sábado, 15 de julio de 2017

Julio 16: Día para ejercer en lo personal el art 350.

Ya no queda de otra: Caída la democracia y levantada la dictadura en la dura transición del autócrata gobierno de Chávez hasta al corporativo gobierno de Maduro, solo falta a los ojos de los usurpadores, constitucionalizar el régimen mediante el uso fraudulento del poder popular secuestrado.

La sádica etapa que vivimos solo se antoja similar a la generada por la cuarta república en sus tiempos finales, y darse cuenta de ello, aunque sea duro transitarla (la etapa), da algún fresco por tiempos más sensatos y éticos que pueden llegar.
Mientras, solo queda la ruda realidad: Si se quiere cambio, se tiene que hacer algo distinto.
Imposible empujar un cambio en el marco constitucional sin explorar las opciones que el espíritu de la ley nos ofrece; por eso, aunque las preguntas de la consulta popular podían ser mejores y más inclusivas, (repite los errores de la MUD en este sentido, de creerse soberanos de todo lo que pretenda diferir del actual régimen), lo cierto es que es mejor opción que nada, y sin posibilidad de alternativa a la vista, votar este 16 y negar el ejercicio personal del voto el 30 de Julio, -no asistiendo-, se erigen como únicas alternativas pacificas al intento de constitucionalizar falsamente este porquería de gobierno devenida en dictadura de la estupidez... de un pueblo que no ha sabido darse un lugar en la grandeza de lo humilde y moral.

Maduro y Cilia son "exitosos" cuando medimos el éxito en términos de logros netos al mantenerse en el poder, aunque no sean éticos en lo absoluto, y que resulten más bien de un fracaso colectivo en lo moral, donde no representen más que a unos guardianes y cobradores de peaje en las puertas del infierno que nos hemos labrado; junto a ellos una pléyade de inmorales que no se bajarán solo del burro aterciopelado que ha resultado ser el pueblo de Venezuela.

Intentemos este 16J moverles el piso: No a los que usurpan el poder, sino a la gente que aún no termina de comprender lo que pasa en el país: la pretensión burda y descarada de constitucionalizar la dictadura de los pocos sobre los muchos. 

El 30J yo no voto, y quizás con ello pierda mi puesto laboral.
No importa; si así ocurre lo haré con la frente en alto, pues no  habría sido cómplice de esta pretensión contraria al más elemental sentido bolivariano.

Nos vemos más allá del miedo, donde el valor debe empuñarse y construir un inédito episodio en la vida de Venezuela.

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