domingo, 3 de octubre de 2010

Dos partes en un mismo periodo histórico: La cuarta y la quinta republica (II).

Comentaba en la anterior entrada al blog, como ese proceso de respiración nacional, se sucedía y garantizaba con ello la permanente aireación de la vida republicana, independientemente de lo convulsionado que se viera el panorama, ya que la escala de tiempo de un país, es forzosamente distinta a la de los seres que la habitan.


Ahora, siguiendo con la reflexión, deseaba ampliar puntualmente un aspecto del mismo: La etapa de espiración.


Les decía que ésta, a mi modo de ver, tendría puntos reconocibles que delatarían el final, aunque más en detalle sea el comienzo del final de la misma, dado que la transición hacia el otro “proceso respiratorio” (y aquí viene lo difícil), no necesariamente será pacifico, o suave. Me explico:


El comenzar a reconocer con seriedad, como colectivo nacional, que existen punto impostergables en nuestra rectificación social, que traerán incluso más de una forma de “stress”, no significa que la transición será suave en modo alguno. Por eso les decía la vez pasada que quizás nuestro mas grande sacrificio esté profundamente atado o vinculado a la necesidad de “ceder” en nuestra natural viveza criolla (fruto del individualismo instintivo, ante la carencia de una concepción nacional mejor definida), frente a la constitucionalidad y las leyes que le acompañan, ya que resulta ser esta (la viveza), como ya sabemos, un fenómeno inversamente proporcional a nuestro sentido de identidad venezolana, es decir, de venezolanidad republicana.


En resumen, y para no extenderme en algo que es tan puntual como les dije: El final de esta segunda etapa respiratoria, se asemejará a ese breve lapso de tiempo en el cual no se respira, justo antes de comenzar la siguiente inspiración. La vida del país quizás parecerá estancada, sin salida, con todos sus vicios y debilidades al descubierto, sin alternativas políticas claras.


Será como aquel adolescente del que hablábamos hace tiempo: Después de probar muchas cosas, quedará vacío, cansado por tantas conductas inútiles experimentadas, y sordo por escuchar tantas estridencias ajenas a sí mismo. Luego vendrá el despertar imperceptible, donde se es quien se es.


Quizás tengamos que ir mas hacia atrás en la analogía biológica con un ser vivo, y decir que tal vez incluso, no sea la respiración de un adolescente de la que hablamos, sino la de un bebé, justo antes de nacer, en aquel momento en que fuera del vientre materno, el médico lo nalguea si es necesario, para que aquella primera reacción autónoma en el exterior de su mundo cómodo de antes, sea la del profundo respirar, con el llanto y la desorientación que le acompañan.


Así estamos nosotros, queridos compatriotas. No sueñen; no hay otra realidad. Perdónenme cuando les digo que apenas estamos por nacer; por eso somos aun un país sin identidad ejercida; por eso somos una Venezuela sin venezolanos ni venezolanidad, permeable a todo y por todos.


Pueden llamarme exagerado o loco; no importa. Eso no cambiará la realidad en la que ustedes viven también. Después de todo, cambiar la realidad nacional no es una labor de uno, sino una labor de la mayoría.

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