jueves, 13 de marzo de 2014

Peligroso pero cierto: La rigidez del gobierno, acelera el quiebre de sus pilares

Yo no tengo dudas de que Nicolás Maduro es un muchacho grande jugando a ser presidente. Sé que tiene todos los poderes a sus pies, y que la fascinación por Chávez lo guarda por ahora, de rupturas constitucionales tempranas. Los que apoyan la revolución simplemente lo toleran por conveniencia “estratégica”; las misiones en particular (todas ellas), se erigieron como el mayor éxito del presidente fallecido, que admito, no era ni por mucho, una “idea” (la de hacer misiones), que flotara en el aire antes de su llegada al poder (la gente quería que las cosas funcionaran, no que se hicieran otras con una firma personalísima presidencial, como complemento de aquello que no funcionaba pero daba plataforma para el surgimiento de Chávez como el redentor de los pobres); El ahora presidente adjudicado Nicolás, -casi con certeza absoluta-, no cambiará en su percepción de las cosas. El gobierno seguirá manteniendo la actitud que es aún apoyada (refrendada si queremos decirlo), por un sector que aunque minoritario ya, sigue siendo importante. Sola la estructura militar venezolana, le aguanta el suelo a Maduro.
Ahora bien, establecido en estas breves palabras la inamovilidad del pensamiento y la consecuente estrategia política del actual gobierno, quiero centrarme en el hecho que considero clave: Este periodo de agitación social, económica y política, no es para que el gobierno cambie, sino para que la tercera vía pueda surgir  creíblemente como alternativa democrática y social venezolana,  a partir de la protesta estudiantil.
En esta etapa nacional, creo necesario establecer primeramente lo que debemos replicarle al gobierno, -y a cualquiera que lo apoye-, cada vez que lanza al aire la palabra dialogo, y de la cual muchos políticos de oficio se han hecho eco (con poco éxito), sin que lo elemental de cualquier serio encuentro nacional, sea aclarado en lo absoluto. Casi está de más mencionar que el gobierno en su empeño de distraer y renegar, ha desvirtuado el concepto de “Conferencia de Paz”, con la ridícula cantidad que ha creado de estas; son tantas, que han logrado atomizar las iniciativas de “dialogo”, (logrando evitar el surgimiento de nuevos  liderazgos que amenacen al gobierno), con lo que resultan ser estas “conferencias”  un poderoso factor de distracción, mientras se continua gubernamentalmente con la estrategia implantada por Maduro desde su llegada al poder.
 Considero que es el momento, -como les decía en la entrada anterior-, en que debemos plantear los cimientos correctos para poder construir algo distinto y  nuevo, (pero definitivamente sustentable en el tiempo), lo cual es algo que el oficialismo y la oposición no pueden ya ofrecer.
Primeramente se debe dejar en claro bajo qué términos se dialogará, y con qué fin se hará ese dialogo: Si la gente va a un salón a decir una “medio verdad” (por temor a la reacción gubernamental), para terminar escuchando las objeciones de Maduro, previo a seguir con el siguiente punto genérico de la programación, nada saldrá del hueco político en el que está.
Todos los que están dispuestos en verdad a hablar y a escuchar para construir y concretar algo nuevo y aceptable por consenso nacional en Venezuela, deben establecer primeramente que ciertas cosas tienen que ser abordadas sin pasiones para poder ser implementadas:
Esta hoja de ruta ofrece una opción realista para ser tomada no por el gobierno que ya no puede reaccionar debido a su extrema rigidez, sino para los jóvenes; luchadores sociales y políticos que emergerán con un sentido de valores más elevado y esperanzador.

Todos estos puntos en la hoja de ruta, tienen que cumplirse en un plazo menor a dos años, verificables cada tres meses (es la única manera de construir la vital confianza nacional necesaria):
1.-Nuevo Registro Electoral Permanente: No se puede volver a ir a una elección con un registro que a todas luces resulta dudoso.
2.-Elección constitucional y estricto de la totalidad de: Rectores CNE, Jueces de todos los tribunales y salas; Fiscal General de la Republica, Contralor de la Republica y Defensor del Pueblo. Todo esto verificable públicamente.
3.-Reinstaurar independencia del Banco Central de Venezuela
4.-Renunciar a la reelección indefinida de Presidentes, Gobernadores y Alcaldes
5.-Liberación de todo preso político (con reconocimiento de esto como gesto de amnistía y paz)
6.-Campaña de recuperación/repatriación de fondos robados, y entrega igualitaria a todos los estudiantes venezolanos, del capital resultante, a modo de beca educativa.
7.-Darle custodia y protección, (con ofrecimiento de reinstalación en cualquier otro país del mundo con financiamiento del Estado), a los Jueces anticorrupción, cumplido un periodo especial de 2 años de lucha contra la corrupción.
8.-Instalación de un consejo federal de asesoramiento económico, cuyo objetivo central sea la estabilidad y el crecimiento económico y social del colectivo nacional que somos.
9.-Revisión de todo pacto binacional, en búsqueda de desviaciones con referencia a la constitución de la república.
10.-Conservar todas las ayudas gubernamentales existentes en forma de misiones y pensiones, hasta tanto puedan ser sustituidas por mecanismos más efectivos y verificables socialmente.

11.-Alcanzar un acuerdo con el gobierno nacional, en cuanto a que se comprometa a verificar que ningún recurso del estado, de instituciones o de empresas relacionadas, incluidos sus empleados, serán utilizados en beneficio de cualquier candidato inscrito en los siguientes procesos electorales.

12.-Establecer un nuevo proceso de cedulación, que permita descartar nacionalizaciones irregulares de ciudadanos extranjeros, adjudicándoles a estos el estatus correcto de acuerdo a la constitución.

Estemos conscientes en todo momento, sobre la inviabilidad de exigir cosas que le resulten al gobierno aún más difíciles de cumplir: Peticiones como la renuncia del presidente o de cualquiera de los altos personeros políticos de la actual administración, así como peticiones "viscerales" que solo llamarían a la confrontación, resultarían inútiles e innecesarias.
Por eso deben reconocer que si todas las partes se sientan a dialogar, necesariamente solo podrán salir adelante en ese empeño si se imponen todos los protagonistas, algo común y  por encima de todos ellos, y por supuesto, a parte de nuestro mismísimo Dios, ello solo puede ser la Constitución de la República de Venezuela
¿Quién en su sano juicio renegaría de hacer algo que está escrito en la constitución?; Si todos queremos cambios, todos tendremos que someternos a ella. No hay otra opción.
¿Recuerdan la frase con la que comencé este blog hace unos años?: “Dios, Justicia y Pueblo”.
Eso queridos compatriotas, guarda la génesis de lo que para nuestra nación, para nuestra sociedad, ha preparado Dios.
No pierdan la Fe, aún cuando el gobierno ya solo se represente a si mismo.

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