jueves, 7 de marzo de 2013

¿Por qué embalsamar un cuerpo ahora sin vida?


Es la pregunta que en el momento de las cabezas calientes y los corazones agitados, deseo hacerles a los venezolanos.  Adicionalmente tengo estas: ¿Lo que haya hecho, bueno o malo, el Sr. Presidente Hugo Chávez, queda guardado en su cuerpo ya muerto?; ¿Necesita la revolución planteada por él, usar de soporte, -de muleta-, a su cuerpo seco y sin vida?, o ¿será que sus sucesores políticos, lejos de su altura de pensamiento y visión, necesitan convenientemente la “presencia” del comandante para enfrentar con alguna ventaja las próximas elecciones presidenciales?...
¿Será que pretenden que sea el cadáver de Chávez el que gane las elecciones?
¿Será este el país donde un muerto, -biológicamente hablando-, sea “capaz” de ganar unas elecciones?
¿Haremos historia en Venezuela y el mundo?
¿O será todo solo un mal rato del erigido en el aire como presidente encargado?
Con semejante intención política de parte de los atrileros ahora devenidos en mandatarios y líderes políticos de máximo perfil, le estarán quitando a Hugo Chávez hasta la posibilidad de “revolcarse en su tumba”, ante las injusticias que seguramente en su nombre, pretenderán, y lograrán hacer, sus autodenominados herederos políticos, mientras que los verdaderos luchadores sociales, aquellos que veían en la política revolucionaria el medio de negociar con ética y valores, serán de a poco pero sistemáticamente, apartados y reducidos. La institucionalización de la adoración hacia un cuerpo seco  sin vida, terminará predominando sobre el pensamiento de Hugo Chávez en lo que parpadeen, mientras esa sea vía práctica y fácil para mantener y ampliar cuotas de poder político y económico.
El presidente no merece semejante destino material; su obra no merece eso.
Es un error en términos divinos, y en términos espirituales.
Es una prueba inocultable, de que la inercia sigue mandando en este país, alejado totalmente de su sentido como nación republicana, heredero de Bolívar, y no de quien acaba de morir. Solo la madurez que la sabiduría da a través de los años, permitirá dimensionar su verdadero aporte. Esto no puede hacerse al calor de los eventos recientes, ni usando como voceros a quienes se benefician directamente de sus puestos con acceso directo al poder.
Estoy seguro que ni Dios en las alturas, ni el mismo Sathya Sai Baba, en la terrenal India hace unos años, cuando aún vivía, -y del que se dice que Nicolás Maduro era seguidor-, aprobarían semejante aberración. No se puede adorar ni admirar un cadáver. Que asiáticos o rusos lo hagan con sus personajes históricos es su problema; no tenía por qué ser nuestro ese error.
Entiendo que de dejar su cuerpo enterrado en la sabana, como quizás hubiese deseado el presidente, sus huesos serian, al estar sin protección, robados por cualquier santero o brujo, buscando alentar supuestas fuerzas sobrenaturales; sin embargo, eso no es excusa para desplazar la acción al otro extremo, lejos del sentido venezolano de las cosas, y ungir a Chávez, cual becerro de oro, como el Dios que nos sacará del desierto.

Eso, no es tarea de un solo hombre, no importa cuántos barrabases elijamos, a falta de un mesías.
Aún hay tiempo para honrarlo, -en lo que corresponda, y más allá de los puntuales y graves errores-, …de la manera correcta.

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