Pero la realidad es otra; por todo el país, cientos de centros de acopio, y decenas de teletones y potazos, comienzan a realizarse a fin de recolectar alimentos, artículos de limpieza y otros materiales necesarios para hacer de la vida de quienes han tenido que salir de sus casas por las fuertes lluvias para las cuales nadie supo prever pese a todas las experiencias acumuladas en Venezuela.
Ante el esfuerzo de ciudadanos cuyo único interés es el de la solidaridad que tanto hemos visto en nuestra patria, mediante la donación y hasta el sacrificio de un paquete de harina para hacérselos llegar a los necesitados por las circunstancias, el recuerdo de miles de toneladas de comida y medicinas perdidas en decenas de depósitos por toda la geografía nacional, no vienen más que a perturbar y hacernos preguntar, ¿Por qué ocurrió?.
No se trata de seguir mascando la misma calamidad una y otra vez; se trata de la indignación que produce el saber que el asunto quedo impune, sin responsables, como si nada hubiera pasado. Un tecnicismo nada más. Nada fuera de las estadísticas, diría algún caradura político o burócrata.
Los venezolanos no pueden ser acusados de mascar la misma piedra una y otra vez, pero eso si, ¡reconocemos que mascamos siempre las piedras del mismo saco!
Es por eso que ahora el ciudadano presidente de la republica desea una nueva ley habilitante: Quizás no debamos verla como una demostración conveniente y política para uno u otro fin, no necesariamente apegado al problema hidrico vigente en si, pues quizás solo sea un aspecto de la “habilidad” presidencial para tomar como suyas las atribuciones de toda una administración de estado y llevarlas finalmente “a medio” efecto, como si de un general encabezando una gran batalla imaginaría se tratara, aunque en realidad, termine siendo para que nos demos cuenta que toda la estructura legal del país, toda la infraestructura administrativa y todos los recursos de los últimos 10 años, no han servido para enfrentar con planificación y preparación, esta situación climatológica, sin que para colmo, una legión de aprovechadores, vividores y estafadores, no salgan con las manos llenas, como operadores de intereses económicos “pseudo burgueses”, “boliburgueses” y extranjeros.
La misma estupidez de siempre al final. Insistimos en ese camino que desgasta.
Yo humildemente les digo que me daría vergüenza andar en un camioncito del ejército, siendo presidente de la republica, mientras voy rodando por toda Venezuela, observando hoy las consecuencias de lo que pude hacer y no supe planificar o menos aún, ejecutar desde mi toma de poder en la década de los 90.
¿Saben?, nuestra situación es un poco como vivir en un gran hueco, a donde un tubo deja caer agua sin control; en vez de estudiar, aprender y planificar como cerrar ese tubo, nosotros nos dedicamos a vender petróleo y comprar esponjas en el extranjero, para absorber el agua que eventualmente, nos llegará al cuello y amenazará con ahogarnos a todos.
Si nos descuidamos, PDVAL quedará tan impune como la misma negligencia que hace que las aguas nos inunden ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario