miércoles, 11 de diciembre de 2013

Algunas “lecciones” de las elecciones 8D

Obviando el juego de palabras con el que comienzo, aquí les dejo las cosas que sí son ciertas, independientemente de cómo se hayan distribuido los políticos venezolanos, el festín digno de zamuros que fue la selección de alcaldes y demás yerbas relacionadas con el mundillo político municipal y comunal: …

Nro. 1: El resultado, en términos de votos por tendencia, independientemente del posterior palabreo de bando y bando, demuestra que el país sigue dividido en dos mitades, política, social y económicamente, (esto último entre los que dependen del estado, y los que sudan su sustento diario). El bote donde navegan dos, remando tercamente en direcciones opuestas, no sale del inútil giro sobre el mismo, arremolinándose torpemente como lo haría el agua de un excusado tapado, donde el excremento no termina de “salir de escena”.

Nro. 2: Los venezolanos sufren en carne propia la aventura que aprobaron en el 2007, con la reelección indefinida de cualquiera que esté en un cargo de elección popular: Lo que podía haber sido un interesante mecanismo de gobierno en una nación desapasionada, resultó en Venezuela un viacrucis que en manos del que esté en el poder, posibilita mediante el abuso de su puesto, mantenerse en el cargo. Jorge Rodríguez en Libertador, y Evelyn Trejo en Maracaibo, son los estandartes de esta comparsa de abuso y distorsión.
(¡Vamos!: No me van a decir que el voto en Venezuela es un acto “de conciencia”: Entre el 1x10 que te exigen los partidos políticos; el que te buscan en tu casa; el que te llaman para ver si votaste; el que te recuerdan que estás siendo beneficiado por una misión o por una beca y que debes mostrar “gratitud”; el que te dicen a qué hora ir a votar; los toldos de los partidos  a escasos metros de los centros de votación, esperándote como pirañas para coartarte cuando vas llegando e interrogarte cuando sales, los pagos por votos, los votos asistidos, o con los políticos ametrallándote con mensajes descarados sin mediar un CNE integro, ¿De verdad creen que aquí ir a votar es un acto libre, soberano  y lleno de ética?)

Nro. 3: Pese a la supuesta  “preocupación” por la atención a las minorías y sus opiniones, que tanto profesan los políticos de lado y lado, lo cierto es que el mecanismo de elección existente en Venezuela, aparte de no permitir segundas vueltas electorales, no permite tampoco  indagar el por qué de la abstención (limitándose todos siempre a clasificar alegre y superficialmente a los que elijen esta opción como simples “desinteresados” en el proceso electoral), y de si ellos (los que se niegan a ir a votar), están con eso quizás expresando una tercera opinión, que en ocasiones, paradójicamente puede representar a casi la mitad de la población que al final de cuentas, no votó

Nro. 4: No fue un triunfo de Maduro: Casi de forma absoluta, no hubo propaganda electoral donde algún candidato municipal se arriesgara en serio a aparecer retratado junto con él, con el fin de hacer campaña. Si ganaron, es porque tienen mejor maquinaria manipuladora partidista, al tiempo que los oposicionistas “ayudan” con un discurso aún más pobre que el del propio presidente adjudicado.

Nro. 5: Ni la oposición, ni Capriles, ganaron terreno alguno: Los resultados obtenidos no van más allá de todo lo esperado en función de las últimas tendencias. Las propuestas de oposición son tan vagas en todo sentido, que realmente solo arrastran el voto de los que son fanáticos, y de aquellos que tratando de destrancar el juego “democrático”, castigan al partido gobernante.
Una vez más, el PSUV y sus aliados tienen la mayoría de las alcaldías de Venezuela, y como en el pasado, probablemente ello no signifique una mejora sobre lo que se ha visto hasta ahora, sencillamente porque el modelo planteado, quedó agotado desde hace rato, y los principales dividendos que arroja al presente, están relacionados con una enorme estructura de subsidios y ayudas económicas por casi cualquier concepto, que únicamente ha exacerbado el clientelismo y el parasitismo social.


Palabras duras, -lo sé-, pero estemos claros: No hemos sido gente que hasta ahora cambiara por las buenas. 

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