Habrán notado que la información publicada en varias oportunidades por esta organización, ha levantado nubes de polvo sobre temas calificados muchas veces como tabúes por algunos medios nacionales e internacionales. Los secretos en torno a los comentarios y estrategias que aparentemente, funcionarios y gobierno de EEUU y de otras naciones han mantenido, creando respuestas variadas, trampas comunicacionales y silencios de parte y parte.
Dejando a un lado si la información que esta organización recabó es cierta o no, o que la consiguiese por métodos éticos o no, o incluso que si sus intensiones al publicarlas fueran correctas o si por el contrario, enmascararan otras mas oscuras, y apartando igualmente la escasa reacción norteamericana, como la de aquellos que se dan por aludidos, pensemos, -sin menospreciar para nada la labor de estas personas que pueden incluso estar arriesgando la vida-, pensemos en realidad en el grado de necesidad que teníamos de ver estas cosas publicadas para reconocer que en los actos y las omisiones de las partes involucradas en la diplomacia internacional, todo esto es posible.
En esto último quería detenerme, porque guarda relación con lo que tanto hemos hablado, y de lo que por cierto, ustedes al meditarlo, observan a diario.
En definitiva, considero que el asunto podemos comenzarlo a abordar con una pregunta simple:
¿Necesitábamos que WikiLeaks nos dijera que el cielo de día es azul para hacerle caso a nuestros ojos?
Yo creo que no. Lo que ellos dicen sobre algunos personajes políticos, o sobre los abusos cometidos por cualquier organización civil o militar, no es nada que no pensáramos que en efecto, había pasado ya. Hay que estar claro en qué muy inocente habría que ser para suponer que tras un apretón de manos o un abrazo entre presidentes, -como por ejemplo, luego de un episodio agrio entre dos naciones-, en privado cualquiera de las partes no despreciara y se burlara de la otra. Casi tonto hay que ser para no imaginar que durante la invasión de Irak por parte de la coalición que manipuló y finalmente ignoró a la ONU, -por citar un caso-, más de un civil o un prisionero no fue torturado, violado o asesinado, por cualquiera de las partes que controlan ahora la situación allá.
¿EEUU piensa que Chávez tiene problemas de cualquier índole, o que los cubanos nos están infiltrando aquí hasta la medula?; bueno, pero acaso: ¿cualquiera podría decir que eso no le ha pasado por la cabeza alguna vez? No son cosas de irrespeto, sino de simple apreciación personal, a veces en broma, a veces con ironía y preocupación, pero apreciación personal en todo caso, que no trasciende, al igual que como en el caso de los funcionarios diplomáticos y políticos involucrados, carteándose entre ellos en supuesta discreción.
Creo que cuando mas, WikiLeaks solo está poniendo en el tapete internacional diplomático, aquello que siempre hemos sabido: Que la diplomacia en sí misma puede que sea la hipocresía academizada, y que los hombres aun no saben sentarse cara a cara a dirimir un problema, reconociendo de antemano que uno de los dos como mínimo, estuvo equivocado, que procedió incorrectamente, y que debe asumir por ello algunas consecuencias, al tiempo que la otra parte decide dejar atrás lo pasado en vista del reconocimiento hecho por el otro.
Cosas de la naturaleza humana
Creo que debemos moderar nuestro entusiasmo por las cosas al conocerlas: El gobierno se precipitó a reconocer y respaldar a WikiLeaks porque quizás vio en ello una herramienta para atacar al enemigo externo al que le achacamos nuestros problemas, para luego guardar silencio al momento en que de la misma fuente de información anterior, dan supuesta fe de la penetración cubana en el país.
Hay trampas en que solo los tontos, por incapaces, caen.
WikiLeaks es quizás una buena intención para hacer de éste un mundo mejor; sin embargo, no nos hagamos los sorprendidos con cosas que sabemos, ocurren a diario en Venezuela y en el mundo. No podemos hacernos los locos, como cuando de tanto verlo en la calle justificamos con nuestra tolerancia lo injustificable: Seres humanos de todas las edades y condiciones, sufriendo ante la “mala suerte” de no ser considerados por el sistema republicano que sin mucho esfuerzo por mejorarlo constitucionalmente y ningún sacrificio en ese sentido, seguimos.
Quizás en nuestro país no veamos mutilados a machetazos y hambrunas como en áfrica, o suicidios y masacrados por bombas como en el medio oriente,o el mal disimulado racismo en los EUA, pero no por ello, deja de existir la hipocresía que nos hace seguir adelante esquivando a la miseria humana, con la misma naturalidad que le sacamos el cuerpo a un perro muerto en la calle.
Si WikiLeaks sirve para llamar la atención sobre ello, bienvenido sea, pero no olvidemos que esas cosas, ya las sabíamos.
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