domingo, 17 de abril de 2011

“Suspenden servicio del Metro de Maracaibo por mantenimiento”

Esta noticia corresponde a estos días de semana santa.

Buena oportunidad para decir que el cierre del metro, NO TIENE NINGUN IMPACTO en las posibilidades de desplazamiento a lo interno de la ciudad. Es decir: No hace falta que esté abierto; ¡como lo leen!

He tenido la oportunidad de ver este metro, y les digo que no había visto en Venezuela, una cosa que se pareciera mas al ya demolido muro de Berlín, en la antigua Alemania dividida.

Permítanme explicarles: Maracaibo, sin contar la artificiosa y convenientemente politiquera división hecha hace años que creó el municipio San Francisco (es decir, no consideraremos la parte sur que fue parte de la ciudad), es hoy por hoy un territorio con una extensión aproximada de 17 Km de largo, de norte a sur, por aproximadamente 9 Km de ancho de este a oeste en su parte más angosta (recuerden que como ciudad rivereña, el lago determina la forma de su límite oriental, mientras que las invasiones determinan su lado occidental).

Bueno, de esos 9 Km en su parte más estrecha, aproximadamente 6 Km los recorre el mencionado metro, e increíblemente, casi todo ese recorrido lo hace a nivel del suelo, ¡dejando en un tramo de unos 5 kilómetros, únicamente 2 pasos de norte a sur-sur a norte, para el tránsito vehicular!

¡Es simplemente impresionante!; así como lo leen: No es subterráneo, no es elevado en esos 5 km; simplemente lo impusieron a nivel del suelo, dividiendo en dos partes literalmente la ciudad.

Revisando fotografías y hablando con arquitectos y con la gente del sector, es fácil ver como esta obra de transporte terrestre, increíblemente resultó en un daño impresionante a la economía y aspecto de aquellos sectores por los que atraviesa. Es asombroso ver como no resultó en estimulo económico, ni social, ni técnico, limitándose quizás a las mejoras que obligatoriamente debió hacer en la infraestructura de aguas blancas y negras en el tramo de territorio que necesariamente debía modificar para adecuarlo a la instalación de los rieles y estaciones. Por cierto, solo poco más de dos km estas ya instalados en vías aéreas, que permiten el libre trafico por debajo, aunque tardaron tantos años en terminar esa sección (más de 10 años), que la economía del ese sector en particular, simplemente desapareció.

De resto, pueden ver como los mismos ciudadanos que se desplazan en vehículos, convirtieron vías independientes a cada lado del trayecto del metro de Maracaibo, en calles obligadas de doble circulación. Supongo que más de una familia se vio dividida por esta obra, teniendo que desplazarse una ridícula cantidad de Km para poder darle la vuelta a aquel armatoste y poder reunirse con quienes viven del otro lado de esa obra. Patético. No hay otra definición.

Luego, para ir al aeropuerto de Maracaibo, que se encuentra en las “afueras” de la ciudad (le está ocurriendo lo mismo que al de Maiquetía y al de Valencia: la improvisación y las invasiones urbanas están rodeando al aeropuerto, con sus futuras consecuencias negativas), deben circular por una autopista que al llegar a las cercanías de la división que causa el metro, colapsa ante el trafico que se produce producto de la desviación forzosa que creó este, para luego tener que circular por vías de doble sentido improvisadas por la misma ciudadanía, con un solo canal por dirección. Aberrante situación. Definitivamente.

El muro de Maracaibo, con su rieles y tendido eléctrico de por medio, con cercado metálico y alambrado de púas, es en definitiva, reminiscencia del viejo y casi olvidado muro que dividió a aquella célebre ciudad, con una diferencia fundamental: El de Berlín fue levantado por al odio político entre los hombres, mientras que el de Maracaibo, lo fue por la ambición económica de los pocos que tuvieron entre manos, el diseño e implantación inconsulta de aquella obra, que a más de 20 años de su inicio, no se le ve beneficio neto para su colectivo humano. Sé que el proyecto contempla otra sección o línea que será subterránea, pero el temor al daño que puede infringir, con el nefasto precedente establecido por el mismo metro en el tramo que he mencionado, es más que justificado. ¿Que tuvieron que comenzar la obra por el tramo menos rentable?; eso no justifica en daño resultante, porque la división de la ciudad ya es un hecho irrefutable.

Supongo que su directiva arderá en el infierno de la injusticia por lo que estoy escribiendo, más por no ser yo ni siquiera un usuario del mismo, pero les digo que sin importar lo que digan, durante décadas, -insisto-, el metro de Maracaibo solo ha dividido la ciudad, creado caos vehicular y depresión económica. Habrán invertido seguro miles de millones de dólares, pero nunca podrán despejar la duda de que entre tantos millones, más de uno no haya ido a parar a donde no debía, y que quizás con una fracción de esa inversión, un sistema de trolebús, o de redes eficientes de autobuses con unas vías públicas impecables, habrían tenido similar beneficio, en una ciudad que de por sí, es amplia y plana. La Siemens (principal contratista extranjera), es famosa por sus sobornos en países subdesarrollados (incluyéndonos), y la politiquería que ha estado involucrada en esta obra, seguramente terminó siendo la responsable de la división resultante en ese amplio sector de lo que debería ser una gran ciudad moderna, comercial, petrolera e industrial, y no el parapeto de bodeguitas, secuestros y de barrios soberanamente colombianos, donde la división de la ciudad, primero a manos de los políticos creando otro municipio para tener más cargos burocráticos, y luego a manos de un metro inconcluso y de relativa escasa afluencia de usuarios para un sistema de trasporte público como este, debido a que el mismo recorrido se puede hacer en bus en el mismo tiempo, y en carro particular en menos tiempo aún, está decretada ya, sin posibilidad de echar para atrás.

No digo que el metro de Valencia o el de Caracas sean una “oda” a la eficiencia y a la rectitud, pero compatriotas, ¡no dividen como lo hace ese instalado en Maracaibo!

Bueno sería entonces, sacar importante lección para el futuro que nos toca por construir.

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