jueves, 3 de febrero de 2011

A 12 años del presente gobierno, ¿Qué generación poderosa vimos emerger?; ¿Que se ganó?; ¿Que se perdió?

Aunque este blog nace de la inquietud por plantear reflexiones ante las oportunidades perdidas a lo largo de las ultimas décadas de vida cuasi-republicana, estas fechas presentes, donde sectores políticos, -civiles y militares-, celebran el aniversario de la llegada al poder de Hugo Chávez, se ofrecen como una excusa más para evaluar lo que en particular, estos 12 años de gobierno han dejado en el imaginario colectivo, y en la practica, incluso, de cara al futuro.

-No toquemos en esta ocasión, el fenómeno producido por las reelecciones limitadas solo por la resistencia humana y periodos de 6 años de gobierno-.

Saben que estos temas los hemos ido tocando uno por uno, y no una vez nada mas; ahora podríamos bien comenzar a hacer cruces de vectores, cuyas energías se combinan y pierden para dar origen a nuevos vectores que con suerte, o mejor con la guía de Dios, resultarán en inicios prometedores y mas elevados para nuevas etapas de la nación donde vivimos.

La gente, los valores descarnados y expuestos a cualquier modificación, -sea positiva o nefasta-, así como las decisiones que tomemos en el futuro inmediato y a mediano o largo plazo mediante la vía expedita y planificada de la estrategia nacional sólida y compartida por todos sin mas pasión que el de la construcción del futuro republicano de nuestros hijos y nietos, serán los tres vectores claves a tratar, a mantener en nuestras conciencias y por los cuales los sacrificios útiles y nunca olvidados serán vitales.

Comencemos con la gente; con las generaciones que llegaron cruzaron y nacieron luego del intento de golpe de estado de 1992.

Se que los sociólogos están mejor capacitados que yo para dar una respuesta formal a estas preguntas inicialmente planteadas en el titulo, pero me basta con comentarles algunas generalidades que observo como consecuencia directa de esta década y tanto de omnipresencia chavista, (que no casi nada bolivariana), considerando igualmente el despliegue sucesivo de su imagen (la del presidente y entonces solo golpista, héroe y futuro candidato presidencial) a partir de dicho intento de golpe, y de su posterior liberación y perdón por parte del entonces presidente R. Caldera.

El tema se podría analizar por la vía de las tres direcciones sugeridas:

1. La generación defraudada desde los ´70 hasta principio de los noventas. La izquierda diezmada y la derecha enquistada en cómodos curúles de poder político y económico alternativamente compartidos, mientras las semillas del desorden, la desvalorización y las rancherías, se sembraban impune y desenfadadamente en las faldas del Ávila y de igual manera en las principales ciudades del país, nación que veía sin mutarse, sus fronteras mas permeadas y débiles que nunca.

2. La transición desde el 92 hasta el 98 en la mentalidad del colectivo incluyendo a los más pequeños en cada hogar, con la capacidad para comenzar a absorber lo que ocurría.

3. La de una generación poblacional expuesta básicamente a la diatriba política presidencial y la de sus opositores y torpes oposicionistas, hasta la mayoría de edad, desde el 99 hasta el presente, y con ello, el surgimiento de una necesidad por algo más allá de todo lo practicado; algo íntimamente relacionado a un espíritu que busca lo nacionalista y sano, con lo austero pero solidario, volcado a la atención de los venezolanos y de los extranjeros que viven entre nosotros y bajo nuestras normas. Algo en definitiva, no experimentado por los jóvenes venezolanos.

Este análisis, claro está, habrán de hacerlo ustedes con su propia conciencia y corazón, quienes en definitiva serán las encargadas de ofrecerle a cada uno de vosotros, las herramientas para tomar las decisiones necesarias a partir de ahora.

Pero en definitiva:

¿Emergió una generación poderosa y revolucionaria como le gustaría decir al ciudadano presidente?

A mi modo de ver, ciertamente nació una generación poderosa: Poderosa en necesidades.

Obligatoriamente deberemos pasar por asuntos tocados en el pasado para poder explicar esto. Estas necesidades, relacionadas con lo que se perdió hasta hoy en el camino, comienzan con:

1. La carencia de una ética, de una sinceridad, respetada y sagradamente expresada por algún político (militar o civil).

2. Hogares firmes. Muchas veces los actuales están sumidos en una evolutiva (o involutiva según sea el caso, pero en continuo cambio al fin) concepción política de la nación, con la división, la intolerancia, la desvenezolanización y la falta de un horizonte claro para decidir colectivamente de forma contundente.

3. Justicia. Una justicia desdibujada hasta hoy en día, subdesarrollada, sin alma propia ni majestad mostrable ante el colectivo, incapaz todo el tiempo de hacerse respetar como garante de la constitucionalidad necesaria en la republica.

4. El elemental derecho humano a un futuro digno garantizado: la realidad actual de los embarazos precoces y el nulo control de natalidad. Nadie dice “esta boca es mía”, para ponerle un alto a este desorden; los jóvenes lo saben. Conocen cada una de las omisiones que los lideres políticos, económicos, militares y religiosos han hecho.

5. Una ruta distinta a la política que se hace populista para conseguir su permanencia en el círculo de poder: Las consecuencias que se tragan a las causas: cuando la pobreza, -y no la dignidad-, manda.

La inmediatez e improvisación como guía suprema.

6. Eliminar en su raíz la exhibición del peor de los egoísmos en los lideres: Cuando un político no acepta correcciones ni mejores ideas, y lo hace evidente y valor en su propia vida. ¿Humildad?; ¿Qué es eso?.

7. La de eliminar por parte de la generación madura-vieja, la dicotomía “amor/odio” por los gobiernos, mientras mantiene una continua e insensata frialdad hacia el concepto y realidad del estado y la republica como valores fundamentales junto a los de la venezolanidad misma.

8. La de frenar la maximización del fenómeno nacional donde el poder colectivo, el control real sobre el gobierno, se ha visto en la realidad disminuido, al vivir fundamentalmente de la dadiva gubernamental, o del eufemismo comunal, que ha establecido en el país, un para-gobierno paralelo, sin fuerza real, sometido al primero con mayor rigidez, postergándose así el vivir de la bonanza estratégicamente diseñada, mandada y puesta en practica para generar bienestar y riqueza laboral y educativa colectiva.

¿De donde puede un gobierno sacar en buena lógica que si un puñado de funcionarios dentro de la figura controlada de un gobierno, no pueden con la corrupción que los pudre, una nación toda, comunalizada, detrás de las trincheras del extremismo político y manejando dinero a discreción, lo hará mejor?

¡Pareciera que no hay nada mejor que sembrar simpatía y esperanza en la gente con este mecanismo sin ni siquiera tener que sacar a nadie de sus huecos de miseria!

¡Solo hay que conservar el hueco hecho en la cuarta republica, con la decoración de la quinta! Esto los jóvenes lo ven claramente. Lo sienten, aunque no fueran capaces de describirlo. Por ahora.

9. La de un reconocimiento expedito del error político, social y comunicativo nacional que ha hecho de la viveza un antivalor aceptado de vida en Venezuela, ante la carencia de la venezolanidad bien practicada y entendida. Los jóvenes saben que hacer una virtud de una carencia (la viveza), es ilusión de pueblos cándidos y extraviados en sus metas.

10. La de reconocer que el gobierno debe ser un títere del estado, constituido este ultimo por cada uno de nosotros como colectivo republicano, cuando nos ceñimos sin vacilación a la constitución y a las leyes éticas y socialmente justas, que están inspiradas en esa alma escrita de nación que redactamos y refinamos hace una década ya

11. (coloquen aquí la que falta de acuerdo a vuestros corazones).

No terminemos sin recordar y resaltar que, necesitar cosas, no implica debilidad; al contrario: puede mostrar la ganancia: La grandeza de los nuevos corazones que sienten dentro de si, el vacío inllevable en el mundo que los rodea. ¿Acaso no es esa una de las principales chispas de la evolución humana y de la superación personal y así colectiva?

¿No implica a veces, ensayo y error?

¿Por qué angustiarnos entonces con la señas del presente?

Confiemos en la fuerza de los nuevos ciudadanos que llevan en sus corazones, no la doctrina de los hombres limitados por sus vivencias, sino por la verdad de Dios desde el origen de todo.

Por estas razones, sigo negándome a ver con horror o con euforia, -como extremista insensato al fin que sería de hacerlo así-, estos últimos 12 años de gobierno, separados de por lo menos, las tres décadas anteriores: Luchemos por ver el todo, y comprendamos mejor el ritmo de tiempo de las naciones; contemplemos las opciones, y sobretodo, anotemos los errores que se repiten sin cesar, a la espera de nuestra correcta rectificación. Los próximos años serán importantes para el mejoramiento de todo el colectivo republicano, si así lo decidimos. Al mirar hacia arriba, solo deberá estar Dios y la constitución, con las leyes como flamantes trompetas que anuncian el verdadero orden que da progreso. Esta generación joven lo esta entendiendo así. El próximo paso puede ser ya el de ellos.

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