domingo, 7 de julio de 2024

Un nuevo capítulo en la feria electoral: Venezuela 2024.

I.-

Es difícil olvidar el viacrucis que atravesamos queridos amigos; más cuando las cosas siguen tan exactamente iguales, que a veces hace sentir que no merece nueva reflexión alguna…

Ahora cuando se avecina una elección cuyo resultado puede ser tan contundente -como quizás también convenido previamente-, puede que estemos ante un rudo recordatorio sobre nuestra incapacidad para liberarnos. No olviden que hemos sido incapaces hasta el presente de hacer un genuino ejercicio -soberano, violento y contundente-, de aquel artículo constitucional para el que no supimos estar a la altura (350), lo cual terminará quizás haciendo bulto en la inutilidad que vivimos.

II.-

Tenemos que mantener presente que en esta Hispanoamérica donde leer más allá de de un titular puede causar  escozor por la alergia a profundizar en el origen y consecuencia de las cosas, salir de la miseria nos cuesta sangre y no olvidarlo a los 5 años. Por esa razón la sumisión ante los que detentan el poder seguirá rampante entre nosotros -sean estos rojos o azules: chavistas, maduristas o mariacorinistas-.

Este artículo no trata de si estamos acertados o equivocados sobre quitar a Maduro y sus 40 mil ladrones, para poner a la actual oposición (y sus respectivos pillos oportunistas), en lo que se supone deberían ser (y no lo serán por muchas cosas), unas supuestas elecciones “libres y justas”.

Disparemos a quema ropa; hagamos preguntas y parémonos sobre las respuestas:

1.- ¿Venezuela está bien o está mal?:

Respuestas corta: Lo segundo.

2.- ¿Quién lo define?:

Respuesta corta: La parálisis social que se vive.

3.- ¿A quién le estamos creyendo?:

Respuesta corta: Al relato de los políticos presentes en el país.

 

 

III.-

Estamos más o menos de acuerdo que a Venezuela le vienen al menos en este 2024 dos caminos temáticos que se les cruzan e interceptan en frente, sin que necesariamente resolvamos adecuadamente alguno: primero: la transición electoral (que puede o no), traducirse en un “enrosque” entre el oficialismo y la oposición en el aparente mando del país, y segundo: la necesidad apremiante -pero no atendida de manera general-, en referencia a lo que ha de hacerse con nuestra sociedad para no seguir en esta espiral descendente.

Con lo primero, sabemos que lo más probable es que cualquier “cambio” que se de en la dirección política ocurrirá desde lo que consideramos una muy cuestionable base de selección de personas / candidatos (más allá de líder que deseen mencionar) para entonces "destrabar" la rueda social venezolana, puesto que terminarán ocupando todos los cargos claves y sus periferias, sin que por ello se hayan visto en la necesidad de plantear al electorado lo que está mal y lo que tenemos que enfrentar, sacrificar y/o cambiar en profundidad.

Recuerden: Estamos en un peligroso periodo donde el riesgo de poner a quien sea "con tal de salir de estos", solo significará seguir a lomo sobre la misma criatura política.

Por esto es que resulta demasiado perturbadora la visión de que desde adentro del país no habrá cambio real sin el visto bueno de los que hoy detentan el poder, y eso significa que la transición será paradójicamente suave, pero definitivamente cómplice  y firmemente abierta a la corrupción como única manera de sobrevivir al gris y estado actual de las cosas.

El legado de esto puede llegar a ser demoledor, pues estaría invitando a la población a replegarse tras la nostalgia de regresar a la Venezuela “bonita” que precisamente por su existencia malcriada e inmadura, permitió la irrupción de la crisis y la de sus nefastos personajes de la “4ta” y de la “5ta”. ¿No sería entonces todo este “episodio” electoral, el giro de una “tuerca aislada” que no va a ninguna parte?

Miren, el no plantearnos estas cosas sin maquillaje ni excusas, resultaría en algo así como no querer romper el "silencio" que pudiera alterar el "sueño" de una nación atontada por su  relato auto-justificativo.

¿Dudan de lo que digo?; pues tienen derecho, ante lo cual les tendría entonces que preguntar (para aclarar la situación), lo siguiente:

 

1.    ¿Qué han hecho ustedes para romper el relato que prevalece dentro del país?;

¿   ¿Qué ha cambiado en ustedes en la interpretación de lo político como ciudadanos que son, tras 25 años de debacle en todo sentido?;

3.    Y con lo que hayamos podido hacer a partir de las cuestiones anteriores: ¿Estamos más cerca del cambio, o nos mantenemos exactamente a la misma distancia que antes de la realidad y por tanto, de las verdaderas respuestas que están pendiente descubrir y aplicar?

 

 

 

 

IV.-

Amigos míos, el acceso a la cruda realidad comienza por reconocer que sólo hay dos tipos de países: los soberanistas y los globalistas, y que habiendo tratado nosotros de ser soberanistas (pese a la presencia aplastante de EEUU viéndonos como su "patio trasero" a través de concepto geoestratégico denominado "de la isla americana”), la verdad cruel y desnuda es que lo hemos hecho todo tan mal, que terminamos reducidos a una colonia donde la ilegalidad predomina en casi todos los aspectos de nuestra vida social, política y económica.

Hemos intentado ser soberanistas, pero la arrogancia nos llevó a exponernos y encerrarnos en miedos, apuntalados con socialismos y clientelismos que justificamos con todas las demás lacras que nos atormentan.

Ahora, si gana MCM y sus acólitos tras más que probables acuerdos secretos de inmunidad civil y/o militar para los que tienen el sartén por el mango (civiles o militares), será como apuntar al país entero hacia la presente política decrepita de occidente, que es hacerlo al globalismo estimulado por los poderosos en Europa y particularmente en EEUU.

 

Si nos descuidamos y le damos cheque en blanco a quien gane, nuevamente  todo se reducirá a un gigantesco y grotesco "enrosque de piezas", todas ellas haciéndonos girar en círculos inútiles para todos, menos para quienes nos controlan tras bambalinas. Sería entonces nuestro “quítate tú para ponerme yo, que volveremos a la Venezuela bonita y bonachona

 

V.-

En verdad les digo que todo esto nos ha pasado porque nos dejamos dividir y arrancar la cultura; perdimos la capacidad de conservarnos como sociedad de venezolanos por historia, y no por migración ilegal; por eso es que parece que caminamos de puntillas por el lado de lo que debería ser la noción ciudadana propia, y todo como para no "despertar" a la “bestia” del interés personal de quienes sucesivamente han gobernado de espalda a todos nosotros, con nuestros propios votos.

(Y no, ni Chávez ni Guaidó  gobernaron para nosotros; desde el principio sellaron sus fracasos con alianzas y concesiones banales que destruyeron cualquier impulso inicial que pudiese asomarse sobre el horizonte; el llamado a cambiar, terminó siendo el llamado a mostrarnos a nosotros mismos lo inservible de nuestros sueños).

Así llegamos a las elecciones presidenciales a la vista, donde los caballos de la carrozas del fin de los tiempos rugen a lo lejos; lo hacen porque las manadas de caballos políticos se revuelven buscando ser los elegidos a los cargos, sin siquiera sospechar que en vez de ser tratados como caballos de guerra, poderosos y crueles hilos ocultos les permiten tan solo existir como ratas de oportunidad que desgarran entre chillidos, los restos estructurales de una sociedad ya inoperativa.

 

Nada que no hayamos conversado en el pasado, sólo que se viene un nuevo episodio sobre caminos ya pisoteados por tantas vueltas que hemos dado sobre ellos.

 

Quitémonos la venda de la inocente idea de que nos regalarán unas elecciones para "ahora si", cambiar; veamos que siguen siendo los mismos personajes, definiendo impunemente nuestro presente y condicionando el futuro inmediato, mientras le tengamos miedo al uso de la fuerza.

Insisto: las cosas están tan mal, que cualquier mediocre que haga algo al respecto tras ser electo, parecerá que hace una "revolución", cuando en realidad no será más que otra vuelta alrededor del mismo tronco...

 

VI.-

Con nuestra ceguera voluntaria, nos estamos haciendo los justos merecedores de la miseria en la que vivimos, ya que los que quedan en el territorio tratan de justificarse con explicaciones que justifiquen los trozos de país que sostenemos en las manos, en tanto que 7 millones de personas que no supieron o no consiguieron la manera de coordinarse para derrocar lo injusto, permanecen sin derecho a votar por el mero hecho de haber salido del país, y solo pueden ver lo que ocurrirá.

No estamos bien, pero no solo por Maduro o Chávez; lo estamos también por todos los demás que desde la oposición fueron unos descarados y sin vergüenzas que ahora peinan esperanzados sus pelajes para asumir los cargos para los cuales han llegado a acuerdos indecibles.

 

El nuevo capítulo en la feria electoral comenzó. También comienzan los momentos para una nueva oportunidad de cambio y exigir con la fuerza de la masa social decidida a darlo todo, que cambien el fondo, y no solo la forma del asunto medular: El respeto a la ley, y el castigo ejemplar a su quebrantamiento.


Un país posible y sustentable en el tiempo no es viable sin un cambio de paradigma; sin soltar esa idea presidencialista y mesiánica que cargamos en medio de decenas de partidos políticos y candidatos a presidente que no se pueden totalizar aun contando con las dos manos. En tanto no consigamos la manera de "empujar  todos en la misma dirección", seguiremos dando vueltas entorno a la misma miseria humana.

VII.-

No confíen del todo en alguien que viva de la política o de las ONG´s y fundaciones: Las convierten en  instrumentos de confrontación y no de conciliación, ya que nunca buscarán consensos en base a valores compartidos por la gente y no por los cenáculos partidistas y lobistas. Necesitamos gente que administre constitucionalmente la ley y sus reglamentos, y no a gente acostumbrada a "surfear" la "ola" del conflicto para justificar sus "si me votan, nuestro futuro será mejor"

Es difícil ser servidor publico: hombres y mujeres que proyecten por la nación, buscando acuerdos y consensos con proyectos nacionales de quinquenios y decenios.


En resumen: O sumamos las cosas recuperables de "la 4ta y la 5ta República" (1958 - 2024), desechando los parásitos de sus cosas negativas, o dentro de otros 6 años estaremos hablando y escribiendo de lo mismo.

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