de trabajo podemos tomar, y que como sociedad estamos llamados a asumir, con la sabiduría que en Dios podemos encontrar.
Los que hoy gobiernan bajo el yugo tecnócrata de una dictadura corporativa en la que la desfachatez es compartida y distribuida con gran eficiencia entre quienes encontraron en la ecuación del "compartir lo menos, quedarse con lo más", eventualmente caerán, y será sobre ellos donde mediante el ejercicio superior de la justicia, la sociedad podrá retomar la noción de que la fe en el sistema no es una quimera, sino una realidad construible y sostenible en el tiempo, donde los beneficios de los sacrificios a realizarse, no terminarán en manos de pocos.
¿Realizar un balance de lo vivido en Venezuela es posible?
Podemos hacerlo, y debemos hacerlo, porque nos encontraremos con que el balance resulta neutro, dado que los enormes perjuicios que hemos soportado, han presentado ahora ante nosotros (que no regalado ni entregado), un enorme y vasto conjunto de posibilidades creadoras que partieron de la crítica  a lo vivido.
Aún existiendo todavía clientelismo político en nuestra sociedad, (dispuesto a dejar la ética a un lado con tal de “sacarle” algo más al gobierno), también se va viendo como sectores antes en silencio, ahora señalan y critican abiertamente a quienes aún protestan porque el “bozal de arepa” ofrecido por el gobierno (CLAP, perniles, regalos, “chambas” y otras especies folklóricas de la fauna social venezolana), no les llega.
El balance resulta “neutro” también por otra razón: El oficialismo y su archipiélago de partidos y grupos de apoyo, se ven ya equilibrados en el bando contrario por la dispersa formación constituida por las distintas oposiciones, cerrando de esa manera el circulo del poder político, militar y económico que dejó de ser invisible a todos.
Posiblemente los economistas tengan razón: El próximo año podrá ser peor, pero solo si mantenemos este caos social que como hormiguero mal pisado, hace huir en desordenada carrera a sus habitantes en todas direcciones, solo para volver al rato únicamente con la pretensión de armar el mismo vulnerable castillo de arena en que se ha convertido Venezuela.
Parece que la conclusión es dura e inevitable: llegará el momento para ser testigos de excepción del primer paso en la dirección correcta, pero no antes de que la sangre termine de llegar al rio (en sentido figurado, espero).
Mientras el inicio de la transición llega, el sudor de la gente honesta deberá seguir corriendo, sin que ello signifique el dejar de triunfar con los valores que nos han hecho sobrevivientes ante la única guerra real: la de la estupidez política y económica de quienes gobiernan y son oposición.
El 2017 llegó a su fin y ustedes sobrevivieron; ¡no lo olviden!

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domingo, 1 de octubre de 2017

Septiembre pasado, Septiembre perdido para Venezuela

Quisiera poder decir otra cosa, pero lo cierto es que no puedo: El mes de Septiembre pasó "por debajo de la mesa" para Venezuela y sus ciudadanos, acostumbrados a regañadientes a subsistir con lo que se pueda, antes que sentirse con derecho pleno a exigir y hacer en consecuencia el esfuerzo de coordinarse para forzar y concretar un cambio real.

Por esta razón es que cualquier esfuerzo que dijera o afirmara haber hecho la oposición no resultaría en algo distinto a algo que mas temprano que tarde habria erosionado la confianza de un importante sector de la sociedad venezolana ilusionada en que pudieran ser la vía de un cambio; del otro lado de la ya desgastada y sucia calle de la politica en el país, es imposible divisar acto alguno de la dictadura revolucionaria del siglo XXI que tampoco signifique otra cosa que un esfuerzo desesperado por "atornillarse" en el poder heredado descarada e inmoralmente.

Como actores de tercera clase desfilando en los estrechos corredores de un pequeño maloliente y desvalijado teatro, la patética obra teatral montada por los políticos venezolanos, -con una siempre y "cautiva" sociedad en las tribunas-, sigue su curso en lo que parece ser una puesta en escena sin fin, al menos en lo que respecta a Septiembre, donde los acontecimientos parecen enzañarse contra lo poco que pudiera quedar en pie.

La obra es de los políticos que como sociedad accedimos a dejar "libres" a su vuelo, y son ellos los que ahora controlan todo, sin pudor disimulable.

Y Nicolás Maduro como cabeza visible de esta serpiente que nos asfixia sin rubor, a estas alturas de la obra teatral montada ya no puede mostrarse más que como el charlatán director  de aquel intento de actuación que lleva en cartelera demasiados años, soportada por subsidios sin fin, en tanto que sobre sus tablas, el pequeño escenario (más para marionetas que para actores), le va dando el turno para la actuación al político en cola (que pudiera ser chavista, del PSUV, del nuevo partido político que Maduro está comenzando a armar, o del chiripero que conforma el barco "medio hundido" de la MUD), para representar el breve y previamente acordado papel del "bueno", del "malo", o "del de centro" que le toque interpretar, conforme la necesidad que el momento social requiera para intentar eternizar la fatal obra.

En tanto, el país como república ve como se agudiza el dolor de su etapa terminal, sin que su sociedad termine de entender la razón y la posible salida requerida.

¿Condena inevitable de un pueblo manso y arrogante al mismo tiempo?; no necesariamente, aunque los acontecimientos no sugieren que la "inevitabilidad" haya tomado otro camino distinto al nuestro.

Octubre apenas comienza, y una opotunidad para salir de este esteril ciclo se nos pone por delante; 

...dependerá de nosotros. 


(Insisto: de nosotros, no de los políticos...)

Cuanto más nos empoderemos de la nocion de que la verdadera fuerza está en los "unos haciéndose uno", más cerca esremos de lograr lo que le debemos a las generaciones futuras.

sábado, 26 de agosto de 2017

Un regimen que se queda desnudo, ...como lo está la sociedad venezolana

Cómo sociedad, no hayamos donde meternos...

Con la misma rudeza con la que el régimen ya desnudo y sin pudor se ha elevado a la cúspide de su pedestal de abuso e inmoralidad, la sociedad venezolana se ha lanzado al suelo a vivir la resaca que deja la certeza de saber otra oportunidad perdida.

El país se antoja para el ojo del que la ve desde lejos, como un archipiélago de pequeños intereses totalmente expuesto a los elementos del "clima" oceánico donde trata de sobrevivir,  en medio de una enorme extensión de inconsistencias y desatinos que parecieran marcar a todo ser que habita estas tierras, incapaces hasta el sol de hoy, de aglutinarse entorno a una sola idea, aunque esa fuera para luchar por ser libres.

La "nada" en la que nos empeñamos en flotar, como si en realidad de un lento pero profundo latir se tratara, vuelve a resonar en toda la geografía de la nación, mientras los dolientes de todos aquellos caídos en las pasadas semanas, entierran los cuerpos de quienes claramente son desmerecidos por la nación donde derramada quedó la sangre, y tras lo cual solo ha quedado la arrogancia de aquellos que auguraban el "ahora sí" del fin de un proceso político al cual nunca supieron dibujarle un sustituto que no se pareciera demasiado al propio pasado del que venimos, y frente a lo cual no hay posibilidad de evocar la visión de un mañana mejor.

Por esto es que en la Venezuela de hoy, no hay nada en movimiento, salvo los cadáveres de una revolución y una oposición que ruedan cuesta abajo en la historia.

Ante nosotros y en la distancia,  permanece una MUD patéticamente arrasada por sus propio actuar, en tanto el PSUV se muestra a sí mismo como si de una vieja piel disecada se tratara, que colgada en una pared, solo es removida ocasionalmente cuando la necesidad de hacer algún ritual pagano lo requiera. Esa oposición resulta que yace en el suelo inmóvil, ante la estampida que sus propios miembros protagonizaron nada más escuchar la engañosa invitación a participar en unas elecciones regionales inconcebibles en cualquier marco ético imaginable, como si de gallinas hambrientas se trataran, ante la mano que premeditadamente ahora les arroja maíz para que en su frenesí de hambre y desespero, se picoteen entre ellas...

El silencio cómplice y sepulcral se hizo dueño del panorama politico venezolano, y al clamor de "mejor eso que nada" todos acuden al antes repudiado CNE a "formalizar" sus candidaturas, con lo que parecieran querer arrollar ahora cualquier pensamiento que pretendiera obrar en dirección al consenso nacional y a la sindéresis, lo que nos alejaría de toda salida extrema que se antoja para los más impacientes, como la "única" opción existente frente a la dictadura y su ANC títere que ahora gobierna al país.

La "implosión" a lo interno de una oposición que ya languidecía en su inoperancia frente al llamado a la honestidad que hacía el país, y que fue “detonada” por quien pareciera ser el arma secreta de Nicolás Maduro dentro de la MUD, (Ramos Allup), terminó por derrumbar lo que podía quedar de esperanza por parte de algunos inocentes, hacia el viejo sistema, presentando ante nosotros el vacío que amenaza ahora con gobernar la escena, más allá de la negligencia y profunda mediocridad de Nicolás Maduro y su entorno de patanes y rufianes.

"Y cuando todo pareciera perdido, cuando se llega finalmente al fondo, donde la rodilla lacerada por los impactos de tanto desatino toca el suelo frio, la sociedad misma se ve obligada a comenzar el prolongado esfuerzo de levantar la mirada, buscando la certeza de los distinto, de lo novedoso, y por cierto, de lo ético"

Las acciones militares, paramilitares, cívico-militares y de cualquier otra marca conspirativa, parecen agotadas debido a su uso abusivo y extensivo en el trascurso de la historia del país; invasiones y bloqueos por igual lucen también inadecuados e inoportunos, cuando lo que se mantiene inmaculado sobre todos nosotros, es la nunca usada conciliación de las mayorías, dispuestas a ceder el protagonismo propio ante lo que debe ser una idea superior a todos nosotros, (y solo con Dios sobre ella): El apego irrestricto a la palabra que escribimos en la Constitución.

Nunca un preámbulo constitucional fue tan despreciado y sin embargo, nunca tan necesario para abrir la puerta a la verdadera oportunidad. 
Nunca antes habíamos estado tan cerca de la verdadera aparición de un sentimiento genuinamente nacional, humano, e invariablemente atado a lo justo y a lo moral, capaz de saciar el hambre y la sed de toda una sociedad.

Es la desnudez el estado final previo al cambio; es el momento donde nada se puede ocultar, ni nadie puede decir mentiras sin escupirse a sí mismo en el proceso.

La “Venezuela en las nubes” de Chávez cae porque nunca la idea de un solo hombre, ha podido ser impuesta a la fuerza a los demás a través de un gobierno hecho Estado y voluntad autoritaria, como tampoco podría sobrevivir por mucho tiempo más una nación en esa extraña tierra opositora llama "Allup-landia", hambrienta y delirante por el poder, donde los errores del pasado, se convertirían en el presente, en lapida del futuro. 
Es por eso que el preámbulo constitucional se erige tan necesario en el imaginario colectivo, como sostén creíble de conceptos que si pueden ser asimilados por todos sin resquemor ni suspicacias: Justicia, Transparencia, Protección del desvalido; Educación gratuita y planificada, Ética laboral, Castigo al infractor, Honor al merito, Trabajo para todos, Inclusión, Participación social, y Salud

El sufrimiento vivido hasta hoy por todos, de la mano de la indefensión que sentimos frente a un aparato gubernamental represor y sádico, fruto de la impunidad que reina sin pudor, no puede quedar sin castigo para siempre, y los que han muerto no pueden pasar bajo la mesa de la historia sin que gobierno y oposición cómplice paguen en justa ley por cada gota de sangre y por cada lagrima derramada en las calles, en los hospitales, o en las colas donde la dignidad se queda perdida.

Esta monstruosidad que nos agobia, fruto de una sociedad laxa frente a sus gobernantes que como maridos infieles fornican en orgias de clubes elitescos levantados con dólares a 10 Bolívares, no puede coexistir con los valores morales y éticos que les enseñamos a nuestros a nuestros hijos. 
Tendrá que llegar el día del sacrificio supremo, pero eso solo será cuando la recompensa por esa acción esté aunque sea mínimamente garantizada por el obrar correcto de una sociedad toda que aún parece no descubrir su predicamento: Su incapacidad para lograr un consenso nacional espontaneo, que luego pueda ser mantenido en el tiempo mediante el surgimiento de un gobierno de unidad nacional, ético, bolivariano y temeroso de Dios.


Con mucho respeto por los compatriotas caídos, (y en honor a ellos también), debemos ahora tener confianza en nuestra capacidad aun no practicada de superarnos a nosotros mismos y triunfar donde las generaciones anteriores, no pudieron. Esa es la esencia de la evolución humana; la certeza de poder.

viernes, 28 de julio de 2017

30 de Julio de 2017: Otra fecha en la coyuntura de la nación

Quisiera decirles que somos víctimas de una gran conspiración nacional e internacional en contra de Venezuela, orquestada por elementos de la derecha y de la izquierda mundial al mismo tiempo, y que en todo caso no somos culpables ni responsables de la durísima situación que atravesamos, pero lo cierto queridos compatriotas, es que en lo más profundo de nuestro ser colectivo como sociedad venezolana, somos todos culpables del excremento que ahora nos ahoga.
¿Prefieren que culpe a Maduro, o a Chávez, a Leopoldo López, o quizás a Ramos Allup?; sin duda que podría hacerlo, pero acaso, ¿al empuñar la mano en ese instante para señalarlos a ellos, no habrá cuatro dedos en nuestra mano señalándonos a nosotros mismos?
Sé que en este blog no he dado chance al titubeo para culpar por lo general al que menos es nombrado en el país: el pueblo “soberano”, y lo hago porque somos nosotros como mayoría (para una cosa o para la otra), los que pusimos en sus respectivos momentos históricos, a cada presidente de la cuarta republica, de la misma manera en que pusimos para entrar en la quinta republica (la otra cara de aquella moneda falsa de las que les he hablado), a Chávez y finalmente a Maduro, consumiéndonos sin vacilar demasiado el fruto amargo de cada elección hecha, bajo las condiciones que toleramos.
Entiéndanme: Como en una familia, no es el niño (el político), el que tiene la culpa de haber quemado la casa por jugar con fósforos; son los padres (el soberano), los que permitieron que estos accedieran a los fósforos y que no conocieran los riesgos involucrados en su manejo y encendido, dejándonos todos en el proceso, envolvernos por las amenazas suscitadas y la destrucción consecuentemente acarreada.
Repasemos: Maduro y sus compinches son consecuencia de las decisiones y omisiones de Chávez como presidente y del soberano como alcahueta. La oposición por su parte, como factor que estaba llamado a sintetizar una visión y un proceso de renovación nacional desde el lado de la confrontación inteligente de ideas, también es corresponsable. Todos estos a su vez (Chávez, la oposición existente), son producto  de los gobiernos y sus injusticias que nacieron tras conseguir  acomodo y gusto en la estructura “provisional” gestada en el pacto de Punto Fijo, bajo la mirada alcahueta del soberano. (Tal como la provisionalidad de las misiones y grandes misiones en el presente, se nos vienen encima con la pretensión de ser “constitucionalizadas” con la “bendición” de un soberano alcahueta ahora clientelizado).
Siguiendo en la retrospectiva, no se hace difícil ver que el atolladero para nosotros está en que nos hemos acostumbrado a ver a la consecuencia sobre la cual desarrollamos nuestras existencias como el problema, y ello se debe a nuestra continua negación a percibirnos como protagonistas en los causales de lo que vivimos.
Es un poco como si compráramos una casa totalmente equipada y amoblada, y metidos a vivir allí con nuestra familia, las cosas comenzaran a fallar progresivamente: primero los equipos (ante lo cual los sustituimos por los que estaban en los cuartos sin uso); luego las relaciones interpersonales (frente a lo cual nadie nunca se le ocurrió advertir cuales eran las reglas y cuales las consecuencias en forma de castigos), y por último la casa misma, a través de la tolerancia y vista gorda frente a derrumbes, filtraciones, pérdidas de los servicios y marchitamiento de los jardines (interpretado en ese mismo orden: “no apuntalamos, no arreglamos, no reparamos las tuberías ni impermeabilizamos a tiempo; no chequeamos que lo apartado para la impermeabilización fuera usado adecuadamente en un proceso de contratación limpio, ni pagamos los servicios porque la plata jamás validamos si era depositada, y finalmente, nunca conservamos ni propagamos la naturaleza que nos rodeaba”).
Lo que ahora se antoja al frente de nosotros como la entrada al peor y más perturbador laberinto de incertidumbres imaginable para un país, construido sobre las miserias económicas, sociales y políticas acumuladas por años de intransigencia y ceguera, tiene por nombre domingo 30 de Julio del 2017 y con el llega la desvergonzadamente célebre elección de la “Asamblea Nacional Constituyente”, que a estas alturas resulta claro que ante la falta del necesario rigor constitucional en la letra y espíritu a aplicar, se circunscribe en lo electoral a una maniobra muy tosca de parte del gobierno y en clara contradicción con la corriente de opinión soberana del país (fácilmente verificable a través de un referéndum consultivo), para “constitucionalizar” a ultranza lo que a todo efecto es más bien una elección “interna”, del buró “nacional” del PSUV, cuyas decisiones ahora pretenderán ser vinculantes a la conducción del país, al más puro estilo comunista del siglo 20.
La fecha que nos ocupa  tampoco supone el clímax del logro en lo que la oposición (hoy deficiente y solo parcialmente nucleada en la MUD), puede hacer mientras sigue conformándose con “liderar a control remoto” aquella agitación donde otros pelean, resisten y dejan la vida.
En síntesis, ambos bandos se muestras extraviados y desorientados en la definición del camino para la solución honesta y estable a corto y mediano plazo, sin que deba mediar la tragedia de un pueblo que se inmola en su propio altar de la futilidad.
Nunca antes el final de un ciclo histórico había sido tan escandalosamente obvio, y sin embargo, tan impertinentemente ignorado, para tragedia de quienes sabiéndolo o no, van a bordo del aquel bote donde remando cada uno para su lado, inequívocamente se acercan juntos al final del trecho del rio y a su gigantesca catarata de miserias.
Pese a la inminencia de los acontecimientos por llegar (incluyendo a la “catarata”), dos  hechos anteriormente mencionados en el blog siguen girando y zumbando sobre nuestras cabezas sin concretarse, y sin que demos muestras de estar enterados de su existencia, o del impacto que tendrán sobre nuestro destino inmediato:

1.- “La ocurrencia del ejercicio constitucional del poder militar como institución, apegado a la ética bolivariana”
“La FANB sigue a la espera de un sacudón ético. Ignoro si vendrá por la vía de la violencia interna de sus cuadros medios y bajos que quedan, o por el desbordamiento de la rebelión popular sobrepasando cualquier maniobra de reacción que no sea la de la funesta aniquilación y destrucción del mismo pueblo al que se le debe.
El asunto es que las FANB han extraviado el rumbo tras el cansancio de la marcha incesante a través de la cuarta republica, y el subsiguiente desvarío institucional durante la quinta, una vez más fundamentado en su talón de Aquiles: la verticalidad del comando, enturbiado por la transversalización de éste con el componente político partidista y los dividendos económicos que ellos suponen, y frente a esto la única manera de reasumir el camino del ideal bolivariano, es enfrentándose a sí misma en su tentación inmoral, dándole la espalda a todo lo antiético que reina y mueve a la totalidad del estamento gubernamental existente en el país, aunque ello suponga la extirpación de partes de su propio cuerpo institucional y enfrentarse a un proceso de sanación que requerirá esfuerzo y disciplina”

Ante la acomodaticia situación militar predominante aunque en franco declive, las fuerzas involucradas en el ámbito civil comienzan su colisión enorme sin que exista un canal y un sentido de alternativa frente a los modos y formas de manejar lo económico, social y político, emergiendo entonces el último e igualmente crucial hito no alcanzado antes del inevitable colapso del paradigma dominante:

2.- “La coalición entre la mayoría de las fuerzas políticas, alrededor de un denominador común”
“Mientras la oposición concentrada en la figura de la MUD se mantenga enarbolando la bandera del llamado a la protesta frente a las ambiciones inconstitucionales del gobierno, y no sea ésta capaz de ceder espacios y cuotas de participación y liderazgo a fuerzas alternas que siendo pro-izquierda o de centro, han sido mantenidas al margen pese a las muestras inequívocas de disidencia frente a lo inconstitucional, no será posible cohesionar a diferentes sectores sociales que aún resienten y desconfían de quienes lucen (aglutinados circunstancialmente bajo el ala de la misma MUD), como los “coherederos” de viejos métodos y practicas burocráticas, imposibilitando con ello la aparición de la masa crítica necesaria y capaz de alterar el paradigma humano en el que existimos y nos ahogamos.
Es necesario que los protagonismos ansiosos por el poder, dejen su lugar a la sindéresis y al verdadero consenso, para que la capacidad de todos para sumarse en un gran pacto de alianza de tipo bolivariano, con fecha de termino acordada en consenso, pueda entonces surgir y florecer, manteniendo como única condición invariable el respeto absoluto a la actual CRBV y el acuerdo sobre su futura modificación de acuerdo a la más alta expresión del espíritu constitucional.

En esa especie de “Coalición Bolivariana Nacional” que debe nacer, será la ética su código de conducta, y la siembra de la moral el primer paso para cultivar la decencia en el país, como único canal aceptado para reconciliar mediante la exaltación de lo positivo de la historia democrática del país, y el execrado de los vicios y errores, a una sociedad que jamás debió verse como un archipiélago aislado de islas dispuestas a ir a la guerra.
Lo demás, -candidaturas, posiciones partidistas y cargos-, deberán ser administradas rigurosamente mediante la transparencia, el decoro y los mecanismos electorales básicos que eviten la trampa de consenso de cúpulas, como una manera continua de darle pie a la restitución de la fe en los valores de la República, tal como Bolívar (que no es “marca registrada” del chavismo ni del PSUV), nos decía: “La verdad pura y simple es el mejor modo de persuadir”

Lo que llegue y ocurra con ese 30 de Julio del 2017, no será más que la expresión cruda de la coyuntura en la que hemos aceptado vivir. No representa el fin de nada, ni el comienzo de algo; simplemente es el vernos en el espejo mientras tras de nosotros deambulan las consecuencias que nuestros actos pasados tienen y cuyo circulo no nos hemos atrevido aún a cerrar.
Vivir con las lecciones sacadas de nuestros errores no es lo mismo que vivir asfixiados por esos errores que nos negamos a dejar ir.
Si saben que la pretendida elección para conformar una Asamblea Nacional Constituyente en los términos planteados es inmoral e ilegal, (por haberse resistido el gobierno y las instituciones a convocar una simple y esclarecedora consulta popular previa mediante un referéndum consultivo, o por prevalecer el chantaje político en un intento por sumar ilegítimamente votos), lo éticamente correcto es negarse a ejercer el derecho al voto en dicho proceso, como única vía para salvaguardar el honor personal y familiar.
Honor que hoy en día pareciera mas de los tiempos de Bolívar que de los nuestros, pero que quizás por eso precisamente aquella fue una época de grandes épicas libertarias, y ésta donde vivimos, un tiempo de grandes conflictos y vergüenzas nacionales.

La impaciencia es funesta compañera en las travesías largas y accidentadas; lo que está ocurriendo es directa consecuencia del problema social que hemos tolerado crecer entre nosotros, y la solución solo llega dando un paso a la vez, y cada vez; no porque carezcamos de energía y ganas de superar la vergüenza de nuestras propias omisiones, sino porque necesario es tomar de la mano hasta al más rezagado, y hacerlo sentir uno con todos.

Allí está parte del secreto de una sociedad que camina siguiendo una misma dirección sensata.

sábado, 15 de julio de 2017

Julio 16: Día para ejercer en lo personal el art 350.

Ya no queda de otra: Caída la democracia y levantada la dictadura en la dura transición del autócrata gobierno de Chávez hasta al corporativo gobierno de Maduro, solo falta a los ojos de los usurpadores, constitucionalizar el régimen mediante el uso fraudulento del poder popular secuestrado.

La sádica etapa que vivimos solo se antoja similar a la generada por la cuarta república en sus tiempos finales, y darse cuenta de ello, aunque sea duro transitarla (la etapa), da algún fresco por tiempos más sensatos y éticos que pueden llegar.
Mientras, solo queda la ruda realidad: Si se quiere cambio, se tiene que hacer algo distinto.
Imposible empujar un cambio en el marco constitucional sin explorar las opciones que el espíritu de la ley nos ofrece; por eso, aunque las preguntas de la consulta popular podían ser mejores y más inclusivas, (repite los errores de la MUD en este sentido, de creerse soberanos de todo lo que pretenda diferir del actual régimen), lo cierto es que es mejor opción que nada, y sin posibilidad de alternativa a la vista, votar este 16 y negar el ejercicio personal del voto el 30 de Julio, -no asistiendo-, se erigen como únicas alternativas pacificas al intento de constitucionalizar falsamente este porquería de gobierno devenida en dictadura de la estupidez... de un pueblo que no ha sabido darse un lugar en la grandeza de lo humilde y moral.

Maduro y Cilia son "exitosos" cuando medimos el éxito en términos de logros netos al mantenerse en el poder, aunque no sean éticos en lo absoluto, y que resulten más bien de un fracaso colectivo en lo moral, donde no representen más que a unos guardianes y cobradores de peaje en las puertas del infierno que nos hemos labrado; junto a ellos una pléyade de inmorales que no se bajarán solo del burro aterciopelado que ha resultado ser el pueblo de Venezuela.

Intentemos este 16J moverles el piso: No a los que usurpan el poder, sino a la gente que aún no termina de comprender lo que pasa en el país: la pretensión burda y descarada de constitucionalizar la dictadura de los pocos sobre los muchos. 

El 30J yo no voto, y quizás con ello pierda mi puesto laboral.
No importa; si así ocurre lo haré con la frente en alto, pues no  habría sido cómplice de esta pretensión contraria al más elemental sentido bolivariano.

Nos vemos más allá del miedo, donde el valor debe empuñarse y construir un inédito episodio en la vida de Venezuela.

miércoles, 5 de julio de 2017

Más muertes y menos justicia; la receta de Nicolas Maduro para Venezuela.

"¡Lo que no se pueda con los votos, lo obtendriámos con las armas!"


                     Nicolas Maduro, en el marco de una proclama anti EEUU y la oposición venezolana

Dictador de venezuela (2013-2017)

De forma sistemática desde el despertar de los años 80, los elementos que se hacían pasar por independientes en la estructura republicana de Venezuela, fueron perdiendo la racional y prudente separación que las constituciones en vigencia exigían, para dar paso al conjunto de aberraciones auto-sustentadas que hoy padecemos en forma de dictadura, frente a la inoperancia que como sociedad hemos mostrado a la hora de afrontar nuestros propios desaciertos, llevando siempre a la arrogancia como mal consejera, acompañandonos.
Hoy, Maduro y Cilia, cual pareja imperial de la antigua Roma, reparten sin escrupulos sus propios cuerpos y el de todo habitante en este pais, en una inmensa orgia politica donde la droga es el poder, y la moneda para pagarla es nuestro propio presente.

Esto lo sabemos todos.

Menos conocido, -por no admitido-, es el paroxismo en el que ahora nos hemos permitido vivir y que nos ha llevado a una condición cuasi-paranoica que permite dudar absolutamente de todos y de todo, no resultando de ello más que una incómoda y desagradable sensación de vértigo consecuencia del vacío frente a nosotros que se hace asidero imposible para tanta expectativa republicana insatisfecha.

Estamos claros en que se está dando un movimiento social que ha ido tanteando progresivamente el camino del reclamo, pese a que esto conlleva inevitablemente a un choque cada vez más violento con el gobierno y sus brazos armados, que se muestran resueltos aunque torpes ante cualquier opción que no sea la de su propia conveniencia de mantenerse en el poder. 
Así, lo que comenzó como iniciativa de una MUD que ahora se mostraba más reflexiva sobre sus errores previos, exhibiendo una disposición al cambio y a la coordinación de más largo aliento, poco a poco (aún en contra de sus ambiciones o deseos), ha llegado al tope de su capacidad real, estando limitada (la MUD), por  una crudísima realidad: No representa políticamente ni a la mayoría social del país, ni mucho menos a quienes hasta hace poco apoyaron (y ahora adversan), la causa revolucionaria, ahora en manos de esta pareja presidencial y el resto de los operadores/herederos políticos encumbrados en el poder.

Allí estriba la siguiente gran muralla para todos los que se oponen constitucionalmente al actual gobierno: La carencia de una capacidad para materializar no una MUD apoyada por todossino una ALIANZA (nuevo nombre, nuevo logo y nueva directiva con rotación de autoridades entre todos los movimientos políticos anexos), que refleje al balance resultante entre los antiguos movimientos (cuarta república), y los nuevos (quinta república).

De allí que la conclusión ante esto sea lapidaria: En la medida en que los viejos movimientos e individuos políticos, no quieran ceder poder y protagonismo, en esa medida estaremos lejos de una solución civil y republicana a la coyuntura existencial que vivimos.

Ver en una sola alianza a derechistas, a los de centro y a los izquierdistas, todos bajo la misma idea de defender la visión de una Venezuela constitucional capaz de valorar la historia escrita por nuestros aciertos y errores, aún aunque ello suponga compartir el poder y hacerlo de manera alternada, sin interpretaciones fraudulentas de última hora según la conveniencia de un grupo u otro, sería una buena razón para afirmar que probablemente ahora sí, estaríamos contemplando la prueba tan esperada de que hemos como sociedad, aprendido a poner en práctica algo realmente bueno de toda esta debacle en la que nosotros mismos nos hemos metido.

Lo más duro de entender será el asimilar que debemos gobernar en esta inmediata etapa de transición hacia un nuevo patrón de democracia social y de justicia, mediante "juntas de gobierno", y no por "individuos"; lo otro durísimo de aceptar será que todo hombre o mujer con trayectoria en la cuarta o en la quinta republica, también arrastra consigo la culpa del estado actual de las cosas, ya que nunca han sido capaces (ni lo demuestran ahora), la habilidad de corregir con honestidad total que: A).- Estamos ante una gran tragedia, pero también ante una gran oportunidad de dejar atrás lo malo y a sus protagonistas, y B).- Que la mejor opción inmediata es el nombramiento de una junta de gobierno, porque llegado el momento, se necesitará de franqueza por consenso para explicar a la masa social el por qué de que una vez instalados en el poder, (y siempre bajo el filo de justo y ético), sencillamente no se podrá complacer a todos, si queremos enrumbar al país por una ruta distinta, lo cual hace presagiar tormentas de intereses que amenazarán a todos con el arraso del barco social donde navegamos juntos, a menos que haya cohesión y resolución a estar hombros con hombros en el trayecto donde toque sacrificar comodidades individuales y colectivas en favor del bien común de nuestros hijos.

Las opciones reales y prometedoras que pasan por la intolerancia a la impunidad y a las malas costumbres, se están cocinando, aunque corren el riesgo de pasarse y quemarse, ante la resistencia feroz al cambio, a manos de las fuerzas políticas "conservadoramente corruptas" enquistadas hasta el momento en las cúpulas principalmente del PSUV y de los partidos hasta ahora convenientemente  cobijados en la MUD, aunque podamos ver igual "conservadurismo" en el resto de los movimientos políticos y sindicatos que a todo nivel hacen vida en el país, porque si me permiten la licencia, les recuerdo que -y parafraseando a Dios- : "allí donde se reúnan tres, estaré yo con ellos (la corrupción)"

El paroxismo al que hacía referencia al principio, es al que domina la escena política en Venezuela de la mano  de la toxica pareja presidencial y de quienes ellos han permitido dormir bajo su techo de dominio heredado de Chávez; esta sistemática búsqueda de la destrucción, para luego poder construir a su conveniencia, solo representa un episodio dictatorial más por desmantelar por parte del soberano, en la medida en que sepamos reconocer las piezas que la componen y el origen de cada una de ellas en lo intimo de nuestra sociedad.

Al final, -siempre al final-, grandes lecciones nos quedan por delante para explicar el momento tan particular que vivimos en el contexto de nuestra sociedad y de la humanidad que nos rodea: trascender a lo humano y contextualizar la vida en función de los valores que hemos hecho nuestros a partir de lo Divino; desprendernos de lo que nos lastra, y superarnos a nosotros mismos, para reconocer al final que la terrible realidad que aún en su benevolencia no nos ahoga en nuestra sangre, nos brinda la oportunidad de hacer una introspección con la cual superar los paradigmas bajo los cuales hemos aceptado como esclavos, vivir.

No nos conformemos con hacer de nuestros muertos solo los "clavos" que sellen el ataúd tras la muerte política del negligente presidente en ejercicio de una dictadura. Ellos (los que no logremos salvar), deben ser la suprema razón para exigirnos al máximo el vivir con moral y con ética, como sociedad justa y democrática.
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NOTA: La imagen usada en esta entrada al blog, es propiedad del gran dibujante Edo.

sábado, 24 de junio de 2017

La muerte de un muchacho, es la perdida de una oportunidad.

Y cuando se pierden las oportunidades, muere gente.
“Gente” que tiene nombre y apellido; historias y anécdotas; amores y desamores, familias y amigos, parejas y sueños.
Salvo que la historia guarde tras de lo evidente, patrones y ciclos de acción y reacción, de ir y venir, resulta duro como mínimo admitir que estas cosas podían al mismo tiempo evitarse, y hacerse inevitables.
Literalmente todas las verdades están allí, desnudas y sobrevolando sobre nosotros a suficiente altura para que todos las vean, incluso aquellos que en medio de la ranchería acobijada entre montañas, habían tenido un horizonte limitado y siempre oculto tras la miseria que tantas promesas incumplidas, dejan con la certeza de que siguen y se hacen más duras, valle tras valles, montaña tras montaña.
Ver a un muchacho morir ejecutado en plena avenida de Caracas, a la vista de todos y de la mano de militares que avanzaban con sus escudos para evitar que el sentido común que ya no vive en ellos les tocara el alma, resulta una experiencia tan visceralmente atroz como lo es ver aún a Maduro encumbrado con su desparpajo ante lo que pasa, sentado en la silla presidencial.
Estoy reacio a ver pasar el tiempo medido con muertos y hambre, en vez de con horas y minutos, o por consensos y logros, pero la “nada” en la que hasta hace poco nos descomponíamos inmóviles como agua estancada, ha dado paso (en manos de la misma negligencia gubernamental con sus descaradas manipulaciones jurídicas), a un andar atropellado y sádico que igual, aunque caotico, se nos presenta en este instante como la única manera de avanzar en algún sentido para no solo detenernos a alzar la voz frente a lo inmoral, sino ahora también para entrar en acción de alguna manera.
No se trata de que salimos del agua estancada donde creiamos estar, como monstruos verdes y malolientes: es que aún somos el agua estancada (socialmente hablando), y lo que nos está haciendo mover, son las explosiones del gas metano (la inmoralidad), que está “estallando” e incendiándose a nuestro al alrededor.
Debemossuperar el miedo al dolor del proceso de transformarnos, y ello comienza dejando a un lado la noción de que los “líderes políticos” nos están ayudando. Ellos no son lo que están muriendo; ni uno de ellos. Nuestros mártires han sido los soñadores, los hombres y mujeres de a pie, donde la mayoría apenas rozando la madurez que ya tempranamente les está exigiendo hacer algo para cambiar las cosas que muchas veces sus padres en el poco poder real que siempre han tenido en realidad, no pudieron hacer.
No olviden estas cosas durísimas que pasan, para evitar que alguno de estos politicos lleguen con ofertas engañosas de “administrar” el poder en nuestro nombre. El cambio de paradigma comienza precisamente con esto.
Solo confíen en quien trabaja en equipo; solo confíen en el que se postula para liderar estricta y unicamente la transición política necesaria, pidiendo ser "derrocado" si se atreve a cambiar de opinión; solo confíen en aquel que nos ofrece mecanismos para controlar lo que hace. Solo confíen en el político controlado; los demás, solo son operadores políticos y económicos de sus propios intereses o de los del mejor postor, en el descompuesto mundo del charco de agua estancada en el que vivimos bajo el generíco nombre de “sociedad”.
Busquen luchadores sociales; busquen hombres y mujeres que no se reúnen y fotografían con los poderosos, sino con quienes ellos ven como sus iguales: la gente como ustedes y como yo.
                                                                                     

Cualquier otra acción en lo sucesivo, dará como resultado el encumbramiento de estos politicos de oficio en el poder, y eso les digo que no sería más que un miserable escupitajo sobre la tumba de ese querido muchacho que fue vilmente ejecutado en plena avenida, rumbo a la miseria que nos mata.

sábado, 10 de junio de 2017

La sentencia Nro. 378: la obra suprema de una dictadura sin rostro.

Como en aquel Sanedrín del siglo primero en el que pese a la sombra del emperador romano, no dudaron en forzar los acontecimientos para asesinar a Jesús de Nazaret, así en la Venezuela de los años que vivimos, los que ahora detentan el poder como herederos ilegítimos a la sombra de otros aún más poderosos ocultos tras bastidores, terminan de conjugar lo que ya no requiere de rostro ni de nombre en lo  particular para materializarse: el atentado contra la sociedad venezolana a través de una dictadura formal de nuevo cuño, fruto en esencia de la acumulación de todo el poder a los pies de un solo hombre, siempre con la bendición de las mayorías venezolanas que lo levantaron en vida, a las cumbres del paroxismo.
Hoy, cuando nos movemos nerviosamente y sin certeza del resultado que podamos esperar ante este inédito escenario, distando quizás a apenas unos metros de la hilera de vehículos blindados de una Guardia Nacional (GNB) desdibujada en su meta institucional, que aguarda ansiosa frente a la duda de si darnos paso o masacrarnos, contemplamos también como la actual puja de poderes en el cenáculo del gobierno, siempre con sus respectivos operadores internacionales, huyen hacia adelante arrasando con todo lo ético que pudiera quedar en pie, bajo aquel concepto bolivariano que acordamos defender y cultivar con la constitución de 1999, enfrentándose en el interín incluso a aquellos que progresivamente han ido quedando al margen de los principales hilos de poder y que ven quizás en el apego tardío a la ley, una plataforma sobre la cual construir un nuevo piso político de cara a los futuros enrosques que vendrán tras la caída en desgracia de Nicolás Maduro.
Es por eso que podemos presenciar la actuación sin decoro alguno, de un TSJ desbordado por la arrogancia de quienes se saben intocables en el actual régimen, a pesar de todo el aparataje legal que hemos construido quizás cándidamente para evitarlo, y que se muestra inocuo frente al descaro con el que se emite una sentencia demoledora a favor del arrebato perpetrado por quienes gobiernan ya sin base legitima.
Esa sentencia Nro. 378 que tanto nos escandaliza ahora, en donde el “máximo” tribunal del país decidió que no hacía falta convocar un referendo consultivo para que los venezolanos decidieran si querían que se redáctese o no una nueva Constitución, tan solo viene a representar, -aún en contra del deseo de muchos-, el epitome de todo aquello que se había advertido que sucedería, y que se levanta ahora como triste epitafio que podríamos escribir sobre la lapida que yace allí donde dejamos que muriera la democracia venezolana.

Ahora las circunstancias obligan a que las mayorías tomen una nueva y amarga dosis de realidad: Se tiene que admitir que es necesario comprender que a lo muerto (la democracia que vivió hasta ahora), no se le puede pretender revivir (es decir, “reinstitucionalizar” bajo el mismo esquema que permitió su fallecimiento), porque su muerte ha sido precisamente consecuencia directa del maltrato y abandono que sufrió a manos de toda una sociedad que se convirtió en su enfermedad terminal, reacia a conciliarse y reconocer sus propias miserias y limitaciones, -en vez de sus bondades y potencialidades-, con lo cual se ha caído en esta conveniente, -para algunos que siempre saben “pescar en rio revuelto”-, crisis existencial de las masas, donde quien no comparta el punto de vista pretendido imponer por los unos, cae presa del arraso y la descalificación de los otros y viceversa.
A consecuencia de esto, ahora por delante de nosotros solo queda temporalmente el vacío abismal de un precipicio que no puede ser rellenado con nada; ni con los cuerpos fríos de nuestra gente que trágicamente muere en medio de la refriega política que nos agobia, ni mucho menos con los cuerpos muy vivos de los políticos que apenas heridos o encarcelados como mucho, pretenden en nuestro nombre, asumir al poder, cuando por acción u omisión, han sido corresponsables de esta debacle moral y ética, cargada como becerro de oro, por una sociedad permisiva en exceso.

Es por estas cosas tan duras que lo que ha de surgir de las cenizas de esto que hoy implota y arde como final de una etapa social, no podemos aceptar que venga a nosotros como un zombi del pasado, ni mucho menos como una abominación en forma de dictadura.
La DEMOCRACIA que necesariamente debe nacer, tendrá que tener como condición irresistible, el no poder ser tocada por acciones inmorales sin que la fuerza de la justicia quedara sin actuar, pues en el caso de ocurrir semejante afrenta, ella se levantaría como la indeseada prueba de que ninguna cosa nueva en realidad ha nacido de aquellas muertes ocurridas, y que de facto, seguiríamos más bien montando a un cadáver insepulto, violado y abusado en todas las formas imaginables, como lo ha sido el propio cuerpo de Chávez a manos de quienes el mismo alimentó y consintió.
En estos tiempos en los que pareciera no quedar piedra sobre piedra, -cual cita bíblica que evoca el apocalipsis-, sin duda estamos ante el crudo episodio donde simultáneamente los afiliados al gobierno asisten como convidados de piedra a la demolición de la herencia política del otrora comandante a manos de sus propios mentores, pupilos y herederos, mientras que los más extremos al otro lado de la calle política, parecieran entretenerse con visiones de censuras internacionales e intervenciones extranjeras, descubriendo en su conjunto con todo ello a una masa humana que expele ese tufo a inmoralidad que aún nos impregna como sociedad sujeta voluntariamente al mando de unas minorías, no haciéndonos por momentos ni siquiera merecedores del derecho a sacrificarnos para obtener la ansiada libertad, porque su obtención no puede ser recibida ni percibida como regalo, siguiendo la sabiduría de aquel viejo proverbio: “lo que no nos cuesta, no nos duele”,
¿Acaso aquella libertad que es “obsequiada” no podría ser derrocharla casi inmediatamente como quien gana el premio mayor de una lotería?
No podemos darnos el lujo de permitir nuevamente el acceso al poder del gobierno nacional, a gente que se evidencie fuertemente alineada con operadores extranjeros: Necesitamos tener como eje fundamental de soberanía autentica, a nuestra propia referencia moral y ética.
NOTA: Eviten olvidar esto: Muchos recursos mal habidos se encuentran en bancos de USA, Europa y el Caribe, esperando volver para diluir éticas y permitir tratos inmorales que como pérfido telar, crearían nuevas tramas entretejidas con corrupción y tráfico de influencias, en manos de quienes ya tienen experiencia en el manejo doloso de lo público.
No podemos dejarnos engañar por los aparentemente abnegados movimientos que muchisímos "políticos y políticas" en el país hacen entre manifestación y manifestación; sus lazos y simpatías con intereses foráneos cercanos a América, Europa o Asia, así como internos que orbitan alrededor de los clásicos centros de poder económico, no harán otra cosa más que debilitarnos y postergar lo que debe ser inevitable: El ascenso al poder de lo justo y de los justos.
Paradójicamente, en medio de tanta zozobra, conservar la esperanza y el buen ánimo cimentado en los valores humanos más nobles, lo es todo en la jugada que nos toca hacer con el destino a favor, para llevar a nuestra sociedad como república, de la falta de cordura y de tolerancia mas allá de sectarios intereses, a la armonía de quienes se saben juntos en la empresa de no tener a nadie por encima de la constitución originaria y sus leyes.
No hay otra manera permanente de librarnos de quienes nos gobiernan injustamente y subyugan sin pudor, en un ciclo que se antoja interminable entre personeros de la cuarta y de la quinta república.
Afortunadamente hay muchas cosas buenas y maravillosas por hacer; cuanto más caen caretas y se hacen obvias las intenciones de quienes se alejan de lo constitucional, más cerca estamos de un cambio que podemos asumir como nuestro momento estelar, -como nuestra oportunidad de oro, para empujar juntos como un todo, a un país completo hacia un estadio superior y más cercano por cierto, al mundo que deseamos heredarles a nuestros hijos.
Insisto: Solo no dejemos estafarnos por los que siendo políticos hoy, son corresponsables del estado actual de las cosas. Vayamos más allá de este incómodo paradigma que nos inmoviliza, al pensar ciegamente que ellos (padres e hijos de la cuarta y quinta), siguen siendo la única solución.
Si podemos. Está en nosotros ser grandes y humildes al mismo tiempo.
Solo comuniquémonos; solo no dejemos apagar ninguna vela encendida por quienes han muerto injustamente; solo no nos detengamos ante cada acción que nos permita explotar al máximo cada canal de expresión donde agitar la bandera moral y ética de la resistencia contra lo injusto.
La violencia es el arma de los que no tienen la razón, pero también es la vía de escape cuando se cierran todas las puertas de la negociación; evitemos cerrarnos a nosotros mismos todos los accesos a la sensatez, pues en esos espacios oscuros y desesperados, es en donde extrañamente cohabitan mejor los que hoy en día más alzan la voz a favor del choque y la intolerancia.

 Aférrense a sus creencias, y sientan dentro de cada uno de ustedes, el ardor de quien está seguro de que hombro con hombro, se pueden mover montañas y cambiar destinos.
Dios nos bendice a cada instante, casi siempre más allá de nuestro humano entendimiento.
Podemos llegar a ser el centro de referencia ética de lo justo para este mundo; solo tenemos que creerlo y trabajar por ello.

viernes, 19 de mayo de 2017

La MUD no podrá aglutinarlos a todos

En esta deplorable y sangrienta lucha interna hasta ahora de baja intensidad pero de profundo impacto para las familias venezolanas, y cuya génesis encontramos en esencia en la antidemocrática actitud gubernamental que lo ha llevado al ya sin retorno sendero de la negación a cualquier consulta popular abierta a todos, (endosándose en el proceso  el “supremo derecho” a decidir lo que es y no es conveniente para la gente), en un claro ejercicio de dominio de los pocos sobre los muchos, comienzan por fin las masas a verse al borde del precipicio, al borde de la pilar de los sacrificios, para ser inmolados inútilmente en el templo de la corrupción y la deshonestidad.
Ante esto, esa población llana y mayoritaria que comienza a verse afectado en sus derechos y en sus necesidades fundamentales, ve activado el ancestral impulso en el que todo pueblo por anhelar sentir en su propia piel la fuerza de lo justo, se expone cada vez con menos precaución y en carne propia a través de la protesta, a la autócrata reacción de los que ahora detentan el poder de las armas y de las instituciones, catapultando con esa actitud, -se pretenda o no-, a la toma del camino igualmente sin retorno a la sumisión en caso de fracasar, o al de la rebelión progresiva de la sociedad.
Y es que por más pseudo-constituyentes prostituidas que por decreto aparezcan, (cuales “congresos de la patria” manufacturados y manejados por el PSUV); por más medidas restrictivas y de carácter dictatorial que el deslegitimado gobierno de Nicolás Maduro imponga, lo cierto es que la fuerza de los acontecimientos nacidos de un monstruoso cumulo de errores y malas interpretaciones socio económicas y políticas que partieron de dogmas propios de quienes han detentado el poder desde el 98, hacen que ya sea irreversible e inevitable el choque con esa realidad innegable resultante del derrumbe de las instituciones y de los derechos ciudadanos que estas debían custodiar.
Cada alto funcionario se sabe cómplice de facto en la inmensa y sistemáticamente orquestada tarea de transgredir la constitución y las leyes en beneficio de pocos, por lo que no hacen otra cosa que huir hacia adelante profundizando con o sin intención, la quiebra institucional de la nación, el desplome de lo moral y la desaparición de la ética pública como elementos claves que labran la fe sobre la noción de República.
Por ello, (y a pesar de), resulta casi imposible en este ambiente de incredulidad y perdida de fe en el sistema, saber cuánto tiempo le puede quedar al gobierno en su actual predominio violento sobre la voluntad soberana, aunque el escenario de la predicción cambia radicalmente cuando evaluamos en vez de tiempo, más bien los hitos (condiciones) que deben alcanzarse para determinar la llega de su fin (el del gobierno), y que si pueden ser predichos con razonable argumentación.
Casi todos estos hitos reflejan ideas que ya conocemos y reconocemos en el ambiente económico y socio político del país; son condiciones que podemos nombrar a fin de comprender sus distintos alcances y sobre todo, para deducir las oportunidades sociales que suscitan al producir coyunturas históricas en el instante en que se cruzan entre ellas. Esos hitos son:
1.- Colapso económico generalizado, debido al sostenimiento en el tiempo de un modelo inconsulto implementado;
2.- Fusión del Gobierno con el Estado a través de un sistemático esfuerzo que concluye con la apropiación antiética de las funciones otorgadas por la CRBV;
3.- Desmontaje del aparato judicial en beneficio de las minorías gobernantes, al subordinar la CRBV y sus leyes a los intereses de estos, de manera abierta;
4.- La autoridad de la fuerza pública y armada convertida en el ente represor oficial y sistemático de las manifestaciones populares;
5.- Colapso del sistema de salud ante la duplicación del aparato burocrático, haciéndolo inoperante;
6.- Burocratización del acceso (restringido) a la comida;
7.- Perdida del miedo a manifestar y a las represalias de la autoridad ahora represora;
8.- Desenmascaramiento de la minoría gobernante frente al escenario internacional;
9.- La irrupción de una coalición entre la mayoría de las fuerzas políticas;
10.- El ejercicio constitucional del poder militar como institución, apegado a la ética bolivariana;
11.- Ruptura abierta del mandato constitucional, anulando la consulta popular y subordinando las instituciones, para neutralizar y anular al poder público y cualquier expresión del soberano que muestre oposición al gobierno;
12.- Desmontaje del aparato comunicacional libre y la sustitución de este por una realidad alternativa fabricada por el gobierno.
                                                       
A pesar de la aparentemente gran cantidad de hitos que este enfoque genera, al detenerse a evaluar observarán que solo dos de estos están pendientes por concretarse y cruzarse con el resto de los hitos que en su sucesiva progresión desde los años 2000, han formando con ello una traza de marcas sociales que han codificado y modificado al mismo conglomerado social, logrando con esto que pese a los aspectos positivos logrados antes y después de la asonada militar de 1992, se haya dado la progresiva erosión de éstos y la deformación ética del país, creando en el proceso un incomodo camino como paso doloroso -pero necesario ante la incapacidad previa demostrada por la sociedad para cambiar-, capaz de preparar a la población para resolver inicialmente parte de los cruciales paradigmas enfrentados.
La experiencia del 2002 con Pedro Carmona en medio de la más absoluta y supina improvisación, nos enseñó que algunos hitos pueden desencadenar eventos intensos socialmente, sin que estos se transmuten y lleguen a crear algo distinto y estable; caído Chávez con la inusitada facilidad con que lo hizo, fue rápidamente sustituido por un conjunto de factores que no fueron capaces de ofrecer una alternativa autosustentable, con el resultado observado en su momento y la radicalización de quienes no eran capaces de ofrecer estructuras éticas más avanzadas.
Esto nos lleva al primer hito no alcanzado:
“El ejercicio constitucional del poder militar como institución, apegado a la ética bolivariana”
La FANB requiere de un sacudón ético. Ignoro si vendrá por la vía de la violencia interna de sus cuadros medios, o por el desbordamiento de la rebelión popular sobrepasando cualquier maniobra de reacción que no sea la de la funesta aniquilación y destrucción del mismo pueblo al que se le debe.
El asunto es que las FANB perdieron el rumbo, una vez más fundamentado en su talón de Aquiles: la verticalidad del comando, enturbiando el mando mediante la transversalización con el componente político partidista, y la única manera de reasumir el camino del ideal bolivariano, es dándole la espalda a todo lo inmoral y antiético que reina y mueve a la totalidad del gobierno de Nicolás Maduro, como muestra de voluntad real de enmendar.
Ahora, cuando ante esta particular y acomodaticia situación militar predominante, las fuerzas involucradas en el ámbito cívico comienzan su colisión enorme sin que exista un canal y un sentido de alternativa frente a los modos y formas de manejar lo económico, social y político, emerge el último e igualmente crucial hito no alcanzado:
“La coalición entre la mayoría de las fuerzas políticas, en torno a un denominador común”
Simple y directo: Mientras la oposición se mantenga enarbolando la bandera del llamado a la protesta frente a las ambiciones gubernamentales, y no sea capaz de ceder espacios y cuotas de participación y liderazgo a fuerzas alternas que siendo pro izquierda o de centro, han sido mantenidas al margen, no será posible cohesionar a diferentes sectores sociales que aún resienten y desconfían de quienes lucen como los herederos de viejos métodos y practicas burocráticas, imposibilitando la aparición de la masa crítica capaz de alterar el paradigma humano en el que existimos.
Es necesario que los protagonismos dejen su lugar a la sindéresis, al verdadero consenso, y se vuelvan capaces todos de aglutinarse en un gran pacto de tipo bolivariano, donde la única condición sea el respeto absoluto a la CRBV.
En esa especie de “Coalición Bolivariana Nacional”, que debe nacer, se requerirá de un único propósito: Hacer cumplir la constitución y las leyes, en medio de la ética como código de conducta, y la siembra de la moral como primer paso para cultivar decencia en el país.
Lo demás, -candidaturas, posiciones, cargos-, deberán ser administradas rigurosamente mediante la transparencia, el decoro y los mecanismos electorales básicos que eviten la trampa de consenso de cúpulas, como una manera continua de darle pie a la restitución de la fe en los valores de la República, tal como Bolívar (que no es “marca registrada” del chavismo ni del PSUV), nos decía incluso estando en su lecho de muerte.
El juego se ha trancado, y solo individuos con visión superior a la de ambos bandos ya rígidos, podrán sacar a la nación del enquistado paradigma existencial ya marchito.
La MUD debe darle paso a una coalición superior, a una alianza de mayor proyección, sin extremismos políticos, pero con muchísimo sentido social de responsabilidad y decencia.
De no hacerlo, lo que vendrá es más muerte, más represión, y más dictadura.

Solo dos pasos más nos separan de la oportunidad de oro para construir el país que queremos.