lunes, 8 de febrero de 2010

¡Ayúdennos, ayúdennos; no podemos resolver esto nosotros mismos, nos declaramos incompetentes!

P.D.: Por el dinero no hay problema; ¡tenemos tantos dólares que no podemos contarlos!

Supongo que podrían ajustar esta particular expresión a un sinfín de temas en Venezuela, pero en este caso me refiero nuevamente al depauperado, “seco” y “apagado” sistema eléctrico nacional.

No puedo aguantar la tentación de tratar el tema a la luz de las nuevas ayudas, asesorías, y colaboraciones que ahora “llueven” generosamente, en vez de agua, sobre Venezuela.

El punto, como decía el presidente al referirse a la asistencia venida del extranjero, puede parecer una estupidez cuando se le critica, por lo menos en lo superficial, pero ahondando, se aprecia lo serio del asunto, y la real necesidad, una vez mas, de reconocer nuestras debilidades; no las técnicas, sino las de autoestima nacional.

Ante nosotros, ahora viene esta “lluvia” de asesores y colaboradores llenos de buenas intenciones, conocimientos, equipos y herramientas, y por cierto, de manera muy discreta, seguro que con muy buenos y solidarios precios. ¡Olvídense del gratis, o del “por amor al bravo pueblo venezolano”!

En nuestro país, los años de no hacer nada seriamente por el tema eléctrico (y Dios sabe cuantos otros temas), no cuentan. Ahora todo esta por resolver, y todo por supuesto, dicen que es “por culpa de la cuarta republica”; esa misma por cierto, que hizo en su momento una decena de termoeléctricas a nivel nacional, así como las hidroeléctricas que mientras funcionaron, nadie mencionó, pero si disfrutó. Cosas contradictorias de la vida en estas tierras.

Los puntos a resaltar en estos momentos son estos:

  1. El daño en el sistema eléctrico está hecho, y admitirlo es el primer paso.
  2. Como sistema nacional, es muy grande, y adecuarlo llevará años, así llueva agua en verdad.
  3. A menos que Dios nos alcahuetee y caiga agua a cantaros sobre los embalses, los venezolanos tendremos que pasar, como los judíos del pasado, por un “desierto” llamado racionamiento, quizás por años.
  4. Nuestra real capacidad de solucionar problemas esta totalmente amordazada, limitada y castrada por las decisiones políticas que cada día aparezcan, sin planificación estratégica constitucional.
  5. Las asesorías y colaboraciones extranjeras, en el tema eléctrico, policíaco o cualquier otro tema, siempre tendrán como objetivo primario, el beneficio económico del que viene de afuera, en el estilo más estrictamente capitalista. Cualquier ayuda extra que resultara, sería un mero efecto colateral. Cubanos, argentinos, chinos, brasileños europeos o estadounidenses, vienen sea por la ganancia metálica, sea por la obtención de favores, o por la adquisición de influencias. No hay nada más; incluso nosotros en el actualidad, -y lo hemos comentado-, no damos dinero, bienes o “asesorías” (inspiradas en modelos extranjeros), si no es porque buscamos influenciar y extender un modelo de pensamiento no propio de nosotros.
  6. Existe una pregunta difícil de contestar, y hacerla puede ganarme enemigos: ¿Tan grave estamos de gente preparada que debemos traerla del extranjero y colocarla en puestos sensibles para la seguridad nacional? ¿Quién define lo que es grave? ¿Cómo queda la seguridad nacional?

Mientras no logremos la independencia emocional y ganemos confianza nacional, dependeremos de las “buenas intenciones” de nuestros amigos, siempre dispuestos a ayudarnos a gastar dólares.

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