martes, 27 de octubre de 2015

A seis meses (máximo) del REFERENDUM REVOCATORIO a Nicolás Maduro, ¿Habrá tiempo aún para instalar un nuevo gobierno civil?

Ya no se trata de si Maduro saldrá o no por la vía del referéndum; cuando mas, la pregunta es si aguantará hasta Abril del próximo año para sacarlo (probablemente “directo” a un tribunal de justicia). Sin embargo, la pregunta más inquietante resulta ser la que da origen al título de hoy: ¿Habrá tiempo aún para instalar un gobierno plenamente civil?
Y es que ya a la “veta” democrática de Maduro y su séquito de cómplices se les ve el fondo desde hace rato: Sus inconstitucionales y absolutamente falta de ética declaraciones públicas continuadas, afirmando que no aceptará nada distinto a la victoria aplastante de su movimiento político, -devenido en dictadura de facto con el control de todas las instituciones de la extinta república-, son una clara alusión a su estirpe caudillista, -aún sin el caudillo ya vivo-.
Tampoco es un secreto que el gobierno está levantado sobre poderosos pilares de intereses civiles y militares; una inoportuna amalgama que anda con la ley prostituida en una mano, y las armas de la nación en la otra, y que claro, resulta en una peligrosísima combinación que puede dar pie a todo lo negativamente imaginable que s eno spase por la cabeza. 
Es tal la cantidad de militares en cargos públicos, que nadie podría decir ya que en el país, los militares mismos son la solución a algo: con crudeza y en carne propia la gente está aprendiendo que los militares son solo ciudadanos venezolanos agrupados institucionalmente y entrenados para matar y destruir a fin de defender nuestra soberanía mediante la disuasión o la garantía de agresión (como cualquier fuerza armada en el mundo), pero demolido el país como está, la bota jerárquica del sector castrense ha demostrado que no sirve para controlar entes públicos claves de la nación, si ello implica administrar dinero o tener que decir verdades absolutas, debido a ese doble filo que constituye en la mentalidad del subordinado a algo verticalmente, el dar órdenes en términos militares, tanto como el recibirlas.
Pese a esto, e independientemente de lo que aleguen unos y otros, lo cierto es que el poder de las armas, sigue estando bajo la custodia de estos. Ello implica que las salidas violentas al actual cuadro socio económico y político que atravesamos, casi con certeza tendría que venir de la mano de ese sector, o con la complacencia de éste, pues en realidad, no hay golpe civil, ni mucho menos cívico militar: Los golpes los dan los militares, con militares. (NOTA: Rechazo cualquier intento de solucionar cosas por esa vía; ya Chávez demostró lo fútil de tal acciones)
¿Qué estas afirmaciones son solo un ejercicio imaginativo?; es posible y así lo deseo. Lo ideal es que Maduro renunciara este mismo diciembre, y entregara el poder para llamar a elecciones anticipadas.
Pero mientras ello sucede, y a falta de una coherencia y conveniencia de los políticos para llamar a una asamblea nacional constituyente (tema que habíamos analizado en un pasado reciente), la opción del referéndum revocatorio, a menos de 170 días de “distancia” de nosotros, se yergue como la única opción viable. Olvídense de alternativas políticas realistas antes del 6-D: las cuotas de poder a repartirse en esa fecha, son demasiado tentadoras para el chiripero político venezolano, tanto del oficialismo, como de la MUD y el resto de la acomodaticia oposición. Ellos (y ellas), no están pensando en otra cosa.
No sueñen con poderes políticos renovados en el sentido que nuestros agitados corazones desearían ya: no ha habido el Shock social necesario para que ello sea viable aún, y lo cierto es que estamos en un túnel muy oscuro, caminando a "tientas", y sin siquiera ver esa “luz al final del túnel”, pues nadie sabe cuántas “curvas” tiene éste para llegar al final.
Por ahora, observen a Maduro exigiendo seguir “lubricando” la maquinaria electoral oficialista de cara al 6-D, en una clara alusión a la muerte del debate político como herramienta de movilización social, y la prevalencia de la arrogancia y la necesidad de mantenerse en el poder, por el poder mismo.
Ah, y olvídense de que el “pacto de respeto a los resultados electorales del 6-D” firmado recientemente por el adjudicado presidente venezolano, cuenta para algo: el problema no son los resultados; el problema es la trampa, la manipulación y las mentiras que se dirán en el proceso electoral, para generar un resultado previamente convenido.

Para concluir, les vuelvo a preguntar:
¿Habrá tiempo aún para instalar un gobierno plenamente civil?

Este “flotar en la nada” nacional, no viene de manera gratuita: consecuencias duras y difíciles conlleva el descalabro social, en lo moral y en lo ético, que ha permeado cuanta estructura existe en nuestro país.
La "fiestecita" se va a terminar, pues aunque la noche sin luna es oscura como la desesperanza, en algún momento la madrugada llegará, y ella sin duda agarrará a los últimos borrachos (políticos y oportunistas) que se pelean hoy por las bebidas (riqueza), que aún quedan en el piso del salón (país), ya sucio y desordenado lleno de invitados con las barrigas llenas y el vomito de tanto abuso e impunidad, a sus lados.

Nicolás Maduro debe renunciar, porque no es necesario pasar a la historia únicamente como el hijo malnacido y despreciado por todos, y con razón.

Yo te digo Nicolás: ¡Renuncia!. Si el poder reside en el pueblo en verdad, Nosotros, la mayoría, te decimos: ¡Vete ya!

Por tu cargo a la orden y prepárate junto con los tuyos en el poder, a someterse al escrutinio de la justicia que todo esperamos para arrancar de nuevo como país.

A los chavistas que queden, les pido con respeto: Propongamos la misión "Nuevo presidente"!

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