viernes, 20 de agosto de 2010

Chávez: Podredumbre en el Federal y Econoinvest es “más grande” que la del caso PDVAL.

Quizás sea cierto; quizás la cantidad de dinero robada, gracias a la complicidad de funcionarios o burócratas convertidos en miembros de las oligarquías gubernamentales, lograran hacer realidad la afirmación del Sr. Presidente, haciendo de la perdida de miles de toneladas de alimentos, un asunto de menos cantidad monetaria involucrada, aunque obviamente, jamás podrá tener el mismo impacto en términos de dolor, hambre, despilfarro y desfachatez como la alcanzada con este caso de los contenedores.


No importa lo que se diga: No hay excusa.


Todos estos asuntos que causan asombro e impotencia en un primer momento, tenemos que ir viéndolos como parte de un proceso mayor y de más duración que incluso, el presente periodo de gobierno, sin importar por quien sea ejercido el próximo en si mismo.

Lo hemos comentado ya.


Sr. Presidente, permítame la confianza, -al mismo tiempo que reconoce mi derecho elemental a decirle una verdad-, que el problema de esos alimentos sigue tan descompuesto, dañado e inútil, como al principio; dejar que el tiempo le cubra con la “tierra del olvido”, no logrará tapar la fetidez.

Lo que nadie acepta, (salvo los más entusiastas a su favor, que están dispuestos a perdonar este “detallito”), es que después de los cientos o decenas de millones de dólares invertidos, desviados y gozados por varios delincuentes con conexiones en el gobierno (como mínimo), sólo dos o tres “pelagatos” estén detenidos y casi desdibujados en un proceso judicial de bajo perfil.

Mientras, la negación y la minimización, siguen siendo pilares fundamentales de la política del gobierno de turno.


Lo mismo ocurre con la delincuencia que sólo ha conocido índices cada vez mayores y graves, a medida que pasan los años, independientemente de quien gobierne. Ese es el hecho irreducible.

Su pecado, digámoslo así, es que en 12 años, no ha logrado frenarla, disminuirla o tan siquiera, hacer que la sensación de que se está haciendo algo serio, exista. Se lo digo como ciudadano común.

Decir que en 20 años las cosas habrán cambiado, es como si yo viviendo en un rancho miserable, le dijera a mi familia que:

“tengan paciencia; esta situación la creó mi abuelo, que era un irresponsable y burgués despilfarrador, pero ustedes estarán bien dentro de 20 años, cuando yo logre corregir este entuerto (-y que conste que soy adulto y tengo 12 años ya viviendo allí con la familia que fundé-)”


Quisiera volver a la frase “la sensación de que se está haciendo algo serio”.

Ese incremento sostenido de la delincuencia no puede solventarse con un ofreciendo de futuro. Es muy tarde para eso.

Es muy tarde para muchos ofrecimientos, en realidad.


Si decimos 20 años para solventar el problema, como mencionó el ciudadano presidente, entonces ¿Cuántos miles de ciudadanos tendrán que morir de aquí hasta llegar a esa meta idílica?

Si asumimos 19000 muertos en 2009, ¿tendremos que multiplicar esto por 20? ¿O dirán que esa cantidad ira disminuyendo paulatinamente, y “sólo” serán 100.000 muertos más, por ejemplo?

Y así sean “sólo” 10000 muertos en los próximos 20 años: ¿Quién tiene en este o cualquier gobierno por venir la “autoridad” para ponerle nombres a todos estos muertos, y aun seguir imperturbable, como si de frías e irrelevantes estadísticas se tratara?

La superficialidad con que tratamos el tema, es la misma con la que vivimos como nación.

En 7 años de guerra en Irak, los gringos perdieron casi 4500 soldados. En el mismo periodo, se calcula que murieron unos 100.000 civiles iraquíes. Eso da unos 14.000 muertos anuales mientras duro la intervención militar.

¡Carajo!, ¡y que guerra es esta que en Venezuela nos mata casi al mismo promedio de los iraquíes!


O quedamos claros en que el decálogo de acciones fundamentales debe ejecutarse simultáneamente, tomados de las manos, o continuamos con esta caricatura de progreso que contemplamos cándidamente, mientras que la división, utilizada como herramienta clave de lucha y conquista política del actual gobierno en turno, termina de corroer irreversiblemente a la sociedad que vive (no habita) en Venezuela.


Insistamos en que sólo en conjunto de las medidas aplicadas a la luz incorruptible de la constitución y las leyes, podrá tener el doble efecto de por un lado, revertir la tendencia criminal en el país, y segundo, consigue reconstruir la fe en el imperio del alma escrita de la nación, sus leyes, quienes son elegidos para aplicarla, y todo esto en un necesario clima de inconfundible venezolanidad.

No hay atajos; no necesitamos seguir perdiendo tiempo en ensayos estériles. La perdida de alimentos ha sido patética, dolorosa y por nadie con verdadera autoridad, aceptada. La delincuencia pretendemos ahora cubrirla con la misma actitud fantasiosa con que hemos tratado el asunto de estos alimentos.


Esto es serio, y va más allá de cualquier liderazgo que se pretenda parar en el frente de esta necesidad impostergable.

Ud. Sr. Presidente, circunscribase a cumplir el rol para el que se le eligió.



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