miércoles, 9 de abril de 2014

Demostrando que el dialogo no guarda relación con la solución en Venezuela.

El oficialismo y el "oposicionismo oficial", se preparan para verse las caras formalmente, luego de negociaciones encubiertas e impronunciables en publico, aunque ellos lo nieguen.
Sin haber comenzado siquiera esas jornadas, ambas partes se amenazan frente a las cámaras, como viejos boxeadores antes de una ultima, pero gran y lucrativa pelea.

Mientras, los muertos y los estudiantes detenidos probablemente no serán lo protagonistas a quienes rendirles  respeto y justicia mediante una decisiva jornada de reflexión, aceptación de culpas de parte y parte, y de un acuerdo de gobernabilidad mediante la adopción de una tercera vía, más elevada que las precedentes.

Ni moderados ni radicales tendrán la razón: Los verdaderos problemas medulares continuarán intactos, evidenciando la carencia de liderazgos alternativos y honestos.

Con un presidente que se muestra con cada palabra que dice, absolutamente incapaz de gobernar una nación, pareciera que los "dados" de la desgracia, están echados. 

La sociedad poco a poco se vuelve ajena a quienes ejercen el rol político; la génesis del cambio se gesta en la miseria de quienes hoy gobiernan o son oposición formal de estos.

Los hijos putativos de Chávez, hoy en la cúpula que domina la dictadura suave venezolana, no están dispuestos a soltar la riqueza, la comodidad y el poder heredados, que ahora otros ya desplazados de sus comodidades pasadas, anhelan retomar, y para ello apelaran a buscar apoyo hasta en los sectores mas inmorales que hacen vida en la sociedad actual.

Por eso, sin tener que apelar a todo lo que he escrito en los últimos meses para mostrar el por qué de estas reflexiones, les digo que el dialogo del que tanto hablan y hacen alarde, será cuando más, en referencia a la ultima descripción que hace el diccionario de la Real Academia Española, sobre ese termino: 

diálogo:

(Del lat. dialŏgus, y este del gr. διάλογος).

~ de sordos.
1. m. Conversación en la que los interlocutores no se prestan atención.


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