sábado, 13 de septiembre de 2014

Admitir que el contrabando baja, es reconocer que se estaba fracasando.

EL UNIVERSAL
sábado 13 de septiembre de 2014  02:08 PM
Caracas.- El vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, declaró que "el contrabando de combustible se ha reducido este año en 53%. Millones y millones de litros de combustible que se han ahorrado". Así lo declaró desde el puerto Las Piedras en la península de Paraguaná, en el estado Falcón en un balance del "Plan contrabando cero".

Cuando uno nunca mira hacia atrás, difícilmente puede ver las cosas en la perspectiva real; eso nos pasa cuando escuchamos declaraciones como la del exitoso(*) político Jorge Arriaza, quien con decir que se ha bajado supuestamente a la mitad el contrabando, pretende vendernos un logro, cuando en realidad, primero nos está diciendo que aún han fracasado en controlar el otro 50% del contrabando este año, y segundo, está reconociendo tácitamente que desde Chávez, pasando por la llegada de Maduro, no había aparecido nadie que hubiera atinado a nivel gubernamental, a materializar un plan de control de la frontera, aunque fuera eficaz en el pírrico "50%" frente a la realidad aplastante de las mafias contrabandistas amparadas por gente con poder allí donde son necesarios. 
Por estas cosas, hay que reconocerlo: controlar el contrabando, implica controlar en la practica la frontera; ergo: Los gobiernos han fracasado en la tarea de controlarla.

(*): Exitoso, porque partiendo de sus relaciones familiares, ha logrado crear un grupo de poder político claramente observable en el gobierno, más allá de la desaparición de Chávez, quien era su suegro.

No hay estrategia exitosa en cualquier intensión política, social o económica, frente a una población mayormente escéptica como la nuestra, a punta de tantos golpes y desilusiones, sin reconocer primero que se ha cometido errores, que deben ser enmendados.

Arreaza, junto con Diosdado, Jaua, el matrimonio Maduro-Flores, y quien sea ministro de la defensa, manejan todo el poder en Venezuela. En un acto de inocencia, debo decir que en la actualidad son ellos los llamados a decidir cambiar las cosas para mejor. No hay poder popular que valga. No hay control laboral que lograse germinar y crear justicia laboral; no hay nada que permita a los de a pie, ser participativos ni representados. 

El país esta en manos de unos pocos, herederos reales de lo que amasó Hugo Chávez a su alrededor.

Ese es el verdadero contrabando que nos metieron.

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