Me veo tentado a tocar nuevamente el tema a raíz de esta reciente excarcelación, porque lo considero importante de cara a las elecciones que en dos años se darán; concatenemos éste con la entrada anterior sobre la sucesión del proceso, y veamos los resultados:
Recordarán que el asunto debemos verlo desde tres perspectivas como mínimo: primero desde el ángulo histórico; segundo, desde el ángulo de la venezolanidad, y tercero, desde el ángulo de los resultados obtenidos en el presente periodo de gobierno chavista (denominémoslo así para facilitar su análisis).
Cómo lo hemos tocado anteriormente, resumámoslo así:
1.- Histórico: Los mismos políticos que ahora dicen que cualquiera lo haría mejor que Chávez, son exactamente los mismos que estuvieron durante décadas en la escena política, liderando el proceso o llegando incluso a ser candidatos cuartorepublicanos a la presidencia. Fueron diputados, senadores, gobernadores, alcaldes, y con todo ese poder, no lograron, -por no decir quizás que no quisieron o no se interesaron-, enmendar la terrible injusticia y desorden esencialmente nacional que se tragaba al país.
¿Ahora si pueden hacerlo mejor?
¿No será que esta experiencia chavista les abrió los ojos en algún sentido aleccionador?
¿Se les podrá creer?; ¿Podremos arriesgarnos a que los mismos del pasado vuelvan?
…Ciertamente no es fácil, ¿No?
2.- Venezolanidad: Esa es en mi opinión, -y lo saben-, el fundamento de nuestros problemas; la falta de cohesión como nación, fundada sobre los valores comunes que necesariamente deben estar por encima de nosotros mismos, pues deben proyectarse hacia nuestra descendencia.
Con la nación dejándose llevar por los remeros antagonistas que reman en sentido contrario en el mismo bote, la dirigencia política, y los aspirantes a ésta, se lanzan sin cesar los mortales cuchillos que solo dejan al desnudo, sus limitaciones para efectivamente, gobernar como administradores de nuestras riquezas, y garantes de nuestra prosperidad.
El establecimiento de la “doctrina venezolana” es elemental. Cualquier viso extranjero, importado, fuera de contexto e ideologizante, supondrá dar al traste con cualquier esfuerzo en este sentido. Nuestra constitución ya contempla los preceptos básicos de la carta de la ONU; los elementos bolivarianos han de inspirar la honestidad por encima de todo, y la creencia en un Dios, la garantía final de buen camino.
3.- Resultados del gobierno de Chávez: Esto es lo más difícil de analizar, manteniéndose ecuánime y por encima de todo, venezolano.
Quiero iniciar esto haciendo unas preguntas:
¿6 años después de un intento de golpe de estado (1992), sin que nadie lograra rectificar el camino que lo propició, existía realmente una opción al triunfo de Hugo Chávez (1998)?
¿Durante los 12 años que lleva ya en el poder (1998-2010), ha existido alguna alternativa democrática capaz de mostrar y ejecutar con contundencia o éxito un plan de gobierno superior, en algún nivel?
Es un hecho histórico que toda empresa humana puede ser mejorada; no hay dudas. La gobernabilidad (*), la nacionalidad (*) y la venezolanidad (*) como tal, todas ellas están abiertas a una profundización y a una aplicación-accionar total, que no pasa únicamente por el simple gesto de manifestarlo verbalmente, aunque ciertamente se comienza por allí.
El siguiente paso a dar en nuestro país constituye esa triada (*). Solo con ella podremos fundamentar las cuatro bases sociales de las que hemos hablado. El impulso de la economía será consecuencia directa de esto, y no al revés: (Del griego oikonomos, que significa administración del hogar: oikos significa "hogar" y nemein, "administración") La próxima entrada del blog si será en donde profundice sobre una opción para desarrollar el país en términos económicos y tecnoindustriales.
Volviendo a las preguntas que formulaba, ¿Tienen la respuesta ya?
Bueno, la primera pregunta quizás la respondieron con un… “no existía opción clara; las peleas políticas de los reductos de la vieja democracia no atinaban a unificarse y sacrificar sus prebendas”
También podrían decir: “los candidatos de la época fueron todos divididos, uniéndose por conveniencia patéticamente solo al final, cuando todo estaba perdido”
El hecho irreducible fue la perdida de seis años enteros donde mucho se pudo hacer, y poco se materializo; las palabras sensatas cayeron en oídos sordos, y las acciones inmediatas a tomar, quedaron archivadas por el riesgo a la nueva Venezuela que suponían. Nadie atino; nadie lo logró. Las cartas estaban echadas: un cambio, aunque fuera aparentemente radical, era necesario.
La segunda pregunta, podrían responderla así: “¡claro que se ha logrado!; el problema es que no han dejado que los opositores lleguen al poder”. Si es así la respuesta, mejor siguen aguardando.
Mientras, escuchemos otra posible respuesta: “…No; no se ha logrado concretar una alternativa democrática, pues los elementos estructurales básicos, la constitución y la venezolanidad, han sido selectivamente manipulados a conveniencia del alcance de la visión de los actores politiqueros del momento”
Ante este escenario, las realidades se hacen patentes: miles de esperanzas sin escuchar; herramientas de crecimiento sin utilizar; dogmas en desuso y engavetados, vueltos a sacar buscando en ellos lo que nunca dieron, y lo mas perturbador: una nación que esta detenida en su venezolanidad, a la espera no de un cambio, sino de un despertar colectivo.
Entonces, y parafraseando a Álvarez Paz: “¿Aquí hay muchos hombres (y no tengo prurito en incluirme, -dice Álvarez-) que serían infinitamente mejores presidentes que Hugo Chávez?”.
Como el tiempo no puede retrocederse, tengo que decir que no importa si algún hombre lo pudo hacer mejor. Si alguno dice que lo puede hacer mejor, tendrá que demostrarlo de alguna manera constitucional, ética, venezolana y muy elocuente de aquí al 2012, insisto, sin caer en ilegalidades o estupideces propias de aquellos que se saben ajenos a la razón. Todo lo demás será únicamente un pavoneo, una alharaca de quien se sabe perdido o sin oportunidad. Lo relevante hoy es establecer que se hizo bien, y que se hizo mal, para con mucho sentido común, humildad y noción intensa de país, aplicar únicamente los correctivos necesarios, para no hacer borrón y cuenta nueva o refundar épicamente algo; únicamente para mejorar aquello que nos aproxime a esa venezolanidad que sentimos dentro de nosotros; que nos aproxime a esa verdad divina donde el amor y la justicia sean quienes preponderen sobre el todo, iluminando no a un líder, ni aun sector, sino a la constitución, y sus leyes, funcionando estas cabalmente en pos de un colectivo exitoso, enmarcados por voluntad propia en una nación llamada Venezuela.
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