jueves, 27 de enero de 2022

Referendo revocatorio: Un elefante blanco más que eliminar de la fauna venezolana.

 

Y al final, no pudo ser.

El intento no quedó más allá de lo que hubiese quedado un tic nervioso en el párpado de una persona mientras duerme: en nada. 

Varios miles salieron a emitir su opinión, pero de ningún modo podríamos hablar de millones, y ni siquiera de cientos de miles. Es que en los términos de una escala social, -para el tamaño que tiene la Colonia Bolivariana de Venezuela-, tampoco fue un "ejercicio" de algo; si habláramos de ejercicios, fue entonces más como el pensar en ir a un gimnasio a levantar pesas, pero ni mirar a dicho establecimiento cuando pasamos por ahí.

El 26 de Enero del 2022 queda como nada.

Si quieren pueden molestarse conmigo, porque no me censuraré en consideración a ustedes frente a lo que debo decir: Aunque millones de seres nobles y hermosos habitan en nuestra tierra, llenos de buenas ideas, proyectos y dignidad activa y resuelta a sobrevivir y superar los obstáculos, (de los que tu seguramente eres parte), lo cierto es que nos merecemos este grado summum de miseria; no hay manera de cosechar un fruto bueno en una sociedad tan corrompida y débil de voluntad y carácter como esta que tenemos, sin que caiga en el barril podrido de una mayoría apática a su propia superación. No me pidan que solicite piedad al altísimo para salvar a una nación que no merece nada, mas que desaparecer.

Si lograste leer hasta acá sin retorcerte en tu ego y mandarme al diablo, te digo que seguiremos cometiendo un error si intentamos superar los errores del pasado, -y las consecuencias de éste-, arrastrando también con nosotros las sensaciones de fracaso e impotencia que nos inmovilizan.

Sobre Venezuela, no podemos defender lo que ya no es: de la misma manera en que no hay forma de hacer un referendo verdadero sin generar primero una amenaza creíble hacía el régimen para que se viera forzado a ceder o dimitir, tampoco hay manera de salvar lo que ya Venezuela no es: una Republica que le da cobijo armonioso y digno a una sociedad de ciudadanos que basan su prosperidad en el estudio, el trabajo y la exaltación de lo virtuoso y justo a través de un ejercicio vigoroso de la ley.

No se puede vivir con una "madre" que falleció, pretendiendo que permanezca con nosotros en la misma cama.

Es enfermo. 

No hay forma de seguir así, como tampoco la hay pretendiendo continuar con los actuales actores políticos, o con los socios internacionales que nos miran sin acercarse, y todo porque en realidad tampoco lo podemos lograr comportándonos como este barril de guijarros sin cohesión ni fuerza por separados que estamos siendo como sociedad.

El miserable o nulo ejercicio de ciudadanía y organización previa que exhibimos el 26 de Enero del 2022, demuestra que aún somos una sociedad que no arranca si no tiene un líder. Un líder que no existe a la vista.

El concepto de líder no es malo de por sí, a condición de que aprendamos antes de entregarle el poder de un Gobierno, el cómo desterrarlo del mismo cuando ya no represente nuestros intereses como nación, sin perder en el proceso la sangre fría necesaria para llevarlo ante la justicia cuando fuese necesario.

Nos hemos convertido en una vieja piedra de molino que solo se molió a sí misma, sin jamás haber molido buen grano con el cual producir algo que alimentara: Amanece el 27 de Enero del 2022 con una población de casi 30 millones de almas, totalmente sometidas, raquíticas y rendidas ante un régimen que no necesita ya ni siquiera celebrar el fracaso del referendo, pues sabe que nunca estuvo en riesgo de nada.

Si quieren palabras bonitas pero vacías, busquen a Guaidó, o al séquito de zalameros que como sanguijuelas siguen viviendo del cadáver de la madre sobre la cama donde dormimos (aún cuando muchos ya se contentan con dormir debajo de la cama, amparados por la oscuridad y "paz" del lugar); si quieren lo que va quedando de las bolsas de comida gratis y las casa regaladas, miren entonces hacia el izquierdismo que regenta  a Venezuela, pero si quieren libertad, miren hacia ustedes mismos, y si no se aterran con el vacío que se encuentran, puede que entre la mayoría, podemos cambiar las cosas.

¿Saben cuál es el estigma de toda población que fue esclava y luego liberada por terceros?: Que jamás logran mirarse al espejo sin sentir una muda vergüenza por no haber podido ellos mismo ganarse con su propio esfuerzo, lo único que no puede ser obsequiado; la dignidad.


Dignidad.

Cuando la tengamos, volveremos a hablar de lo que significa Libertad.

Ese día no hará falta referendo ni pretexto para derrocar la miseria humana que nos domina; ese día la última "piedra sobre piedra", caerá, y la fundación de la nueva Venezuela, comenzará.


Mi admiración y respeto para cada ser humano que no pierde la convicción por lograr una vida de valores nobles, y en consecuencia, no deja de poner un grano de arena cada día en pos de ello.



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