miércoles, 16 de abril de 2014

El gobierno gana; el resto pierde.


A propósito del título, quisiera decir que todos perdemos con la situación actual, pero sé que los altos personeros de turno en el gobierno, como muchos en el oposicionismo oficial, pueden irse junto a todas sus familias, del país fácilmente en cuanto la situación se volviese para ellos “incomoda”, y ello gracias a las cuentas bancarias y los negocios que han podido levantar a costa del dinero robado a la nación. Así las cosas, solo los de a pie, nos quedamos aquí, viendo que hacemos con tantos errores apilados, como columnas que se levantan hasta el cielo.
Con unas “reuniones por la paz” hábilmente orquestadas por el gobierno, y secundadas por la torpe oposición oficial, hemos sido testigos presenciales, -por desgracia-, de cómo decenas de muertos, cientos de detenidos y demasiados torturados y vejados, no sirven de nada a la hora de intentar que el gobierno rectifique, o que la oposición se rinda ante la evidencia de su incapacidad para generar confianza y cambios en el país.
Es terrible ver como muertos, heridos, apresados y manifestantes aún aferrados a una esperanza casi vacía de idea concretas y congruentes con una realidad total, simplemente son ignorados por el gobierno, (cuando no son despreciados y señalados con cualquier descalificativo grosero y sin sentido), con lo que éste gobierno en definitiva, continúa su camino sordo hacia la realidad.
El gobierno se siente triunfante ante el cuadro actual, pues ha logrado su objetivo de mantener intacto su poder totalitario, al descalificar toda opinión contraria, al tiempo que apresó a todo quien lo retara.
El problema que tienen ahora, -y que intentan manejar de la misma manera que con el resto de las cosas-, es como restar el impacto que ha tenido este proceder sistemático y cubanizado contra la protesta, que en verdad no hizo más que acelerar la bofetada que los aún adormilados, tuvieron que recibir para comenzar el largo proceso de despertar político hacia una realidad como mínimo, incomoda.
Lo más dramático, sin embargo, es ver que no hay opción política pública en progreso actualmente: Sin liderazgos montados en una tercera vía conciliadora (lo que implica el no ser “alcahueta” de las dos partes inútilmente confrontadas hoy), capaz de ser creíble para ambas partes poblacionales políticamente activas en la nación, no habrá manera de iniciar un camino distinto.
Entendamos algo: Aún no hay madurez para trabajar sin “cabezas visibles”; el tiempo de las comunidades rigiendo activamente cada decisión nacional, mediante representantes controlados adecuadamente, -en un verdadero sentido de lo que participativo es-, no ha llegado, y visualizarlo se pierde en los laberintos de las utopías de comunistas y capitalistas recalentados.
Sandeces van y vienen: Que si… Capriles cree que salió “intacto” de su error al entregarle la presidencia a Maduro en el 2013 y por eso la patética manera en que Maduro lo desprecia hasta a la hora de darle la mano (ver foto); Que si Ramírez jura que la revolución económica ha sido un “éxito”; Que si Nicolás afirma que las manifestaciones han costado al país 15 mil millones de dólares, (como si Venezuela tuviera la capacidad productiva de Corea del Sur o de Alemania y esta se hubiera visto entorpecida para ser exportada); Que si Maduro dice que la polarización es “normal y sana” en cualquier democracia; Que si Maduro dice que él y la mayoría del país, duermen como “un bebé”, etc.…
¿Cuánta sangre debe ser derramada para que la nación reaccione?
¿Dónde está el error?
¿Será porque la sangre derramada hasta hoy, no ha pertenecido a ningún político?

En fin, la economía y el país están de “maravilla”, en medio de la “felicidad” que nos rodea; es decir: Los “pelaos” (todos nosotros) en el medio, y los políticos, empresarios y usureros alrededor.

Sigamos así, pero recuerden: El dolor será mayor con cada vida perdida, lastimada o encarcelada que se amontone en el lodazal en el que se ha convertido la sociedad venezolana.

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