martes, 5 de julio de 2011

Bicentenario de la independencia de Venezuela.

Es bueno sentirse vivo en esta jornada; no todos los días una nación llega a 200 años de libertad; sin duda es una conmemoración especial; es un momento que llama a la reflexión.

¡Estamos en libertad!

Supongo que algunos dudarán de tal afirmación, y más de uno considerará hasta irrelevante esta fecha, como cualquier otra que pase por sus vidas; permítanme decirles que eso no sería lo más acertado, y no puedo menos que llamarlos a la reflexión, porque existen dos razones poderosas:

1.- La firma del acta de independencia supone solo eso: un acto de independencia, de soberanía, que retaría a cualquier imperio que pretendiese lo contrario con nuestros territorio y aquellos que habitaban en el. A partir de ese momento, comenzó realmente la segunda etapa de aquella lucha que nos llevaría hasta el día de hoy. No lo duden; la historia no es más que el registro de aquello que dejamos atrás. No se detiene, ni queda delimitado en el tiempo como cosas que deben haber pasado hace 100 años o más. La lucha continua en distintos escenarios, con nuevas personas, y con ideas modificadas con las décadas que transcurren sin cesar.

¡Estamos en libertad, porque tenemos derecho a luchar por ella!

2.- Con la independencia, y la lucha por ésta, no se puede caer en el error en que muchos caen con la vida misma: No se puede decir que “…después de tal cosa, seguro que si voy a poder vivir”. Solo se puede decir que se está vivo, porque se hace un esfuerzo por vivir. No hay otra manera, ni atajo posible.

Lo mismo ocurre con declarar la independencia, firmarla, y comenzar a luchar: Se hace el esfuerzo por ella, se cometen errores, y se aprenden de los mismos, para comenzar una vez más, en un ciclo que dura tanto como la cantidad de días que tiene una vida, sea de la nación, o de la vida de cada uno de nosotros.

No dejemos de vivir cada día; no dejemos de esforzarnos por ser independientes, con cada amanecer. Lo contrario es estar sometido, y no tener derecho “…a más que trabajar para otros, sin esperanzas”.

Así de simple; así de profundo; así de determinante.

¡Somos independientes y soberanos, porque tenemos la libertad para luchar por ello con cada amanecer!

¡Viva Venezuela en sus 200 años!

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