Creo que por primera vez en este blog debo decir que me siento incomodo al
escribir. La persecución que ha comenzado a surgir del anonimato y de los
círculos más radicales desde ambos bandos políticos, aunque en muchísima mayor
medida, desde el oficialismo, no dejan que pueda bajar la guardia. Nunca había
considerado en serio que pudiera ser perjudicado a nivel laboral o social por
el hecho de escribir lo que entiendo como verdades en este país. Hoy, sin
embargo, comienzo a evaluar más de cerca estas cosas. Sé que no es fácil en
internet mantener este blog cual fortaleza inexpugnable, y debo considerar
hasta el hecho de que sea hackeado y eliminado. De ocurrir ello, procuraría
volver bajo el mismo nombre, desde otro dominio. Dios Nos cuida. Eso es lo más
importante.
Dicho esto, entremos en el tema que deseo abordar en la presente entrada, y
que es en respuesta directa a las debilidades que observo invariables en el
tiempo, y potencialmente dañinas, salidas de uno u otro candidato
I.-Capriles: “Aceptamos la auditoría,
en esas 12 mil cajas está la verdad”
II.-Maduro: “En Venezuela no hay
oposición, lo que hay es una conspiración”
Estas dos declaraciones, sacadas de la prensa nacional solo en el lapso de
unas horas, demuestran lo desatinado de las visiones que ambos hombres, (uno
erigido en el podio del liderazgo por los votos que ha ido ganando con los años,
mientras que el otro llegó a ese podio, luego de un trabajo permanente a la
sombra del presidente, y por el dedo de Chávez), tienen en lo que se refiere a
la realidad de Venezuela.
Numero uno: Capriles no puede esperar, -y muchos
menos declarar con absoluta seguridad-, que al realizarse la revisión del resto
del material electoral, y el posterior conteo de votos, se obtenga un resultado
distinto al ya anunciado. PRIMERO, porque las boletas son resguardadas por el
mismo CNE (…o lo que es lo mismo: “Zamuro
cuidando carne”), sin ningún ente independiente vigilando, y donde en
teoría, (en un supuesto negado), no existe ningún inconveniente para
“reimprimir” cuanta boleta y acta haga falta ¿O me van a decir que además validarán
cada una de las miles de firmas estampadas en esas actas y cuadernos?; SEGUNDO,
porque con esta declaración Capriles está obviando el principal obstáculo para
ganar una elección limpiamente en Venezuela, particularmente desde el nefasto
error cometido por los oficialistas, al aprobar la reelección indefinida de
quien esté en el poder: El omnipresente
abuso gubernamental al momento de disponer de todo recurso posible, sin mediar
legalidad o tribunal alguno, para imponer su intención de ganar. Al
obviarla, le deja abierto el camino a la estampida oficialista que se está
llevando “por los cachos”, de parte de quienes antes estaban contenidos por
Chávez, la institucionalidad que el mismo presidente se había encargado ya de
hacer a un lado de manera selectiva, en aras de los objetivos revolucionarios
que al fin de cuentas, no fue capaz de instaurar por la vía legal y
consensuada. A veces pareciera que la prudencia y la distorsionada libertad que
restan en el país, pesaran más que el arrojo necesario para decir la verdad por
la calle del medio; esto resulta evidente, al menos, en la misma medida en que
la conveniencia de estar cerca del poder para usufructuarlo, es buscada y
cultivada por las altas esferas oficialistas. (No hablo de los demás, -es
decir, de nosotros-, que viviendo en los mismos barrios y urbanizaciones de
siempre, nos tenemos que calar a diario las consecuencias de la inseguridad, la
inflación y el desenfoque del destino nacional). Ese desenfoque por cierto,
oculta la razón por la cual la oposición, como el chavismo, ha demostrado con
los años, que no son la vía más adecuada.
Volviendo al punto, ¿Si el
que sacó más votos, de los que adversan al gobierno, no es capaz de levantar la
voz para denunciar no solo el fraude que el declara en los resultados, sino
también el “fraude” cometido desde la misma asunción al poder de manera
irregular de Maduro, y su posterior y abusiva campaña electoral, con los
poderes ahora colgados de los nuevos testículos presidenciales, que esperanza
nos pareciera queda a los demás?
Numero dos: Maduro confunde la firmeza del mando
humilde (esperable de quien solo fue designado a dedo), con la arrogancia
estilo “autoritarismo siglo XXI” que
ha surgido en Venezuela a falta de una
venezolanidad cultivada por todos (Y
Chávez no es el culpable de esta carencia: Lo somos todos y aquellos que
vivieron antes que nosotros); por eso es que él puede con facilidad
endosarle los muertos diarios, -atribuibles al terrible hampa desbordada-, y
demostrable estadísticamente en Venezuela, a un evento supuestamente auspiciado
por la oposición, y así sin pensarlo mucho, llamarlos mártires de su propia
causa particular y oficialista. Conveniente Nicolás; muy conveniente para ti.
Parafraseando a Jesús: “El bando
político que esté libre de pecado, que lance la primera piedra”.
(Seguramente son tan caraduras,
que ambos bandos comienzan a apedrearse entre sí)
Te digo algo Nicolás: Mejor que estar rodeado de presidentes de otras
naciones, interesados en negocios e influencias más que en otra cosa (al igual
que UNASUR o la OEA), deberías haberte preocupado por estar rodeado de los dos
bandos que hoy existen en el país. No podrás nunca en sano juicio dividir a
Venezuela en dos mitades territoriales, y pedir que los de un bando vivan en
uno, mientras que los del otro bando se van para el otro lado. Tan estúpido
como suena eso, es pretender seguir ignorando a los que no están de acuerdo
contigo (y que no van a cambiar de opinión solo porque lo decretes o los
ignores), y con el modo de hacer política que la revolución ha levantado.
(Distinta cosa sería hablar de las buenas intenciones que la misma tenia, y que
aún debemos procurar lograr con justicia e igualdad natural en nuestra querida
patria). No puedes salir intacto de esta arrogancia política que pretende
excomulgar “revolucionariamente” a quien osara votar por una opción distinta a
la que tú representabas. Eso te hace ver enemigos y conspiradores en todas
partes. Eso es peligroso para la salud de cualquiera.
Tienes que entender que en Venezuela no podemos aún, a la vista de los
abusos y el resultado obtenido el pasado 14 de abril, hablar de que se estén dando elecciones
democráticas y justas, apegadas celosamente a la ley, que buscasen entregar el
poder solo por un tiempo finito, a una interpretación política de los designios
constitucionales, dado una etapa especifica del país. Me imagino que sabes que
las cosas no son así.
Quizás Capriles está limitado por su arraigo a una estructura de oposición
a la cual le ha costado enormemente evolucionar y no percibirse como lenta a la
hora de exigir y proponer metas claras, sociales y justas, (sin parecer al
mismo tiempo hambrienta de poder e influencia), o que no suenen a recetas de
organismos internacionales, o de gobiernos “amigos”, y en todo caso, él sigue
teniendo delante de sí, el reto de reinventarse y liberarse. Mientras, Maduro
no ha dejado de sonar con la misma estridencia con que lo haría una lata vacía
con una piedra adentro, al no haber declarado (por interés o conveniencia), su
verdadero plan de gobierno. Esperemos que frases tuyas como "Estoy dispuesto a conversar hasta con el
diablo", no signifiquen que desprecias a tus adversarios, o peor, que
piensas que estamos, -o estaremos-, tan mal, que habrá necesidad de hablar con
el que tu mencionas en esa última frase.
Solo queda esperar que las cosas mejoren; apostar a otra cosa sería
suicida, y un atentado a nuestros hijos y nietos.
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