lunes, 13 de abril de 2020

¿Qué está pasando en Venezuela?

¡Hola!;
Deseo decirte con el corazón en la mano, que el propósito central de este blog ha sido desde el principio, (cuando quería compartir -con la verdad por delante-, con todo el que como yo estuviera en Venezuela sintiéndose solo y “huérfano” de representación política), el llegar sobretodo hasta ti y a quienes forman junto contigo toda una generación de mujeres y hombres jóvenes, (quizás hasta adolescentes que en medio de la precoz curiosidad por entender, han llegado a esta página), deseosos todos por descubrir y entender la razón que explica el por qué crecen en medio de una situación tan “particular”, por decirlo de una manera suave
Y es que hay que decir las cosas en el contexto correcto; sabes que la mentira y la “diplomacia” para “maquillar” las cosas no van contigo; tú estás claro en que nada es “fuerte” o “duro”, “blando” o “suave” en términos absolutos, y que se hace necesario tomar la verdad por los cuernos, porque intuyes que lo que hoy parece “dulce”, en realidad no lo fue, y lo que fue “suave”, terminó siendo un desengaño muy “duro”, cuando la honestidad con nosotros mismos ha estado ausente.
Sé que me entiendes.
Por eso es que pudiste ser testigo hasta el día de hoy de cómo mientras una bota opresora aplastaba el cuello de la esperanza, tus parientes adultos renegaban de alguna manera de lo que para ti resultaba obvio, en medio de este languidecer de todos juntos, entre anhelos de que un Dios benevolente y con “preferencias” sobre Venezuela, resolvería los males, ignorando los “pecados” cometidos y a los “pecadores” aún ebrios en su arrogancia y pecado.
Fuiste percibiendo en tu ser, -aún si no comprendías cómo-, que había un error sistemático en todo eso; que exteriorizar las causas, las responsabilidades hacia enemigos ajenos a nosotros mismos, (mientras dejábamos intacto toda los lastres que como humanos y sociedad podíamos tener adentro), era un error que aún sin una forma definida, ya se dejaba percibir con claridad a lo largo y ancho de Venezuela, como las consecuencias nefastas de una negación permanente a asumir esa responsabilidad social y personal.
Si, responsabilidad; esa misma que explica por qué unos pocos pueden tener a tantos sometidos; esa misma que explica cómo tantos pueden estar equivocados mientras que pocos tienen la razón y la guardan, no por deseo propio, sino por estar amordazados como en cierta manera lo estás tú, porque aunque sientes lo que es necesario por hacer, pocos o ningunos te escuchan o toman en serio.
Te cuento que esa ha sido la historia de la humanidad en toda su existencia; una y otra vez, nuevas ideas han sido aplastadas y perseguidas, obligándolas a discurrir por los laberintos de la sociedad como discreta inspiración para que otros al llegar el momento oportuno, -una ventana, llamémoslo-, arremetieran contra la pretensión de hacer del mal, de lo incorrecto, el status quo al cual adorar y seguir.
Es por eso que las cosas las sientes más agitadas en tu interior, incluso más que otros “jóvenes” en el pasado, (es decir, allá cuando tus padres y antes tus abuelos, también lo fueron): sientes el momento de una “ventana” que se está acercando en Venezuela, incluso si te has tenido que ir con tus familiares o incluso solo o con tu recién fundada familia del país.
Sientes que hay un momento de confluencias, porque percibes que la invisible línea del no retorno, -esa que te dice que “el presente no puede seguir siendo lo mismo”-, ya fue cruzada, y que dependerá ahora de la coordinación que logres con otros jóvenes, para que esta “ventana” se abra hacia afuera con toda su irrefrenable luz, …o se cierre por otra temporada hasta que el tiempo correcto vuelva a llegar.
Muchos piensan que no eres capaz de tomar las riendas de una nación, porque creen que no escucharás a la voz de los que antes erraron y ahora aguardan con la lección aprendida en la mano, pero en realidad solo manifiestan con ello la desconfianza propia de los cambios generacionales, para lo cual una vez más, tú y tus contemporáneos deberán mostrar que en eso, el temor era infundado, porque conoces bien el poder y valor del consenso basado en la verdad y lo justo para todos, sustentado a su vez en los valores humanos que no por elementales, no han sido aun exitosamente ejercidos hasta el presente.
Esa línea de “no retorno” que mencionábamos, tu como joven que analizas  las cosas tras hacer una revisión en internet, “googleando”, (al tiempo que lees y ves cosas quizás en Instagram o Twitter), y escuchando opiniones de quienes te rodean, seguramente la has sentido en la forma de una ominosa pregunta que flotando sobre nuestras cabezas aún no consigue respuesta, o consiguiéndola, no consigues darle crédito a lo que podría implicar;
Esa pregunta es:
¿Por qué estamos en esta situación, siendo en teoría un país que lo “tenía todo”?
Para contestarla sin hacer de esto una letanía de cosas que se lleve más párrafos de los necesarios y no poca “habilidad” para enfrentar textos “espesos” (sé que tú la tienes, pero sabes que algunos adultos que llegan a este blog, no, y por eso este articulo es para ti), quiero proponerte que desglosemos la situación y evaluemos lo que ha pasado -y pasa- en esta Venezuela mediante 3 preguntas que podremos responder sin muchos rodeos (prepárate para leer algunas cosas duras):
1.- ¿Por qué nuestros abuelos actuaron como lo hicieron, aún cuando ya las señales se comenzaban a dar en sus tiempos?; (hablamos de los 60´s y los 70´s)
2.- ¿Por qué nuestros padres no solo tropezaron con la misma “piedra” de los abuelos, sino que de paso se quedaron sentados masticándola?; (hablamos de los 80´s y entrados los 90´s)
3.- ¿Por qué a pesar de estar sumergidos todos en el consecuente régimen de corte mafioso y narco terrorista (*) que mata en agonía a su propio pueblo, las cosas no cambian, aún entrado ya el año 2020?
(*): Nacido de una intentona nacionalista que nunca supo caminar por si misma sin la muleta cubana, y que creció como hijo no deseado producto de la fornicación de AD y COPEI en los años ochentas y noventas.

Bueno, creo que puedes ver que son preguntas donde sin rodeos colocamos desde ya la responsabilidad de lo que sucede en dos tiempos y tres generaciones: pasado y presente / abuelos, padres y los jóvenes

Comencemos con la última pregunta, -la tuya-, la de los jóvenes:
Si, iniciemos contigo y los que como tú aún están en Venezuela, más lo que han tenido que huir del país ante la extinción de toda oportunidad legal o éticamente correcta de prosperar basado en el trabajo propio, sobre la base de las posibilidades que heredaron. Hablo con esto del 99% de ustedes.
Tu sabes (porque no es un secreto), que tenemos a una población (*) que ha estado primordialmente constituida por jóvenes. Si, también es cierto que la población adulta ha "aumentado" proporcionalmente porque la migración ha alterado las diferentes poblaciones diferenciables por edad dentro del universo de personas que habitaban el país, pero no por ello podemos evitar el decir que en definitiva, sigue siendo una población joven.
(*): Me privo de llamarla “sociedad”, porque toda estructura de orden capaz de reclamar sus derechos y exigir sus deberes, ha desaparecido en la práctica hasta hoy, y con ello el merito para ganarse tal denominación.
Ahora, dicho esto,
¿Por qué las cosas no cambian con el mero empuje del ímpetu juvenil?;
Tu y yo debemos comenzar esta respuesta aceptando algo: que a todos nos consta que (los jóvenes) lo intentaron: que esos cientos de marchas multitudinarias se abalanzaron a las calles a exigir libertad, aunque dolorosamente todas demostraron ser acéfalas iniciativas, por estar carentes de un liderazgo que pudiera al menos medianamente reproducir, en línea con iniciativas militares (que ya de facto para ese momento estaban totalmente fragmentadas por la infiltración cubana en las mismas FFAA), los momentos vividos en el 2002 con la "temporal" (por torpe y truculenta) salida de Chávez del poder, sellando así con esta carencia de liderazgo organizado, el resultado obtenido ayer, y refinado perversamente ahora: Represión abiertamente terrorista (“ejemplarizantes” golpes mediáticos que buscaban sembrar desesperanza y miedo en la población), asesinatos, encarcelamientos, desapariciones, violaciones de toda índole y la pérdida de optimismo ante la mediocre respuesta de la dirigencia opositora, cada vez mas evidenciada en su complicidad, incompetencia, imprudencia y negligencia.
La imposibilidad que ves en la juventud que te rodea para alterar el panorama ha radicado hasta el presente en no haber podido articularse estratégicamente bajo alguna estructura de mando, difusión de información y coordinación de acciones, y ello es debido a que el Estado y el “Gobierno”, se fusionaron en un solo Régimen de mando y control, con una red de influencia y sometimiento eficazmente implementada en todos los estratos significativos del aparato armado nacional (militar y policial), reduciendo así al presente las posibilidades de los jóvenes apenas a  la “esperanza” de conseguir “algún día” de manera espontanea (*), la aglomeración de focos de protesta que puedan actuar exitosamente ante una misma sed de libertad, producto de la necesidad de redención y justicia, a un nivel que ronde para ese momento entre lo visceral y lo racional para tu generación, la mía y la de los abuelos.
(*): Debemos tener presente también que una operación militar o paramilitar elite de captura de los ahora líderes del régimen con precios sobre sus cabezas, o una intervención armada externa en busca del mismo propósito, podría espontáneamente lograr la reacción nacional y el cambio de la situación política.

Vayamos ahora con la anterior pregunta que podrías formular, y que atañe directamente a mi generación:
2.- ¿Por qué nuestros padres no solo tropezaron con la misma “piedra” de los abuelos, sino que de paso se quedaron sentados masticándola?;
Déjame decirte que tus padres vieron la situación, e intentaron tímidamente hacer algo al respecto: Unos votaron por la oposición en 1998, y otros lo hicieron por Chávez en la misma fecha; la mayoría de ellos (*) eligieron la vía del voto dentro de las condiciones existentes (**); es decir, con las opciones que estaban únicamente sobre la mesa.
(*): Es cierto que una porción de la población se decantó por la abstención, pero siendo un mecanismo de expresión que convenientemente nunca ni los políticos ni los partidos políticos han querido reconocer como ruta legitima para decir “no estoy de acuerdo, pregúntenme por qué”, simplemente se ignora, así representara a más de la mitad de la población electoralmente activa.
(**): Existían serios cuestionamientos hacia el sistema electoral venezolano, las manipulaciones de actas (el famoso “acta mata voto”), y el abuso de los recursos del Estado a favor de una causa político-partidista (todo ello fue la inspiración para las posteriores mega manipulaciones de la era revolucionaria).

Hay que precisar que para ese entonces el país aun creía en “las instituciones”, pero ya eso se trataba más una afirmación desesperada y subconsciente para no enfrentar el crudo vacio que se avecinaba, que de una verdadera convicción sobre la idoneidad de los partidos políticos como la “base” de la democracia, ya que eso “era mejor que una dictadura” (*)
(*): Una vez más ningún político asume en ese momento como tema de discusión nacional lo que no le convenga como agente de tráfico de poder, o de compromisos clientelares partidistas, haciendo que irónicamente, una dictadura de nuevo cuño, emergiera a consecuencia, hasta hoy.
Debo explicarte antes de proseguir, (y esto es muy importante, para que te deshagas de muchos “cuentos de camino”), que Chávez no llega al poder solo porque sacara la mayoría de los votos en las elecciones de 1998 (como si esto fuera porobra y gracia del espíritu santo”); en realidad lo hace porque frente a su candidatura, lejos de haber coherencia y una sola corriente como contraoferta política, se había dado lugar a una desordenada puja de diferentes partidos políticos y ambiciones, ¡lo que originaría hasta 10 candidaturas!
Si, DIEZ; no dos, ni tres, ¡sino DIEZ!
(Y mejor no te cuento los "arreglos" de última hora, porque te daría nauseas).
(Ver: http://cne.gob.ve/web/documentos/estadisticas/e98_01.pdf)
Ese “archipiélago” de candidatos resultantes, con la debilidad estratégica y táctica que ya te puedes imaginar, solo evidenciaba el cúmulo de intereses que prosperaban y daban forma al panorama político venezolano de los años 90, quienes con su terca insistencia en manejarse bajo los mismos conceptos y criterios derivados anti éticamente del ya viejo Pacto de Punto Fijo (1958), habían perdido con ello la “oportunidad de oro”, de casi siete años de “gracia” (refiriéndonos tu y yo con esto al periodo de tiempo entre el intento de golpe del 92 y las elecciones de 1998), con lo cual:
Primero: Se habría podido comenzar a corregir efectivamente mediante el gobierno del (muy criticable) Rafael Caldera, las graves distorsiones estructurales que ya afectaban a la sociedad de ese entonces, y
Segundo: Haber logrado crear una propuesta Nacional de trabajo de desarrollo humano sólida y consensuada estratégicamente en términos ideológicos y políticos, alineados con el espíritu constitucional republicano vigente (*)
 (*): La actual constitución nacional, pese a sus bondades, padece de ilegitimidad, por las modificaciones fraudulentas y la forma de ser “aprobada”, implementada e interpretada, lo cual debe ser abordado con urgencia en el futuro.
Pero tengo que decirte que nada de eso ocurrió. Ante la carencia de congruencia y sensibilidad en el ambiente político venezolano, incapaz ya de remontar la resistencia a ver solo hasta sus narices el alto estatus partidista y burocrático del que gozaban con la distorsión de lo que fue el Pacto de Punto Fijo ya mencionado, la tradicional visión de que “hacía falta alguien con pantalones para cambiar esto”, predominó en el imaginario colectivo, con el resultado electoral visto e inevitable.
(Así que por cierto: no le hagas caso a los que exclaman casi con “orgullo” que “…ellos no votaron por Chávez en el 98, y que ellos no tienen la culpa del voto castigo emitido por la mayoría al elegir a ese personaje”; en realidad, ellos con esa manifiesta arrogancia aún en el presente, son muestra inequívoca de la agria prepotencia que dominaba los años 90 y que dio al traste con cualquier posibilidad de cambio pacífico mediante propuestas congruentes apoyadas de forma mayoritaria.
Tú necesitas entender y asimilar esto: Todo hombre y mujer que fue a votar en el 98 por el candidato que fuera, aceptó con ello que las “reglas del juego” que le imponían los políticos, eran “válidas y aceptables”; ergo: todos nos lanzamos al pozo de excrementos si no tomados de la mano, si al menos al mismo tiempo en ese momento)

Finalmente debemos detenernos en la pregunta que atañe a nuestros mayores, y aún cuando pareciera inútil, lo cierto es que necesitamos responderla para reconocer la posibilidad de que esos errores se repitan:
1.- ¿Por qué nuestros abuelos actuaron como lo hicieron, aún cuando ya las señales se comenzaban a dar?; (hablamos de los 60´s y los 70´s)
Bien, tu y yo debemos ver otra vez antetodo, que lo que prevalecía como pensamiento convencional para esos años donde tus abuelos probablemente tenían derecho a voto y opinión política, fue lo que condicionó luego la época frágil y del stablishment” del cual tus padres no supieron encontrar salida, aparte de aquella de decidirse todos a eso de aplicar el de “poner todos los huevos en la canasta” en el 98, a favor de un personaje que aunque ciertamente había arriesgado su vida junto a la de otros en una asonada golpista en el 92, también resultó luego ser solo el “héroe” porque había sido el hombre al que se le dio oportunidad no editada de hablar en vivo por los medios de comunicación tras el fracaso golpista. Lo demás es historia conocida.
(Recuerda además: los años sesenta fue la época de las guerrillas comunistas en Venezuela y los intentos reiterados del cubano Fidel Castro de invadir Venezuela, lo que tuvo que ser repetidamente repelido por las FAN de ese entonces, y que dejó historias de valor y sacrificio entre nuestras tropas, que son hoy poco conocidas por el gran público y en el peor de los casos, minimizadas e ignoradas por el régimen actual)
No lo dudes: los sesenta y setenta fueron años cruciales para el establecimiento del status quo que finalmente daría pie a la aparición del fenómeno político que llevó a Chávez al poder en el 98. Todo está unido. TODO; nada es aislado; fue una cadena de acciones, omisiones y consecuencias.
Tus abuelos disfrutaron del máximo esplendor de la Venezuela que creían era posible, pero que de hecho estaba sembrando sistemática e imprudentemente los errores que eventualmente corromperían la estructura política (y luego social) del país.
Tus abuelos probablemente (con ilustres excepciones, claro está), fueron incapaces de observar que mientras se alternaban en el poder solo dos partidos (AD y COPEI), sin importar los errores que estos tuvieran en sus correspondientes turnos en la administración publica, poco a poco el partidismo, las cuotas de poder y las coimas por proyectos y sindicatos, fueron tomando el lugar de la ética y el valor humano, dejando relegado por conveniencia de todos, los principios colectivos más elementales, con lo cual se comenzó sistemáticamente a esconder las fallas y vicios que se venían acumulando, y que desencadenarían la debacle en “cámara lenta” que aun vivimos hoy, con un hito económico a principios de los años 80: el viernes negro; la devaluación del famoso Bolívar a 4,30 por dólar estadounidense. 
Fue el momento a partir del cual el valor de la moneda mal conducida por políticas desacertadas, no hizo más que llegar a la enfermiza cotización por la que va hoy.
Tus abuelos no consiguieron la fórmula para combinar el ejercicio ciudadano de sus derechos, con la exigencia del cumplimiento de los deberes por cada una de las partes, y que estas respondieran oportunamente frente a las instituciones que debían ser autónomas, a favor siempre de la prosperidad de la República que es asu vez, la prosperidad de su sociedad.
No supieron verlo, ponerle palabras a ese fenómeno, y construir una respuesta que pudiera ser efectivamente ejecutada.
El que un político renunciara a su cargo y fuera execrado del panorama publico, por pura fuerza de la ética, ya no era una posibilidad creíble. El principio del fin de la etapa que vivimos hoy, había comenzado.
El lento fluir de esa corrosiva tolerancia, daba de a poco al traste con los logros tras los pactos iníciales de gobernabilidad a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, por no ser revisados y adecuados con la debida ética constitucional, a la Venezuela que se adentraba en épocas de mayor exigencia económica, tecnológica y social.
Eran tiempos donde las cosas aún se veían por construirse, (y no por corregirse contundentemente), a diferencia del tiempo de tus padres, donde la urgencia era por hacer algo para evitar que se destruyera lo que quedaba de lo que se había hecho, y que con su consabido fracaso, nos llevó a este tiempo donde tu observas que todo se derrumba irremediablemente.
Tres tiempos, una misma desgracia en bajada continua, un solo país.

Nadie atinó a ponerle el “cascabel al gato” de forma evidente; simplemente la inquietud no estaba en el ambiente; la mente colectiva ni siquiera se daba cuenta de la existencia del tal “gato”, y mucho menos de la necesidad de un “cascabel”;
Te digo que la sociedad se “engolosinaba” con los beneficios sociales que la abundancia petrolera ofrecía, a tal punto que los robos administrativos en todos los estratos de una administración pública cada vez mas inflada y burocrática a nivel nacional (al igual que por Estados y por Municipios, y luego Alcaldías), pasaban desapercibidos a conveniencia, entre tanto flujo de divisas e impuestos mal auditados, que era a su vez despilfarrados y negligentemente administrados en una vorágine de ambición por el poder que expandía un populismo extremo como la medida más eficaz y natural para la administración social, con sus consecuentes improvisaciones:
I.- Adquisiciones con contratos asignados sin licitaciones a través de preferencias no alineadas con las del Estado ético;
II.- Falta de orden jurídico y territorial (invasión de tierras productivas y de tierras ociosas para casas sin permisos, que llevaron al levantamiento de la industria del rancho;  urbanismo no planificado, invasión de zonas protectoras, irregularidad en la planificación de la seguridad y defensa del territorio, no cumplimiento de los cronogramas estratégicos planteados, etc.)
III.- Floreciente carnetización partidista como vía exprés para alcanzar beneficios particulares sin contexto social de justicia.
Agrégale además a esto, la enfermiza tendencia a ver en cualquier cosa ajena a nosotros mismos como sociedad, las responsabilidades por lo malo que pudiera ocurrir, lo que marcó en definitiva las criticas fallas permitidas que a la larga, aunque nos sentíamos seguros, facilitaron que cuando llegara el trauma, fuera muy tarde para cualquier solución “suave y dulce” (¿Recuerdas lo que hablábamos al principio?).

Tengo que decirte que con todo esto no me refiero a la llegada del “chavismo” (ese endiosamiento del ego humano que nos permitimos como aglomeración humana); eso fue otro gran error de interpretación que aun hoy cuesta sangre y dolor.
El chavismo y la famosa “Quinta República” a partir del periodo 92-99, no fueron más que la continuación inevitable de lo iniciado en la “Cuarta República” por los pactos de “gobernabilidad” corrompidos en el trascurrir del tiempo, ya mencionados (como por cierto, recuerdas que recientemente ocurrió en Enero del 2020 con la reelección de Guaidó en la Asamblea Nacional), dando como resultado entre ambos periodos, el acuñamiento definifitivo de una “moneda falsa” con la cual Venezuela no pudo ya comprar más futuro, y que la ha puesto hoy de facto, en su virtual liquidación como país, tras cruzar la línea de no retorno.

Esto último que te digo a ti, lo hago con mucha responsabilidad moral, porque no debes temer a enfrentar la realidad; recuerda que esa ha sido nuestra bandera desde que comenzaste a leer este escrito:
Venezuela como la conocemos, esa que va quedando en pedazos al presente y donde tu subsistes -o lo hiciste antes de partir de ella-, (y que te cuesta reconocer como algo sostenible y creíble), NO DEBE SOBREVIVIR, si queremos que a partir del derrocamiento del régimen o el colapso de este último por acciones violentas, negociadas o naturales (como terremotos), tengamos la oportunidad real, CONSENSUADA  y planificada de:
Tomar los aciertos del pasado, las conclusiones del presente, desechando todos los lastres vistos hasta hoy, para remodelarnos a nosotros mismos con un valor de bien por encima de todos, como sociedad y nación, enarbolando a partir de la fundación de esa “Venezuela 2.0”, de esa “Sexta República”, ahora sí, una plataforma medible y verificable de progreso social en justicia y libertad, bajo la bandera del derecho y el deber bien cumplidos por todos

Pero no nos detenernos ahí, pues debemos con lo anterior:
Lograr la base sustentable y creíble que posibilite fundar a su vez en el futuro con fecha establecida desde ya, la “Séptima República” con la cual podamos decir con certeza razonable, que por primera vez en la historia de Venezuela, estaríamos dejando a la siguiente generación, una plataforma de desarrollo humano adecuada, con deudas saldadas y proyectos en pleno desarrollo.

¿Recuerdas la primera pregunta?:
¿Por qué estamos en esta situación, siendo en teoría un país que lo “tenía todo”?
Pues en los párrafos anteriores tienes el secreto para elaborar tu respuesta que seguramente se parecerá a ésta:
Porque que esa Venezuela tenía todo, menos gente (sociedad) que estuviera conscientemente dispuesta a condicionar sus acciones individuales y colectivas a un ideal que a su vez estuviese por encima de la cabeza de cada uno.
Es decir:
NO HEMOS TENIDO COMO COLECTIVO HUMANO, UN IDEAL COMUN ANCLADO EN UNA CONSTITUCIÓN Y SUS LEYES
¿Ves dónde está realmente nuestro talón de Aquiles?

Querido joven; tú que podías ser mi hija o hijo; a ti te dejo con mi corazón en la mano -tal como te ofrecí al principio-, esta entrada del blog, para lo que debe ser una cadena de eslabones fuertes construida con coraje y humildad, con la que tú puedas construir nuestro futuro y el de las generaciones inmediatas por venir.

Confío en ti para cambiar el mundo; para salvarlo de su propia locura en tiempos de ambición desmedida, minorías amasando fortunas y enfermedades contagiando a todos.
En ti está el poder del cambio.

Eres la suma de la sabiduría que es posible recoger y aplicar por la humanidad. Sé una generación que pase por alto la arrogancia, y que consiga navegar con mano firme el océano de las infinitas posibilidades que el universo pone a nuestra disposición, a través del amor.

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