viernes, 11 de octubre de 2013

Una sorpresa que deseáramos hacer continua: Un país que se defiende de lo injusto.

La reacción venezolana a la intromisión de embarcaciones extranjeras en aguas soberanas vecinas a Guyana, no se veía desde 1987, cuando nos toco enfrentar la provocación de la corbeta colombiana "Caldas" (les pido que me excusen por la falta de rigor histórico al obviar otros incidentes).
La reacción Guyanesa, fue un poema para quienes hemos sostenido permanentemente que de amigos de Venezuela, ellos no tienen nada. 

Supongo que los vellos erizados de la piel ante esta muestra de soberanía por parte de nuestro país, no durará mucho tiempo, pero fueron unas horas que me dejaron soñar con una nación fuerte, donde la expresión de Chávez ("una nación pacifica pero armada", palabras más, palabras menos), hubieran tenido por primera vez el significado que ni el propio presidente fallecido, fue capaz de darles.

¿Será que en una ironía del destino, el "Jaime Lusinchi" de la quinta república tendrá que emular en su actuar político-fronterizo al Jaime Lusinchi de la cuarta?

¿O será solamente una acto aislado; un reaccionar de soberanía espontaneo pero breve en el tiempo?

¿Y que haremos ahora que Guyana no solo se quitó la careta, sino que también nos escupe a la cara?

Por cierto, no quiero olvidar esto; es recordatorio de como la gente dice lo que le conviene, sin importar quien sea. Traten de averiguar si fue verdad o no estas declaraciones del 8/10/1981:

Aunque me aborrezcan, les digo a chavistas y opositores que no hay santo político sobre este suelo patrio; como en el pasado, cuando Bolívar fue traicionado e ignorado, en el presente que vivimos también algunos extranjeros y venezolanos son capaces de darse la mano con intenciones que solo merecerían declararles la guerra a muerte.

No sea el Esequibo, cordero de sacrificio echado al fuego de lo fútil, en nombre de la conveniencia de pocos, y el mal de muchos.

Tengan a bien recibir los hombres y mujeres de la Armada Venezolana, mi respeto y admiración. A todo aquel militar venezolano que ante las injusticias difícilmente puede disimular el crujir de dientes por la impotencia que enfrenta, mi solidaridad.

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