“Les digo que el panorama no es alentador en manos de los políticos de la política reinante: Quieren negociar la transición del poder a largo plazo, tan suavemente, que en realidad ninguno de ellos pierda la impunidad con que han reinado sobre nosotros, a expensas de nuestra aún omnipresente y parasitaria incapacidad para ser una sociedad, un pueblo, y arrebatarles la risa del rostro a punta de justicia bien administrada.”
Así terminaba la entrada pasada del blog; con esa misma intención que describo allí, se darán las nuevas-viejas-mismas negociaciones entre venezolanos que aunque parecen opositores unos de otros, la realidad es que se complementan y retroalimentan en esta sádica relación que pretende perpetuar la manera de hacer política en el país, y lo vemos tan solo con valorar el panorama a partir de los personajes que en el escenario y tras bambalinas, protagonizan el nuevo-viejo-mismo encuentro.
Les voy a decir algo: Gran parte de estas cosas pasan, porque nos hemos acostumbrado a que "está bien" esa imagen del político que no cambia, de como si se tratase de una “marca registrada” invaluable tal y como está, como si fuera a permanecer inmutable en el tiempo para nuestro beneficio, y eso que aun frente a nuestras narices, ese mismo político no dude en degradarse en todo valor humano digno, conforme su desvergüenza y descaro crecen con el paso del tiempo a la hora de gestionar una y otra vez el poder a su favor.
Es lo que tenemos con esta nueva etapa de la “negociación”: Ante todo, a unos EEUU demostrando su filosofía pragmática: que a los pueblos se les inmola en la fogata del altar del dios que convenga en el momento a sus propios intereses; luego tenemos a una oposición que sigue sin tener NADA real con qué negociar la restitución de una Venezuela republicana fundada sobre valores dignos, y por ultimo, a un régimen dictatorial que se sabe inmune e impune mientras se mantengan unificados y en el poder que detentan sin rubor alguno.
Simplemente NO PUEDE SER que nos vayamos a tener que conformar con darle las “gracias” al régimen, (y de paso a los EEUU), por haber tenido (en un supuesto negado), la “nobleza y caridad” de haber “soltado” el poder, a favor de los personeros de la “oposición” para que estos hagan una transición “pacifica y democrática” en Venezuela. Eso sería más de lo mismo en el fondo, y se los pongo así: si ese escenario se cumpliera, seria para el país, lo que el gel es para un dildo a punto de entrar donde no quiere ser introducido. ¿Se entiende?.
Es un absurdo.
El oficialismo sabe que si renuevan y hacen transparente el registro electoral y el proceso eleccionario en si, con un cumplimiento estricto de la ley, pierden buena parte del poder (*), como le pasó a AD y sus políticos tras el triunfo de Hugo Chávez, aunque un mal manejo por parte del “ganador” de turno, podría traerlos a la vida nuevamente, en ese interminable y vicioso circulo político autosustentado que permite el relevo de la “derecha” por la “izquierda” y viceversa, hasta el infinito.
(*): A la luz de las ingentes cantidades de dinero robado de las arcas del Estado, es claro que su protagonismo difícilmente cesará en los próximos años, a menos que seamos testigos de un ejercicio de la Justicia casi "utópico" para la mentalidad del venezolano predominante.
Disculpen la aspereza, pero entendamos que si se salen con la suya oficialismo y oposición, lo que quedará en Venezuela será el “alivio” incomodo e injusto que siente el que ha estado siendo ultrajado y sólo dejó de serlo porque el violador decidió por voluntad propia, "irse" de la casa, mientras la familia y los vecinos guardan silencio y se hacen los que no vieron nada.
Esa es la incomodidad que solapadamente nos está carcomiendo hoy en día, y que no cambiará hasta que tomemos la justicia en nuestras manos, y hagamos ejercicio de ella, como un solo pueblo mayoritariamente de acuerdo en algo.
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