sábado, 27 de julio de 2024
Venezuela: El agite electoral hará salir a los malos políticos de las tanquillas
viernes, 26 de julio de 2024
Una reflexión final antes del nuevo capítulo de la feria (*) electoral.
(*):
“Feria”, porque pese a todas las elecciones, seguimos sin tener en nuestras
manos el futuro del país.
Mientras
el día de las elecciones controladas por el régimen llega, las piezas siguen acomodándose
para darle la vuelta quizás a la “moneda” electoral, sin que ello signifique un
verdadero cambio en el valor de ese instrumento social.
Veamos:
I:
El problema de la falta de opciones para volver a ser una nación mediante el ejercicio
de la soberanía con pragmatismo y visión geopolítica.
Estemos
claros que María Corina Machado (“MCM” en
lo sucesivo) se ha quedado enfrentando todo y a su entender y capacidad, donde
los demás huyeron, se acomodaron o se afiliaron directamente a las formaciones políticas
o militares del chavismo-madurísmo; eso le da un merito que no puedo ni deseo quitarle.
Ahora bien, la pregunta es la misma que con Chávez en su momento: pareciendo
ellos la solución a ciertos problemas nacionales, en el caso de MCM, ¿quién la
controla y le pone la cadena corta si resulta en una intención de cambio de
rumbo excesivamente acorde a los intereses de otros agentes foráneos?
Estamos
en esta situación: o no está nadie agarrando de raíz los problemas, -atendiendo sus orígenes-, o alguien está
callando a propósito las medidas radicales que hay que tomar y que tomará (y por supuesto, no me refiero a Maduro, pues
éste es tan inútil como Guaidó a la hora de cambiar algo para evitar
prolongarlo).
¿Nos jugamos el futuro
en esa apuesta que no controlamos con el comportamiento que nos ha
caracterizado hasta ahora, eligiendo y “esperando” a que hagan lo que la
mayoría ni siquiera sabe que hay que atender y hacer?
Sin
dudas que con un supuesto triunfo del candidato de oposición, algunas cosas cambiarían,
pero: ¿lo harían en la dirección correcta?;
¿vamos hacia una construcción soberanista clara, o solo hacía la sucursal territorial
mansa y genuflexa que desean otros países que nos miran con desprecio?
(Insisto: olvídenlo; ningún país nos
quiere fuertes y soberanos; NINGUNO).
No
me señalen de ser negativo; sólo procuro ser realista y arriesgarme a vuestro
odio por atreverme a verificar que ustedes están pensando por sí mismos, porque
observo que la brecha entre lo que debe
ser, y lo que creemos que debe
ser, solo se ha ensanchado, en nuestra contra por ahora, por supuesto...
II:
El barco escora hacia la derecha con la actual oposición venezolana, como si el universo se tratara solo de izquierdas y derechas; nada de
equilibrio en el horizonte.
Mientras
el Sr. Edmundo afirma que estamos en proceso de retomar “el rumbo correcto en
nuestra democracia” (sugiriendo con ello
que nunca hemos estado fuera de ella y por tanto, justificando en esa misma medida
al “democrático” régimen de Chávez y de Maduro), MCM afirma sin rubor que
mudará la embajada venezolana en Israel a Jerusalén de ganar las elecciones, en
abierta contradicción con la ONU, pero en alineamiento perfecto con Israel y
EEUU; ¿Medida táctica conveniente para
contar con los servicios secretos israelíes a su favor en este proceso
eleccionario que puede tornarse violento, o franca sumisión a los mandatos de
unos protagonistas mundiales, como ha hecho Javier Milei en Argentina?
El
problema de fanatizarse (parcializarse)
en una u otra dirección política, es que se tiende a despreciar todo lo que haya
hecho el “oponente” (falla grave en una nación
donde todos deberían estar “empujando” en la misma dirección), aun si fuera
política o estratégicamente correcto (aunque
mal llevado).
Recuerden:
No somos soberanos en la medida en que nos doblegamos a las tesis estratégicas estadounidenses
o de cualquier otro país, aunque como estamos geográficamente y hasta
socialmente bajo la influencia geopolítica de los Estados Unidos de NA, eso nos
ha puesto una venda a todos en los ojos, como sociedad.
III:
¿Y si Nicolás Maduro retorciese y negase el resultado electoral?
Por
último, lo más perturbador por el miedo que infringe en la masas: ¿Y si el actual líder del régimen, -ilegalmente
encumbrado como presidente desde el mimo inicio tras la muerte de Chávez-, cumple
sus bravuconadas y suelta a los perros de la violencia y la ignorancia a
masacrar a la gente?; ¿es posible
esto?
Sin
duda que para el caso de un déspota y una hipotética leal cúpula de mando
militar, ello sería la oportunidad perfecta para sacar del juego a todo adversario
u opositor, y lograr así la fundación definitiva y abierta de un régimen mafioso
bajo fachada socialista y de falsa bandera soberanista.
El
asunto aquí lo definen solo dos elementos: 1.- La decisión de la cúpula militar
venezolana tras el acto electoral, en una dirección u otra, y/o 2.- La
determinación social a sacrificar lo que sea con tal de darle termino a la
etapa “5ta republicana” / chavista-madurista.
La
manera fácil es la “1”, que sólo exige sumisión al que venga al poder; la
manera cruenta es la “2”, que requiere de determinación y de una claridad que
está por verse que poseamos;
La
primera manera no depende de nosotros; la segunda sí;
La
segunda nos exige esfuerzo y vigilancia tras el acto de levantamiento y
actuación; la primera nos requiere solo de hablar en voz baja y ver si nos
llevan al país que deseamos (suponiendo –insisto-,
que lo tengamos claro en el imaginario colectivo).
Si
toda la feria electoral se reduce a una simple aunque tensa elección presidencial,
con breve crisis y cambio de régimen, habremos podido ganar un respiro, pero no
la respiración completa, porque en ese instante, -aunque hayamos cambiado de dirección política-, también habremos ratificado
-si no levantamos la voz de la
autocritica decidida a cambiar las
cosas-, que estos pasados 25 años de “revolución”, fueron totalmente “democráticas”,
y ese será el primer paso para de facto estar corriendo nuestra propia “arruga
social” del reconocimiento de los errores que cometimos, y por tanto estaremos
ante el triunfo temporal del conformismo, que eventualmente podrá escribir
nuestro epitafio en caso de que no rectifiquemos: “No supieron ser libres y
mantenerse así”.
Decidamos
y luchemos. No hay otra manera digna. Los tiempos del temor al ejercicio de la
violencia en aras de la libertad deben quedar atrás. No hay otra manera para
que los bandos nos tengan miedo, por nuestra resolución apasionada a ejercer la
justicia entre nosotros.
domingo, 7 de julio de 2024
Un nuevo capítulo en la feria electoral: Venezuela 2024.
Es difícil olvidar el viacrucis que atravesamos queridos amigos;
más cuando las cosas siguen tan exactamente iguales, que a veces hace sentir
que no merece nueva reflexión alguna…
Ahora cuando se avecina una elección cuyo resultado puede ser
tan contundente -como quizás también convenido
previamente-, puede que estemos ante un rudo recordatorio sobre nuestra
incapacidad para liberarnos. No olviden que hemos sido incapaces hasta el
presente de hacer un genuino ejercicio -soberano,
violento y contundente-, de aquel artículo constitucional para el que no
supimos estar a la altura (350), lo cual terminará quizás haciendo bulto en la
inutilidad que vivimos.
II.-
Tenemos que mantener presente que en esta Hispanoamérica donde
leer más allá de de un titular puede causar escozor por la alergia a profundizar en el
origen y consecuencia de las cosas, salir de la miseria nos cuesta sangre y no
olvidarlo a los 5 años. Por esa razón la sumisión ante los que detentan el
poder seguirá rampante entre nosotros -sean
estos rojos o azules: chavistas, maduristas o mariacorinistas-.
Este artículo no trata de si estamos acertados o equivocados
sobre quitar a Maduro y sus 40 mil ladrones, para poner a la actual oposición (y sus respectivos pillos oportunistas), en lo que se supone deberían ser (y no lo serán por muchas cosas), unas supuestas elecciones “libres y
justas”.
Disparemos a quema ropa; hagamos preguntas y parémonos sobre las
respuestas:
1.- ¿Venezuela está bien
o está mal?:
Respuestas corta: Lo
segundo.
2.- ¿Quién lo define?:
Respuesta corta: La
parálisis social que se vive.
3.- ¿A quién le estamos
creyendo?:
Respuesta corta: Al
relato de los políticos presentes en el país.
III.-
Estamos más o menos de acuerdo que a Venezuela le vienen al
menos en este 2024 dos caminos temáticos que se les cruzan e interceptan en
frente, sin que necesariamente resolvamos adecuadamente alguno: primero: la transición electoral (que
puede o no), traducirse en un “enrosque” entre el oficialismo y la oposición en el aparente mando del país, y segundo: la necesidad apremiante -pero no atendida de manera general-,
en referencia a lo que ha de hacerse con nuestra sociedad para no seguir en esta espiral
descendente.
Con lo primero, sabemos que lo más probable es que cualquier “cambio” que se de en la dirección política ocurrirá desde lo que consideramos una muy
cuestionable base de selección de personas / candidatos (más allá de líder que deseen mencionar) para entonces "destrabar" la
rueda social venezolana, puesto que terminarán ocupando todos los cargos
claves y sus periferias, sin que por ello se hayan visto en la necesidad de
plantear al electorado lo que está mal y lo que tenemos que enfrentar, sacrificar y/o cambiar
en profundidad.
Recuerden: Estamos en un peligroso periodo donde el riesgo de poner a quien sea "con tal de salir de estos", solo significará seguir a lomo sobre la misma criatura política.
Por esto es que resulta demasiado perturbadora la visión de que
desde adentro del país no habrá cambio real sin el visto bueno de los que hoy detentan
el poder, y eso significa que la transición será paradójicamente suave, pero definitivamente
cómplice y firmemente abierta a la corrupción como
única manera de sobrevivir al gris y estado actual de las cosas.
El legado de esto puede
llegar a ser demoledor, pues estaría invitando a la población a replegarse tras
la nostalgia de regresar a la Venezuela “bonita”
que precisamente por su existencia malcriada e inmadura, permitió la irrupción
de la crisis y la de sus nefastos personajes de la “4ta” y de la “5ta”. ¿No sería entonces todo este “episodio”
electoral, el giro de una “tuerca aislada” que no va a ninguna parte?
Miren, el no plantearnos estas cosas sin maquillaje ni excusas, resultaría
en algo así como no querer romper el "silencio" que pudiera alterar el "sueño" de una
nación atontada por su relato auto-justificativo.
¿Dudan de lo que digo?; pues tienen derecho, ante lo cual les tendría
entonces que preguntar (para aclarar la
situación), lo siguiente:
1.
¿Qué han hecho ustedes
para romper el relato que prevalece dentro del país?;
¿ ¿Qué ha cambiado en ustedes en la interpretación de lo político como ciudadanos que son, tras 25 años de debacle en todo sentido?;
3.
Y con lo que hayamos
podido hacer a partir de las cuestiones anteriores: ¿Estamos más cerca del cambio, o
nos mantenemos exactamente a la misma distancia que antes de la realidad y por
tanto, de las verdaderas respuestas que están pendiente descubrir y aplicar?
IV.-
Amigos míos, el acceso a la cruda realidad comienza por
reconocer que sólo hay dos tipos de países: los soberanistas y los
globalistas, y que habiendo tratado nosotros de ser soberanistas (pese a la presencia aplastante de EEUU
viéndonos como su "patio trasero" a través de concepto geoestratégico denominado "de la isla
americana”), la verdad cruel y desnuda es que lo hemos hecho todo tan mal, que terminamos reducidos a una colonia donde la ilegalidad predomina en casi todos los aspectos de nuestra vida social, política y económica.
Hemos intentado ser soberanistas, pero la arrogancia nos llevó a
exponernos y encerrarnos en miedos, apuntalados con socialismos y clientelismos
que justificamos con todas las demás lacras que nos atormentan.
Ahora, si gana MCM y sus acólitos tras más que probables acuerdos
secretos de inmunidad civil y/o militar para los que tienen el sartén por el mango (civiles o militares), será como apuntar al
país entero hacia la presente política decrepita de occidente, que es hacerlo al globalismo
estimulado por los poderosos en Europa y particularmente en EEUU.
Si nos descuidamos y le damos cheque en blanco a quien gane, nuevamente todo se reducirá a un gigantesco y grotesco "enrosque de piezas", todas ellas haciéndonos girar en círculos inútiles para todos, menos para quienes nos controlan tras bambalinas. Sería entonces nuestro “quítate tú para ponerme yo, que volveremos a
la Venezuela bonita y bonachona”
V.-
En verdad les digo que todo esto nos ha pasado porque nos dejamos dividir y arrancar la
cultura; perdimos la capacidad de conservarnos como sociedad de venezolanos por
historia, y no por migración ilegal; por eso es que parece que caminamos de puntillas por
el lado de lo que debería ser la noción ciudadana propia, y todo como
para no "despertar" a la “bestia” del interés personal de quienes sucesivamente
han gobernado de espalda a todos nosotros, con nuestros propios votos.
(Y no, ni Chávez ni Guaidó gobernaron para nosotros; desde el principio sellaron sus fracasos con alianzas y concesiones banales que destruyeron cualquier impulso
inicial que pudiese asomarse sobre el horizonte; el llamado a cambiar, terminó siendo el llamado a mostrarnos a nosotros mismos lo inservible
de nuestros sueños).
Así llegamos a las elecciones presidenciales a la vista, donde
los caballos de la carrozas del fin de los tiempos rugen a lo lejos; lo hacen
porque las manadas de caballos políticos
se revuelven buscando ser los elegidos a los cargos, sin siquiera sospechar que en vez de
ser tratados como caballos de guerra, poderosos y crueles hilos ocultos les permiten
tan solo existir como ratas de oportunidad que desgarran entre chillidos, los
restos estructurales de una sociedad ya inoperativa.
Nada que no hayamos conversado en el pasado, sólo que se viene
un nuevo episodio sobre caminos ya pisoteados por tantas vueltas que hemos dado
sobre ellos.
Quitémonos la venda de la inocente idea de que nos regalarán unas elecciones para "ahora si", cambiar; veamos que siguen siendo los mismos personajes,
definiendo impunemente nuestro presente y condicionando el futuro inmediato, mientras le tengamos miedo al uso de la fuerza.
Insisto: las cosas están tan mal, que cualquier mediocre que haga algo al respecto tras ser electo, parecerá que hace una "revolución", cuando en realidad no será más que otra vuelta alrededor del mismo tronco...
VI.-
Con nuestra ceguera voluntaria, nos estamos haciendo los justos
merecedores de la miseria en la que vivimos, ya que los que quedan en el
territorio tratan de justificarse con explicaciones que justifiquen los trozos de país que sostenemos en
las manos, en tanto que 7 millones de personas que no supieron o no consiguieron
la manera de coordinarse para derrocar lo injusto, permanecen sin derecho a
votar por el mero hecho de haber salido del país, y solo pueden ver lo que
ocurrirá.
No estamos bien, pero no solo por Maduro o Chávez; lo estamos también
por todos los demás que desde la oposición fueron unos descarados y sin vergüenzas
que ahora peinan esperanzados sus pelajes para asumir los cargos para los
cuales han llegado a acuerdos indecibles.
El nuevo capítulo en la feria electoral comenzó. También comienzan los momentos para una nueva oportunidad de cambio y exigir con la fuerza de la masa social decidida a darlo todo, que cambien el fondo, y no solo la forma del asunto medular: El respeto a la ley, y el castigo ejemplar a su quebrantamiento.
Un país posible y sustentable en el tiempo no es viable sin un cambio de paradigma; sin soltar esa idea presidencialista y mesiánica que cargamos en medio de decenas de partidos políticos y candidatos a presidente que no se pueden totalizar aun contando con las dos manos. En tanto no consigamos la manera de "empujar todos en la misma dirección", seguiremos dando vueltas entorno a la misma miseria humana.
VII.-
No confíen del todo en alguien que viva de la política o de las ONG´s y fundaciones: Las convierten en instrumentos de confrontación y no de conciliación, ya que nunca buscarán consensos en base a valores compartidos por la gente y no por los cenáculos partidistas y lobistas. Necesitamos gente que administre constitucionalmente la ley y sus reglamentos, y no a gente acostumbrada a "surfear" la "ola" del conflicto para justificar sus "si me votan, nuestro futuro será mejor"
Es difícil ser servidor publico: hombres y mujeres que proyecten por la nación, buscando acuerdos y consensos con proyectos nacionales de quinquenios y decenios.
En resumen: O sumamos las cosas recuperables de "la 4ta y la 5ta República" (1958 - 2024), desechando los parásitos de sus cosas negativas, o dentro de otros 6 años estaremos hablando y escribiendo de lo mismo.