Pasa otro día en la Venezuela dividida, y solo veo al hombre autodenominado
hijo de Chávez, erigido como presidente, apalancando con mayor ahínco en la
grieta que ha creado estos dos enormes bloques en la sociedad venezolana.
Simplemente él no entiende de matemáticas: No hay manera en que la mitad
que lo apoyó, haga más ruido que la mitad que no votó por él, y viceversa. No hay
manera en que una mitad supere a la otra mitad. No hay manera en que una mitad
tenga más valor que otra; no hay manera de tener autoridad para acallar a una
mitad a favor de la otra, en un país con un marco constitucional tan vapuleado
y difuso a causa de tanto abuso e indecoro.
¿Quién más no entiende las matemáticas?... ¿Acaso todo el país?
¿Dónde está la moral?; ¿Dónde está aquel honor cuando la palabra de hombre
era oro?
¿Qué hago con la impotencia de ver como las cosas se caen a nuestro
alrededor sin necesidad?
Por primera vez en la historia contemporánea de este país, el juego esta momentáneamente
paralizado. Como un juego de dominó entre principiantes, la partida está
trancada y no hay manera en que las dos parejas de jugadores se pongan de
acuerdo. Puede ser un momento peligroso, o puede ser… los inicios de un trabajo
de parto un tanto traumático, que termine por parir una nueva opción: La de la tercera
vía.
En algún momento tendrán que emerger
los luchadores sociales de lado y lado, los que trabajan la política con
honestidad, en el marco de la ley, desde todo el territorio nacional, y
enarbolar una bandera común, dispuesta a ceder y a recibir; dispuesta a
perdonar, y a confiar, porque esta vez estarían de acuerdo en que la verdadera
esencia de la nación, está en su constitución.
Es tiempo de la estridencia; los perros de la confrontación, antes
amarrados, ahora están sueltos. Ningún bando logrará resaltar más que el otro,
como ninguno de los dos bandos está dispuesto a soltar el cuello del otro… a
menos que uno de los dos, decida derramar la sangre del otro.
¿Caín derramaría la sangre
de Abel?...,
¿Quién decide ser Caín?
¿Quién decide ser Caín?
Aún estás a tiempo Maduro; aún Dios, y hasta lo que aprendieras de Sathya
Sai Baba, podría marcar alguna diferencia en tu vida. No sigas mostrando únicamente
tu lado más intolerante y soberbio. El
amor no se dice; se practica. Tengo Fe en que puedas hacerlo…
…Ya sólo eso puede tener.
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