Todos lo hemos visto: Muchas veces una conversión amena y amistosa, entre familiares, termina abruptamente cuando entra el tema político.
¡Sin dialogo no hay nada que hacer!
Si dos posturas no son capaces de ceder en algo cada una, a fin de llegar a un acuerdo, dejando para una segunda etapa la resolución de los detalles obviados, que a su vez serán discutidos de igual manera, que estamos haciendo entonces?
Hace esto en su familia?. Los levantó (a los hijos), siguiendo todos unas reglas claras, conciliadoras y tolerantes, o instauró una dictadura en su hogar, donde Ud "dicta" esto y "dicta" aquello y aplica las reglas solo a discreción y conveniencia?. Bueno, así ha sido en este país donde vivimos, durante mucho tiempo.
Como siempre, afirmamos que nada está perdido. Debemos corregir y mejorar; no estrellarnos y lamentar.
Otra vez nos encontramos con el gran muro de la verdad: Tenemos que aprender a dejar de pensar en lo que vamos a contestar para "aplastar" al otro, ¡mientras que esa persona nos explica su punto de vista, porque no ha terminado de hablar siquiera!.
Hay que reconocer que es mas fácil partir en un dialogo, de los puntos comunes que se tengas con el otro; así es posible luego, ya con un lenguaje común, abordar los puntos mas "delicados".
¡Hay que estar dispuesto a reconocer que debe haber un punto en común!
¿No es así que sentimos, debemos hacerse en nuestra propia familia?
¿No es acaso, mas fácil esto de hacer cuando la estabilidad esta garantizada por esas cuatro patas?
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