Hace un tiempo hablamos de la bandera de nuestro país; lo hicimos cuando el gobierno decidió agregan una octava estrella para emular aquella decretada por el Libertador ante la aspiración de la provincia de Guayana de anexarse al territorio que conformaba Venezuela para ese momento. En ese entonces, las provincias de Coro y Maracaibo aún no se unían, aunque su importancia capital seria indiscutible para la identidad completa de la nueva republica, dado que a Coro llegó la primera inspiración libertadora y la primera bandera de manos de Miranda, y fue en Maracaibo y en su lago, donde de hecho, se selló la independencia de Venezuela con la batalla naval del lago. (Olviden aquella versión cuarta y quinta republicana que dice que se selló en Carabobo. Es falso: Aquello fue anterior a lo sucedido en Maracaibo, pero maximizado por el centralismo en detrimento de la provincia, como ocurre en la actualidad)
Ahora, se insiste en mantener el trabajo inconcluso de Bolívar en este sentido, devenido en error recurrente desde entonces, pudiendo definirlo como acto discriminatorio, con una bandera posiblemente anacrónica, excluyente de estas dos provincias tan maltratadas históricamente, y que han quedado fuera definitivamente de ese tricolor.
¿Que haremos?
¿Confeccionamos una nueva bandera para la urna, repitiendo el error?
¿Nos planteamos corregir este vacío histórico tan pronto sea posible?
¿Diseñaremos otra que las incluya?
La opción simple quizás comienza con estampar dos estrellas más, para llegar a diez, o bien, dejar una sola como muestra de unidad y equilibrio.
Por cierto, en el escudo que acompaña a dicho pabellón, la posición de la cabeza del caballo quizás no era por azar; parecía marchar hacia la derecha, pero su cabeza volteaba; es factible que el creador del escudo doblara la cabeza del animal para que su tamaño fuera mayor en el espacio correspondiente, pero también creo que algún calenturiento en el gobierno creyó que el caballo quería ir hacia la izquierda, donde dicen que está el futuro, pero, ¿y si quería ir hacia el centro, hacia el equilibrio? Ahora el pobre, más gordo, y de paso cansado por el peso de tanta burocracia que lo hace cabalgar sobre un camino lleno de lacerantes ramas corruptas, va en dirección errada. Insisto: ¿Y si quería cabalgar libre no hacia la izquierda o derecha, sino hacia el equilibrado futuro donde aguardan nuestros hijos?
Ustedes mediten y decidan. Otro acto de justicia aguarda por nuestro actuar. Mientras, los restos de Bolívar estarán cobijados con una bandera tejida sólo por afectos al gobierno y que quizás, no representa del Libertador, su sueño principal: La unión y la libertad en una tierra de paz.
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