martes, 10 de mayo de 2022

El tiempo parece no correr, cuando se trata de injusticias que no terminan de pasar.


Cinco años han pasado desde que monté esta imagen que ven ahora, y que no terminé usando en el blog. Tras ese tiempo, hoy sólo una figura sobra en ella.

Cinco años que demuestran como el poder cimentado en tan pocos individuos bien organizados, fueron suficientes para apoderarse de un país que ya de por sí estaba sumiso e impotente ante un solo liderazgo mesiánico.

Cinco individuos y un presidente parecieran ser suficientes -siempre con chequera en mano-, para comprar a un país y ultrajarlo hasta desfigurarlo y reducirlo a una colonia, pero lo cierto es que no: una segunda mano, (esta vez la "derecha", la de la oposición), ha sido tan necesaria como la primera para poder garantizar el lento y angustioso giro hacia el precipicio de todo un ex-país, digitando cada acción e inacción, con coordinación conocida o no, por personeros claves como Guaidó, López, Ledezma, Allup, Borges, Radonski y hasta Machado.

Así, "Una mano lava a la otra" ...

 

La falta de un liderazgo resulto fatal para la República;  la "Torre de Babel" que fue nuestra sociedad, -demasiado hinchada y arrogante como para bajar la cabeza y escucharse a sí misma-, resultó al final en el parto prematuro de múltiples liderazgos famélicos, con retrasos cognoscitivos e incapacidades para crecer, que condenaron al país a caer y ceder ante un grupo de ambiciosos que encontraron en la cofradía y la mafia, el ardid para apropiarse de todo lo que no sabíamos defender.

Creímos en gigantes, solo porque al estar acostumbrados a vivir arrastrados en el suelo, confundimos la sombra de un enano con cualquier cosa mas grande que nosotros mismos, y lo celebramos.

Luego presupusimos arrogantemente la "propiedad por herencia" de la Libertad misma, sin que fuese necesario ningún ejercicio colectivo de ciudadanía u odioso deber, y asumimos  que en caso de perderla (a la libertad), con alzar la voz algunos, -y arrodillarse otros-, nos la vendrían a regalar sin pedir nada a cambio.

 

Error fatal.

La vida de una nación ha costado.

 

No creímos en nosotros mismos; redujimos el ejercicio del deber ciudadano a una "ridiculez" digna de bochorno para aquel que la practicara, y con ello abrimos la caja de Pandora que resultaba de dejar que los que menos dignidad exhibían entre nosotros, tomaran el control en nombre de la mayoría, solo hasta hacer de esta (a la mayoría), un elemento no determinante y hasta descartable, en el mantenimiento del poder por el poder mismo.

 

Ahora nos encontramos a la misma distancia de lo ideal, y de lo pragmático; exactamente a la misma distancia de la esclavitud, y del servilismo, como lo estamos del coraje, y de la organización; a la misma distancia también del liderazgo que nos hundió, y del liderazgo que aún sin nombre claro, está por florecer.

 

En el medio de la nada nos encontramos, y decidir la dirección -o a falta de decidir, que algunos más lo sigan decidiendo por nosotros-, también es una realidad que espera a que nos desnudemos de la ambigüedad que insistimos en vestir. 

 

¿Les damos cinco años más, o nos decidimos a conquistar la libertad?

 

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