Veamos a la oposición primero: comenzaron nombrando entre sus mas destacados “voceros” y “representantes” a una llamada “mesa de la unidad” que básicamente, se desgarró, destrozó y maldijo a lo interno, para seleccionar convenientemente, a unos por consenso, y a otros por elecciones primarias limitadas, a sus candidatos a las futuras elecciones legislativas, distribuyendo adecuadamente las cuotas de poder.
Perdónenme lo “grueso” de mis expresiones; no me inspiran nada menos quienes participaron y se prestaron para los resultados obtenidos ahora, y hace unos años al negarse a participar en las anteriores elecciones legislativas. Comprendo que todo esto deberíamos verlo desde una dimensión superior, favorable al análisis, con un carácter mas bien benévolo, pero no me pidan que en todo momento, sea algo más que un venezolano con frustraciones y dificultades que sortear a diario, entre el desorden de las calles y el tráfico, la delincuencia generalizada en todo nivel y las mentiras u omisiones de quienes gobiernan o aspiran a hacerlo.
Una miríada de personajes nacientes que quiso alinearse con la oposición convencional, fue arrasada por las viejas escuelas de intereses políticos; ancianos desnudos y sin vergüenza ante el colectivo, fueron escogidos como los supuestos representantes “verdaderamente dignos” (vomiten por favor, ¡no se envenenen!), de aquellos que no comulgan con el gobierno y el movimiento chavista. Craso error.
Increíblemente, la oportunidad de dejar como punta de lanza a quienes con su juventud o mejor, con su trayectoria intachable, podían mostrar un rostro esperanzador de cambios, fue lanzada al comedero de los puercos, a favor de los políticos de oficio de la cuarta y quinta republica, secundados todos por los medios de comunicación oportunistas y los personajes oposicionistas con poder, más recalcitrantes aún y prestos a cobrar sus cuotas.
En este momento, sigo previendo la derrota de la oposición en esas elecciones, en términos de lograr solo minorías, si persisten en ir divididos, pues ello será su perdición anticipada, quizás afortunadamente.
No se extrañen ante mi aspereza y casi deseo de que pierdan: mejor es aguantar un poco más la respiración, que tragar el excremento en el cual seguiríamos sumergidos. Llegará gente valiente, que con el honor de ser correctos como carta de presentación, marcarán la diferencia. Esos días irán llegando. Mientras, los animales carroñeros que revolotearon en abril del 2002, durante aquellos confusos e inútiles días, seguirán en lo alto, en todo sentido y en todo estrato político y administrativo, esperando una nueva oportunidad para reestablecer viejas estructuras de poder.
Si no le dan oportunidad a la gente honesta, a los que quieren hacer y no cuentan con los recursos de los oscuros intereses personales en venta al mejor postor, la oposición deberá seguir en el corral de los animales enfermos, separados del resto, para evitar la propagación de sus enfermedades altamente contagiosas.
Hay una diferencia ENORME entre el oposicionismo y oficialismo; sirva esta para pasar a la segunda parte: La oposición trabaja con intereses difíciles de separar en sus partes; siempre tienen sobre sus humanidades, el característico olor del pasado; no hay transparencia medible, cuantificable. El oficialismo aparentemente militarizado por su tipo de organización trabaja con poca claridad ideológica, -aunque parezca contradictorio-, pero con enorme convicción por parte de las bases, y conveniencia soterrada por parte de las clases burguesas que la lideran y que conforman su politburó: sólo siguen a su jefe y punto. “Patria socialista o muerte, ¡venceremos!”; Dios no era socialista; tampoco Jesús o el mismo Bolívar; ponerle esos conceptos a ellos es pura ficción, pero parece que eso no importa; sólo son detalles semánticos. No tienen problemas en decirlo; no importa si no se cumple cabalmente o no se entiende del todo; tampoco tienen limitaciones para vestirse de rojo, -como los de AD antes para vestir de blanco-, e ir a una concentración, a pie o en buses pagos que facilitan la marcha. La dirección a caminar es clara, porque el líder lo dice. No importa si él no esta claro, o errado. Seguirán a líder.
Ese es el oficialismo: La cúpula es una cosa, pero la base popular no te va a engañar; solo dirá lo que hallan entendido del libro recibido sin haberlo pedido, sazonado todo por la jerga coloquial del venezolano de a pie, y eso si: su activo cinismo frente a décadas de abusos y mentiras que en el fondo, solo se transforman pero no desaparecen. Para llegar a los niveles donde si percibirás cosas extrañas, mentiras e intereses económicos y de poderes particulares, deberás llegar a los cuadros medios y de elite como decíamos, pero como en el caso del oposicionismo, te será casi imposible, si no eres uno de ellos mismos, claro.
Sus elecciones, para aquellos candidatos que no van por lista “selectas”, fueron de bases amplias, y únicamente revisables y corregibles por el presidente del partido. Contaron con los recursos casi infinitos del estado, pero eso es solo un pequeño detalle. Seguramente el presidente, como decía, dispondrá algunos cambios, y decidirá la estructura final de las listas de candidatos, pero lo hará en “familia”, con la base escuchando, y ello lo hará inobjetable.
¡Por supuesto que existen los buitres que solo quieren poder!; comenzando con que muchos de ellos fueron ya los elegidos como candidatos por listas, aún antes de las elecciones internas.
No es esto por supuesto, lo que detendrá a las masas antes desesperanzadas que siguen al presidente: las sigue moviendo el deseo de adhesión a un ideal, y a un “solucionador de problemas”.
En fin, está en la mayoría de ustedes queridos compatriotas, la decisión. Evalúen con cuidado que quieren de la próxima asamblea nacional y de estos partidos con sus peculiares formas de seleccionar a sus candidatos; determinen que correlación de fuerzas será la mejor; imaginen –sólo imaginen-, escenarios totalmente opositores (con la sombra de un Pedro Carmona revoloteando por allí), y otro escenario absolutamente chavista (con mas de un líder extranjero como Fidel Castro frotándose las manos).
A veces pienso que debe haber una manera de “agarrar por el cuello” a los que resulten elegidos como diputados, para obligarles a hacer lo que el colectivo requiere, y no lo que ellos o sus “sponsors” quieran.
Voten con cabeza fría; voten pensando en nuestros hijos. Yo no podré hacerlo, porque el CNE me mató; soy uno de esos que ahora aparecen fallecidos, luego de votar en más de una ocasión en el pasado. Algún día dichas autoridades se dignarán a “revivirme”, con la documentación que les entregué. Algún día ese mismo CNE se dignará a realizar un TOTALMENTE NUEVO REGISTRO ELECTORAL PERMANENTE, que deje a un lado la terrible suspicacia que genera el actual lleno de errores, extranjeros con derecho a voto, doble registrados y demás aberraciones que no permiten nunca creer íntegramente en sus resultados. Dinero ha habido, y habrá, para hacerlo nuevo. Todo lo demás son excusas miserables para mantener la actual estructura cuarta republicana de manejo de poder y resultados, intacta. El presidente lo sabe.
Bien, quizás en términos civilizados, en términos de una sociedad que aspira a hacerse mejor, tomar por el cuello no sea la mejor opción. Piensen todo esto mientras meditan a quien eligen el día que se den esas elecciones, y como haremos que el imperio de la ley, el de la constitución, se cumpla, sin interpretaciones traídas de los pelos, y sólo favorables al colectivo.
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