lunes, 16 de noviembre de 2009

Hacia el país de potente estrategia (I)

Ya que hemos establecido lo importante que resulta crear una estrategia nacional de crecimiento, sigamos las cuatro vertientes básicas para la estabilidad familiar y social mencionada en el pasado. Decíamos en una de las primeras entradas del blog: “Una familia sólo puede comer establemente y en paz, si su mesa cuenta con sus cuatro patas: Educación, Seguridad, Bienestar social y Trabajo. “.

Estas son las cuatro partes que la estrategia venezolana debe cubrir; todas al mismo tiempo, de manera tal que la sensación de injusticia, que siempre se yergue como el catalizador de la desesperanza, la ignorancia y el resquebrajamiento social, den paso a un ambiente de justicia, que al fin de cuentas, despeja el camino entre Dios y el pueblo. (Recuerden la frase que les invitaba a reflexionar al principio del blog; ¡no es cuento!

A medida que nos adentramos en los diversos componentes de cada “pata” de la mesa, vemos que la situación, frente al análisis necesario, se va poniendo difícil. No quiero proseguir sin detenerme brevemente en lo que para mí, es cada componente, como mínimo:

Educación: Se refiere a la educación básica, a la técnico-profesional y a la universitaria-profesional. Ningún menor de edad puede estar sin estudiar. Ningún mayor de edad puede estar sin trabajar, y sujeto a entrenamiento-tecnificación laboral, y esto último (lo referente a la obligatoriedad del trabajo en mayores de 18 si no se encuentran estudiando), tiene que ser deber y derecho desde la misma constitución. Obviamente, existen excepciones, como las de tipo medico y/o psicológico. Inicialmente la planificación estratégica buscará que todo niño estudie. No todos llegarán a ser productivos al nivel que se pudiera desear, pero ello aumentará el nivel cultural de la población y de la sociedad, a medida que las generaciones pasen.

Seguridad: Se refiere, justamente, a que la población pueda estar tranquila en cualquier sitio y hora. Ni amenazas internas a la vida, ni mucho menos externas, puedan afectar la psique del venezolano. El imperio, pero de la ley y del sistema judicial, debe ser omnipresente en todo el territorio. El reclamo de un solo ciudadano debe ser suficiente para que el estado ágilmente reaccione. El verdadero poder popular, es el poder de uno”.

Bienestar social: una estructura de seguro social clara, eficiente, honesta y oportuna, son vitales. Mientras existan ingresos como los actuales, la educación básica, la salud y el aporte de una pensión básica obligatoria a los mayores de 60 años, deberán existir.

Trabajo: Reglas claras en lo político, administrativo y económico, que amparen al trabajador y a la nación, al mismo tiempo que estimulen a quien en honrada hora tenga una idea que produzca trabajo y riqueza, son condiciones inobjetables para que la población logre obtener un trabajo digno. No existe teoría social o económica capaz de excusar a la dirigencia política, para no conseguir este objetivo en Venezuela, por lo menos durante los próximos 100 años.

La estrategia para estos cuatro aspectos fundamentales, estará acompañado de un cronograma, que permitirá evaluar lo aplicado y los resultados, llegado a ciertos hitos prefijados, y no retrasables ante cualquier excusa. Recuerden que los tiempos de revisión, deben ser menores a los periodos de los gobernantes, a fin de que podamos cambiarlos cuando estos no cumplan su función. Dada la actual situación deteriorada, debemos hablar quizás de evaluaciones a los seis meses, al año, a los dos años, a los 5 y a los 10, a partir del momento del arranque. Una revisión mayor debe darse en la marca de los 5 y los 10 años, a fin de establecer la dirección de trabajo para los siguientes 25 años.

El lenguaje político deberá ser constitucional, venezolano, equilibrado e inspirador; la gente mas humilde de este país, producto como sabemos del abandono y el desatino gubernamental por décadas, no quiere que se le hable como a pobres iletrados, necesarios solamente para el adoctrinamiento que los haga dependientes del partido y el estado, sino como a ciudadanos que por derecho, al ser venezolanos o extranjeros legalmente residenciados, deben ser atendidos, evitando con esto que un mega estado, actuando como muletas, permita al condenado a la injusticia y pobreza social, dar eternos y miserables pasos durante toda su vida.

El gobierno, que debe ser fiel reflejo del estado institucional, tiene por delante el lograr de manera planificada, el equilibrio nacional, lo que forzosamente llevará años, y como decíamos, más de un gobierno.

No podemos seguir construyendo sobre bases débiles y fracturadas; ese ha sido también la visión y el empeño del actual presidente de la nación, y aunque el tomara un rumbo ligeramente distinto al que propongo, no por ello podemos menospreciar el intento hecho. Insisto en lo importante que es sacar provecho de lo bueno y lo malo practicado hasta hoy; todo será necesario evaluarlo para poder avanzar. Cientos de políticas han sido ejecutadas siguiendo la estrategia presidencial, que a fin de cuentas, viene también a ser un intento último para el actual gobierno, de enderezar a una Venezuela que se balancea sin equilibrio, aunque en ello haya invertido parte del esfuerzo finalmente en construir sobre lo roto ya.

Simplemente hay mucha corrupción, y nuestra descomposición como sociedad, -tan mencionada ya en este blog-, se aproxima ya al final de la propia enfermedad que generó. La política para enmendar el daño, debe venir desde arriba, mientras que la voluntad titánica para exigirla y luego aplicarla ha de ser del pueblo como colectivo social, y no puede estar sino acompañado de administradores del dinero y la justicia publica, incorruptibles, dispuestos incluso a sacrificar su permanencia en el país, luego de pasado el durísimo periodo de tiempo que requeriremos al aplicar inicialmente la estrategia nacional de desarrollo.

Bueno amigas y amigos compatriotas, no me pidan largas proclamas alentadoras; eso se lo deben pedir a un político…

La potente estrategia, que busque impulsarnos a todos como sociedad, permitirá que la constitución se exprese cabalmente. No necesitamos ninguna refundación épica; solo ser sinceros con nosotros mismos como pueblo, y estar dispuestos a aplicar las reglas que nuestra venezolanidad ya ha escrito.

Ya sabemos cuales son las metas. Hablemos ahora de cómo llegar a ello.

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