martes, 21 de febrero de 2012

Cuando se impone la política y no las lecciones de la historia: Capriles Vs. Chávez, por ahora.


Atrás quedó la selección “informal” del candidato de la oposición mediante primarias; (la escogencia formal ya estaba hecha antes del 12 de febrero; de no ser así, no hablaríamos de un candidato político per se; acciones como las de Leopoldo López permiten inferir intríngulis de esas proporciones, realizadas con desenfado).
Atrás parece que ya quedó también la aún no identificada enfermedad cancerígena del presidente, así como el extraño episodio medico de su caída y resurgimiento, para darle así continuidad al Chávez de siempre, que sin reparo alguno, comienza a ensayar y poner en práctica, las estrategias necesarias para enfrentar al oponente aparente, buscando, al menos inicialmente, la victoria por la vía electoral.

Ahora, detrás de la siempre aparentemente “rutinaria” cara del mundo político todo, pareciera quedar solamente a partir de este momento, el “hoy y el mañana”, marcado el primero con el de qué manera cada uno buscará derrotar a su oponente, mientras que el último se erige como un hito, clavado en un hasta ahora, 07 de Octubre de 2012, como la fecha agendada para las ya mencionadas elecciones presidenciales en Venezuela.

De a poco, la polarización vuelve a tomar su lugar predominante, como en un programa informático, con la subrutina específicamente escrita para exasperar los ánimos, y preparar el escenario para los choques que se requieren políticamente, a fin de mostrar lo necesario de aquello de “…que el bien”, “…se imponga ante el mal”, siendo estas unas expresiones  utilizadas indistintamente por ambas partes producto de la polarización, seguras cada una de ellas, de poseer la verdad absoluta, y las pruebas históricas, sociales y económicas, de su necesario triunfo aplastante sobre el adversario…

…Adversarios; como si no se tratara de un solo país; como si de tribus peleando por el manantial de petróleo situado entre ellos se tratase, luchando despiadadamente, mientras tras cada una, oscuros intereses foráneos se mueven para controlar tanto el manantial de petróleo, como los demás recursos de ambas tribus, inocentes ellas, incapaces aún de ver su propia fortaleza como el pueblo único que en realidad son…
No quiero detenerme en las “bondades” de cada una de las propuestas electorales que se levantan al presente; el presidente como es de suponer, defenderá cuanto se ha hecho, y casi con certeza, en nada modificará  las faltas, dando continuidad a los mismos errores de los 70´s y 80´s, que se han arrastrado hasta hoy sin rubor. Por el lado de la oposición, cuya única meta manifiesta con claridad es sacar a Chávez del poder y, -más que dar un paso al frente-, es retomar los pasos de algo que existió/existe entre el pasado y el presente, escondido mas en las gobernaciones opositoras a Chávez, que en la necesaria percepción estratégica y nacional, lo cual termina dejando una sensación de vacío, peligroso desde todo ángulo, para la vida republicana que se requiere.
Básicamente, estamos ante un gobierno que tiene una enorme cantidad de aciertos en todos los temas nacionales, pero cuyos errores y omisiones en varios temas, son ya innegables, y cuyas soluciones  se hacen impostergables, dado lo elemental de esos aspectos abandonados. El anclar la revolución a una sola figura humana, ha ido de a poco, descontextualizando su esencia, y con ello, su efectividad real.
Simultáneamente, la oposición, en su ahora unificación temporal (por conveniente, aunque sea a regañadientes, -y no exenta de un outsider a última hora-), de cara a las elecciones presidenciales,  como una estrategia para enfrentar a un Hugo Chávez (que no escuchará sugerencias de quienes precisamente él necesita mantener como la némesis oficial de la prosperidad y la revolución bolivariana),  también ha terminado por decretar el cierre de su oportunidad para convertirse en el siguiente paso equilibrado en la construcción de la Venezuela que anhelamos como colectivo, y que, -como hemos mencionado en el pasado-, no alcanzamos todos aún a comprender lo que necesitamos para progresar al ritmo correcto.
La consecuencia directa de todo esto, queridos compatriotas, es el agotamiento de ambos modelos conocidos por los venezolanos, es decir, de los dos bandos.  No piensen por favor, que hablar de dos bandos, es distinto a hablar de dos partidos políticos, o de dos facciones; en realidad accionan de maneras similares, y se agotan de formas también parecidas. Es el “bipartidismo”, en todo esto, lo que hace que la hipocresía se exaspere al máximo, dado que no puede un bando atacar al otro y al mismo tiempo, criticarse, sin perder ventaja frente al adversario. ¿Ven la falla de fondo?
De a poco, la necesidad de una tercera opción, ya capaz de atender los problemas medulares que se refieren a lo social, a lo nacional y a lo republicano, erradicando en el proceso a los habituales traficantes de influencias y negociadores que siempre saben deslizarse de un gobierno de turno al otro,  al mismo tiempo que suma  todos los aciertos existentes, parece lentamente emerger, aunque se hace evidente que, sencillamente resulta aún muy temprano para concretar esta opción sobre algún colectivo, y mucho más para identificarla sobre un solo hombre o mujer, dispuesto esta vez a hacer revolución, sin hacerse a sí mismo, elemento imprescindible de ella.
Creo que los años que han pasado desde los ochenta hasta hoy, han demostrado que se requiere de un simple acto, que sin embargo, se erigiría como la más grande secuencia de transformación vista desde el inicio del boom petrolero en Venezuela: El acto de hablar solamente, con la verdad.
Nadie puede situarse en el contexto del todo si no se habla a sí mismo con la verdad; ningún país entenderá y mucho menos enfrentará, las fallas y vicios que lo aquejan y dispersan de la imagen solida de una sociedad abierta pero concreta, de una republica audaz, pero sensata.
Hablar con la verdad, sin diplomacias que edulcoren las cosas, sin parafernalias que busquen distraer a las masas pseudo-estúpidas que la vieja política identifica en nosotros, es la única vía, la única “autopista con canal central”, por donde avanzar hacia el futuro que soñamos.

Ambos protagonistas del año, es decir, la oposición y el chavismo, tienen la oportunidad de consolidar una visión que los supere a ellos mismos, adentrándose en terrenos inexplorados por la política venezolana: Aquel que nos permite autoimponernos un idea, un orden de prioridades superior a todos nosotros: Dios, Justicia y Pueblo.
Solo hablo de dos protagonistas, pues el tercero, -que no es más que la fusión de los primeros que rectifican y del resto que deciden coincidir-, y al que por primera vez podríamos llamar colectivo republicano, aun espera por un tiempo (indeterminado por quien esto escribe), para surgir y gobernar.
Ciertamente seguiremos dando pasos, pero por el camino asumido, y alternando torpemente entre el canal izquierdo y el derecho, ignorando el del medio, (que es el único que con certeza no tiene desvíos imprevistos más adelante), simplemente la patria grande que esperamos, la nación justa y equilibrada que aspiramos, puede perderse en el desierto de los lamentos, por las cosas que pudimos hacer, y no hicimos.

La solución final no está en partes de un mismo conjunto disputándose el control de una sociedad; busquen la solución en el equilibrio más allá de las pasiones sectarias; más allá de las elementales estrategias de división y confrontación. Allá donde la gente toda se respete, y donde la voz de uno, sea tan importante como la voz de todos. Allá donde Dios y la justicia, estén siempre por encima de cualquier aspiración individual de poder; y donde todos juntos podamos llamarnos con orgullo pueblo. Pueblo venezolano, heredero solo de sabidurías, propietario del presente, y garante del país que acunará y dará cobijo a nuestros hijos, y a los hijos de estos.
Elijamos ser grandes; elijamos ser humildes. Elijamos ser de verdad y en la verdad, venezolanos.

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