Esta doctrina de la que les hablo, implica un compromiso profundo, sin mas postergaciones ni excusas, y que no vaya mas allá por cierto, de la constitución venezolana y sus leyes, sólo pretendiendo definir en forma y duración, la estrategia nacional de desarrollo integral. Perdonen que aproveche este momento para recordarles nuevamente aquello que el desarrollo endógeno no existe, -pues estaría estableciendo la existencia de un desarrollo “exógeno”- (lo contrario), y sabemos que eso sería justamente hablar del desarrollo de otros países, que a su vez tampoco podrían haberse desarrollado de manera exógena. Un circulo vicioso inútil como ven, y una manera peligrosa de cambiarle el sentido a lo que mal venia siendo, con lo cual se asume el riesgo de mantener las fallas ahora “maquilladas” con otros nombres; en otras palabras, el desarrollo endógeno en un sin sentido, refiriéndose meramente a un sinónimo del desarrollo interno y nacional, que por cierto, sólo puede depender de nuestra propia inversión, de nuestra propia inventiva y de nuestra propio control y planificación.
Olvídense de que algún país va a invertir un sólo dólar en nuestra nación si no esta suficientemente convencido o seguro de que por lo menos, se llevará 50 o 100 dólares de ganancia por cada uno traído. Sólo nuestras dadivas al exterior son hechas sin esperar más que retribuciones políticas. ¡Buenos negociantes que somos!
Volvamos a la estrategia: esta sin duda debe tener un buen nombre y un “decálogo” de acciones y motivaciones sumamente claro y sencillo, comprensible por todos. Solo así puede inmiscuirse a la población completa. Los niños deberán entenderla con claridad, llegados a la culminación de sus estudios primarios; ello se asegura sin dogmatizaciones, simplemente enseñándoles la carta básica de la venezolanidad: la constitución. Ya lo hemos comentado. Una clara exposición a los conceptos de honor, ética, Dios y justicia, hará de ellos seres capaces de decidir por si mismos, ofreciéndoles a la mayoría de ellos la posibilidad de ir rompiendo en etapas mas breves y seguidas, las cadenas de los vicios presentes.
¿Que debe incluir ese decálogo, independientemente de como lo llevemos a la practica?; cosas obvias algunas, repetidas otras (recuerden varias entradas anteriores en el blog), pero impostergables todas. Sirva lo siguiente como guía ilustrativa de lo que creo, debe suscribir (el orden numérico es irrelevante):
1.-Que no podemos hacer nada fuera de la constitución y la venezolanidad manifiesta en ella, y que por tanto, nuestra máxima meta es el bienestar colectivo mediante los mas altos valores individuales del hombre/mujer de Venezuela: Dios, amor, honor bolivariano, verdad libertaria y justicia nacional.
2.-Que no puede gastarse dos Bolívares y prestar otro adicional, si no se tiene mas que un Bolívar disponible para pagar. Debido a nuestros abundantes ingresos petroleros, será este el único proveedor de “crédito” para nuestros planes nacionales de desarrollo, sin que ello signifique bajo ningún termino convencional, gastar más de la mitad de dicho ingreso en ello, guardando el resto para posibles etapas sucesivas o extraordinarias.
3.-Que sólo el gasto social racionalmente necesario y el de desarrollo técnico industrial nacional, puede justificar inversión sin ganancia monetaria neta, a condición de que no viole el segundo postulado. Con ello se ejercerá la verdadera soberanía alimentaría, medica, electrónica y metalmecánica básica, estimulando y propiciando el diseño y la producción nacional autóctona, con el consecuente fortalecimiento de la autoestima como nación.
4.-Que únicamente al satisfacerse los cuatro pilares básicos de la estabilidad socio familiar (salud, educación, seguridad laboral y jurídica) , se podrá pensar en invertir u obsequiar recursos en el extranjero, fuera de los acuerdos legalmente ya suscritos por la nación, y tomados en cuenta por la misma constitución.
5.-Que cada hombre o mujer relacionado con la administración pública, responsable de una o más penurias colectivas o individuales en nuestro territorio, una vez debidamente juzgado, se le registrará públicamente su acción e identidad, para nunca ser olvidada, , y ello en memoria de cada desposeído que por culpa de estos infractores, no pudo prosperar en su momento, o por cada niño, adulto o anciano afectado o muerto debido a los recursos faltantes, robados o dilapidados por el infractor(es) mencionado(os), a la hora que necesitó de atención. El perfil de vida durante el trabajo en la administración del estado, de cada funcionario electo o contratado para ello, también será de dominio y consulta publica, sin fecha de caducidad para su disponibilidad. Nadie puede excusar su culpa tras el velo del olvido nacional.
6.-Nadie podrá pasar necesidad en los cuatro pilares básicos, al estar amparada ésta por los derechos humanos suscritos por la nación, para lo cual también el estado asistirá y garantizará la manera en que esa persona asistida pueda compensar al colectivo, mediante su voluntario y valioso aporte laboral.
7.- Que ante la injusticia y culpabilidad del colectivo en el manejo de la nación durante las últimas 7 décadas, una gran etapa de amnistía nacional será aplicada, exceptuando a aquellos cuyas acciones implicaran la muerte comprobada y premeditada de otros, o la dilapidación de extraordinarios recursos económicos. En ningún caso implicará el no registro y/o publicación de las consecuencias de cada acto en el que estuviesen involucrados, así como su identidad, como parte de la necesaria historia a divulgar y mantener.
8.-Todo menor de 18 estudiará así trabaje, y todo mayor de 18 trabajará así estudie, salvo los casos excepcionales establecidos por las leyes.
9.-Los trabajos relacionados a las labores de Medicina, policía/defensa, educación y judiciales, relacionados a su vez estratégicamente con los cuatro pilares mencionados, serán los mejores remunerados, fiscalizados y reconocidos, mientras dure el proceso de estabilización nacional.
Todo individuo tomado prestado para la administración publica, se le garantizará su reinserción exitosa al campo no político nacional, una vez terminada su función, a fin de evitarle “tentaciones de hurto y corrupción” durante su labor publica. Su disponibilidad a la orden de los consejos nacionales de asesoramiento a crear en el futuro, será una de las recompensas para algunos de los mas destacados individuos observados en estas y otras disciplinas fundamentales de la sociedad venezolana.
10.-Ningún cambio constitucional tendrá efecto hasta el siguiente periodo de gobierno, donde su influencia sobre los proponentes no sea mayor que para el resto de la población.
No creo que sea demasiado por hacer; tampoco creo necesario buscar a un experto en leyes o en dogmas para que sólo lo haga más complicado, rebuscado y difícil de aplicar. Me parece que nunca prosperaremos ni arrancaremos si no nos imponemos un mínimo de guías básicas capaces de ser asimiladas y ejecutadas por todos, pues benefician a todos por igual. No deben ser más de 10 directrices por cada paso nacional dado. Simple y crudo; sencillo e inevitable, sin atajos posibles. Si no lo creen, sigan esperando por el necio y soñador que en verdad se crea el paladín de la justicia, ungido por los mismísimos cielos para levantar al país de la torpe inocencia.
Los tiempos e ideas de ver a un hijo de Dios, redentor y guía de los pueblos políticos quedaron atrás hace mas de 2000 años (exceptuando a los israelíes, claro); todo lo demás, solo han sido gritos histéricos de egocéntricos que han llevado casi siempre a los pueblos a los precipicios de la locura o del tiempo mal invertido, pues al final, deben comenzar otra vez. Revisen la historia por favor. No seamos como aquel que se divorcia y luego espera en su próxima relación sentimental, -ahora si-, a la “pareja idílica”; a su “alma gemela”. Mucha gente necesita aún de un Pérez Jiménez, o de un Carlos Andrés Pérez, y aún de otro Hugo Chávez Frías. Decidan en que grupo estarán ustedes.
Si persisten en hacer eso, nos alejaremos indefectiblemente de llevar en el espíritu un solo principio doctrinario colectivo, de crecimiento libre, y no tendremos en cambio, nada de valor que contarles a nuestros hijos, aunque eso si, mucho que justificarles.
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