martes, 16 de abril de 2013

Maduro no sabe de matemática.


Pasa otro día en la Venezuela dividida, y solo veo al hombre autodenominado hijo de Chávez, erigido como presidente, apalancando con mayor ahínco en la grieta que ha creado estos dos enormes bloques en la sociedad venezolana.
Simplemente él no entiende de matemáticas: No hay manera en que la mitad que lo apoyó, haga más ruido que la mitad que no votó por él, y viceversa. No hay manera en que una mitad supere a la otra mitad. No hay manera en que una mitad tenga más valor que otra; no hay manera de tener autoridad para acallar a una mitad a favor de la otra, en un país con un marco constitucional tan vapuleado y difuso a causa de tanto abuso e indecoro.
¿Quién más no entiende las matemáticas?... ¿Acaso todo el país?
¿Dónde está la moral?; ¿Dónde está aquel honor cuando la palabra de hombre era oro?
¿Qué hago con la impotencia de ver como las cosas se caen a nuestro alrededor sin necesidad?
Por primera vez en la historia contemporánea de este país, el juego esta momentáneamente paralizado. Como un juego de dominó entre principiantes, la partida está trancada y no hay manera en que las dos parejas de jugadores se pongan de acuerdo. Puede ser un momento peligroso, o puede ser… los inicios de un trabajo de parto un tanto traumático, que termine por parir una nueva opción: La de la tercera vía.
En algún  momento tendrán que emerger los luchadores sociales de lado y lado, los que trabajan la política con honestidad, en el marco de la ley, desde todo el territorio nacional, y enarbolar una bandera común, dispuesta a ceder y a recibir; dispuesta a perdonar, y a confiar, porque esta vez estarían de acuerdo en que la verdadera esencia de la nación, está en su constitución.
Es tiempo de la estridencia; los perros de la confrontación, antes amarrados, ahora están sueltos. Ningún bando logrará resaltar más que el otro, como ninguno de los dos bandos está dispuesto a soltar el cuello del otro… a menos que uno de los dos, decida derramar la sangre del otro.
¿Caín derramaría la sangre de Abel?..., 
¿Quién decide ser Caín?
Aún estás a tiempo Maduro; aún Dios, y hasta lo que aprendieras de Sathya Sai Baba, podría marcar alguna diferencia en tu vida. No sigas mostrando únicamente tu lado más intolerante y soberbio.  El amor no se dice; se practica. Tengo Fe en que puedas hacerlo…
…Ya sólo eso puede tener.

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