domingo, 22 de agosto de 2010

“Llegó la hora de hacer leyes por iniciativa popular”

Estas palabras, con la cara del presidente de fondo, en las vallas publicitarias del país, es una de las tantas propagandas del PSUV, tan manipuladoras como la de todas las otras tendencias involucradas en las próximas elecciones parlamentarias, (entiéndase: oposición).

La estrategia oficialista busca endulzar el paisaje político con la idea de la legislación directa del pueblo, como queriendo, ahora si, hacer del pueblo, su propio gobierno.


¡La simpleza hecha insulto!


El tema me ha resultado particularmente difícil de tratar sin herir mortalmente la susceptibilidad de los entusiastas de lado y lado.


Eso de la “iniciativa popular” es, como muchas expresiones en política y en manos de políticos, bastante engañosa.


Veámoslos así:

¿La iniciativa popular, -es decir, la gente- tiene que trabajar por si misma las leyes que son requeridas?

¿No sirve entonces nombrar un representante-vocero en las asambleas legislativas y nacionales?

¿Cuál es la falla que existe actualmente?

¿Si la iniciativa popular erradica la necesidad de políticos tradicionales, no se volvería la misma iniciativa y el pueblo que la genera, en un político más?

¿La figura de la “iniciativa popular”, no es en si misma un dulce con el cual atraer la atención del inocente convertido en pueblo?

Y por ultimo:

Un pueblo, y un estado que no cumplen con la constitución y las leyes, ¿Se van a poner como locos, invirtiendo millones de horas hombre de “parlamentarismo”, para hacer más y más leyes que igual no se cumplirán?


La imagen idílica de un pueblo supuestamente soberano, ejerciendo esa soberanía a través de la creación sin pausa de una plétora de leyes y modificaciones constitucionales consecutivas, asfixiando con ello la constitucionalidad sólida, y desfigurando lo que apenas comenzábamos a conocer, no sirve mas que para darle oportunidades a nuevas castas políticas, a nuevas burocracias estatales, y a nuevas burguesías gubernamentales para hacerse millonarias con nuestros dólares.


Ahora, para completar, y pese a nuestra costumbre a verlo en cada ocasión que toca, una vez más el asombro se hace presente, cuando todas estas “campañas” electorales se están realizando fuera de los periodos aprobados por el CNE.

La oposición, patética y dividida por un lado, y un presidente de la republica totalmente parcializado a través de su propio partido político, creado a su imagen y semejanza, con su propia casta de ortodoxos, se ocupa sin medir la inversión necesaria, en juramentar a miles y miles de patrulleros de su tolda política, incurriendo en gastos de desplazamientos presidenciales por el país para estos menesteres, con un claro sesgo discriminatorio e irreverente.

El CNE estableció una campaña que comienza el próximo 25 de agosto a las 6:00 de la mañana y termina el 23 de septiembre, a la medianoche.

Naturalmente, mediante paredes pintadas, vallas gigantes, concentraciones en estadios y movilizaciones del presidente, de los gobernadores y de los alcaldes, el disparo de arrancada en ambos bandos, de la campaña ilegal, se dio hace ya varias semanas.


¿Y con este irrespeto a las normas se quiere hacer parlamentarismo por iniciativa popular?


O somos inocentes hasta los huesos, o somos tremendos ignorantes, o somos hipócritas de corazón. ¿Será acaso una rara mezcla de todas ellas?


Yo no quiero tener razón; yo no quiero criticar, pues les he dicho que prefiero hacer observaciones a puntos que considero, mejorables. Lo único que quiero, es ver a la Venezuela que puede ser, levantada sobre sus propios pies: los pies de cada uno de nosotros, mirando hacia el horizonte con dignidad y orgullo por el sacrificio hecho para lograr una nación anhelante de Dios, y deseosa de la paz y la prosperidad.

No quiero huir del país, como roedor que abandona un barco que parece hundirse; tampoco quiero dejárselo a los miserables corruptos e incapaces políticos que no han podido, ni antes ni ahora, sacar a Venezuela del excremento que nosotros mismos defecamos alegremente.

¡Despreciables todos ellos!, es la expresión que mi instinto me pide gritar, pero mi mente me pide aguardar con calma, recordando de corazón que todos somos una misma nación, y que debe ser el trabajo de todos juntos, el que logre primero, establecer el imperio de la justicia y la venezolanidad, y luego, a propósito de ello, podamos entonces ver como cada esfuerzo realizado en lo social, en lo económico y en lo político, se convierte en bloque firme sobre el cual construir la prosperidad que aguarda por nosotros.


No se dejen llevar por la propaganda electoral; el que es rojo se vestirá de azul, y el que es oposición se vestirá de falsa revolución. Nadie dirá la verdad, porque esta no ganará simpatías. La mentira será la gran protagonista una vez más, pero quizás por última vez: Dependerá de nosotros y de nuestra vocación de paz, armonía, verdad y trabajo para hacer de la verdadera constitución vigente y del legado bolivariano, los puntos de inicio.


No se ustedes, pero yo estoy harto de tanta incapacidad y fracaso en todos los niveles de gobierno. Venezolanos todos ellos, revestidos de autoridad inutil, que contando con todos los millones de dolares del mundo, no han hecho más que un canto a la estupidez, con las voces de los miles y miles de muertos y secuestrados en este país, que dejan en pañales a los mismos indices, pero en Colombia, con su guerrilla y todo, o a los mexicanos, con su narcoguerra incluida, juntos.

Patetica; no hay otra expresión. Patetica es nuestra situacion.

Festejamos los caramelitos y espejitos que nos arrojan al pasar la comparza politica venezolana, mientras casi todo está aún por hacer.



viernes, 20 de agosto de 2010

Chávez: Podredumbre en el Federal y Econoinvest es “más grande” que la del caso PDVAL.

Quizás sea cierto; quizás la cantidad de dinero robada, gracias a la complicidad de funcionarios o burócratas convertidos en miembros de las oligarquías gubernamentales, lograran hacer realidad la afirmación del Sr. Presidente, haciendo de la perdida de miles de toneladas de alimentos, un asunto de menos cantidad monetaria involucrada, aunque obviamente, jamás podrá tener el mismo impacto en términos de dolor, hambre, despilfarro y desfachatez como la alcanzada con este caso de los contenedores.


No importa lo que se diga: No hay excusa.


Todos estos asuntos que causan asombro e impotencia en un primer momento, tenemos que ir viéndolos como parte de un proceso mayor y de más duración que incluso, el presente periodo de gobierno, sin importar por quien sea ejercido el próximo en si mismo.

Lo hemos comentado ya.


Sr. Presidente, permítame la confianza, -al mismo tiempo que reconoce mi derecho elemental a decirle una verdad-, que el problema de esos alimentos sigue tan descompuesto, dañado e inútil, como al principio; dejar que el tiempo le cubra con la “tierra del olvido”, no logrará tapar la fetidez.

Lo que nadie acepta, (salvo los más entusiastas a su favor, que están dispuestos a perdonar este “detallito”), es que después de los cientos o decenas de millones de dólares invertidos, desviados y gozados por varios delincuentes con conexiones en el gobierno (como mínimo), sólo dos o tres “pelagatos” estén detenidos y casi desdibujados en un proceso judicial de bajo perfil.

Mientras, la negación y la minimización, siguen siendo pilares fundamentales de la política del gobierno de turno.


Lo mismo ocurre con la delincuencia que sólo ha conocido índices cada vez mayores y graves, a medida que pasan los años, independientemente de quien gobierne. Ese es el hecho irreducible.

Su pecado, digámoslo así, es que en 12 años, no ha logrado frenarla, disminuirla o tan siquiera, hacer que la sensación de que se está haciendo algo serio, exista. Se lo digo como ciudadano común.

Decir que en 20 años las cosas habrán cambiado, es como si yo viviendo en un rancho miserable, le dijera a mi familia que:

“tengan paciencia; esta situación la creó mi abuelo, que era un irresponsable y burgués despilfarrador, pero ustedes estarán bien dentro de 20 años, cuando yo logre corregir este entuerto (-y que conste que soy adulto y tengo 12 años ya viviendo allí con la familia que fundé-)”


Quisiera volver a la frase “la sensación de que se está haciendo algo serio”.

Ese incremento sostenido de la delincuencia no puede solventarse con un ofreciendo de futuro. Es muy tarde para eso.

Es muy tarde para muchos ofrecimientos, en realidad.


Si decimos 20 años para solventar el problema, como mencionó el ciudadano presidente, entonces ¿Cuántos miles de ciudadanos tendrán que morir de aquí hasta llegar a esa meta idílica?

Si asumimos 19000 muertos en 2009, ¿tendremos que multiplicar esto por 20? ¿O dirán que esa cantidad ira disminuyendo paulatinamente, y “sólo” serán 100.000 muertos más, por ejemplo?

Y así sean “sólo” 10000 muertos en los próximos 20 años: ¿Quién tiene en este o cualquier gobierno por venir la “autoridad” para ponerle nombres a todos estos muertos, y aun seguir imperturbable, como si de frías e irrelevantes estadísticas se tratara?

La superficialidad con que tratamos el tema, es la misma con la que vivimos como nación.

En 7 años de guerra en Irak, los gringos perdieron casi 4500 soldados. En el mismo periodo, se calcula que murieron unos 100.000 civiles iraquíes. Eso da unos 14.000 muertos anuales mientras duro la intervención militar.

¡Carajo!, ¡y que guerra es esta que en Venezuela nos mata casi al mismo promedio de los iraquíes!


O quedamos claros en que el decálogo de acciones fundamentales debe ejecutarse simultáneamente, tomados de las manos, o continuamos con esta caricatura de progreso que contemplamos cándidamente, mientras que la división, utilizada como herramienta clave de lucha y conquista política del actual gobierno en turno, termina de corroer irreversiblemente a la sociedad que vive (no habita) en Venezuela.


Insistamos en que sólo en conjunto de las medidas aplicadas a la luz incorruptible de la constitución y las leyes, podrá tener el doble efecto de por un lado, revertir la tendencia criminal en el país, y segundo, consigue reconstruir la fe en el imperio del alma escrita de la nación, sus leyes, quienes son elegidos para aplicarla, y todo esto en un necesario clima de inconfundible venezolanidad.

No hay atajos; no necesitamos seguir perdiendo tiempo en ensayos estériles. La perdida de alimentos ha sido patética, dolorosa y por nadie con verdadera autoridad, aceptada. La delincuencia pretendemos ahora cubrirla con la misma actitud fantasiosa con que hemos tratado el asunto de estos alimentos.


Esto es serio, y va más allá de cualquier liderazgo que se pretenda parar en el frente de esta necesidad impostergable.

Ud. Sr. Presidente, circunscribase a cumplir el rol para el que se le eligió.



sábado, 14 de agosto de 2010

“Caracas es ahora independiente del sistema eléctrico interconectado nacional”

Con estas palabras recientes del actual ministro de electricidad, independientemente de la veracidad de estas, no pude evitar traer a la mente la pregunta de ¿Por qué la premura de hacer de Caracas la gran beneficiada en Venezuela?


Entiendo que por razones estratégicas y militares, se quiera que la capital de la republica este “blindada” en cierta manera (lo cual no evita que un bombazo preciso anule cualquier planta eléctrica que mantenga esta condición); sin embargo, la pregunta surge porque sabemos, Caracas es territorio de miedo para los distintos actores políticos, como también es aún, en lo más profundo de su conciente, aunque no quiera admitirlo como ciudad, la principal beneficiaria por derecho no se venido de donde, de cuanta riqueza y recurso exista, dejando siempre al resto del país, las migajas.

No nos alteremos con esto de manera negativa; el progreso comienza admitiendo los hechos.


Caracas debe tener cuidado en no caer en las zalamerías de los políticos, que buscan en ella no el beneficio de la mayoría, sino la obtención de riqueza y status político, para lo cual, sabemos, están dispuesto a mucho. Generalmente sólo son venezolanos sin la identidad que hemos mencionado tantas veces, levantados con la cotidianidad del “que hay pa´comer”, y la viveza; no lo olviden.

Mal vamos a hacer si por estas palabras de “estar aislados del resto del sistema eléctrico”, y por tanto “a salvo de las imperfecciones propias de la provincia”, nos olvidamos de las penurias que tanta falta de estrategia y seriedad moral nos han producido. Poco a poco hemos dejado que la fantasía de una urbe moderna y que “de rango mundial”, nos obnubile y confunda, acostumbrándonos en el proceso, a convivir con los vicios y abandonos que desde los años 70, Caracas sufre indeteniblemente.


Eufemismos como la “Gran Caracas”, sólo quieren tapar la fetidez con los dedos, y desviar nuestra mirada de la realidad hacinada y nunca planificada, que no se puede mimetizar tampoco pintándola de alegres colores, teñidos de más a veces por la sangre de cientos y cientos de inocentes al año.


Mientras existan soñadores que se cubran los ojos, Caracas seguirá recibiendo de quienes la gobiernan sucesivamente, las mismas expresiones de “ahora todo va a estar bien”.


Cuando el verdadero poder popular, -el de los uno-, prevalezca democráticamente, Caracas podrá quitarse el desgastado y haraposo vestido de novia, rasgado por tanta gordura y vejez acumulada, y puesto desde aquella vez en que ella dejó plantado en el altar de la historia, a la conciencia nacional, y a la constitución que ha de llevar en el alma.


¿Independientes de qué entonces?


jueves, 12 de agosto de 2010

Jaua solicita prohibir participación en banca privada a dueños de medios.

(Titulo de noticia en el diario venezolano “el Nacional”, 11-08-10.)

Se menciona en el mismo artículo, citando al ciudadano vicepresidente: Jaua afirmó que la medida responde a que "no puede haber libertad de expresión si los medios forman parte de la concentración de la propiedad" o responden a "intereses políticos".


Bien, entonces, ¿Qué es “interés político”?

¿A que se refiere con “concentración de propiedad”?


Me gusta esta afirmación tan contundente y publica de su parte; sin duda me hace recordar aquel refrán popular: “El que a hierro mata, a hierro muere”; de inmediato también recuerdo aquella de “El pez muere por la boca”, que no deja de ser acertada en esta oportunidad.


Les explico: Para muchos, esta afirmación del segundo al mando en el gobierno actual, al no analizarla más que superficialmente, constituiría, según dirían, una muestra más de la supuesta “soberbia y ganas de controlarlo todo, por parte del gobierno con ansias socialistas”.


No voy a discutir o refutar tal afirmación, pero si puedo ahora, como les he dicho en el pasado, “voltear” la noticia, y buscarle los hechos no expresados tácitamente en la misma. (El que no se vea algo en una habitación, debido a la oscuridad, no significa ello que esté vacía)


En resumen, el asunto es éste, -y dicho por el-: “Para que exista libertad de expresión, los medios no pueden concentrarse, ni pueden responder a intereses políticos”.


Agregaría que tampoco pueden responder a intereses económicos. Estamos claros entonces.

Ahora vamos al detalle de esta información en contrasentido:


1.-“Para que exista libertad de expresión”: La libertad de expresión esta consagrada en la constitución, en nuestra alma escrita de nación. En esto no debe haber dudas ni excepciones, como tampoco permisos especiales para que alguien en particular pretenda interpretárnosla.


2.-“los medios no pueden concentrarse”: El agrupamiento masivo de medios de comunicación en manos de pocos, crea a su vez emporios de intereses que cuidar, y ello implica casi indefectiblemente, una manipulación de la información, construyendo noticias a medida.


Ahora bien, si reconocemos que es malo que estén en manos de banqueros “x” o “z”, o cualquier otra clase de inversionista con múltiples frentes económicos (seguramente con el Estado, que es el gran adinerado del país), debe quedar claro que la propiedad de ese estado, que es igual a decir propiedad de la nación, o sea, de todos nosotros, no puede transfigurarse en algo perjudicial para el mismo colectivo, cuando los individualismos políticos y económicos construidos en torno a las burguesías burocráticas activas en el poder -o a la espera de el-, tienden a prevalecer y controlarlos.


3.-“ ni pueden responder a intereses políticos”: Este punto se erige como piedra angular irreducible e inmodificable, puesto que la política verdadera de la venezolanidad, es entonces la que obedece a los mandatos constitucionales y la de sus leyes derivadas, conformando la única manera política aceptable del estado, y por tanto de cualquier gobierno en turno de administración. No hay más interpretación posible. No hay atajos; sólo trucos y engaños a partir del momento en que permitimos desviaciones en esto.


Se que no es del gusto de muchos leer estas cosas, pero no por ello es menos real, ni menos impostergable que se aplique al pie de la letra. El asunto es para reflexionarlo, y sobretodo, para decidir hacer.


Estamos de acuerdo en prohibir la participación de la banca privada o de otros sectores privados concatenados, capaces de sacar descontrolados beneficios particulares al tener la propiedad de los medios y de lo que se diga a través de ellos, pero también estamos de acuerdo en que los medios con participación o dominio pleno del Estado, no pueden obedecer a políticas particulares de gobiernos, que entonces no manifiestan sometimiento irrestricto y verificable a la constitución, en cuyos casos, se está a las puertas del despeñadero.


Lo que es bueno pa´l pavo, es bueno pa´la pava, dice el refrán popular.

martes, 10 de agosto de 2010

Reunión Chávez-Santos: El comienzo de otro “round”.

Para cuando publique esta entrada en el blog, seguramente ambos presidentes se habrán reunido en Colombia. No tengo idea de cual fue el resultado, pero si creo que podemos reflexionar, como lo hemos venido haciendo en estas semanas, sobre los actos que se han sucedido en esta obra teatral llamada relación Colombia-Venezuela.


A veces sin proponérselos, ambos gobiernos parecieran estar impresionantemente sincronizados en sus acciones externas, de cara a producir respuestas internas favorables a sus propios intereses.


Tengo la impresión de que Uribe se la jugó en perfecto acuerdo con Santos, buscando por lo menos, un par de cosas: primero, que las relaciones diplomáticas, –y comerciales-, llevadas casi a cero entre ambas naciones, de manera “informal”, pasaran a la “formalidad” de la ruptura del mundillo diplomático, donde los colombianos con su astucia, pueden de hecho, moverse cómodamente.

Segundo, “resetear” el disco (¡no el de la computadora de Raúl Reyes!) de la tesis anti burguesia colombiana de parte del gobierno venezolano: La invitación para el canciller hasta Colombia (“…trae a tu enemigo a terreno conocido y seguro”); luego, concretar la reunión en la hacienda donde murió Simón Bolívar, introduciendo al escenario diplomático, el elemento bolivariano (con su dosis consecuente de “hermandad”, “solidaridad”, “amistad” en “honor” a nuestro padre libertador). Este aspecto seguramente fue deliberadamente introducido, conociendo el perfil psicológico del presidente venezolano, y definitivamente cercano a la exhumación en Caracas de Bolívar en el panteón, aprovechando entonces la salida de Uribe, quien diligentemente y sin perdida de popularidad, podía “lanzar el resto” antes de irse para lograr llegar al fondo de la relación binacional, dejando libre el camino a Santos para cualquier buena acción conciliadora, lo que le permitiría restablecer algunos lazos, y seguramente, las relaciones económicas, tan necesitadas allá, por razones variadas.



Así, nuestra debilidad, la hemos convertido en una especie endémica de este ecosistema llamado Venezuela, y vuelve a pesar en nuestra contra, primero en la persona del presidente, luego en la del canciller venezolano y su diplomacia metamórfica, para finalmente volver al presidente venezolano, quien no ha dudado en ir en contra de la estrategia militar básica, aceptando un encuentro justo allá de donde vino la acusación. Un circulo vicioso producto de la débil identidad y floja coherencia nacional.


Creo que Colombia sale ganando en este "Round".
En definitiva, mientras nos subamos en ese cuadrilátero boxístico como pretenciosos amateurs sin técnica, terminaremos con la derrota. Este asunto sin embargo, no es de cuadriláteros y circuitos de boxeo; es de sensatez, constitucionalidad y profunda identidad como venezolanos.

domingo, 8 de agosto de 2010

“Chávez dispuesto a voltear la página con Colombia en los próximos 5 días”

(Encabezado utilizado por lo menos en una página web de noticias en Venezuela, para describir la intención del gobierno venezolano de contactar al nuevo gobierno colombiano).

Con Colombia hay que “destruir el libro” y comenzar uno “nuevo”; no pasar la página del libro donde hemos anotados algunos éxitos, pero muchos fracasos y debilidades frente al vecino occidental.

Se que a pesar de los insultos por ambas partes, el ciudadano presidente de la republica Bolivariana de Venezuela terminará de sonrisitas discretas y apretones de mano con el presidente de Colombia. Quizás hasta se reestablezcan las relaciones diplomáticas y se abran las compuertas del comercio y de nuestros dolores generosos.

El asunto no es tan sencillo, pero como les decía hace varios días, el peso de cuatro a seis millones de ciudadanos Colombianos (que no convertidos a venezolanos), viviendo en nuestro país tenía un peso específico nada despreciable, más cuando la mayoría tiene cedula de identidad venezolana, con todos los derechos electorales.


Sr. Presidente: Este asunto es delicado y terriblemente difícil de manejar sin caer en xenofobias y desprecios hacia personas como nosotros, con debilidades de identidad solo “un poco” menos fuerte que las nuestras, pero que resultan suficientes para arrasarnos hasta sin proponérselos.


Lo único que le recalco a UD. es que a 12 años del inicio de su mandato, deberíamos estar comenzando a ver ahora los frutos de una política estratégica clara en el sentido de la identidad, pero ello no ha sido posible, no pudiendo pasar de un simple suspiro anhelante.

Estemos claros en que este “libro” no puede seguirse usando. No hay que pasar la página; hay que incinerar este “libro” y comenzar uno nuevo, escuchando con sensatez y humildad profunda, la sabiduria de la historia de nuestra querida patria.


Existe una constitución y unas leyes. Apliquémoslos.

“Comunicado del ELN: Trabajaremos con Venezuela para buscar salida política al conflicto”

No se como decirlo en palabras escritas sin sentir calentura; no es fácil hablar de esto sin que alguien de algún sector me acuse de intolerante, mientras que los familiares de los cientos de soldados venezolanos muertos a manos del ELN y las FARC me subrayen por la falta de contundencia.

Lo cierto es que debo tomar partido a favor de los asesinados y secuestrados: Venezuela no puede perdonar a quien jamás a pedido perdón por sus abominaciones, manifestándola mediante un acto de sumisión a la justicia.


El gobierno de Venezuela no puede entrometerse en la autodeterminación del pueblo colombiano, como no quiere aceptar intermediación de nadie frente a nuestras diferencias binacionales.

O somos contundentes, o somos hipócritas. Decidamos.


Sólo podemos desearles éxito en sus propias diligencias de paz: Nosotros debemos limitarnos, ante la ya mencionada debilidad como nación, en repeler, apresar y enjuiciar, a cuanto delincuente y asesino intente cruzar la frontera.

No hay más. NO HAY NEGOCIACIÓN POSIBLE


Las guerrillas colombianas no necesitan de nuestro “liderazgo endógeno”. Requieren de nuestro carácter y testículos bien puestos, para hacer valer la constitución y las leyes. Nada más.

Disculpen la expresión, estimados compatriotas. Hay dolor ante tanta impunidad.

“Chávez: La inflación en mi gobierno ha sido menos que la de Caldera II y de CAP II”



Si, quizás sea cierto: posiblemente si vemos cada cien por ciento de inflación acumulados como un puñal en la espalda, entonces el gobierno de Caldera II o el de CAP II, nos clavaron más puñales que el gobierno de Chávez. Sin embargo:

¿Cuál es la diferencia entre morir por 100 puñaladas que por 25?


Respetado ciudadano presidente:

Lo imperdonable es la existencia de la puñalada en si misma; es decir, de la inflación descontrolada, como imagen de incapacidad de administración publica.


Inflación es inflación, y punto.

No importa cuanto me aumenten el sueldo; cada vez compro menos.

Ah!, y las camionetotas no las compra el pueblo al que pertenezco: la compran los políticos y “empresarios” que se alimentan de su gobierno estimado presidente.


No deje que le manipulen números, pues no convencen:

Según sus cifras presentadas, la inflación promedio del “gobierno de Chávez” ha sido de 22.2%, lo que por 12 años es igual a: 266.4%.

Mientras, la inflación de Caldera II (59,6%) por 5 años = 298%, y CAP II (45.3%) por 5 años =226.5%.

Así, resumiendo los parciales números que nos ofrecen para “minimizar” el impacto inflacionario del presente gobierno, tenemos:

Caldera II =298.0%

CAP II =226.5%

Chávez =266.4%


NO hay mucha diferencia entre la cantidad de “puñales” si lo vemos, así, ¿Verdad?

Es más, si saco la media de los dos primeros gobiernos tenemos que:

298.0+226.5= 524.5 /2=262.25%

¡Eso es menos que la de Chávez!


Ciertamente estoy haciendo cálculos ligeros, pero no más “ligeros” de los que los políticos nos muestran a diario, sin profundizar en la infinitud de variables existentes, que sin embargo, giran todas en torno a nuestra incapacidad para administrar con venezolanidad y sentido bolivariano.

Entonces, ¿Qué diferencia hay entre las “100” puñaladas de antes, con las “25” de ahora?;

¿Acaso no me “matan” igual?


Insisto: Inflación es inflación. Fracaso es fracaso, y punto.


Hay que cambiar de estrategia, de política económica y de esa mentalidad ligera que nos hace dilapidar recursos.


OEA, UNASUR, y la autodeterminación de los pueblos tirada a la basura.

“La autodeterminación no significa que tengamos sólo el derecho a decidir que tanto nos dolerá el aceptar lo que nos imponen”

“La autodeterminación de los pueblos es el derecho que tenemos ha decidir qué y cómo queremos ser en términos de nación, lo cual implica respeto mutuo”.


Como les decía, probablemente el tema se desinfle en lo que no le sea útil a algún político, pero igual es necesario traer esto a la mesa para no perder la memoria ante tanta torpeza, aprovechando la manera en que el asunto de la denuncia colombiana se puede salir de contexto premeditadamente, pese a las palabras contradictorias de algún bando, al solicitar alguien fuera de esas dos partes involucradas, la formación de comisiones internacionales sobre un asunto que es, insisto, netamente binacional.

La OEA (la gran madre) sabemos, es el reino de la hipocresía; UNASUR se está levantando como fiel imagen de su Sra. Mamá. Pienso que lejos estamos de crear una sólida organización de defensa suramericana. Los intereses mezquinos son enormes y difíciles de ocultar. Simplemente hay demasiados países en esta región con la ambición de ser lideres, y como decimos acá, terminaremos siendo “Muchos caciques y pocos indios”.

No, no soy irónico ni irreverente ante esta realidad: Es que el sólo ejemplo de la conducta continental en general asumida ante el caso interno de Honduras, es una buena ilustración ante nuestras contradicciones. Le aplicamos sin parpadear a Honduras, las mismas medidas que en su momento, se aplicaron a Cuba, exacerbado esto ahora por el hecho de que la misma Cuba terminara sin dudarlo, aupando y aplicándole a Honduras las mismas acciones aislacionistas que sufrió desde los 60. Pura hipocresía.

Ahora, el tema interno de Colombia –la génesis de su cáncer convertido en guerra y delincuencia “endógena”-, y el de Venezuela su tolerancia hacia todo aquello que confronte al “colombiano gobierno burgués”, en vez de manifestar una clara identidad nacional a partir de cada hito fronterizo-, se busca elevarlo a instancias intervencionistas externas, bajo eufemismos engañosos como solidaridad, hermandad, y amistad.

Cuando el polvorín levantado premeditada y torpemente por A. Uribe y anhelado en asentarlo a escupitajos por H. Chávez, finalmente desaparezca, podremos ver quizás a dos países que terminaron más expuestos que nunca a la perdida de la tradicional soberanía, en pro de un nuevo estilo de soberanía “Light” monitoreada por las “benévolas” organizaciones internacionales mencionadas y por lo menos, aprobado de alguna manera por el nuevo presidente colombiano, el Sr. Santos.

Miren queridos amigos compatriotas: No se puede seguir andando por un camino sin sentido de nación constitucional, por estar atentos a cuanto canto político utópico personalista nos canten; La firmeza de carácter nacional, de estado, no implica soberbia, ni rudeza hacia quienes no compartan ese camino. La hermandad va más allá de complacer gustos, y al igual que en una familia, un hermano no puede malcriar a sus otros hermanos de manera perenne. Finalmente, deberán confrontarse y acordar mecanismos de respeto.

Así, Colombia y Venezuela deben dejar a un lado las soberbias, reconocer sus limitaciones, ponerle plazo de finalización a los asuntos pendientes fronterizos, y proseguir en sana tolerancia, sus relaciones históricas, por demás perfeccionables.

Ambas naciones deben dedicarse a sus asuntos internos, en el más estricto apego al concepto de autodeterminación de los pueblos. En Venezuela existen demasiados problemas tercermundistas; excesivos vicios, e insuperables fallas, si se continúa en esta negación de las debilidades y la disgregación reinante.

Colombia marcha por similar derrotero: Aún la cocaína y la delincuencia son importantes productos de exportación suyos.

Una vez más en Venezuela, el día que ante un caso como PDVAL, veamos a decenas de autoridades publicas renunciar, pedir perdón y ponerse a la orden de las autoridades justas que investigan para la aplicación de las leyes inspiradas por nuestra constitución, mientras que voluntariamente anotan sus nombres en el libro nacional de los errores cometidos, veremos ante nosotros el principio de todo lo bueno que aguarda por esta nación.

Mientras, el chiquero en el que nos deslizamos hacia lo peor, seguirá lubricando y ensuciando todo a su paso.

No permitamos que falsos asuntos internacionales, estimulados a la sombra de organizaciones como UNASUR y OEA, nos distraigan de lo verdaderamente importante.

Decidan ustedes que es lo importante.


¿De qué se trata eso de una asamblea nacional plural?

(Pluralidad: a.-“Cualidad de ser más de uno”; b.- “Por mayoría”.).

Es algo de lo que se escucha cada vez con más frecuencia en el vocabulario de los políticos que no comparten el proyecto político del presidente en ejercicio. Creo que muy a pesar de muchos de ellos, la necesidad de unión y acuerdo pesa más que el visceral deseo de triunfo personalista. Obviamente jamás escucharán semejante expresión (plural), en los candidatos del oficialismo pues ello seria admitir que una porción de la asamblea podría no ser chavista, lo cual electoralmente, de cara a la campaña por venir, seria, aunque cierto, un hecho necesario a ocultar convenientemente.

Podríamos decir en general que hacia allá, hacia el uso de la definición de pluralidad, van todas las “piedras” que la inquietud del venezolano está arrojando; el detalle es que no creo que estemos claros con qué propósito.

Esto puede ser delicado: La pluralidad debe verse como el concepto fundamental de un “peldaño de la escalera”, pero no como “la escalera” misma. Pluralidad no implica tampoco “que cada quien diga y haga lo que le de la gana sin consecuencia alguna”.

Permítanme explicarles, usando a esta estructura como el elemento grafico para ello.

Es un peldaño porque indiscutiblemente, de la diversidad de perspectivas sobre una dinámica común como lo es la vida en sociedad humana circunscrita a un entorno nacional, surgirán inquietudes y propuestas variadas, que contrastadas unas con otras, ofrecen la oportunidad de superiores reflexiones y más sabias decisiones.

Ahora bien, como peldaño, debe su capacidad de soporte de transición en el movimiento de avanzar por la escalera, a esta ultima: a sus largueros, a su ángulo de inclinación, a la existencia de peldaños previos, y posteriores, y al hecho de que ella va de un punto a otro, siendo su razón de ser y la necesidad de su creación.

Llevémoslo a la sociedad y a su asamblea:

La polémica, la disensión, la discusión y el contraste sólo son posibles en ese escenario, al existir una estructura que las rija, que las controle, y no permita ir más allá de los pasos, procedimientos y principios establecidos previamente con la sabiduría que los años posibilitó plasmar en la constitución.

Así, el peldaño que la asamblea es, en su pluralidad, permitiría el contraste de ideas políticas, siempre encajadas en la tela de la constitución. Ella misma, junto con las leyes que inspira, son los largueros de la escalera, y los demás peldaños, el resto de las instancias que permiten la interacción de la sociedad con ella misma y con sus mecanismos de razonamiento político-económico: poder judicial, poder electoral, etc.

Una asamblea unicolor, “monopensante”, si me permiten el término, ahoga cualquier idea que por muy buena que sea, no provenga de la “fuente autorizada”. Ello deforma por completo la esencia de la escalera como herramienta de trabajo, y limita casi absolutamente cualquier empuje evolutivo, que no sea el mismo generado por el conflicto humano que sentirse atado, supone.

Recordemos que la oposición en Venezuela tiene la culpa de que sólo el pensamiento subordinado a la mente del presidente en funciones, y a los intereses propios de cada parlamentario domine dicha asamblea. El gobierno en ejercicio permitió eso igualmente a conciencia, -al igual que el resto de los poderes doblegados una vez más sólo por conveniencias particulares-, sabiendo que ello suponía convertir dicho poder legislativo, en una sucursal político-partidista del entonces MVR, y el ahora PCHUV; ¡perdón!, ¡quise decir PSUV…!

En fin, justamente la valía de la situación presente es enseñarnos la importancia de la diversidad sensata, de la pluralidad ceñida al espíritu de la constitución.

El conservadurismo solo riñe con el desenfreno liberal; por eso la importancia de una superestructura moral que hemos definido como venezolanidad, cuyo libro, a parte del de Dios, sólo puede ser el de la constitución aprobada por todos.

Se que no es fácil. Se que en estos tiempos en los que no sólo todo se pone en duda, sino que ya se exige poner reglas a lo que antes era inaceptable, es la medida que usamos quizás erradamente para definir el progreso.

En resumen, la pluralidad y su conveniencia, es cosa a decidir por cada ser con capacidad de pensamiento, que pueda votar en las próximas elecciones parlamentarias que se produzcan.

Como siempre, quizás no prive la sensatez, pero sin duda, las lecciones quedarán para celebración de unos, y sufrimiento de otros.

Lo relevante es que como nación, nuestro colectivo no pierda otra oportunidad de exigir respeto por parte de los políticos venezolanos, devenidos a menos en lo que sigue siendo, desde los años 70, la parodia democrática en la que vivimos.

Peores países y sociedades existen en el mundo. Sin embargo: ¿Por ello nos conformaremos con tan poco?