domingo, 11 de octubre de 2009

¿Por qué es tan fácil hablar de la "Venezuela esta”, o de la "Venezuela aquella", como si de reflejos ilusorios se tratara?

No resulta difícil afirmar en una conversación cotidiana, aquello de que existe la Venezuela pobre o la Venezuela rica; la de los chavistas, la de los escuálidos y la de los ni-ni; la Venezuela de los políticos, que es distinta a la Venezuela del pueblo, y disimilar a la de los economistas. Hasta no es lo mismo la Venezuela de la cuarta, a la Venezuela de la quinta, y así, sucesivamente…

¡Vaya!…escribiendo el párrafo anterior, el auto corrector del "procesador de palabras", corrigió lo escrito y colocó inicialmente “chapistas”, en vez de “chavistas”; me hizo sonreír, porque en verdad, que es un chavista?; es alguien, en el mejor de los casos, que está lleno de esperanzas sin estar seguro de por donde llegar al destino, porque ni este ultimo lo tiene claro, o contrariamente, en el peor de los casos son chapistas porque usan ese nombre inspirado en el apellido del presidente para “chapiar” (…proviene el termino de usar la chapa o placa de identificación policial), como si de autoridades buscando un beneficio ilegitimo y corrupto se tratase…

Quisiera que pudiéramos dejar el tema a un lado, pero por más que lo intento, me resulta difícil sentir que hemos dejado claro la magnitud del problema que enfrentamos, con esta atomización de ideas y esfuerzos a los que sometemos a la nación. Si utilizáramos términos mecánicos, podríamos decir que estamos sometiendo al país a un esfuerzo para el que pareciera no haber sido diseñado, y la fatiga estructural hace rato que se está manifestando; la falla catastrófica pareciera estar a unos cuantos ciclos por segundo mas adelante…

Para ser justos, describamos a los llamados ni-ni, y a los escuálidos u oposicionistas, también denominados de oposición, para que así, ¡todos me tengan tanta “rabia” como se tienen entre ellos mismos!

(Una nota aclaratoria: No comparto estos términos; no encuentro la necesidad de calificar y disgregar a la gente, dentro de un mismo pueblo, con estos calificativos, por más que muchos de ellos los lleven hasta con orgullo.)

Los ni-ni, son aquello que sienten que no se pueden identificar con ninguno de los dos bandos prevalecientes (¡creen ellos que prevalecen!). Detectan y reconocen las cosas buenas y malas que existen en los otros dos grupos (políticamente hablando); su gran tragedia es que tampoco saben bien donde deberían estar, y no han sido capaces hasta el sol de hoy, de establecer un proyecto coherente.

Los de oposición, que como decíamos, también son definidos por el presidente de la republica, (quien incurre en un desacierto extremo y triste con eso por cierto, mostrando que sólo preside de manera informal en la realidad a quienes estén dispuestos a seguirle casi ciegamente), como escuálidos, y por el resto de los oficialistas como oposicionistas, son la Némesis del chavismo; simplemente no pueden estar de acuerdo con algo que pudiera ser bueno, que venga del lado rojo rojito. (oficialista). Es algo visceral, como comentábamos unas semanas atrás en otra entrada del blog. Son los que reaccionan con mas intensidad ante las injusticias e incoherencias del gobierno actual, aunque no siempre logrando explicar efectivamente el por qué, o cual sería la alternativa, cayendo así en el mismo terreno indefinido donde caminan los ni-ni.

Allí se sienten a gusto, por cierto, el 99.9 por ciento de los políticos sobrevivientes del pasado, que no pudieron, no supieron, o no tuvieron el estomago necesario para hacerse pasar por revolucionario y/o chavistas/chapistas. (El uso de letras cursivas es meramente para destacar las definiciones…)

En las tres corrientes principales existen miles de personas admirables, por aquello de sus esperanzas, ideas y deseos de mejoras y cambios reales, aunque la mayoría insisto, no ha logrado canalizar con todo éxito, todo ese torrente de energía en alguna iniciativa coherente y sostenible en el tiempo…

¿Recuerdan aquello del bote con dos remos?

¿Recuerdan aquel viejo dicho que dice “divide y vencerás”

¿Qué tan divididos estábamos?; ¿Qué tanto lo estamos ahora?

Hay tal cantidad de “colores” (bandos) entre nosotros, y de una manera tan atomizada y tan uniformemente distribuidos, casi predeciblemente por algún teorema del caos, que nos asemejan a una difusa nube blanca; una enorme y difusa nube blanca, con forma de país.

Muchísima gente insiste en ver solo su cómoda y segura parte (interpretación), y muchos mas del total, no están dispuestos a ver las cosas aún de otra manera (interpretaciones).

Hablábamos en el pasado de la necesidad del dialogo, del debate; nuestra terca predisposición a considerarnos dueños de la verdad absoluta, nos hace casi de manera automática, despreciar cualquier cosa distinta, como si de una amenaza contundente a nuestras creencias se tratara

Pareciera algo de otro tema, pero se han preguntado por qué Dios no se nos presenta y nos dice por donde ir en esta vida?; la respuesta la debemos expresar con la lógica de un niño, inocente y abierta: “Porque la tierra es redonda, y si solo los humanos de un lado del planeta lo escuchan y vieran, creerán que son mejores que los que están del otro lado, que no lo pudieron ver primero…”

Aun somos seres que sólo vemos las cosas por partes, por pedazos; pareciera que nos negamos cada vez con más terquedad a reconocer que necesitamos de un punto común, de una esperanza-visión común, que permita a cada individuo, que entre todos forman el colectivo, a superarse y desarrollarse, como hombres y mujeres prósperos y sabios…

Entiendan por qué aquello de “Dios, Justicia y Pueblo”; entiendan el por qué del “alma escrita de la nación”

Admiremos por cierto, tan sólo al líder temporal que se levanta, únicamente para perderse con humildad entre todos los que seguimos un camino común, en cuanto siente que su idea está sirviendo para algo; escuchemos a aquel líder temporal que no desea que su mano derecha, sepa lo que hizo la izquierda; la humildad ha de ser la marca de quien asuma, por voluntad expresa del colectivo, la dirigencia temporal del gobierno que administra nuestro ímpetu como nación.

Es la humildad la que permite escuchar sin sentirse ofendida.

Ese tipo de líder temporal sólo llega cuando el pueblo es así en su esencia, humilde, porque justamente de su seno sale ese individuo…

La división en partes es una técnica de análisis provechosa cuando el que la usa, comprende el todo que lo llevo allí. La división primitiva, por egoísmo y por ambición, es el fuego que finalmente consume las astillas que alguna vez fueron árbol imponente…

Estamos desenfocados; nuestra visión es borrosa, aunque nuestros oídos agudos, y nuestras lenguas, afiladas como navajas...

Es difícil sentarse a lo lejos a contemplar la atomización reinante en el país; esa falta de cohesión que sentimos en lo personal al estar en medio de una turba, es la misma sensación que como nación tenemos actualmente; no existe un foro en Venezuela donde debatir alguna idea sin correr algún riesgo, de algún tipo, y tenemos necesariamente que cambiar eso.

Que un grupo de funcionario se reúna en cadena nacional en cualquier país del planeta, ha decir en conjunto lo que van a hacer para resolver algo, sin estar claros en el significado profundo que implica tener un alma escrita como nación (constitución), que les permita dar coherencia y valía en el tiempo a lo que expresan, da igual que si lo hacen uno por uno, en un triste desfilar de malabaristas de nuestras ilusiones…

Estamos haciendo huecos, para tapar otros huecos.

Y sin embargo, ¡es tanta la grandeza que nos aguarda a la vuelta de la esquina, allá arriba, donde nuestros sueños se saludan como hermanos! Nada escrito en este blog hasta ahora no ha sido fruto de la esperanza en que lograremos articular un futuro brillante no ya para nosotros, como les mencionaba antes, sino para nuestros hijos, y los hijos de estos, porque el sacrificio, que es algo que aún no conocemos ni probamos voluntariamente, será nuestra entrega a cambio de una gran nación.

En lo internacional, llegado el momento que anhelamos aún, nuestro corazón abierto, que nos ha traído tantos problemas a lo interno en términos de identidad nacional y población marginal y marginada, igual nos dará la capacidad, una vez dominada la maestría como pueblo, de guiar y ejemplificar para los demás en el continente, respetando siempre, la autodeterminación de los pueblos, evitando con ello, la siempre necia ingerencia.

El tiempo para ello llegará.

Por ahora, no dividamos más; tampoco ataquemos a quien a su vez intente hacerlo; sólo no dejemos de reconocer entre nosotros mismos, a los que somos mayoría: Los Venezolanos.

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