sábado, 22 de febrero de 2014

Cuando la guardia nacional, quizás dejó de ser del pueblo.

Aunque los protagonistas de esta situación que se vive en la nación deberían ser los que protestan y el gobierno que no les perdona que protesten, lo cierto es que otro actor se ha ido levantando en el escenario a los ojos de los que observan: la Guardia Nacional Bolivariana.

Independientemente de lo que digan de bando y bando a favor o en contra, solo me referiré a las imágenes que he visto, y que no son trucos de internet: Guardias Nacionales disparando, rompiendo, insultando y reprimiendo. En definitiva, guardias cuyo honor, parece que “no se divisa”.

Da la impresión de que una de las caretas más difíciles de mantener puesta, por su peso y tamaño, resultó ser una de las primeras en caer: La masiva compra de equipos de “control” urbano, a empresas chinas, resultaron no ser solo para desfilar.

Entiendo que negarse a cumplir una orden, supone una falta grave a lo interno de cualquier fuerza castrense, pero no quiero pasar por alto que la desproporción con la que están actuando, (frente a los manifestantes que pacíficamente ejerzan su derecho), traerá serias consecuencias morales y éticas a lo interno de esa misma fuerza militar, y eventualmente ante un juicio social del cual no saldrán bien parados.

(NOTA: Muy distinto es cuando las FFAA accionan contra el vandalismo que casi siempre se logra colar al final en estas manifestaciones, y que por delinquir y resistirse, obligan al uso de la fuerza no letal)

Entonces, volviendo a la GNB: ¿Pueden seguir utilizando el nombre de “Guardia del Pueblo” a la luz de los hechos ocurridos?; seguramente millones que aún apoyan al chavismo dirán que si, pero les aseguro, compañeros de la GNB, que tantos otros millones de compatriotas afirmarán que no tienen derecho a denominarse de esa manera, como tampoco a decirse bolivarianos, y creo que tienen razón.
Un sugestivo nombre, que evoca tradición libertaria, puede durar solo tanto como la gente se aguante las injusticias. El gobierno de turno en su  autoridad, puede renombrar todo a su antojo, pero no olvidemos que  las facciones políticas que se hacen permanentemente del poder, terminan a menudo haciendo del gobierno, un cascaron frágil que recubre a una elite aburguesada y enquistada, cual cenizas frías y rígidas de aquel fuego donde por cierto, pudimos forjar el aprovechamiento de oportunidades que ahora sin embargo, yacen reducidas a grises formas inútiles.

Al presente, no podemos tapar el sol con un dedo y decir que los actos de represión no son un hecho palpable. El apego a la constitucionalidad del que ha hecho alarde la autoridad militar, se ve hecha añicos a la hora de ver en acción las tácticas y los actitudes operativas que se han dejado ver frente al joven colectivo humano que protesta.

Todo esto sirve como excelente argumento para demostrar que no siempre lo que se oculta tras la fachada de los constitucional, es justo o correcto, y ello pone en evidencia, -al desnudo, si prefieren denominarlo así-, que nuestro sistema de gobierno democrático, requiere de mejoras sustanciales y medulares, donde no seria suficiente en lo absoluto, un simple cambio de protagonistas (entiéndase, un saltito del PSUV, a la MUD).

Se que hay mas cosas de que hablar a la hora de tocar el tema de la injusticia: Podríamos comentar de cómo la Defensoría del Pueblo transmutó hacia un figurín de cera en el escritorio del Presidente, al estar rehuyendo de sus responsabilidades tras los tecnicismos leguleyos que solo ellos aceptan, o muy bien podríamos mencionar a la Fiscal General de la Republica, que como “portero” de la casa de partido, solo deja pasar a los que muestren el carné de afiliación; sin embargo, es el gran articular parcializado y sesgado del gobierno en su conjunto en una dirección (que no es la misma a la que apunta exactamente la constitución y aquello que es moralmente correcto), lo que crea este complejo cuadro en el que las cosas se han ido sucediendo en el país, y donde mas allá de la heroicidad de las palabras dichas, son los actos de cada protagonista con poder para hacer o reprimir, lo que ha hecho caer las primeras de las caretas revolucionarias: La de la GNB entre ellas.

Que conste: Esto es solo una reflexión; no es un llamado a la sublevación de algún componente militar o fuerza policial, y lo digo por si acaso alguno de esos politiqueros y funcionarios de partido -más que de gobierno-, de los que sin siquiera conocer el termino, tachan de “fascistas” a cualquiera que decida ejercer su derecho a criticar al gobierno cuando tiene argumentos para hacerlo. A ellos les digo que con la impunidad reinante, aun tienen tiempo de salir del país con todo lo que han robado, pero sépanlo: Ya le llegará el turno a la verdadera, ética y bolivariana  justicia venezolana, que nacerá de las cenizas que ustedes dejen, para ir a buscarlos allá donde se escondan, allende a nuestras fronteras.

La GNB deberá muy pronto evaluarse a sí misma, pues las manchas de sangre que pudiesen caer en el libro de las acciones de una honrosa institución como la Guardia Nacional Bolivariana, no se lavan ni con los años.
Hombres y mujeres que nunca la han tenido fácil en este país tan permisivo, al momento de actuar en sus trabajos, merecen que su legado sea honrado con acciones correctas y dirección moral.

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