sábado, 24 de agosto de 2024

¿Qué pasa en Venezuela tras las elecciones del 28 de Julio de 2024?:

 

Hasta la publicación de este breve articulo, lo que pasa es una realidad aplastante:

Un pueblo humillado por su incapacidad de reclamar y cambiar las cosas sin un líder a la cabeza, -que no es el ganador a la presidencia-, que a su vez no llama a tomar la calle ni ejerce su rol llamando al ejercicio del artículo 350 de la Constitución por cualquier medio, mientras es disminuido por un ilegalmente autoproclamado Nicolás Maduro desencajado y nervioso al saberse el perdedor de dicha elecciones.

 El evento ha sido tan traumático, y ha dilapidado tanta esperanza, que he tenido que reiniciar y retitular el cronometro-contador que pueden ver a la derecha de su pantalla (en la vista web de este articulo)

El artículo que vendrá a continuación de este causará incomodidad, porque tengo que comentar unas elecciones cuyos resultados lucen a toda vista, y como mínimo, extremadamente violentados, como su gente que ahora está encarcelada, asesinada y/o desaparecida, tristemente junto a la libertad que también habíamos dejado abandonada y que quisimos defender con "representantes políticos elegidos", sin considerar que habíamos dejado nuestro destino al alcance de los menos preparados y al mismo tiempo más inescrupulosos entre nosotros.

Cada vez más Venezuela luce débil y profundamente herida, con tejidos muertos que ahora deberán ser arrancados sin misericordia por los buitres y zamuros que hemos dejado cuidándola.

Será doloroso, no solo por lo que hay que hacer, sino también por lo que hay que aceptar: que no hay manera de volver a la Venezuela del pasado, y muchos de los vivos hoy, no sabrán ni podrán vivir en la nueva que deberá nacer.

Tantos más de esos venezolanos existan, tanto mas lejos estará el cambio profundo que la mayoría ni siquiera concibe en realidad; eso incluye a los que hoy votaron esperanzadamente por el cambio, aún sabiendo que el régimen tenia el sartén por el mango; ahora, se enfrentan al vacío mas desolador, porque no es fácil despertar cada día y saber que nada ha cambiado; que nadie ha venido a salvarnos. 

Si, es una pesadilla; una de la que solo despertaremos por nosotros mismos.


Nicolás Maduro se robó las elecciones con la complicidad y descaro de todo ese Estado organizado por Chávez a su imagen y semejanza.

sábado, 27 de julio de 2024

Venezuela: El agite electoral hará salir a los malos políticos de las tanquillas

Las elecciones de este fin de semana en nuestra Venezuela, no solo representan una oportunidad para el cambio de personajes que gobiernen o regenten el país (olvídense de un cambio profundo en la mentalidad, que aún no llega ese momento); también llega -como en el caso de la tanquilla que ilustra a esta entrada del blog, y con el permiso de los roedores que no tienen culpa de la analogía que hago-, el instante donde veremos el resurgir de viejas "ratas" (escondidas en el territorio nacional o venidas del extranjero), rodeadas por las "nuevas", mientras otras se pintan el pelaje para cambiar convenientemente de bando.

Todo esto lo digo porque descubriremos quizás -por las malas-, que no habrá descanso, y ello sucede a su vez por el hecho desgarrador de que aún no llegamos a donde debemos arribar: A ese estado de las cosas donde el compromiso social por la libertad prevaleciera, en el marco de una nación regida por un concepto de venezolanidad, bajo el manto de una rigurosa aplicación de su ley.

Tengamos cuidado con las ratas; las hemos dejado gobernar y administrar el Estado de forma escandalosamente corrupta; tanto, que hasta un Nicolás Maduro pudo llegar al poder, mientras un Juan Guaidó llegaba a liderar a la oposición.


 

viernes, 26 de julio de 2024

Una reflexión final antes del nuevo capítulo de la feria (*) electoral.

(*): “Feria”, porque pese a todas las elecciones, seguimos sin tener en nuestras manos el futuro del país.

 

Mientras el día de las elecciones controladas por el régimen llega, las piezas siguen acomodándose para darle la vuelta quizás a la “moneda” electoral, sin que ello signifique un verdadero cambio en el valor de ese instrumento social.

 

Veamos:

I: El problema de la falta de opciones para volver a ser una nación mediante el ejercicio de la soberanía con pragmatismo y visión geopolítica.

Estemos claros que María Corina Machado (“MCM” en lo sucesivo) se ha quedado enfrentando todo y a su entender y capacidad, donde los demás huyeron, se acomodaron o se afiliaron directamente a las formaciones políticas o militares del chavismo-madurísmo; eso le da un merito que no puedo ni deseo quitarle. Ahora bien, la pregunta es la misma que con Chávez en su momento: pareciendo ellos la solución a ciertos problemas nacionales, en el caso de MCM, ¿quién la controla y le pone la cadena corta si resulta en una intención de cambio de rumbo excesivamente acorde a los intereses de otros agentes foráneos?

Estamos en esta situación: o no está nadie agarrando de raíz los problemas, -atendiendo sus orígenes-, o alguien está callando a propósito las medidas radicales que hay que tomar y que tomará (y por supuesto, no me refiero a Maduro, pues éste es tan inútil como Guaidó a la hora de cambiar algo para evitar prolongarlo).

¿Nos jugamos el futuro en esa apuesta que no controlamos con el comportamiento que nos ha caracterizado hasta ahora, eligiendo y “esperando” a que hagan lo que la mayoría ni siquiera sabe que hay que atender y hacer?

Sin dudas que con un supuesto triunfo del candidato de oposición, algunas cosas cambiarían, pero: ¿lo harían en la dirección correcta?; ¿vamos hacia una construcción soberanista clara, o solo hacía la sucursal territorial mansa y genuflexa que desean otros países que nos miran con desprecio?

 

(Insisto: olvídenlo; ningún país nos quiere fuertes y soberanos; NINGUNO).

 

No me señalen de ser negativo; sólo procuro ser realista y arriesgarme a vuestro odio por atreverme a verificar que ustedes están pensando por sí mismos, porque observo que la brecha entre lo que debe ser, y lo que creemos que debe ser, solo se ha ensanchado, en nuestra contra por ahora, por supuesto...

 

II: El barco escora hacia la derecha con la actual oposición venezolana, como si el universo se tratara solo de izquierdas y derechas; nada de equilibrio en el horizonte.

Mientras el Sr. Edmundo afirma que estamos en proceso de retomar “el rumbo correcto en nuestra democracia” (sugiriendo con ello que nunca hemos estado fuera de ella y por tanto, justificando en esa misma medida al “democrático” régimen de Chávez y de Maduro), MCM afirma sin rubor que mudará la embajada venezolana en Israel a Jerusalén de ganar las elecciones, en abierta contradicción con la ONU, pero en alineamiento perfecto con Israel y EEUU; ¿Medida táctica conveniente para contar con los servicios secretos israelíes a su favor en este proceso eleccionario que puede tornarse violento, o franca sumisión a los mandatos de unos protagonistas mundiales, como ha hecho Javier Milei en Argentina?

El problema de fanatizarse (parcializarse) en una u otra dirección política, es que se tiende a despreciar todo lo que haya hecho el “oponente” (falla grave en una nación donde todos deberían estar “empujando” en la misma dirección), aun si fuera política o estratégicamente correcto (aunque mal llevado).

Recuerden: No somos soberanos en la medida en que nos doblegamos a las tesis estratégicas estadounidenses o de cualquier otro país, aunque como estamos geográficamente y hasta socialmente bajo la influencia geopolítica de los Estados Unidos de NA, eso nos ha puesto una venda a todos en los ojos, como sociedad.

III: ¿Y si Nicolás Maduro retorciese y negase el resultado electoral?

Por último, lo más perturbador por el miedo que infringe en la masas: ¿Y si el actual líder del régimen, -ilegalmente encumbrado como presidente desde el mimo inicio tras la muerte de Chávez-, cumple sus bravuconadas y suelta a los perros de la violencia y la ignorancia a masacrar a la gente?; ¿es posible esto?

Sin duda que para el caso de un déspota y una hipotética leal cúpula de mando militar, ello sería la oportunidad perfecta para sacar del juego a todo adversario u opositor, y lograr así la fundación definitiva y abierta de un régimen mafioso bajo fachada socialista y de falsa bandera soberanista.

El asunto aquí lo definen solo dos elementos: 1.- La decisión de la cúpula militar venezolana tras el acto electoral, en una dirección u otra, y/o 2.- La determinación social a sacrificar lo que sea con tal de darle termino a la etapa “5ta republicana” / chavista-madurista.

La manera fácil es la “1”, que sólo exige sumisión al que venga al poder; la manera cruenta es la “2”, que requiere de determinación y de una claridad que está por verse que poseamos;

La primera manera no depende de nosotros; la segunda sí;

La segunda nos exige esfuerzo y vigilancia tras el acto de levantamiento y actuación; la primera nos requiere solo de hablar en voz baja y ver si nos llevan al país que deseamos (suponiendo –insisto-, que lo tengamos claro en el imaginario colectivo).

 

Si toda la feria electoral se reduce a una simple aunque tensa elección presidencial, con breve crisis y cambio de régimen, habremos podido ganar un respiro, pero no la respiración completa, porque en ese instante, -aunque hayamos cambiado de dirección política-, también habremos ratificado -si no levantamos la voz de la autocritica decidida a cambiar las cosas-, que estos pasados 25 años de “revolución”, fueron totalmente “democráticas”, y ese será el primer paso para de facto estar corriendo nuestra propia “arruga social” del reconocimiento de los errores que cometimos, y por tanto estaremos ante el triunfo temporal del conformismo, que eventualmente podrá escribir nuestro epitafio en caso de que no rectifiquemos: “No supieron ser libres y mantenerse así”.

 

Decidamos y luchemos. No hay otra manera digna. Los tiempos del temor al ejercicio de la violencia en aras de la libertad deben quedar atrás. No hay otra manera para que los bandos nos tengan miedo, por nuestra resolución apasionada a ejercer la justicia entre nosotros.

domingo, 7 de julio de 2024

Un nuevo capítulo en la feria electoral: Venezuela 2024.

I.-

Es difícil olvidar el viacrucis que atravesamos queridos amigos; más cuando las cosas siguen tan exactamente iguales, que a veces hace sentir que no merece nueva reflexión alguna…

Ahora cuando se avecina una elección cuyo resultado puede ser tan contundente -como quizás también convenido previamente-, puede que estemos ante un rudo recordatorio sobre nuestra incapacidad para liberarnos. No olviden que hemos sido incapaces hasta el presente de hacer un genuino ejercicio -soberano, violento y contundente-, de aquel artículo constitucional para el que no supimos estar a la altura (350), lo cual terminará quizás haciendo bulto en la inutilidad que vivimos.

II.-

Tenemos que mantener presente que en esta Hispanoamérica donde leer más allá de de un titular puede causar  escozor por la alergia a profundizar en el origen y consecuencia de las cosas, salir de la miseria nos cuesta sangre y no olvidarlo a los 5 años. Por esa razón la sumisión ante los que detentan el poder seguirá rampante entre nosotros -sean estos rojos o azules: chavistas, maduristas o mariacorinistas-.

Este artículo no trata de si estamos acertados o equivocados sobre quitar a Maduro y sus 40 mil ladrones, para poner a la actual oposición (y sus respectivos pillos oportunistas), en lo que se supone deberían ser (y no lo serán por muchas cosas), unas supuestas elecciones “libres y justas”.

Disparemos a quema ropa; hagamos preguntas y parémonos sobre las respuestas:

1.- ¿Venezuela está bien o está mal?:

Respuestas corta: Lo segundo.

2.- ¿Quién lo define?:

Respuesta corta: La parálisis social que se vive.

3.- ¿A quién le estamos creyendo?:

Respuesta corta: Al relato de los políticos presentes en el país.

 

 

III.-

Estamos más o menos de acuerdo que a Venezuela le vienen al menos en este 2024 dos caminos temáticos que se les cruzan e interceptan en frente, sin que necesariamente resolvamos adecuadamente alguno: primero: la transición electoral (que puede o no), traducirse en un “enrosque” entre el oficialismo y la oposición en el aparente mando del país, y segundo: la necesidad apremiante -pero no atendida de manera general-, en referencia a lo que ha de hacerse con nuestra sociedad para no seguir en esta espiral descendente.

Con lo primero, sabemos que lo más probable es que cualquier “cambio” que se de en la dirección política ocurrirá desde lo que consideramos una muy cuestionable base de selección de personas / candidatos (más allá de líder que deseen mencionar) para entonces "destrabar" la rueda social venezolana, puesto que terminarán ocupando todos los cargos claves y sus periferias, sin que por ello se hayan visto en la necesidad de plantear al electorado lo que está mal y lo que tenemos que enfrentar, sacrificar y/o cambiar en profundidad.

Recuerden: Estamos en un peligroso periodo donde el riesgo de poner a quien sea "con tal de salir de estos", solo significará seguir a lomo sobre la misma criatura política.

Por esto es que resulta demasiado perturbadora la visión de que desde adentro del país no habrá cambio real sin el visto bueno de los que hoy detentan el poder, y eso significa que la transición será paradójicamente suave, pero definitivamente cómplice  y firmemente abierta a la corrupción como única manera de sobrevivir al gris y estado actual de las cosas.

El legado de esto puede llegar a ser demoledor, pues estaría invitando a la población a replegarse tras la nostalgia de regresar a la Venezuela “bonita” que precisamente por su existencia malcriada e inmadura, permitió la irrupción de la crisis y la de sus nefastos personajes de la “4ta” y de la “5ta”. ¿No sería entonces todo este “episodio” electoral, el giro de una “tuerca aislada” que no va a ninguna parte?

Miren, el no plantearnos estas cosas sin maquillaje ni excusas, resultaría en algo así como no querer romper el "silencio" que pudiera alterar el "sueño" de una nación atontada por su  relato auto-justificativo.

¿Dudan de lo que digo?; pues tienen derecho, ante lo cual les tendría entonces que preguntar (para aclarar la situación), lo siguiente:

 

1.    ¿Qué han hecho ustedes para romper el relato que prevalece dentro del país?;

¿   ¿Qué ha cambiado en ustedes en la interpretación de lo político como ciudadanos que son, tras 25 años de debacle en todo sentido?;

3.    Y con lo que hayamos podido hacer a partir de las cuestiones anteriores: ¿Estamos más cerca del cambio, o nos mantenemos exactamente a la misma distancia que antes de la realidad y por tanto, de las verdaderas respuestas que están pendiente descubrir y aplicar?

 

 

 

 

IV.-

Amigos míos, el acceso a la cruda realidad comienza por reconocer que sólo hay dos tipos de países: los soberanistas y los globalistas, y que habiendo tratado nosotros de ser soberanistas (pese a la presencia aplastante de EEUU viéndonos como su "patio trasero" a través de concepto geoestratégico denominado "de la isla americana”), la verdad cruel y desnuda es que lo hemos hecho todo tan mal, que terminamos reducidos a una colonia donde la ilegalidad predomina en casi todos los aspectos de nuestra vida social, política y económica.

Hemos intentado ser soberanistas, pero la arrogancia nos llevó a exponernos y encerrarnos en miedos, apuntalados con socialismos y clientelismos que justificamos con todas las demás lacras que nos atormentan.

Ahora, si gana MCM y sus acólitos tras más que probables acuerdos secretos de inmunidad civil y/o militar para los que tienen el sartén por el mango (civiles o militares), será como apuntar al país entero hacia la presente política decrepita de occidente, que es hacerlo al globalismo estimulado por los poderosos en Europa y particularmente en EEUU.

 

Si nos descuidamos y le damos cheque en blanco a quien gane, nuevamente  todo se reducirá a un gigantesco y grotesco "enrosque de piezas", todas ellas haciéndonos girar en círculos inútiles para todos, menos para quienes nos controlan tras bambalinas. Sería entonces nuestro “quítate tú para ponerme yo, que volveremos a la Venezuela bonita y bonachona

 

V.-

En verdad les digo que todo esto nos ha pasado porque nos dejamos dividir y arrancar la cultura; perdimos la capacidad de conservarnos como sociedad de venezolanos por historia, y no por migración ilegal; por eso es que parece que caminamos de puntillas por el lado de lo que debería ser la noción ciudadana propia, y todo como para no "despertar" a la “bestia” del interés personal de quienes sucesivamente han gobernado de espalda a todos nosotros, con nuestros propios votos.

(Y no, ni Chávez ni Guaidó  gobernaron para nosotros; desde el principio sellaron sus fracasos con alianzas y concesiones banales que destruyeron cualquier impulso inicial que pudiese asomarse sobre el horizonte; el llamado a cambiar, terminó siendo el llamado a mostrarnos a nosotros mismos lo inservible de nuestros sueños).

Así llegamos a las elecciones presidenciales a la vista, donde los caballos de la carrozas del fin de los tiempos rugen a lo lejos; lo hacen porque las manadas de caballos políticos se revuelven buscando ser los elegidos a los cargos, sin siquiera sospechar que en vez de ser tratados como caballos de guerra, poderosos y crueles hilos ocultos les permiten tan solo existir como ratas de oportunidad que desgarran entre chillidos, los restos estructurales de una sociedad ya inoperativa.

 

Nada que no hayamos conversado en el pasado, sólo que se viene un nuevo episodio sobre caminos ya pisoteados por tantas vueltas que hemos dado sobre ellos.

 

Quitémonos la venda de la inocente idea de que nos regalarán unas elecciones para "ahora si", cambiar; veamos que siguen siendo los mismos personajes, definiendo impunemente nuestro presente y condicionando el futuro inmediato, mientras le tengamos miedo al uso de la fuerza.

Insisto: las cosas están tan mal, que cualquier mediocre que haga algo al respecto tras ser electo, parecerá que hace una "revolución", cuando en realidad no será más que otra vuelta alrededor del mismo tronco...

 

VI.-

Con nuestra ceguera voluntaria, nos estamos haciendo los justos merecedores de la miseria en la que vivimos, ya que los que quedan en el territorio tratan de justificarse con explicaciones que justifiquen los trozos de país que sostenemos en las manos, en tanto que 7 millones de personas que no supieron o no consiguieron la manera de coordinarse para derrocar lo injusto, permanecen sin derecho a votar por el mero hecho de haber salido del país, y solo pueden ver lo que ocurrirá.

No estamos bien, pero no solo por Maduro o Chávez; lo estamos también por todos los demás que desde la oposición fueron unos descarados y sin vergüenzas que ahora peinan esperanzados sus pelajes para asumir los cargos para los cuales han llegado a acuerdos indecibles.

 

El nuevo capítulo en la feria electoral comenzó. También comienzan los momentos para una nueva oportunidad de cambio y exigir con la fuerza de la masa social decidida a darlo todo, que cambien el fondo, y no solo la forma del asunto medular: El respeto a la ley, y el castigo ejemplar a su quebrantamiento.


Un país posible y sustentable en el tiempo no es viable sin un cambio de paradigma; sin soltar esa idea presidencialista y mesiánica que cargamos en medio de decenas de partidos políticos y candidatos a presidente que no se pueden totalizar aun contando con las dos manos. En tanto no consigamos la manera de "empujar  todos en la misma dirección", seguiremos dando vueltas entorno a la misma miseria humana.

VII.-

No confíen del todo en alguien que viva de la política o de las ONG´s y fundaciones: Las convierten en  instrumentos de confrontación y no de conciliación, ya que nunca buscarán consensos en base a valores compartidos por la gente y no por los cenáculos partidistas y lobistas. Necesitamos gente que administre constitucionalmente la ley y sus reglamentos, y no a gente acostumbrada a "surfear" la "ola" del conflicto para justificar sus "si me votan, nuestro futuro será mejor"

Es difícil ser servidor publico: hombres y mujeres que proyecten por la nación, buscando acuerdos y consensos con proyectos nacionales de quinquenios y decenios.


En resumen: O sumamos las cosas recuperables de "la 4ta y la 5ta República" (1958 - 2024), desechando los parásitos de sus cosas negativas, o dentro de otros 6 años estaremos hablando y escribiendo de lo mismo.