domingo, 9 de agosto de 2009

Cuando la bandera da para todo...

Permitanme la confianza para escribir sólo brevemente en esta entrada, pero es que no quiero dejar pasar mas tiempo sobre este asunto al que parece, nos hemos acostumbrado: nuestra "camaleónica bandera y sus colores".
No me refiero a los cambios recientes, que por cierto, dejan por fuera, al tener sólo 8 estrellas en reflejo fiel del último decreto del libertador al respecto, pero que deja por fuera a la última provincia unida a Venezuela, a saber, la de Maracaibo, con la que tenemos en deuda la novena estrella.

Volviendo a la bandera, primero habrán notado como es usada para cualquier cosa hoy en día: desde para protestar una injerencia extranjera (que no incluye la de países "amigos", como Cuba, y antes "USA", claro), pasando por todas las manifestaciones partidistas, hasta ver que es lo primero que ponen al invadir ilegalmente un terreno o una construcción, como si astronautas llegando a la luna se tratase, o cuales Cristóbal Colon, y que descubriendo un nuevo mundo...

Lo otro casi misterioso, pero no por eso menos triste, es como las bandas de colores en la bandera, parecieran contraerse o ensancharse periódicamente, como si vida propia tuviera: A veces el amarillo se pone inmenso, como la de Colombia, y no sólo porque vengan muchos ciudadanos colombianos a vivir aquí, sino por la riqueza que parece explotar al estado con tantos dolares, para luego desinflarse con extrema ineficiencia, mientras que la banda roja, cada día, y sin que le demos mucha importancia, se hace más y más grande, como si la sangre que corre no parara...

El pobre azul, se mantiene igual, pero en tensión permanente, al saber que en cualquier momento, algún gobierno negociará con nuestros vecinos del Oeste o del Norte, y cederán parte del Golfo de Venezuela , o de nuestro Caribe, haciendo al azul, más pequeño y ultrajado...

Cosa extraña. Sólo tienen que detenerse un rato a ver la bandera, mientras ondea a media asta, debido al luto que guarda siempre por los compatriotas caídos y manifestados en los partes policíacos que lee cada semana en el libro de su historia contemporánea.

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